lunes, 12 de noviembre de 2012
El perdón
Jesús venía enseñando que Dios nos había entregado a su Hijo por amor, para salvarnos; y el mejor modo de venerar ese sentimiento divino es coincidir con él en ese mismo amor a los demás.
Aceptamos como él amar a los demás, pero hasta cierto punto. Y es que no amamos de verdad al prójimo si nos resistimos a perdonarlo.
La ley de Cristo es equulibrada, porque si nos mostramos remisos en ser indulgentes para con los demás, nos exponemos a que Dios haga lo propio con nosotros. Hagamos lo posible por tener a Dios siempre cercano, siempre propicio.
Reflexión: Ante el desastre
Los americanos, no sé si con buen o mal humor, le ponen nombres femeninos a los huracanes que de vez en cuando les arrasan el país. Nombres que a veces parecen cultivar la frivolidad. Con todo, si el hombre es poderoso, las fuerzas de la naturaleza lo son más. Se le puede poner una esclusa a un río revoltoso. ¿Pero quien se lo pone a una tifón encolerizado? El hombre es capaz de proezas como subir a la luna. Pero a un tifón exaltado y violento no hay modo de detenerlo o encauzarlo hacia donde no se lleve cincuenta vidas por delate. Y aún hay quien reniega de la humildad, subido a los estúpidos escalones de su propia altanería.
Rincón poético
LA FE DE MARÍA
La fe te hizo Madre.
Lo dijo Isabel.
La fe te hizo Madre;
tú sabes por qué.
Dios no se equivoca.
Nadie dude de él.
Sabe en todo trance
qué es lo que hay que hacer.
¿Qué vio Dios en ti
que todo lo ve?
Te vio humilde, pura,
te vio digna de él.
La fe te hizo Madre
de su Hijo; tu fe.
Lo sabe tu prima,
lo sabe José.
Lo sabemos todos.
Yo también lo sé.
(De Paseando mis sueños)
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