miércoles, 4 de enero de 2012
Venid y veréis
Para conocer las cosas de Cristo hay que ir a él. Venid y lo veréis, dice Jesús.
Juan y Andrés son los primeros discípulos de Jesús que, a indicaciones del Bautista, van a él. No sabemos dónde vivía Jesús, pero sí el impacto que deja en ellos, cuando no tardan en ir a comunicrles a sus respectivos hermanos que han estado con el mesías.
Rastrear el camino que va a dar con Cristo, puede tener sus primeros indicios en las palabras indicativas de quien ya sabe algo de él. La fe entonces nos llega mediante la escucha: fides ex auditu, que decía san Pablo. Y de ahí nuestra obligación de dar a conocer el evangelio de Jesús. Juan comunica a sus discípulos quien es Cristo, ellos a sus familiares, y se crea una cadena.
No dudemos nosotros de hablar de él si queremos que los demás no lo ignoren.
Reflexión: Año nuevo, vida nueva
Un año más que hay que añadir a la cuenta particular del tiempo que Dios tiene asignada a cada uno. Un año más o un año menos, según se mire y hacia donde se mire, al pasado desde la añoranza a al porvenir, esperanzados siempre. Un año más que hay que sumar a los ya transcurridos y han venido haciéndonos, y un año menos que hay que restar a los que cabe vivir todavía, desde el pesimismo.
Cuando se es joven, no hay agobio alguno en cumplir años; ya que el joven vive el presente ajeno a todo lo demás; cuando se ha entrado en una edad provecta, hay que dar gracias a Dios con comedida alegría, por administrarnos con larga mano ese bien escaso que es ya el tiempo. Suele ocurrir que sea la salud de que disfrutamos o los achaques que dificultan vivir con normalidad, las claves con que medimos la bondad o desgaste del tiempo subjetivo en el que los años nos instalan. A unos les permite vivir con espiritual acomodo; a otros les patentiza las incomodidades de la vejez.
Vivir con Dios tiene siempre la ventaja de sentirse a la sombra de quien es el dueño de la eternidad que desde algún momento compartiremos con él.
En todo caso, hay que mirar hacia delante, por donde nos llega joven y juguetón un año nuevo. Los árboles mueren un poco cada invierno, para renacer otra vez jóvenes con la primavera. Hacia ella vamos desde hoy también nosotros, gracias a la longanimidad de Dios, que nos quiere felizmente nuevos siempre.
Rincón poético
HA VENIDO SOLO
Ha venido Dios
y ha venido solo.
¿Quedará contento
de estar con nosotros?
No sé si sabrá
que hay hombres malvados.
Dicen que, por eso,
viene él a salvarlos.
A salvarlos viene.
¡Difícil empeño!
Con lo fácil que es
salvar a los buenos.
Ojalá que acierte.
Muchos no querrán
escucharle, porque
tira mucho el mal.
Tal vez se dé cuenta
que es mucho mejor
salvarnos a todos,
no a uno ni a dos.
Para tal empresa
ha venido solo.
¿Quedará contento
de estar con nosotros?
(De Poemas para andar por casa)
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