Considertación: Los mendigos
La experiencia enseña a ser un buen mendigo. Los mendigos saben donde situarse para pedir. No se colocan a la salida del bar, donde nadie da nada, ni corrientemente a la del supermercado, sino a la puerta de las iglesias, donde la caridad cristiana favorece la limosna.Los mendigos saben cómo pedir. Antes demandaban por amor de Dios. ¿Quién se niega a dar algo por Dios? Hoy el pordiosero no tiene mucha razón de ser, lo que hace pensar. A veces, ellas, llevan un niño en brazos o muestran mutilaciones que inspiran a compasión. Dicen que la gente hoy día da poco o nada, que se nota la crisis. Cada día hay menos dinero, menos limosnas que repartir, y más pobres que se resignan a pedir, porque hay que vivir y no queda más remedio, faltos de trabajo los que desean recuperarlo. Los hay también que prefieren vivir en libertad frente a las limitaciones que impone depender de otro, vivir sujetos a alguien que exige rendimiento y rentabilidad, atados con la brida del horario laboral. Son pobres integrales, conscientes de serlo libremente. En definitiva, es pobre todo aquel que carece de algo y hay quienes carecen de muchas cosas; cariño, bienestar, un techo confortable, una familia, trabajo estable, fe y amor de Dios. Unos y otros merecen siempre nuestra compasión y respeto. Son pobres y Jesús se hace mirar en ellos.
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