No esperemos a que, más allá del tiempo de que disponemos, nos abra Dios un postigo en un costado de su eternidad, para volver desesperados hacia atrás a poner en orden lo que dejamos a mangas por hombros. El tiempo es una riqueza que hay que saber invertir, para devolverle a Dios, que nos lo presta, las ganancias que hubiera podido devengar. Dios, espléndido en dar, es exigente y riguroso al momento de pesar el cúmulo de posibilidades desaprovechadas por nosotros. Que Dios nos dé cordura para saber y obrar con la necesaria sensibilidad hacia los demás.
Reflexión
Juan Bautista y Elías
El pueblo de no sabe qué pensar cuando un persona como Juan Bautista actúa como un profeta y resuelve sus dudas pensando que es Elías reencarnado

Rincón poético
DESDE MI VENTANA
Un rumor sordo roza los cristales
como si unos dedos sutiles
llamasen con temor a mi ventana.
Me asomo receloso; está lloviendo
con prisa, con vehemencia,
apasionadamente,
con apretado empeño.
Pienso en las manos dadivosas
de Dios, porque Dios llueve intensamente
sobre nosotros
la gracia de ser suyos,
limpios como la fronda de un enebro.
Llueve sin tregua, aparatosamente.
Llueve sobre el naranjo y el almendro,
sobre la arcilla enardecida
y el áspero rodeno,
sobre la tierra oscurecida,
sobre los charcos, repicando
con la baqueta de un mítico tambor.
Llueva sobre nosotros, empapados
de Dios, entumecidos,
porque es Dios quien está
lloviendo a cátaros.
(De El espejo de Dios)
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