jueves, 11 de agosto de 2011
Clara de Asís
La Porciúncula, en un valle que se extiende a los pies de Asís, ocupa un lugar capital en el nacimiento del franciscanismo. El crucifijo románico que la presidía, inspira a Francisco que debe reparar su Iglesia, con lo que se inicia su obra santificadora. En ella ocurre su conversión, en ella echa a andar de su mano la Orden Franciscana y , con Clara de Asís, la Orden de las Damas Pobres o clarisas. La noche del 18 al 19 de marzo del año 1211, Clara, apenas cumplidos los 17 años, escapa de la casa paterna, deja atrás la muralla, y a través de los campos boscosos, alcanza la Porciúncula. Clara venía tramando sigilosamente con Francisco su propósito de reclusión religiosa en el retiro de la Porciúncula. Había tomado parte ese día en la celebración del domingo de Ramos, con su familia, en la iglesia catedral, con toda naturalidad. Llegada la noche, pune manos a la obra. La ceremonia de conversión de dama noble en dama pobre fue breve y emotiva. Francisco le corta los largos cabellos y le viste un hábito marrón de penitencia. Acompañada luego por unos hermanos, la envía al monasterio de benedictinas de san Pablo de las abadesas, en Bastia Umbra. De nada sirvieron los intentos desesperados del padre por recuperarla, desafiando la protección eclesial, sino que aún se le agrega una hermana, Catalina, que cambiaría su nombre por el de Inés, para lo que hubo de desafiar los esfuerzos de su tío por desbaratar su proyecto. Juntas, habitarían después, por encargo de Francisco, el recinto de San Damián. En un conventículo adjunto a la ermita de San Damián, viven Clara y sus monjas estrechísima pobreza, a donde aún se encontraría con sus otras dos hermanas Ortolana y Beatriz. En tanto, la Santa Sede se mostraba remisa en aprobar una forma de vida de tan extremada pobreza, considerada excesiva y rigurosa. Sólo con el tiempo, muy quebrada ya la salud de la santa, le llaga, en el lecho de muerte, la noticia gozosa de que su Regla ha sido aprobada. Ser dice que los santos no vienen solos. Clara, por ejemplo, nace a la sombra de Francisco. Dos santos de notabilísima elevación que llenan la espiritualidad de su siglo y crean una corriente de vida evangélica que ha sido determinante en la historia de la Iglesia. Hagamos lo posible por que su ejemplo cunda en nosotros, continuadores de su obra.
Divagación: Aviones hoy
Se habla de aviones supersónicos que, en altos estratos de la atmósfera, crucen de un continente a otro con vertiginosa velocidad. Las distancias se acortan de inverosímil manera, y quizás hasta estemos saturando los cielos con una intrincada red de aeronave. Los cielos ribereños se extienden hasta el área cercana de un aeropuerto valenciano, lo que explica que un nutrido número de aviones crucen, día y noche, en todas direcciones, dejando tras de sí finas líneas de vapor blanco, que simulan trazos de una tiza colosal que escribiera en la ilimitada pizarra azul del cielo. La considerable altura que alcanzan esas naves es tal, que la vista no consigue percibirlas. Están, pero no se ven, y uno se admira de que en esos puntos inapreciables quepa tanto viajero y que sea tanta la seguridad lograda por la técnica aeronáutica. ¿Que queda de los dudosos titubeos de los hermanos Wright?
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