lunes, 14 de enero de 2013
Vida pública de Jesús
Los fariseos devotos creían que la llegada del Reino de Dios dependía de la fidelidad a la Ley, pero toleraban una evidente situación social injusta. A otros, como los saduceos, no les interesaba cambio alguno, ya que vivían desahogadamente.
Juan había predicado una conversión pensada como un nuevo éxodo penitencial al desierto. Jesús predica un cambio radical de vida de modo que el cambio comportaba creer en el evangelio, que es el anuncio de ese Reino que viene con él y que comporta la salvación del mundo.
Esta llamada a enderezar la propia vida, puede ajustarse al ciclo litúrgico que ahora comienza -el C del tiempo ordinario-, donde Jesús llama a sus primeros discípulos y asistimos a la predicación de una nueva enseñanza, un curso de espiritualidad, con valoraciones y puntos de vista cristianos sobre todas las cosas.
Reflexión
Buenos deseos
Fray Juan de los Ángeles en sus Diálogos del Amor de Dios, razona con un discípulo suyo llamado Deseoso.
Solemos desear lo mejor a los demás, en estos días aún jóvenes con que comenzamos un año nuevo. Es como pasar página, tachar un pasado inmediato con sus achaques de tiempo viejo y abrir una agenda nueva llena de posibilidades y propósitos renovadores. Únicamente quien formula proyectos de mejora está en vías de realización feliz. El desalentado que se considera desdeñoso y a la vuelta de todo, renuncia a toda aspiración. Él mismo se ha clavado el puñal del desengaño que lleva en la espalda.
Rincón poético
EL ARCO DEL VIOLÍN
El arco del violín dice palabras
que el diccionario ignora.
Una mano que lo agita,
una mano sutil, con delicada
modulación, experta en brisas.
Los gestos caligráficos
en el aire
de una batuta impulsan, como a un niño
que no supiera andar, paso tras paso,
el discurso flotante y cadencioso
que pronuncia el violín.
Lleva una golondrina entre los labios
el arco del violín, pausado a veces,
estremecido, tierno,
y otras frenético y exacerbado,
porque arrecia el empuje, el oleaje
de la orquesta rompiendo
en un cantil imaginario.
El violín, una rama enardecida
que encubre el azahar,
una espalda delgada y femenina
que pintara Dalí.
(De Tu luz nos haga ver la luz)
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