miércoles, 4 de abril de 2012
La traición
Lo más repugnante y triste del traidor es que vende a quien le distingue con su amistad y le quiere. Se comprende que sea este gesto ingrato lo que más duela a la persona traicionada. No pudo ser otro el motivo de la angustia que el evangelio de hoy le atribuye a Jesús. Y es esto lo que debemos considerar con detenimiento los que sabemos hasta qué punto nos ha amado y nos ama Jesús, a quien en definitiva nuestros pecados traicionan.
Somos parte del Reino de Dios, lo que significa que estimamos en lo que vale la verdad y el bien. Romper esos vínculos que nos atan al Reino de Cristo, es romper con Dios, ¿a cambio de qué? A cambio de ir atolondrados tras nuestros ídolos más mezquinos, nuestros dioses menores, como son el dinero, el amor propio, el fanatismo, la soberbia, el sexo, las drogas.
Poco sabe quien cambia a Dios por otra cosa, sea la que fuere. Sobre todo, cuando, al final, nadie puede eximirse de ir a parar a sus manos, para bien o para mal, y el caso es que en las nuestras está escoger a tiempo lo mejor o lo peor. Es triste que perdamos el tiempo tontamente en lo que nada vale.
Reflexión: Diccionario de sinónimos
Estoy seguro de que hay una mayoría de personas a quienes un diccionario de tal cariz no les importa lo más mínimo. Al poeta, en cambio, a quien no siempre le cuadra la medida exacta del verso, sustituir una palabra por otra, e incluso una frase entera por otra, es un recurso de los más socorrido. Un buen diccionario de sinónimos puede surtirle de palabras afines a la que el recuento de sílabas excluye, al propio tiempo que el recuerdo de palabras conocidas pero que el uso propio no suele incorporar a sus composiciones, vendría a enriquecer el acervo del léxico que su memoria le suministra de manera habitual. Al fin, los libros son para usarlos, no para ornamentar muebles.
Rincón poético
MORIR CON CRISTO
Cristo se está muriendo
delante de ti mismo.
Tus manos lo clavaron;
tu corazón innoble fue el martillo.
La lanza del costado
fue el desamor con que le has mal herido.
Cristo se está muriendo.
Aprende a morir bien. Él fue quien dijo:
Quien por mi muere, vive para siempre.
Tu muerte es el principio.
La muerte es inminente.
Hoy, mañana y ayer, todo es lo mismo.
Se muere cada día
al final del camino.
no importa si has vivido largamente,
Importa si has vivido,
si has sembrado en la mano de los otros
tu pan y tu racimo.
La cruz no es el final;
es el principio.
(De Invitación al gozo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario