domingo, 31 de octubre de 2010
José Benlliure interpreta a san Francisco
El afamado pintor valenciano José Benlliure ha dejado toda una galería de cuadros con que recorre, de trecho en trecho, la vida de Francisco, previamente documentado de los lugares asienses que el santo dejó ungidos de su santidad. Están resueltos la mayoría a la aguada, y no faltan escenas enriquecidas de color.
Contemplo ahora la lenta instantánea en que Francisco, ya mal herido por la enfermedad y atenazado por la debilidad, desciende del monte Alverna, una noche cerrada, montando un borriquillo. Un labriego vestido de su túnica verde, tira del ronzal, monte abajo, y hay un religioso, la capucha puesta y el manto a la espalda, que sujeta al santo no caiga de la montura. Cristo crucificado, radiante como un relámpago, les precede en lo alto entre resplandores, morados como el sufrimiento. Hay unos matorrales verdes limitando el fondo y el labriego, pértiga en mano, tantea cuidadoso el monte escarpado para no errar la senda. Ocres luminosos, marrones y verdes dan cuerpo al cuadro, resaltados por el azul oscuro del fondo. Nadie dice nada. Ese silencio eleva la tensión de la escena envolviendo al grupo.
En alabanza de Cristo. Amén.
sábado, 30 de octubre de 2010
La bondad es siempre bella
La belleza entraña proporción, entendiendo por proporción la armoniosa relación establecida entre las partes que componen un todo. La proporción está en la base del equilibrio. Se explica así que una de las calidades que entraña todo canon de belleza -sea la representación artística o el mismo motivo natural representado, cuando no el diseño imaginario de un motivo-, es la proporción de los elementos que entran en su composición, a lo que habría que añadir la delicadeza y el buen gusto en la realización artística.
Es la razón por la que unánimemente ha admirado siempre el hombre la noble estampa del caballo, esbelto y ejemplo natural de la ufana y bella proporcionado de un animal. Estático o en dinámica postura, su contemplación produce complacida admiración, esa vibración, leve “como el peso de paja de un suspiro”, de nuestros sentimientos más hondos y sinceros, fruto de una educación más o menos refinada y tranquila. Dígase otro tanto de la emoción callada y sutil que nos produce la gracia en la composición y armoniosa coloración con que un artista sublima una obra de arte. La estampa de la Sma. Trinidad, de Velázquez, se encuadra en la simplicidad de un triángulo invertido coronado en sus vértices superiores por el Padre y el Hijo coronando a María; que ocupa el vértice inferior, mirando la tierra, intercesora nuestra.
La contemplación suave y serena de la naturaleza y su acertada representación artística nos civiliza, porque los nobles sentimientos humanizan a nuestra especie. Es lo más cercano a la educación que imprime en la conducta la íntima vivencia del ideal evangélico. Si el uso equilibrado y original de la palabra engendra belleza, la identificación de la fe con la palabra de Dios puebla de gracia y alada bondad el ámbito más hondo de nuestra interioridad. Y no cabe duda de que la bondad es siempre bella.
viernes, 29 de octubre de 2010
La gracia de las cosas sencillas
Suelo complacerme en contemplar la naturaleza, siempre admirable y aun sorprendente, y de otro modo me admiran también las fotografías de calidad, que no la tienen precisamente porque reflejen cosas admirables, sino porque es admirable el tratamiento que hace el artista de cosas sencillas y desvaloradas, como a veces un árbol viejo y desnudo derribado por el tiempo, la simple sonrisa de un niño de ojos inmensos, un antiguo puente roto, una puerta desvencijada en un rincón cualquiera de un pueblo vacío, el agua que finge flecos de hielo en los labios de una fuente, el rostro avellanado de un viejo entristecido...
Amar las cosas sencillas es síntoma de refinamiento cordial. Aman las cosas sencillas los que aman la claridad y viven contentos con no llamar la atención o con casi nada. Un cristal lleno de huellas y pequeños hoyuelos, esmerilado, difícilmente deja pasar la luz. Amar la sencillez es un modo de verse reflejado en las cosas humildes. Lo complicado, lo confuso, lo intrincado y retorcido carecen de claridad. Por eso mismo, la verdad, como la luz, es sencilla. Una supuesta verdad abstrusa es un borrón. Y el agua, de la que san Francisco decía que es útil y humilde y preciosa y casta. Parangonando al salmo, podemos decir incluso que la sencillez y la elegancia se besan
Jesús elogiaba la predilección de Dios hacia sencillez de la gente llana y la instalaba en el ámbito de la divina sabiduría, por lo que san Francisco hizo de la sencillez el logotipo de su espiritualidad. ¡Bienaventurados los sencillos, porque tienen los ojos limpios y los prefiere Dios!
Amar las cosas sencillas es síntoma de refinamiento cordial. Aman las cosas sencillas los que aman la claridad y viven contentos con no llamar la atención o con casi nada. Un cristal lleno de huellas y pequeños hoyuelos, esmerilado, difícilmente deja pasar la luz. Amar la sencillez es un modo de verse reflejado en las cosas humildes. Lo complicado, lo confuso, lo intrincado y retorcido carecen de claridad. Por eso mismo, la verdad, como la luz, es sencilla. Una supuesta verdad abstrusa es un borrón. Y el agua, de la que san Francisco decía que es útil y humilde y preciosa y casta. Parangonando al salmo, podemos decir incluso que la sencillez y la elegancia se besan
Jesús elogiaba la predilección de Dios hacia sencillez de la gente llana y la instalaba en el ámbito de la divina sabiduría, por lo que san Francisco hizo de la sencillez el logotipo de su espiritualidad. ¡Bienaventurados los sencillos, porque tienen los ojos limpios y los prefiere Dios!
jueves, 28 de octubre de 2010
El espíritu de Asís: Paz y Bien
Jesús, en sus bienaventuranzas bendice a los mansos de corazón y a los que promueven la paz. Francisco de Asís, espejo de Cristo, inculcaba a sus seguidores el gesto fraterno de propiciar la paz entre la gente, incluso con el saludo evangélico de El Señor os dé la paz, a la manera de Cristo.
Fue Juan Pablo II quien dio en reunir en Asís a los jefes de todas las religiones, para implorar juntos a Dios el beneficio de la paz en bien de todo el mundo, a la sombra de Francisco de Asís. El santo enseñó a sus frailes a desear Paz y Bien a todos los hombres y llamaba fraternalmente hermanos a las criaturas todas.
Anualmente, el día 26 de octubre, en todas las iglesias franciscanas del mundo se renueva este propósito de invocar colectivamente a Dios y al santo de Asís para que digne favorecernos con un don, el de la paz, que un mundo agresivo no sabe ni pude dar y sólo la bondad del corazón conoce. Paz y Bien
miércoles, 27 de octubre de 2010
Paleta de tonos calientes
No es corriente que, en un amanecer otoñal barrido por un viento arisco que encauza el Guadalaviar, unos girones de nube extendidas hacia el oeste aparezcan enrojecidas, como si de un atardecer se tratase. Los días de viento, eso sí, se anuncian el día anterior con nubes como éstas. No deja de ser bella la estampa de esas nubes, sobre las que los álamos del río se alzan poblados de hoja amarillenta, desnudas ya las copas más altas, un oscuro enrejado vertical de finas ramas muertas.
Para quienes vivimos en las aledaños del río, los álamos nos dicen, como quien pinta el tiempo, las fases estacionales que, en su evolución, van tiñendo el curso del año de coloraciones sucesivas, características de los cambiantes aspectos que cobra el paisaje en sus momentos clave. Y los hay sorprendentes que suscitan la admiración. Como esta rara paleta de tonos calientes, precisamente en el amanecer de un día que no se nos anuncia cálido.
Para quienes vivimos en las aledaños del río, los álamos nos dicen, como quien pinta el tiempo, las fases estacionales que, en su evolución, van tiñendo el curso del año de coloraciones sucesivas, características de los cambiantes aspectos que cobra el paisaje en sus momentos clave. Y los hay sorprendentes que suscitan la admiración. Como esta rara paleta de tonos calientes, precisamente en el amanecer de un día que no se nos anuncia cálido.
martes, 26 de octubre de 2010
Nuevo despertar de la devoción a los santos
Portavoces muy cercanos al Vaticano constatan un nuevo resurgir de la devoción a los santos. El último concilio, con muy buen sentido, hizo hincapié en la centralidad de la eucaristía, como primordial fuente de gracia de toda vida cristiana, un tanto apagada por quienes de hecho, sobre valoraban la devoción a los santos, con menoscabo de tan alto sacramento. Al moverse el péndulo hacia lo fundamental, la devoción a los santos sufrió tintes de abandono.
Sin merma de lo uno y de lo otro, justipreciando cada cosa con la debida coherencia, es atinado admitir que la intercesión de los santos es un modo de vivir nuestra comunión con ellos. El cambio viene ahora propiciado por la canonización inusual de santos de Australia y Canadá, rompiendo la tendencia casi exclusiva de elevar a los altares a españoles, italianos, franceses o polacos ejemplares, que son legión.
Bien venida esta nueva perspectiva, que se instala en la obligación universal de ser santos como Dios es santo, que nos dice el Libro del Levítico, prescripción que nos concierne a todos por igual.
lunes, 25 de octubre de 2010
El esplendor del gótico
El gótico tiene a su favor el esplendor de la luz que vierten sus vidrieras ojivales, encendiendo el aire sagrado de la iglesia. La vidriera, además de tamizar y embellecer la luz, permiten el disfrute de las imágenes o escenas representadas en ellas, transfiguradas por el color transparente que las configura.
La esbeltez de la fabrica gótica y la luminosidad que la enaltece, son los motivos de su plena aceptación desde el siglo XIII, expulsando de las iglesias la pristina sobriedad del estilo románico, a veces con dolorosas sustituciones. Amplios y robustos estribos permitirán, desde comienzos del siglos XV, eliminar las naves laterales, para ceder más espacio a las iglesias unitarias de predicación de dominicos y franciscanos, de una sola nave, mucho más amplias.
Este es el caso que nos ocupa, evidente en nuestra Iglesia de San Francisco.
domingo, 24 de octubre de 2010
Responsabilidad por dejación
Ya ha llovido desde que Monseñor Montero, obispo que fue de Badajoz, pronunciara una frase digna de ser enmarcada: Todo lo grande se ha hecho sin obligación de hacerlo. No todo, pero mucho sí.
Hablaba del pecado de omisión por dejación, cuando nos mostramos remisos en ser provechosos a los demás, enterrando en tierra los dones recibidos de Dios sin rindan servicio a nadie. No benefician entonces a nadie nuestra inteligencia, nuestra fe, facultades y recursos, que se nos dan, no precisamente para arrastrar una vida anodina y vulgar, decía él.
El cristiano no justificará jamás dejar de hacer el bien en áreas tan cruciales como la educación de los hijos o alumnos. Culpa de esas omisiones y responsabilidades es la desorientación de los adolescentes sin principios ni motivaciones que debieran ruborizar a más de uno.
En aras de aquello que enseñaba san Pablo: Vence al mal con el bien, aducía esa otra gran verdad de que “todo lo grande que se ha hecho en este mundo, todo lo que nos ha empujado hacia adelante - las madres, los artistas, los investigadores, los misioneros-, se ha hecho sin tener obligación de hacerlo”. Lo cierto es que la gratuidad tiene un agujero en las manos, porque es dadivosa.
sábado, 23 de octubre de 2010
El Cántico de las Criaturas
El Cántico de las Criaturas o Del Hermano Sol, lo escribe san Francisco, ya achacoso, al final de sus días. San Francisco está ya prácticamente ciego. Apenas atisba sombras borrosas de las cosas, como quien mira a través de un grueso cristal esmerilado. Las ha de imaginar tal como las admiró siempre, tal como las amó, criaturas que modeló la mano alfarera de Dios y comprobó que eran buenas, que se correspondían armoniosamente con el divino proyecto creador. Eran sus hermanas. La hermana alondra, la hermana luna, la hermana cigarra, la hermana muerte.
El poema está redactado sobre la falsilla del salmo 148, Laudate Dominum, y traza como una declinación de pasos sucesivos invitando a todos los seres a alabar a Dios, encumbrándose al más alto, el hermano sol, para recalar en la tierra y el hombre mismo, pasando por la hermana luna, el relente, la lluvia, el agua, la tierra, el fuego. Hay en Francisco una nueva modalidad de ver la realidad, que anticipa los modos expresivos del Renacimiento, como es caracterizar las cosas adjetivando sus cualidades calificativas, como ocurre con el agua, que es pura y preciosa, o el fuego, cálido y luminoso. Lo más llamativo, ¡la hermana muerte!, que nos lleva, escalón a escalón, hasta las puertas del esplendor divino, dignísima hermana, pues.
Traducido a la mayoría de idiomas, lo está, de y muy logrado modo, al español, debido a la limpia pluma de Alonso de la Vega, cántico incluido en las horas del breviario o Liturgia de las Horas.
¡Unidos todos los hermanos a la voz entusiasta de Francisco, loado seas , mi Señor!
viernes, 22 de octubre de 2010
A propósito de un templo birmano
Cuando las convicciones religiosas conforman las realizaciones sagradas del hombre, su manifestación artística confirma la distinta manera de sentir el fervor de sus creencias. Es obvio en la arquitectura sagrada, si consideramos cómo la austeridad del monje produce edificios escuetos, exentos de ornamentación lujosa. Y en la medida que la cultura evoluciona, el sello del cambio queda impreso en el templo donde se expresa la nueva visión del mundo.
La exuberancia barroca del entorno vital que contextualiza la cultura birmana, por ejemplo, se concreta de evidente manera en sus templos, caracterizados por la repetición sucesiva de motivos ornamentales que acentúan la contemplación budista de la omnipresente representación de la divinidad, así como por la dorada riqueza y el colosalismo, que sobrepasan toda ostentación. Es una manera como otra de sensibilizar la divina inmensidad. Al fin, la infinita grandeza de Dios y su ubicua presencia son lugares comunes en toda consideración religiosa de su divina gracia.
jueves, 21 de octubre de 2010
Otra vez D. Quijote
A Antonio Barceló, con admiración
Nuestro cerebro ve las cosas que percibe desde el exterior, y el hombre, a lo largo del tiempo, les fue asignando a cada una nombres correspondientes.
Al escribir luego esos nombres, vemos la palabra y pensamos al mismo tiempo en aquello mismo que significa.. Y así, si escribimos la palabra paloma, con un determinado color, vemos la palabra, percibimos el color con que está escrita, y pensamos en su significado, todo a la vez. Si además son varias las palabras que escribimos, esta vez de colores diferentes, azul, amarillo, verde, negro, de modo que el color con que las expresamos no coincida con el color con que las escribimos que no se corresponden con su significado, ocurre entonces que el significado de la palabra y el de el color con que está escritas se entrecruzan en nuestra mente y se neutralizan de algún modo entre sí, creando una cierta confusión mental. Por ejemplo, la palabra azul escrita de color verde. Leemos la palabra azul y en nuestra mente aparecen juntos los significados azul y verde.
Compruébalo tú mismo en este ejercicio que nos llega en un mensaje de los de formato pps, y trata de decir el nombre del color, al leer cada palabra..
Podemos concluir que las apariencias engañan. Es lo que le ocurre a D. Quijote con las cosas que mira y no acaba de ver del todo, porque al video de la realidad superpone el de sus sueños, y lee castillos donde dice molinos de viento. ¿Qué diría ahora al ver los molinillos que como penachos o lanzas erizan nuestros montes? De semejante modo, ateos acérrimos, al leer las Escrituras, anteponen su increencia y la fe en sí mismos al significado de la la expresión bíblica, y quedan confusos y a oscuras.
Nuestro cerebro ve las cosas que percibe desde el exterior, y el hombre, a lo largo del tiempo, les fue asignando a cada una nombres correspondientes.
Al escribir luego esos nombres, vemos la palabra y pensamos al mismo tiempo en aquello mismo que significa.. Y así, si escribimos la palabra paloma, con un determinado color, vemos la palabra, percibimos el color con que está escrita, y pensamos en su significado, todo a la vez. Si además son varias las palabras que escribimos, esta vez de colores diferentes, azul, amarillo, verde, negro, de modo que el color con que las expresamos no coincida con el color con que las escribimos que no se corresponden con su significado, ocurre entonces que el significado de la palabra y el de el color con que está escritas se entrecruzan en nuestra mente y se neutralizan de algún modo entre sí, creando una cierta confusión mental. Por ejemplo, la palabra azul escrita de color verde. Leemos la palabra azul y en nuestra mente aparecen juntos los significados azul y verde.
Compruébalo tú mismo en este ejercicio que nos llega en un mensaje de los de formato pps, y trata de decir el nombre del color, al leer cada palabra..
Podemos concluir que las apariencias engañan. Es lo que le ocurre a D. Quijote con las cosas que mira y no acaba de ver del todo, porque al video de la realidad superpone el de sus sueños, y lee castillos donde dice molinos de viento. ¿Qué diría ahora al ver los molinillos que como penachos o lanzas erizan nuestros montes? De semejante modo, ateos acérrimos, al leer las Escrituras, anteponen su increencia y la fe en sí mismos al significado de la la expresión bíblica, y quedan confusos y a oscuras.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Los Simpson y la fe católica
Me informo por la prensa, incluida la local, de que un religioso jesuita, italiano por más señas, ha creído no equivocarse al constatar el sentido cristiano que subyace en las populares viñetas de los Simpson, cuando destaca en el desarrollo de esa serie “la dimensión religiosa, el sentido de la vida y las preguntas sobre la existencia de Dios”, siempre presente en ellos.
Los periodistas que entienden en el tema, tiene sus dudas sobre tal afirmación, y están en su derecho, el mismo que le asiste al autor de tales asertos. Yo las también tengo muy fundadas dudas sobre la formación religiosa de uno de ellos, que demuestra excesiva superficialidad al identificar las opiniones vertidas por el religioso, con el sentir oficial de la Iglesia, cuando ni siquiera las autorizadas palabras del papa, cuando se expresa como simple teólogo, alcanzan semejante categoría .
Tal periodista titula así su columna: “SEGÚN LA IGLESIA. Los Simpson, ejemplo de fe católica”. Sobra ese remoquete o puyazo de “Según la Iglesia”. No le neguemos entonces su pizca de subliminal desparpajo.
Los periodistas que entienden en el tema, tiene sus dudas sobre tal afirmación, y están en su derecho, el mismo que le asiste al autor de tales asertos. Yo las también tengo muy fundadas dudas sobre la formación religiosa de uno de ellos, que demuestra excesiva superficialidad al identificar las opiniones vertidas por el religioso, con el sentir oficial de la Iglesia, cuando ni siquiera las autorizadas palabras del papa, cuando se expresa como simple teólogo, alcanzan semejante categoría .
Tal periodista titula así su columna: “SEGÚN LA IGLESIA. Los Simpson, ejemplo de fe católica”. Sobra ese remoquete o puyazo de “Según la Iglesia”. No le neguemos entonces su pizca de subliminal desparpajo.
martes, 19 de octubre de 2010
Fotos especulares
Los fotógrafos, tanto lo profesionales comp los aficionados, al buscar motivos naturales para sus pequeñas obras de arte, prefieren los paisajes especulados, es decir, aquellos en los que el motivo, árboles, edificios, puentes, montañas, se reflejan invertidos en el agua de un río, un lago, un estanque, como en un espejo.
Es ya un recurso manido, pero siempre tentador por su belleza, siempre sugerente. Esas imágenes nos muestran una doble realidad, la material del objeto en sí y su reflejo inconsistente, anejo a la luz que la hace posible. Lo uno es verdadero y tangible, lo otro mera visión irreal, pero en la foto forman un todo armónico como encuadernado en un eje de simetría. Vuelta la foto del revés, de arriba abajo, no siempre sabemos cuál es el motivo real y cuál su reflejo imaginado por el agua..
Se podría confeccionar una colección selecta de fotos de esta índole, aunque para mi propósito, con una basta.
Es ya un recurso manido, pero siempre tentador por su belleza, siempre sugerente. Esas imágenes nos muestran una doble realidad, la material del objeto en sí y su reflejo inconsistente, anejo a la luz que la hace posible. Lo uno es verdadero y tangible, lo otro mera visión irreal, pero en la foto forman un todo armónico como encuadernado en un eje de simetría. Vuelta la foto del revés, de arriba abajo, no siempre sabemos cuál es el motivo real y cuál su reflejo imaginado por el agua..
Se podría confeccionar una colección selecta de fotos de esta índole, aunque para mi propósito, con una basta.
lunes, 18 de octubre de 2010
¡Mi Dios y mi todo!
Uno podría preguntarse en qué reside el atractivo que ha ejercido siempre el talante franciscano en las gentes, hasta llegarse a decir en siglos pasados que por fraile o por hermano, todo el mundo es franciscano, entendiéndose por hermanos los terciarios, personas seglares que hacen su vida encasa y el trabajo.
La razón estriba en que el buen franciscano resulta popular por pobre, por realizar su labor entre la gente y con la gente, y vivir con la evangélica sencillez que bendecía Jesús en su evangelio. La pobreza y la alegría, ésta sobre todo frente a la adversidad, es el sello que mejor cuadra a su compostura. No es tener lo que importa, sino ser para Dios con los demás, ligero de pertrechos, las más de la veces no precisamente necesarios.
Esos dos frailes al relente del dibujo, arrimados el uno al otro para paliar los rigores del frío, y el gesto expresivo de uno de ellos apuntando a Dios, por quien y con quien todo es posible, lo dice todo. ¡Mi Dios y mi Todo!, era la ferviente y breve oración con que, de rodillas, rezaba Francisco de Asís, definiendo al paso cuál era su verdadero caudal.
La razón estriba en que el buen franciscano resulta popular por pobre, por realizar su labor entre la gente y con la gente, y vivir con la evangélica sencillez que bendecía Jesús en su evangelio. La pobreza y la alegría, ésta sobre todo frente a la adversidad, es el sello que mejor cuadra a su compostura. No es tener lo que importa, sino ser para Dios con los demás, ligero de pertrechos, las más de la veces no precisamente necesarios.
Esos dos frailes al relente del dibujo, arrimados el uno al otro para paliar los rigores del frío, y el gesto expresivo de uno de ellos apuntando a Dios, por quien y con quien todo es posible, lo dice todo. ¡Mi Dios y mi Todo!, era la ferviente y breve oración con que, de rodillas, rezaba Francisco de Asís, definiendo al paso cuál era su verdadero caudal.
domingo, 17 de octubre de 2010
Un ventanal gótico en Alcañiz
Los motivos ornamentales del gótico florido poseen una belleza que reside en la ligereza de sus calados afiligranados, junto a la delicada esbeltez de sus finas columnas, con que se parte una vidriera o un ventanal. Como queda patente en la ilustración que acompaña a este mensaje, un ventanal que alcance los límites del siglo XV, donde el gótico enriquece su arquitectura con la entretenida labor de acariciar la piedra, puede aderezar una fachada escueta hasta la sublimación de la elegancia.
No es otro el efecto magnífico que produce la esta blanca mansión, convertida hoy en la biblioteca municipal de Alcañiz, donde se combinan admirablemente la austeridad de la fachada , con su pórtico exento de todo adorno, bien ajustadas las dovelas concéntricas del arco, y la fina hechura del ventanal, apoyado en el breve trazo de ese friso medianero.
sábado, 16 de octubre de 2010
Un Bodegón llamado Cebollas
A un buen pintor le puede acreditar un pequeño bodegón de flores o frutas.
En los talleres clásicos de pintura, diseñar y realizar bodegones pintados del natural, era el procedimiento básico de todo aprendizaje juvenil. Se comprende así que el bodegón fuera considerado como pintura de poca entidad, propia de la dudosa mano del aprendiz. Es Pacheco, el suegro de Velázquez, su discípulo aventajado, quien dice de él que, contra el común sentir, sus bodegones son auténticas obras de arte, que él incluye en obras de más aliento.
Desde entonces, ha habido pintores bodegonistas que han hecho del bodegón su quehacer primordial, como Maléndez.
Traigo aquí a colación un bodegón impresionista de Renoir. Junto a la cuidada composición, el color anaranjado de las cebollas armoniza con los azules y amarillos verdosos del fondo, ese acorde presente en todos sus cuadros, y es fácil percibir en él como un soplo de dulce suavidad casi triste, que hace de la obra un delicioso encanto para los ojos. ¡Y hubo entre sus colegas quien dudó de su maestría!
En los talleres clásicos de pintura, diseñar y realizar bodegones pintados del natural, era el procedimiento básico de todo aprendizaje juvenil. Se comprende así que el bodegón fuera considerado como pintura de poca entidad, propia de la dudosa mano del aprendiz. Es Pacheco, el suegro de Velázquez, su discípulo aventajado, quien dice de él que, contra el común sentir, sus bodegones son auténticas obras de arte, que él incluye en obras de más aliento.
Desde entonces, ha habido pintores bodegonistas que han hecho del bodegón su quehacer primordial, como Maléndez.
Traigo aquí a colación un bodegón impresionista de Renoir. Junto a la cuidada composición, el color anaranjado de las cebollas armoniza con los azules y amarillos verdosos del fondo, ese acorde presente en todos sus cuadros, y es fácil percibir en él como un soplo de dulce suavidad casi triste, que hace de la obra un delicioso encanto para los ojos. ¡Y hubo entre sus colegas quien dudó de su maestría!
viernes, 15 de octubre de 2010
De meteorología
A vueltas con la meteorología. Esto de las predicciones meteorológicas es como irse de caza y disparar a todo lo que se mueva. Por fin cobras un conejo. Ya es proverbial la veleidad de las veletas tan nerviosas y movedizas, por más que nadie aplauda la puntualidad con que nos indican la dirección del viento o su ausencia. Tienen mucho de lotería veleidosa los vaticinios meteorológicos, en ocasiones meramente aproximativos, con que se toma el pulso al tiempo. Claro que los arúspices del tiempo se curan en salud y dicen que probablemente llueva, quién sabe. Es así como hay que leer las temperaturas que os esperan en el cartel de anuncios de la TV, con cifras tan exactas y al mismo tiempo tan dudosas. Pero eso es lo que hay, y la gente no se queja, porque hay que agradecer siempre los aciertos, que son muchos, porque los medios técnicos avanzan en fiabilidad.
Entonces, ¿qué? Lloverá, pero a lo mejor no llueve.
Entonces, ¿qué? Lloverá, pero a lo mejor no llueve.
jueves, 14 de octubre de 2010
La palabra de Dios no está encadenada
Lo dice san Pablo, en la segunda carta a Timoteo, escrita fervientemente desde la cárcel. Él está encadenado por el coraje con que ha venido predicando a Cristo en todo momento y con cualquier motivo, como aquí el de verse encadenado en gracia a la eficacia y resonancia de su apostolado, pero nadie ni nada podrá encadenar jamás la palabra de Dios, que él sigue difundiendo con su denodada entrega y el valiente testimonio del martirio a que someten su vida.
No temamos a quienes, desde su increencia y el gesto malhumorado de su contrariedad, combaten nuestra fe. No nos amilane su torcido y vano encono. Podrán atarnos las manos y cosernos los labios; pero nunca borrar el testimonio que demos de Jesús, porque precisamente su luminosa palabra, mal que les pese a quienes abjuran de él, no está ni estará nunca encadenada.
Su verdad nos hace libres de toda suerte de ataduras.
No temamos a quienes, desde su increencia y el gesto malhumorado de su contrariedad, combaten nuestra fe. No nos amilane su torcido y vano encono. Podrán atarnos las manos y cosernos los labios; pero nunca borrar el testimonio que demos de Jesús, porque precisamente su luminosa palabra, mal que les pese a quienes abjuran de él, no está ni estará nunca encadenada.
Su verdad nos hace libres de toda suerte de ataduras.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Siempre la solidaridad
Dos noticias que estos días airean los medios de comunicación, inciden en un mismo tema, el de la solidaridad ejercida entre los humanos hace miles de años, y la que anima ahora mismo al mundo entero, desde Chile, al borde mismo de la actualidad.
Siempre son motivo de solidaridad de unos con otros las catástrofe que nos sacuden la sangre en la venas, pero no sólo eso. Sucede que unos investigadores del yacimiento de Sima de los Huesos, en Atapuerca, han descubierto la pelvis de un hombre ancestral cuyo deterioro ya en vida suya le impedía andar recto y requería ayuda constante de otros miembros de la tribu, por deformación de las vértebras lumbares. Sin la solidaridad de sus familiares, no hubiera podido sobrevivir.
Al propio tiempo, técnicas muy avanzadas de prospección y rescate, están a punto de sacar a la superficie a los 33 mineros chilenos que unos derrumbes dejaron atrapados en lo profundo de la mina de San José. Máquinas perforados y una cápsula que descenderá hasta la galería donde han permanecido 65 días, lograrán devolverles a la superficie. El mundo permanece atento, ojo avizor.
La solidaridad hace milagros, porque engrandece el corazón del hombre.
Siempre son motivo de solidaridad de unos con otros las catástrofe que nos sacuden la sangre en la venas, pero no sólo eso. Sucede que unos investigadores del yacimiento de Sima de los Huesos, en Atapuerca, han descubierto la pelvis de un hombre ancestral cuyo deterioro ya en vida suya le impedía andar recto y requería ayuda constante de otros miembros de la tribu, por deformación de las vértebras lumbares. Sin la solidaridad de sus familiares, no hubiera podido sobrevivir.
Al propio tiempo, técnicas muy avanzadas de prospección y rescate, están a punto de sacar a la superficie a los 33 mineros chilenos que unos derrumbes dejaron atrapados en lo profundo de la mina de San José. Máquinas perforados y una cápsula que descenderá hasta la galería donde han permanecido 65 días, lograrán devolverles a la superficie. El mundo permanece atento, ojo avizor.
La solidaridad hace milagros, porque engrandece el corazón del hombre.
martes, 12 de octubre de 2010
Para una siembra de deseos
En la médula de todo propósito crecen raíces de buenos deseos que nutren de esperanzada sabia nuestras fijas miradas al futuro. Los deseos no son todavía tierra de logro y perfección, como lo advertía en su limpia prosa fray Juan de los Ángeles, en la misma base de sus diálogos sobre la Conquista del Reino de Dios con su discípulo Deseoso. Pero sin deseos, no hay motivación posible que nos haga descubrir caminos nuevos y venturosos.
Sembremos deseos para que echen a andar sanos propósitos de toda índole. Detenerse es morir; renunciar a admitir que hay un horizonte amplio sobre el que cada día nace la luz. Buenos deseos son los que en la Comunidad Valenciana expresan su resolución de pilotar la recuperación del bienestar perdido, y algo más que buenos deseos, son la noticia de que en Teruel la recuperación empieza a dar leves vislumbres alentadores de eficiencia. Ojalá sea así y no solo visajes, señuelos pasajeros y pompas de jabón.
Si los hechos no desmienten tales prospecciones de futuro, saberse ya en camino es admitir que la esperanza existe.
Sembremos deseos para que echen a andar sanos propósitos de toda índole. Detenerse es morir; renunciar a admitir que hay un horizonte amplio sobre el que cada día nace la luz. Buenos deseos son los que en la Comunidad Valenciana expresan su resolución de pilotar la recuperación del bienestar perdido, y algo más que buenos deseos, son la noticia de que en Teruel la recuperación empieza a dar leves vislumbres alentadores de eficiencia. Ojalá sea así y no solo visajes, señuelos pasajeros y pompas de jabón.
Si los hechos no desmienten tales prospecciones de futuro, saberse ya en camino es admitir que la esperanza existe.
lunes, 11 de octubre de 2010
Jesús como imagen y sello del Padre
Dios se sirve del profeta Ageo para comunicarle a Zorobabel: Te haré mi sello, porque te he elegido. Jesús es el sello del Padre.
Jesús ya dijo a sus discípulos que quien le conocía a él, conocía al Padre. Ese Padre que late en el corazón de Cristo, cuyas verdades pregona. El amor les identifica. Hay así un mutuo entrañamiento y parecido entre uno y otro. No ya en los rasgos del rostro o el color de los ojos, sino en la identidad de un mismo propósito salvador del hombre. Jesús es la realización humana más cabal del amor del Padre al hombre.
En ese orden de cosas, la compasión que campea a todo lo largo del evangelio de Jesús, es el reflejo de la divina misericordia, ese sesgo que toma el amor divino hacia el hombre en aquel primer desaire a la fidelidad debida a Dios.
Quien quiera conocer la condición divina del Padre, que se esfuerce entonces por conocer a Jesús, pulsando los latidos del amor de Dios en el corazón de Cristo, sello del Padre.
Jesús ya dijo a sus discípulos que quien le conocía a él, conocía al Padre. Ese Padre que late en el corazón de Cristo, cuyas verdades pregona. El amor les identifica. Hay así un mutuo entrañamiento y parecido entre uno y otro. No ya en los rasgos del rostro o el color de los ojos, sino en la identidad de un mismo propósito salvador del hombre. Jesús es la realización humana más cabal del amor del Padre al hombre.
En ese orden de cosas, la compasión que campea a todo lo largo del evangelio de Jesús, es el reflejo de la divina misericordia, ese sesgo que toma el amor divino hacia el hombre en aquel primer desaire a la fidelidad debida a Dios.
Quien quiera conocer la condición divina del Padre, que se esfuerce entonces por conocer a Jesús, pulsando los latidos del amor de Dios en el corazón de Cristo, sello del Padre.
domingo, 10 de octubre de 2010
Fray Ignacio Ciprés, hermano lego
Un día cualquiera de un mes cualquiera entre los años 1786 y 1788, moría en su celda conventual, asistido por sus hermanos de comunidad, fray Ignacio Ciprés, un oscuro hermano lego llamado fray Ignacio Ciprés, y se le enterraba entre graves responsos y reposados cantos gregorianos en la Iglesia de Nuestra Señora de Jesús, de Alcañiz. Así se infiere, de paso, de una nota escueta que leo en un antiguo documento conventual de amarronado y como amortajado color.
Ciprés. Fray Ignacio Ciprés. No había oído nunca que alguien tuviera ese apellido tan esbelto y espiritual, que por eso mismo, le conviene de tan cabal manera a la humildad recatada de un hermano lego.
Nadie sabe, al cabo de los siglos, quién fue y cuál también, en concreto, la trayectoria de su escondida vida. No fue sabio ni fue santo. No fue tampoco organista, artística y piadosa ocupación que en los conventos ejercían a veces los hermanos. Toda su excelencia se cifra en la estrecha humildad de su profesión franciscana, en épocas de pobreza muy natural, evangélicamente acentuada y querida. Es fácil colegir que, como tal hermano llano y sencillo, se ocuparía de en tareas domésticas propias de su profesión: acudir a la portería y tratar con sonriente talante a los fieles que accedían a ella con alguna limosna o solicitud; atender la sacristía, el condumio de los frailes en de la cocina, la barrida limpieza de los claustros, la huerta...
Sabemos que era hermano lego en el Bajo Aragón, que avanzado en años y méritos moría en tan alejado convento y que se llamaba Ciprés de apellido, a cuya propia sombra descansó un día en las manos de Dios, que lo trasplantó para tenerlo siempre cerca.
Ciprés. Fray Ignacio Ciprés. No había oído nunca que alguien tuviera ese apellido tan esbelto y espiritual, que por eso mismo, le conviene de tan cabal manera a la humildad recatada de un hermano lego.
Nadie sabe, al cabo de los siglos, quién fue y cuál también, en concreto, la trayectoria de su escondida vida. No fue sabio ni fue santo. No fue tampoco organista, artística y piadosa ocupación que en los conventos ejercían a veces los hermanos. Toda su excelencia se cifra en la estrecha humildad de su profesión franciscana, en épocas de pobreza muy natural, evangélicamente acentuada y querida. Es fácil colegir que, como tal hermano llano y sencillo, se ocuparía de en tareas domésticas propias de su profesión: acudir a la portería y tratar con sonriente talante a los fieles que accedían a ella con alguna limosna o solicitud; atender la sacristía, el condumio de los frailes en de la cocina, la barrida limpieza de los claustros, la huerta...
Sabemos que era hermano lego en el Bajo Aragón, que avanzado en años y méritos moría en tan alejado convento y que se llamaba Ciprés de apellido, a cuya propia sombra descansó un día en las manos de Dios, que lo trasplantó para tenerlo siempre cerca.
sábado, 9 de octubre de 2010
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
Las bienaventuranzas no son ocho; son más. Lo que ocurre es que Mateo recoge y ordena las suyas desde un común denominador relativo al reino y una estructura en dos partes referidas a un don y una justificación del mismo.
Ya Isabel, con mucha anterioridad a ese discurso, había recibido a María proclamando la reciedumbre y prontitud de su fe:¡Dichosa Tú que has creído! Y entre las que pronuncia Jesús, no es insignificante aquella otra con que replica a un elogio espontáneo de una mujer, corrigiéndola: ¡Dichosos sobre todo los que oyen la palabra de Dios y la cumplen!
Carece ésta de la cuidada formulación en dos partes de las de Mateo, pero no deja de ser una dignísima bienaventuranza. Qué duda cabe que para cumplir la divina voluntad, hay que saber primero qué es lo que Dios quiere de nosotros; por eso es fundamental oír primero su palabra, pero de poco serviría detenerse en tan noble conocimiento previo, si no se aplica uno luego a llevar a cabo lo que Dios espera de nosotros.
Hay que escuchar la voz de Dios en lo hondo de nosotros mismos, cierto, pero lo definitivo es apropiarse de sus deseos, tatuar el alma con ellos, hacerlos nuestros, armonizando fidelísimamente su voluntad con la nuestra.
¡Benditos nosotros si columbramos un día tan logro alto!
Ya Isabel, con mucha anterioridad a ese discurso, había recibido a María proclamando la reciedumbre y prontitud de su fe:¡Dichosa Tú que has creído! Y entre las que pronuncia Jesús, no es insignificante aquella otra con que replica a un elogio espontáneo de una mujer, corrigiéndola: ¡Dichosos sobre todo los que oyen la palabra de Dios y la cumplen!
Carece ésta de la cuidada formulación en dos partes de las de Mateo, pero no deja de ser una dignísima bienaventuranza. Qué duda cabe que para cumplir la divina voluntad, hay que saber primero qué es lo que Dios quiere de nosotros; por eso es fundamental oír primero su palabra, pero de poco serviría detenerse en tan noble conocimiento previo, si no se aplica uno luego a llevar a cabo lo que Dios espera de nosotros.
Hay que escuchar la voz de Dios en lo hondo de nosotros mismos, cierto, pero lo definitivo es apropiarse de sus deseos, tatuar el alma con ellos, hacerlos nuestros, armonizando fidelísimamente su voluntad con la nuestra.
¡Benditos nosotros si columbramos un día tan logro alto!
viernes, 8 de octubre de 2010
En torno al samaritano
Los evangelios dejan entrever detalles teológicamente irrelevantes que no por eso dejan de incitar a la curiosidad de hacerse preguntas igualmente de poca monta, como aquí, sobre la dirección en que iría en su viaje el samaritano y cuál pudo ser el lugar imaginario se supone que ocurre el asalto de los forajidos. El sitio quedaría situado en las proximidades de Jericó, donde confluían numerosas caravanas y se disponía de amplios hostales, espacios a cielo abierto cercados para su protección, sobre todo en dicha ciudad.
El evangelista, de algún modo, nos lo deja atisbar en el encargo del samaritano al hostelero de que atienda al herido, ya que él satisfará los gastos que origine su estancia en la posada, a su regreso. ¿Regreso de dónde y a dónde? Sin duda, regreso a Samaría, su patria, desde Judá donde está. Va muy probablemente, por tanto, camino de Jerusalén, y a su regreso ha de pasar otra vez por el lugar donde queda la posada, momento en que abonará los gastos que ocasione alojar al desvalido.
miércoles, 6 de octubre de 2010
En venta
Regreso de Madrid con un amargo regusto a creciente pobreza que lo invade todo .
No parece sino que Madrid esté en venta. Y es un exponente de lo que ocurre en el resto de España. Por todas partes proliferan anuncios de que se alquilan viviendas, en balcones, parabrisas, postes al borde de la acera, en edificios enteros. Madrid está en venta o alquiler, sólo que no hay con qué acceder a la supuesta propiedad; falta esa llave inaccesible del capital, porque esos tesoreros de la economía que se llaman bancos, han vaciado el cuerno de la abundancia cerrando la ventanilla prestamista. Y en esas desalentadoras circunstancias, queda claro que la venta no es factible.
Al hilo de la calle, no sólo está el paro laboral; está también el paro capitalizador del consumo. No late el corazón de la economía, y quienes se acercan a tomarle el pulso al enfermo, mueven la cabeza alarmados y cariacontecidos.
Vuelva usted mañana.
No parece sino que Madrid esté en venta. Y es un exponente de lo que ocurre en el resto de España. Por todas partes proliferan anuncios de que se alquilan viviendas, en balcones, parabrisas, postes al borde de la acera, en edificios enteros. Madrid está en venta o alquiler, sólo que no hay con qué acceder a la supuesta propiedad; falta esa llave inaccesible del capital, porque esos tesoreros de la economía que se llaman bancos, han vaciado el cuerno de la abundancia cerrando la ventanilla prestamista. Y en esas desalentadoras circunstancias, queda claro que la venta no es factible.
Al hilo de la calle, no sólo está el paro laboral; está también el paro capitalizador del consumo. No late el corazón de la economía, y quienes se acercan a tomarle el pulso al enfermo, mueven la cabeza alarmados y cariacontecidos.
Vuelva usted mañana.
martes, 5 de octubre de 2010
La pertenencia a Dios
El gran teólogo que es Benedicto XVI, lamenta la pobre condición de cristianos distraídos de su compromiso con Dios, “con cierta a lejanía con respecto a Dios y y una débil pertenencia eclesial”. ¡Y tan débil!
Son cristianos que pisan apenas, casi furtivamente y como avergonzados, la iglesia, por puro compromiso social, acompañando a personas afines que se casan o acaban de morir. Su pertenencia a la Iglesia no pasa del hecho lejano de haber sido bautizados, la primera comunión años después y poco más. Y si no viven su pertenencia a la Iglesia , es obvio que no viven tampoco su pertenencia a Dios. Son cristianos apenas.
Y uno, un tanto temerariamente, se pregunta: ¿Con qué ojos los mirará ahora y luego la divina misericordia que nunca imploraron? Porque Dios no deja de mirarlos, sean como sean y hagan y que hagan. Menos mal que la medida del misterio de la misericordia divina, no difiere mucho y es tan infinito como el de la misma bondad de su manos siempre abiertas.