miércoles, 31 de agosto de 2011
Enfermos en Cafarnaún
Lucas tiene un estilo propio como historiador y narrador consumado que conviene conocer, porque es conocer la forma literaria del evangelio, palabra de Dios redactada por hombres..
Aquí nos ofrece un contraste muy significativo entre Nazaret, la aldea de Jesús, donde fracasa por la falta de fe en su persona, y Cafarnaún, donde, muy al contrario, es notable la afluencia de enfermos y posesos, cuyas curaciones ha de interrumpir porque hay otras poblaciones que esperan también el beneficio de su palabra y su obra salvadora.
Desde ahora establece en Cafarnaún su morada y centro de operaciones, y no en su pueblo, aparte de la facilidad de desplazamiento a las aldeas que lo circundan que le ofrece el lago inmediato .
El relato se anuncia con una transición de lugar y un sumario o resumen generalizado de lo que hace, recurso frecuente en Lucas. Con tal procedimiento abre a manera de un paréntesis en el relato, enumerando de modo entrecortado un conjunto de hechos de los que sólo hace mención, y en los pasajes que toma de Marcos, corrige el lenguaje suprimiendo enlaces gramaticales demasiado monótonos y añade precisiones que necesitan lectores del mundo gentil, desconocedores del mundo judío.
Lucas es un investigador y un buen escritor que se esmera en presentar al mundo la vida y obra de Jesús con la máxima dignidad posible. Y así, incluye alguna curación especialmente significativa; las demás las enuncia de manera global.
Divagación: He visto un burro
Hace ya años, cuando se nos abrieron las fronteras al mundo, cerradas por la guerra fría, empezaron a afluir a España los primeros turistas, que quedaban perplejos a la vista de los borricos con que se cruzaban en sus itinerarios, inexistentes en los restantes países fríos de Europa. El trasporte movilizado por carretera y los tractores en el campo, fueron orillando la estampa de asnos, mulos y rocines, lo que, en literatura, añadió una nueva nota de exotismo al que monta Sancho en las aventuras del Quijote.
El profeta Ezequiel alude en alguna ocasión a los que vagaban silvestres por su áspera tierra, campando libres entre los riscos desérticos de Judá.
El burro es un animal en peligro de extinción en nuestro suelo patrio. Y ocurre que hoy, inopinadamente, he visto un burro, un burro paciente, como todo burro que se precie, un burro triste y solitario, paciendo en la orilla de un campo. Un burro de verdad, como los de antes. Y me ha mirado, pero me ha mirado indiferente, con extrañeza. ¡Pobre burro!
martes, 30 de agosto de 2011
En Cafarnaún
Los judíos entendían que el Mesías, al irrumpir en el mundo, entraría en confrontación con el Príncipe del mal, humillando la osadía de su soberbia y conculcando la insolencia de su perversidad. Todo el itinerario de Jesús en el evangelio se cifra en una pugna con los poderes malignos, personificados en los adversarios contumaces de Jesús, opuestos al propósito divino de la salvación del hombre. Es lo que explica que incluso cuando su familiares o discípulos, inconscientes, tratan de interrumpir el proyecto salvador de Dios, Jesús no oculta su enojo por tan atrevida y equivocada pretensión.
La gente, admirada, ve en este poder de Jesús una forma insólita de autoridad y las noticias que difunden su entusiasmo ante don tan prodigioso, llegan como redoble de tambor, a todos los rincones de Israel.
Divagación: El ascensor
Cuando los años se acumulan, como un mantillo de piedra, su peso se hace sentir en las articulaciones de las extremidades inferiores, y se acentúan otros achaques no menos gravosos. Subir la escalera de un edificio tiene amargos atisbos de suplicio, razón por la que llaman descansillo a los planos en que confluyen los tramos de la escalera. Habito un cuarto piso y escalarlo, escalón a escalón, es tarea que no deseo a un anciano ochentón. Afortunadamente, dispongo de la ayuda inestimable de un robusto ascensor.
Pocos alivios merecen mayor agradecimiento que el de este diligente artefacto hermético, que la técnica ha cuidado de dotar de la fiabilidad que exige ir pendiente de un hilo. Llevan además incorporado un pequeño ordenador cuyo programa facilita su uso al más zoquete, incluso en caso de emergencia.
Pienso en esos edificios mastodónticos e interminables con centenares de pisos. ¿Sería posible su uso normal sin el concurso de un raudo ascensor capaz de recorrerlos en un santiamén? ¡Una oración por su anónimo inventor! Se lo merece.
lunes, 29 de agosto de 2011
Jesús entre sus paisanos
Es justamente entre sus paisanos donde Jesús declara, como una primicia y de manera clara, su condición de enviado de Dios para anunciar el evangelio a los pobres, la libertad a los oprimidos y la luz a los ciegos. Tres son, pues, los cometidos del mesías, el anuncio del evangelio, propiciar la libertad y restaurar la necesaria visión de la realidad. Los destinatarios correspondientes son los pobres, los oprimidos o sometidos a cualquier servidumbre y la ceguera humana. Es como un resumen indicativo de los beneficios de la salvación, que corrobora Jesús con obras prodigiosas. Y sus mismos paisanos, que no creen en él, le acosan y pretenden eliminarlo. Es justo la razón por la que la liturgia coloca aquí este pasaje. Con el anuncio, ayer mismo, de su muerte, comienzan las primeras estaciones de su pasión, y este áspero itinerario no cesará ya, hasta que el aliento del Espíritu le devuelva al Padre.
Divagación: Ramón Gómez de la Serna
Ramón de la Serna decía en una de sus greguerías que el jabón era el pez de las bañeras por su carácter escurridizo, similar al del pez real que se intenta coger con la mano. Algunas de sus frases ingeniosas bien valdría la pena volverlas a acuñar hoy, como la que dice que “los que matan a las mujeres y después se suicidan, deberían variar el sistema suicidándose primero y matándola después”. Todo le servía al original escritor para descubrir el lado humorístico de las cosas, como cuando apunta que “el bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie” o que “la gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos”. No faltan en su haber greguerías que se asoman al manual de psicología, fácil de inferirse al recordar aquello de que “el sueño es un depósito de objetos extraviados”, o que “los recuerdos encogen como las camisetas”. Y también: “En cada día amanece todo el tiempo”. Y es que Ramón no escribía sin más; miraba las cosas en tres dimensiones.
domingo, 28 de agosto de 2011
La enseñanza de Jesús
La enseñanza de Jesús comienza por establecer las líneas maestras de su identidad como mesías Hijo de Dios, frente al común sentir de la gente que se limitaba a considerarlo descendiente de David. Así es cómo le invocan a gritos los ciegos y lisiados, la gente que acude a su entrada mesiánica en Jerusalén: “Hosanna al Hijo de David”, y los mismos fariseos, que preguntados por Jesús acerca de la filiación del mesías, responden unánimes que es hijo de David. Una vez que los discípulos afirman su fe en Jesús como Hijo de Dios, comienza en la enseñanza evangélica una nueva etapa sobre el misterio de la salvación, que tiene lugar en la cruz y en la resurrección. Los discípulos no acaban de entender. ¿Cómo el mesías, Hijo de Dios, puede padecer en manos de los hombres? Pero, de no ser así, ¿qué sentido hubiera tenido la encarnación y el envío a predicar? En vida de Jesús, predicarán sobre la inmediatez del reino, que ya está ahí. Muerto y resucitado Cristo, predicará la amorosa grandeza del misterio de salvación, que nos reporta la gracia de volver justificados a la amistad con Dios.
Divagación: Dos extremos
Contemplo un cuadro al oleo de Albarracín, en que aparece el popular chaflán de la Casa de la Julianeta, donde que confluyen dos callejas cansinamente empinadas y estrechas. Este transporte a lugares conocidos y disfrutados, no deja de ser refrescante en la cálida ciudad levantina donde escribo. Allí el frío invernal llega a ser glacial y el viento áspero y afilado como navaja barbera; aquí el calor, pesadamente bochornoso. Allí, el verano gratísimo; aquí, el invierno, suave y atemperado. No faltan en aquellas latitudes, incidentalmente, ramalazos veraniegos de enojoso calor como aliento de bruja, ni aquí algo más que incisos de invernales temperaturas ingratamente frías. Son dos extremos. Dos extremos sin complementariedad posible entre ellos, de modo que, en tal caso, los extremos no se tocan.
sábado, 27 de agosto de 2011
Administradores de los dones de Dios
Dios nos hace administradores de sus dones y según sea la cuantidad del rédito que pongamos en sus manos, así será el grado de satisfacción con que nos dé acogida cerca de sí.
La parábola de los talentos escenifica esta enseñanza capital de Jesús. Es un modo de poner un marco narrativo a sus palabras, para destacar la importancia de su contenido. No importa si lo que pone en nuestras manos es mucho o poco. El compromiso consiste en sacar el máximo provecho de lo que se nos confía generosamente. Dios premia la entrega con que el amor acuña la diligencia en poner en práctica nuestra fidelidad para con Él.
Divagación: Las prisas
Las prisas invalidan o menoscaban todo lo que sometemos al vaivén de sus arrebatos. Las prisas son la locura del tiempo. De hecho, hemos inventado un conjunto de giros donde la prisa es el protagonista, como correr prisa una cosa, darse prisa en hacerla, ir de prisa a dónde sea, meterle prisa a uno. Las prisas están en todas partes.
Son un modo desasosegado de vivir el tiempo, siempre escaso, de que disponemos como si se nos acabara ya. Y así es cómo las prisas desaprovechan optimas posibilidades que sólo en el ámbito de la contención cabe realizar ventajosamente.
El hombre apresurado no va ni viene, corre desnortado en todas direcciones como pollo sin cabeza. Carecen de ritmo, de equilibrio, de mesura, los contaminados por la desazón de las prisas. Es el río desbordado que no respeta orillas, el aerolito que rompe su curso para estrellarse en la luna, el ladrón que salta huyendo por la ventana, sin reparar que está en un quinto piso.
Inventó las prisas el insensato que dio sin ton ni son un puñetazo en la colmena, y tuvo que echarse a correr como alma que lleva el diablo.
viernes, 26 de agosto de 2011
Vírgenes sabias y vírgenes necias
La conveniencia de permanecer vigilante supone pronta diligencia para no caer en el descuido y la indolencia. Jesús contrapone prudencia a necedad referidas a las vírgenes que se esmeran en tenerlo todo previsto y las que desatienden su responsabilidad. La prudencia es la sabiduría del sentido común.
No se improvisa a última hora lo que hay que prever con sobrado tiempo. Mal puede tener sus cosas a punto, quien se acostumbra a relegar para luego lo que hay que tener siempre a mano.
El esposo llega, está llagando siempre, y no se deja sorprender quien permanece siempre en vela, frente a quien, desmotivado, se duerme despreocupadamente en las pajas del descuido.
Santa Clara y santa Teresa
Creo ver un admirable paralelismo entre santa Clara de Asís y santa Teresa de Jesús. Son como el haz y envés de una misma espiritualidad muy evangélica. Las dos eminentemente santas. Santa Teresa, la monja andariega; santa Clara, la monja oculta en su clausura. La una andando incansable todos los caminos hacia el corazón de Cristo, de morada en morada; la otra arrodillada siempre ante el brasero eucarístico. Las dos empeñadas en la reforma de la vida religiosa tras los muros del convento, la una acudiendo adonde pueda prender una luz en el corazón de la Iglesia, con el aliento añadido de Juan de la Cruz; la otra recluida en el corazón de Cristo, como oración hecha niña en las manos de Francisco.
La práctica del evangelio puede hermanar a las personas. Carmelitas y clarisas; próximos y lejanos. Dicen además que no hay un santo solo. A su vera crece la sombra de otro complementario. No son plantas aisladas; son un vivero innumerable.
No se improvisa a última hora lo que hay que prever con sobrado tiempo. Mal puede tener sus cosas a punto, quien se acostumbra a relegar para luego lo que hay que tener siempre a mano.
El esposo llega, está llagando siempre, y no se deja sorprender quien permanece siempre en vela, frente a quien, desmotivado, se duerme despreocupadamente en las pajas del descuido.
Santa Clara y santa Teresa
Creo ver un admirable paralelismo entre santa Clara de Asís y santa Teresa de Jesús. Son como el haz y envés de una misma espiritualidad muy evangélica. Las dos eminentemente santas. Santa Teresa, la monja andariega; santa Clara, la monja oculta en su clausura. La una andando incansable todos los caminos hacia el corazón de Cristo, de morada en morada; la otra arrodillada siempre ante el brasero eucarístico. Las dos empeñadas en la reforma de la vida religiosa tras los muros del convento, la una acudiendo adonde pueda prender una luz en el corazón de la Iglesia, con el aliento añadido de Juan de la Cruz; la otra recluida en el corazón de Cristo, como oración hecha niña en las manos de Francisco.
La práctica del evangelio puede hermanar a las personas. Carmelitas y clarisas; próximos y lejanos. Dicen además que no hay un santo solo. A su vera crece la sombra de otro complementario. No son plantas aisladas; son un vivero innumerable.
jueves, 25 de agosto de 2011
Estar en vela
La venida mesiánica, tan ansiada por el pueblo hebreo, se realiza felizmente en Jesús, que aquí nos enseña que debemos, no sólo creer en sus palabra, sino amar; y no sólo amar, sino también esperar; auque no sólo esperar, sino vigilar, Vigilar ojo avizor, porque queda un futuro imprevisible, incierto, que alumbrará la venida definitiva de Dios. Un cristiano atento debe permanecer en vigilante espera, a la manera del dueño de la casa avisado de que el ladrón va a asaltar su vivienda. Velar es tanto como salirle al paso al riesgo de la imprevisión. Tener la ventana abierta a la oportuna puntualidad del amanecer. El descuido que proporciona vivir como si todo estuviera a buen recaudo, puede malograr los beneficios esperados. La virtud de creer, pues, se completa con la de saber esperar a quien se ama, como las vírgenes prudentes. No olvidemos mantener encendido el fuego nocturno de la esperanza en Jesús, que viene siempre, que está llegando siempre, y ese fuego no es otro que vivir al acecho de su presencia imprevisible, vivir vigilando el amplio horizonte de Dios que es el espacio de tiempo de que disponemos, al tiempo que velamos por nosotros mismos para evitar todo descuido.
La fuerza de los símbolos
La palabra con que hablamos de Dios no carece de limitaciones, porque Dios es infinito y trascendente, y la palabra del hombre es mera creación humana. El modo más apropiado para hablar de Dios es conferirle a la palabra ese valor añadido que es la trascendencia aneja al símbolo. El símbolo va más allá de la mera designación de las cosas, como quien añade una escalera luminosa y espiritual al último escalón de la que ordinariamente usamos. El símbolo, más que decir, sugiere, eleva el intelecto desde el sentido mostrenco de la palabra a otro más alto y eximio que besa las manos de Dios. Hay en la Escritura símbolos bellísimos, como el del libro de la divina palabra que ha de comerse Ezequiel y que le sabe a miel, el tizón angélico que purifica los labios proféticos de Isaías, la escala mediadora de Jacob por la que suben y bajan ángeles sin cuento. Es especialmente significativo el del paraíso, al que Dios baja a pasear al atardecer, signo de la cercanía de Dios al hombre. No es menos bello el del arco de la paz o arco iris que pone fin al diluvio. Si dos tribus enemigas, para apaciguar sus ánimos, rompían sendos arcos de guerra como signo de alianza, Dios depone el arco de su enfado para establecer su nueva alianza con el hombre. Están también el pan y el vino, alimentos básicos, que significan la comunión eucarística con Dios, en la persona del Hijo. Y tantos otros. Tal vez, para muchos, un listado exhaustivo o de símbolos bíblicos resultaría fatigoso. Poco a poco.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Sepulcros blanqueados
Jesús en su evangelio suele recurrir a figuras de dicción especialmente expresivas con que censura actitudes reprobables, como cuando habla de la fe que mueve montañas, el ojo de la guja que difícilmente atravesará el hombre rico y ostentoso, la piedra de molino que acogota a la traición, el sepulcro blanqueado que oculta los restos putrefactos de la hipocresía. Con esta última reprobación, Jesús excomulga la falta de sinceridad que desfigura a quien, precisamente, ha de exponer la verdad. La verdad es siempre limpia o no es más que su apariencia. Hay que entrañarse en ella, amarla, para poder hacerla ver a los que necesitan de ella. Si una joya se guarda en un cofrecillo precioso, repugna pretender envolver la verdad en un sepulcro maloliente.
Divagación: La calle mayor
Corrientemente, hay una calle mayor en cada pueblo que lo cruza de lado a lado. La calle mayor, además de ocupar un lugar céntrico en la población, es el sitio privilegiado donde figuran los establecimientos mejor surtidos para proveerse de lo necesario. A ella afluyen las restantes calles y suele congregar a la gente para el paseo vespertino y dar pábulo a la tertulia peripatética de los amigos. La calle mayor es la versión hispana del cardo máximus romano, que iba de norte a sur, calle principal de la ciudad o castro, que organizaba la vida urbana, cruzada a su vez de este a oeste por la calle decumana. Felipe II es quien dispone que la mayoría de los pueblos de su imperio gocen de tan feliz realización, de modo que sólo donde falta, hace sus veces la plaza porticada, esa otra joya, sobre todo, de los pueblos castellanos, centrada a veces por una olma monumental, lugar de reunión del concejo.
Divagación: La calle mayor
Corrientemente, hay una calle mayor en cada pueblo que lo cruza de lado a lado. La calle mayor, además de ocupar un lugar céntrico en la población, es el sitio privilegiado donde figuran los establecimientos mejor surtidos para proveerse de lo necesario. A ella afluyen las restantes calles y suele congregar a la gente para el paseo vespertino y dar pábulo a la tertulia peripatética de los amigos. La calle mayor es la versión hispana del cardo máximus romano, que iba de norte a sur, calle principal de la ciudad o castro, que organizaba la vida urbana, cruzada a su vez de este a oeste por la calle decumana. Felipe II es quien dispone que la mayoría de los pueblos de su imperio gocen de tan feliz realización, de modo que sólo donde falta, hace sus veces la plaza porticada, esa otra joya, sobre todo, de los pueblos castellanos, centrada a veces por una olma monumental, lugar de reunión del concejo.
martes, 23 de agosto de 2011
Los ayes de Jesús
Con estos ayes de Jesús, un género que servía para expresar acontecimientos o actitudes lamentables, enumera tres cosas que considera las más graves de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad. El derecho, porque el uso pervertido de la ley favorecía a los potentados contra los débiles, y para Jesús semejante delito es grave. La compasión, porque el amor de Dios es misericordioso para con el hombre, y no hay mejor respuesta a esa bondad de Dios, que reflejar la misericordia divina en la compasión, ante todo lo que infrinja daño al hombre. La sinceridad, porque el mensaje divino expone las verdades de Dios, y mal puede acoger esa verdad en su corazón quien no ama la sinceridad. Si hacemos un listado de las virtudes que Jesús tiene en más, la compasión es la virtud que mejor le caracteriza y en la que se ejercita frente a los males de que adolece el hombre. Igualmente, la sinceridad no podría faltar nunca entre las más selectas virtudes evangélicas. De hecho, frente a la sinceridad, están los que se enmascaran en falsas apariencias, los hipócritas, a quienes tanto fustiga Jesús. En cuanto al derecho, Jesús veía en su corrupción uno de los males que más rebajaban a la sociedad en la que tuvo que vivir. Vivimos con Jesús cuando vivimos sus virtudes. Seamos justos, compasivos y sinceros como él.
Divagación: Las campanas
Qué mal suena la campana rota. El bronce, quebrados los labios que nos convocan y hablan de Dios, no vibran con la limpia sonoridad de su integridad intacta. Tiene más de bote irritado que de campana devota. ¿Por qué unas se rompen lastimosamente y enronquecen su voz, y el timbre dorado y luminoso de otras dura siglos ? Las hay pequeñas, parlanchinas, en el alto hueco de la espadaña que corona la frente de una ermita, y las hay colosales, solemnes y reposadas como palabra de Dios, en lo alto del robusto campanario. La campana que tiene partida el alma, ya no dobla, ya no reza entusiasta ni siquiera musita súplicas mortuorias; rezonga desolada como animal herido.
Una campana bien nacida es un aleluya jubiloso hecho bronce.
lunes, 22 de agosto de 2011
Guías ciegos
Guías ciegos llama, no sin retintín, Jesús, a los fariseos que conducen a la gente por caminos equivocados. Ha llegado el tiempo en que la antigua alianza ha de retirar sus odres viejos cediendo el sitio a los que contendrán el vino nuevo de la plenitud que personaliza Jesús, pero ellos se obstinan en caminar a ciegas y dirigir obnubilados a la gente. Usa para ello un género bíblico consistente en reunir sucesivos lamentos presididos por esa interjección dolorida: Ay de vosotros... En los evangelios podemos rastrear sentimientos de toda índole: sentimientos de alegría, de enfado, de admiración, de contrariedad, de repulsa; no faltan estos otros que indican hasta qué punto le duelen a Jesús los descarríos de quienes más debieran evitar precisamente que la gente siguiera caminos extraviados. Ojalá nos lleve él a nosotros por caminos de salvación.
Divagación: La veleta
La palabra veleta procede de velo, tela, para significar, como dice el Diccionario de Autoridades, “banderilla de metal que anuncia la dirección del viento”. Cada vez abundan menos y las hay ornamentadas en forma de gallo cantarín, de saeta, de cruz, muy abundante, siluetas de rostros y animales: toros, sierpes, avechuchos... La irrequieta actitud de la veleta, tan lábil y movediza, ha dado lugar al término derivado veleidad, aplicable a la condición insegura del que carece de firmeza, al modo como la veleta cambia caprichosamente de dirección, a merced del viento. Y junto al hombre veleidoso, están también aquellas cosas consideradas inciertas, inseguras, como la veleta.
Divagación: La veleta
La palabra veleta procede de velo, tela, para significar, como dice el Diccionario de Autoridades, “banderilla de metal que anuncia la dirección del viento”. Cada vez abundan menos y las hay ornamentadas en forma de gallo cantarín, de saeta, de cruz, muy abundante, siluetas de rostros y animales: toros, sierpes, avechuchos... La irrequieta actitud de la veleta, tan lábil y movediza, ha dado lugar al término derivado veleidad, aplicable a la condición insegura del que carece de firmeza, al modo como la veleta cambia caprichosamente de dirección, a merced del viento. Y junto al hombre veleidoso, están también aquellas cosas consideradas inciertas, inseguras, como la veleta.
domingo, 21 de agosto de 2011
Las llaves de Pedro
Al modo como Isaías, en nombre de Dios, cuelga de los hombros de Eliacín la llave de la casa de David que abra y cierre lo que nadie podrá cerrar ni abrir, de modo que su poder será como el clavo que tensa las cuerdas de una tienda, Pedro recibe de Jesús el poder de atar y desatar. El apóstol acaba de confesar el mesianismo de Jesús desde la fe en su filiación divina, y desde este momento ese Hijo de Dios, que hasta ahora ha venido mostrándoles cuál sea su identidad divina, da un giro a su enseñanza, revelando a sus discípulos el misterio sublime de la salvación, que culminará en el sacrificio de su vida en el ara de las manos del Padre.
Divagación: Las nubes también hablan
Las nubes significan. Tienen un lenguaje preciso que no todos conocemos bien. Los meteorólogos, según sus formas características y significado, les asignan términos distintivos: cúmulos, nimbos, cúmulonimbos, estratos, estratocúmulos, cirros, nubes lenticulares... La gente del campo interpreta también, a su modo, su significado, y dicen de unas que traen lluvia y de otras que presagian tormenta, frío o calor. Jesús mismo alude a estos signos naturales del cielo en su evangelio.
Parece ser que en su hechura tienen que ver la altura por la que bogan, y los vientos que las impulsan. Se podría decir que constituyen un código de signos ante el que el filólogo no queda indiferente. Su interpretación es toda una ciencia que permite la predicción del tiempo.
Divagación: Las nubes también hablan
Las nubes significan. Tienen un lenguaje preciso que no todos conocemos bien. Los meteorólogos, según sus formas características y significado, les asignan términos distintivos: cúmulos, nimbos, cúmulonimbos, estratos, estratocúmulos, cirros, nubes lenticulares... La gente del campo interpreta también, a su modo, su significado, y dicen de unas que traen lluvia y de otras que presagian tormenta, frío o calor. Jesús mismo alude a estos signos naturales del cielo en su evangelio.
Parece ser que en su hechura tienen que ver la altura por la que bogan, y los vientos que las impulsan. Se podría decir que constituyen un código de signos ante el que el filólogo no queda indiferente. Su interpretación es toda una ciencia que permite la predicción del tiempo.
sábado, 20 de agosto de 2011
El abanico y el ventilador
Jesús no tiene muy buen concepto de escribas y fariseos. Imparten su enseñanza entre la gente en las sinagogas, de modo que sus oyentes saben a qué atenerse, sólo que la palabra pierde eficacia si quien la enseña no testimonia eso mismo con su propio ejemplo. Esto es lo que censura Jesús, la falta de sinceridad en la práctica de esa enseñanza. El magisterio de Jesús es muy otro. Lo importante para él no es predicar simplemente, sino predicar ejemplarmente. Sed luz del mundo, dirá con marcada intención. Y efectivamente, la vida de Jesús no se resuelve toda ella en palabras, sino en el ejemplo constante de su propia vida, que entregará, por amor a sus seguidores.
Divagación: El abanico y el ventilador
El ventilador es un abanico automático más potente y eficaz. El caudal de viento que desarrolla puede incluso regularse a voluntad de su usuario, algo que no ocurre con esos otros juguetes manuales que las señoras convirtieron en signo de elegancia y los artistas en diminutas obras de arte, pintando escenas decadentes en ese reducido panorama que es el plegable país. Llegó a erigírsele en objeto de culto, aligeradas con artísticos calados las varillas de marfil. Hay museos que exhiben selectas colecciones de piezas muy valiosas. Y todavía está en uso en realizaciones más modestas, más prácticas y asequibles. El ventilador no es artísticamente exigente. Su finalidad es exclusivamente pragmática. Basta que su aspecto obedezca a un diseño industrial agradable. Y así es como entra en el mobiliario doméstico como un objeto más, que ocupa un lugar modesto donde cumpla con su objetivo y no moleste, en un rincón o espacio lateral, allí donde la economía no se permita acondicionar aparatos refrigeradores de aire más onerosos.
viernes, 19 de agosto de 2011
El gran mandamiento
No es fácil identificar a este personaje que interpela a Jesús, del que sabemos que pertenece a la institución religiosa, fariseo, escriba, doctor de la ley o simplemente un jefe religioso. Es evidente que no era eso lo que más les importa a los evangelistas, en un pasaje que narran los tres sinópticos. El contexto es el debate con los saduceos sobre la resurrección de los muertos. Marcos sin embargo, concluye su pasaje con un texto que los otros dos evangelistas omiten: la confesión que hace el personaje en cuestión de que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, es más que todos los sacrificios. A lo que Jesús le diagnostica que no anda muy lejos del Reino de Dios. ¿Por qué no anda lejos del Reino? Los evangelios se escriben desaparecido ya el templo, donde tenían lugar los sacrificios. Jesús le pronostica a la samaritana que llega la hora en que Dios no sea ya adorado en el monte Garizim o en Jerusalén, porque a Dios hay que adorarle en espíritu y verdad, al margen de privilegiados lugares concretos. Es el hombre mismo el templo donde se adore a Dios, habitado por el Espíritu que haga presente en él a Jesús, muerto y resucitado. Desde ese momento, huelgan los sacrificios. El sujeto en cuestión no está muy lejos, pues, del Reino de Dios.
Divagación: Ante unas magdalenas
¿Qué tendrá que ver la famosa pecadora que tanto amó, con las jugosas magdalenas que nos endulzan el desayuno? Las hay con un cierto regusto a naranja, como las que ayudaron a Marcel a recobrar el tiempo perdido, en la famosa novela francesa. Tal vez se inspire en ella la propaganda de una determinada empresa pastelera para encomiar su producto, elaborado, dice, con las incomparables recetas de la abuela. La verdad es que, junto a las gratamente sabrosas, las hay menos encomiables, que han olvidado la hogareña receta. Como todo, como las galletas, como los bizcochos, como unos colines. Eso sí; son más baratas.
Divagación: Ante unas magdalenas
¿Qué tendrá que ver la famosa pecadora que tanto amó, con las jugosas magdalenas que nos endulzan el desayuno? Las hay con un cierto regusto a naranja, como las que ayudaron a Marcel a recobrar el tiempo perdido, en la famosa novela francesa. Tal vez se inspire en ella la propaganda de una determinada empresa pastelera para encomiar su producto, elaborado, dice, con las incomparables recetas de la abuela. La verdad es que, junto a las gratamente sabrosas, las hay menos encomiables, que han olvidado la hogareña receta. Como todo, como las galletas, como los bizcochos, como unos colines. Eso sí; son más baratas.
jueves, 18 de agosto de 2011
No todos serán elegidos
Dios casa a su Hijo y la desposada es la humanidad.
Dios sueña en una fiesta singular, pero aquellos que siempre habían gozado de su predilección, el pueblo escogido, desoyen su invitación, y entonces Dios abre sus brazos en el cruce de todos los caminos.
Sólo que tampoco hay que confiarse demasiado al momento de pretender sentarse a la mesa de sus favores, a la mesa de su verdad. No basta con querer los bienes gratuitos de Dios, sino que se nos exige una disposición correcta, merecedora de tan alta compañía y distinción.
San Pablo decía a sus comunidades: Revestíos de Cristo, revestíos del hombre nuevo que nace del bautismo cristiano. La salvación hay que merecerla con una vida santa.
Responde así el hombre nuevo a la llamada divina, porque muchos son los llamados y pocos los admitidos a su mesa.
Divagación: Los nombres de los pueblos
Me complazco en fijarme en los topónimos de los pueblos. Son distintivos de cada lugar y en su historia gustan de bucear los filólogos, estudiosos del idioma. Así, nos dicen que Caudete significa origen de río, caput aquae en latín, del que proviene; Ontinyent, que tiene fuentes, Carcaixent, de un antiguo carcasén preromano, lugar alto o defensivo.
En el vecino Teruel, abundan los topónimos expresivos de algo, como Luco, bosque en latín, Aguascalientes, Albentosa, nombre híbrido de árabe y castellano, Fontferrada y Foncerrada, por sus aguas ferruginosas. Y no falta algún caso curioso de etimología popular, como Vinoaceite, que originariamente fue Ben Azeit, su fundador.
En Valencia, donde los árabes permanecieron siglos, los topónimos que acuñó su lengua conservan su sello característico con su prefijo de descendencia: Benitatxell, Benissa, Benicull, Benimodo, Benisoda, Benitxembla, etc, alusivos al jefe moro que fundó o se estableció en dicho lugar. Otros designan la condición peculiar del pueblo, como Aldaia, aldea, Peñíscola, peñasco o peña pequeña, Valldigna, valle digno o hermoso, Alzira, la isla, Gabarda, lugar hondo.
Historia, geografía y filología son disciplinas hermanas que se complementan y respaldan, surtiéndonos de datos que ilustran nuestro conocimiento y nuestra cultura.
miércoles, 17 de agosto de 2011
La hora undécima
Jesús no propone en su evangelio comportamientos de injusticia social. Bien sabía él que normalmente un jornalero cobra en función del trabajo que ejecuta. La parábola quiere llevarnos a otro nivel más alto que el de las miras humanas. Dios nos gobierna mediante normas de gratuidad. Dios da lo que quiere, como quiere y a quien quiere, porque todo es suyo. Pero esto no es todo.
La “viña” es símil recurrente en la Sagrada Escritura del pueblo de Dios, lugar de la Alianza (Is 5,1-7). Y en su Hacienda, los primeros son los judíos, pueblo elegido, frente a los que no lo son, pero que no quedan excluidos. Al divino patrón le preocupa el drama de los que en su viña divina no tienen trabajo: ¿Cómo es que estáis aquí todo el día sin trabajar?, les dice. Y va contratando a unos y a otros, a lo largo de todo el día. Y aquí es donde la parábola cobra su sentido más hondo.
Al momento de recibir cada uno su salario, da sorprendentemente a todos la misma paga, al margen de las horas trabajadas. Y hay quien protesta indignado, al parecer con toda justicia, desde el sentido de la justicia distributiva, propia de la cultura helenística. Dios, sin embargo, desde el concepto sagrado de la divina ley, da a todos lo mismo, porque lo que da es el don impagable de la salvación, que no puede sino ser la misma para todos.
Divagación: Las plumas de la construcción
Un índice seguro para saber el estado de la economía de un lugar, consiste en contar el número de plumas, como llaman a esas ágiles y esbeltas grúas, con un alto brazo horizontal asimétrico, compensado por otro más corto, pero equivalente en peso, en el lado opuesto. Las plumas se usan para elevar materiales de construcción a los sucesivos piso de un edificio. A mayor número de plumas, más intensa es la actividad laboral desarrollada en cada población.
Hace unos años, de bonanza económica, el número de plumas se multiplicaba por momentos y el ajetreo era febril; mesnadas de rumanos se apiñaban laboriosos en cada edificio en construcción y las cisternas hormigoneras, en constante giro rotatorio, no dejaban de transitar por todas las carreteras, acarreando toneladas de hormigón. Hoy, desde una terraza de gran visibilidad, cuento dos plumas y mil edificios sin terminar permanecen en absoluto silencio. En algún solar, he visto una grúa desmontada en sus partes, como mecano en basurero. Decididamente, la actividad económica tiene echado el freno de mano y mucho me temo que la atropellada burbuja del afán constructivo no volverá a hincharse en mucho tiempo. Los valencianos dicen: Arrancà de burro i pará de rossí.
La “viña” es símil recurrente en la Sagrada Escritura del pueblo de Dios, lugar de la Alianza (Is 5,1-7). Y en su Hacienda, los primeros son los judíos, pueblo elegido, frente a los que no lo son, pero que no quedan excluidos. Al divino patrón le preocupa el drama de los que en su viña divina no tienen trabajo: ¿Cómo es que estáis aquí todo el día sin trabajar?, les dice. Y va contratando a unos y a otros, a lo largo de todo el día. Y aquí es donde la parábola cobra su sentido más hondo.
Al momento de recibir cada uno su salario, da sorprendentemente a todos la misma paga, al margen de las horas trabajadas. Y hay quien protesta indignado, al parecer con toda justicia, desde el sentido de la justicia distributiva, propia de la cultura helenística. Dios, sin embargo, desde el concepto sagrado de la divina ley, da a todos lo mismo, porque lo que da es el don impagable de la salvación, que no puede sino ser la misma para todos.
Divagación: Las plumas de la construcción
Un índice seguro para saber el estado de la economía de un lugar, consiste en contar el número de plumas, como llaman a esas ágiles y esbeltas grúas, con un alto brazo horizontal asimétrico, compensado por otro más corto, pero equivalente en peso, en el lado opuesto. Las plumas se usan para elevar materiales de construcción a los sucesivos piso de un edificio. A mayor número de plumas, más intensa es la actividad laboral desarrollada en cada población.
Hace unos años, de bonanza económica, el número de plumas se multiplicaba por momentos y el ajetreo era febril; mesnadas de rumanos se apiñaban laboriosos en cada edificio en construcción y las cisternas hormigoneras, en constante giro rotatorio, no dejaban de transitar por todas las carreteras, acarreando toneladas de hormigón. Hoy, desde una terraza de gran visibilidad, cuento dos plumas y mil edificios sin terminar permanecen en absoluto silencio. En algún solar, he visto una grúa desmontada en sus partes, como mecano en basurero. Decididamente, la actividad económica tiene echado el freno de mano y mucho me temo que la atropellada burbuja del afán constructivo no volverá a hincharse en mucho tiempo. Los valencianos dicen: Arrancà de burro i pará de rossí.
martes, 16 de agosto de 2011
El ojo de la aguja
Jesús dice, con motivo de aquel joven rico que no fue capaz de darlo todo por él, que no le es fácil al rico guardar fidelidad a Dios, porque más que a él el rico ama sus riquezas. Muy desviado tiene el camino que va al dador de todo bien. Sucede entonces que quien da prioridad a sus riquezas, atesora aquí lo que es de aquí, en vez de atesorar su vida en las manos amorosas de Dios. A ése no lo espera Dios con los brazos abiertos, ya que los tiene ocupados en abrazar sus haberes. Por eso es tan estrecho el ojo de la aguja. Sólo en las manos de Dios la polilla no carcome los bienes que enriquecen al hombre. Importa mucho abrir nuestra libreta en ese banco de las divinas manos al que nunca le falta liquidez.
Divagación: Los relojes también mueren La muerte es el final del tiempo. Los relojes que lo miden, tienen también su historia y un día se les acaba el tiempo y mueren. Así de simple. El reloj de pared tocaba pausadamente las horas con sonoros y timbrados sonidos que contribuían a hacer más grato el paso del tiempo, tan angustioso a veces. Todavía está ahí, inerte, pendiente de una alcayata, como un muñeco roto. Su engranaje tiene desgastada la dentadura y el péndulo, tan equilibrado, tan solemne, no logra mantener el ajustado equilibrio de la maquinaria, porque al arco del áncora le falta impulso suficiente para mantener su pausado vaivén. Tenía cuerda para una semana, pero los achaques de la vejez han paralizado su corazón y sin corazón no hay pulso que valga. Los relojes también mueren.
Divagación: Los relojes también mueren La muerte es el final del tiempo. Los relojes que lo miden, tienen también su historia y un día se les acaba el tiempo y mueren. Así de simple. El reloj de pared tocaba pausadamente las horas con sonoros y timbrados sonidos que contribuían a hacer más grato el paso del tiempo, tan angustioso a veces. Todavía está ahí, inerte, pendiente de una alcayata, como un muñeco roto. Su engranaje tiene desgastada la dentadura y el péndulo, tan equilibrado, tan solemne, no logra mantener el ajustado equilibrio de la maquinaria, porque al arco del áncora le falta impulso suficiente para mantener su pausado vaivén. Tenía cuerda para una semana, pero los achaques de la vejez han paralizado su corazón y sin corazón no hay pulso que valga. Los relojes también mueren.
lunes, 15 de agosto de 2011
La Asunción de María
Nada nos dicen los evangelios de este hecho memorable ni tampoco los Hechos de los apóstoles nos hablan de la Asunción de María. La Iglesia ortodoxa griega se adelantó a la latina en todo lo referente a la devoción a María y ha celebrado siempre la Asunción de María al cielo a la manera de un beatífico sueño. Jesús mismo decía de quienes devolvía a la vida que simplemente dormían. A María la despertó él igualmente en los umbrales de Dios. Era el Hijo que recobraba a su Madre junto a sí, siempre sumisa a Dios y ganosa de saberlo todo acerca del misterio de su Hijo, de quien guardaba en el corazón cuanto llegaba a saber. Hoy es ella quien nos puede llevar hasta el conocimiento de su Hijo, sabedora de todos sus misterios.
Divagación: La luna
Es de ver el espectáculo de la luna llena emergiendo toda enrojecida tras los montes, apenas se ha puesto el día, y empieza a bajar la noche su telón oscuro. Me he enterado ahora de que la luna, en tiempos remotísimos, contó señorial con dos satélites, dos lunitas blancas como ella, que la circundaban cada poco, y aproximándose una y otra llegaron a chocar y saltar por los aires, es un decir, hechas añicos. No soy tan romántico que me dedique a contemplar la luna, con catalejo o sin él, entontecido, pero entiendo que los mismos hebreos se valieran de sus fases para medir el tiempo. Sus clérigos, en Babilonia, aprendieron a computarlo según los ciclos solares del año, y así, en tiempos de Jesús, la gente culta seguía el computo solar, mientras el pueblo continuaba usando el lunar. ¿De cuál era partidario Jesús, más cercano a la gente sencilla que a los sabios sacerdotes del templo? Esto aparte, me pregunto por qué se dice de una persona que tiene un lunar en la mejilla. Siempre es mejor que tenerlo en la familia.
domingo, 14 de agosto de 2011
La universalidad de la fe
Ya Isaías era partidario de la universalidad de la fe: Mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos, aduce él con muy justas palabras, contra el sentir de Ezequiel, que se oponía a que los extranjeros entrasen en la casa del Señor, porque según él, la profanaban con su presencia.
La razón de la universalidad de la fe radica en que Dios lo es de todos los hombres y quiere que todos se salven sin excepción. El episodio de la mujer cananea prueba cómo Jesús admite a su fe a todos los que, propios o extraños, la profesen con la entereza y hábil terquedad con que lo hace ella, ejemplo de firmeza en la fe y de insistencia en la oración. Pobreza y oración van juntas. La oración de petición tiene su origen en nuestras carencias. Pide el que necesita algo. El que tiene de sobra, no tiene motivo alguno para pedir. Y así es cómo, en el Padrenuestro, Jesús nos enseña a los necesitados a pedir el pan de cada día. Así es como resulta educativa y hasta elegante la oración del pobre, porque lo es la humildad del que pide. El que reconoce su poquedad, anda en la verdad, que decía santa Teresa. Ojalá adquieran el don de la fe quienes no saben creer, a fin de que aprendan también a orar.
Nomadelfia
Se hospedan en el colegio en que escribo 180 jóvenes peregrinos que vienen a celebrar la JMJ, desde la localidad italiana de Nomadelfia. Es un poblado muy singular , donde, inspirados en el evangelio, se vive a la manera de la primitiva Iglesia de que nos hablan Los Hechos de los Apóstoles, en fraterna comunidad de bienes, ajenos a la percepción de un sueldo, trabajando y estudiando dentro de la localidad. Todo se hace en común. Y son felices. La comunidad la forman 60 familias con un total de 600 personas. Cinco o seis familias constituyen un grupo familiar, regidos por una constitución interna de tipo democrático, dispuestos a admitir hijos en adopción. La aldea queda situada en la Toscana , cerca de Grosseto. En 1980 les visitó Juan Pablo II. El número de visitas anuales asciende a 10.000.
La razón de la universalidad de la fe radica en que Dios lo es de todos los hombres y quiere que todos se salven sin excepción. El episodio de la mujer cananea prueba cómo Jesús admite a su fe a todos los que, propios o extraños, la profesen con la entereza y hábil terquedad con que lo hace ella, ejemplo de firmeza en la fe y de insistencia en la oración. Pobreza y oración van juntas. La oración de petición tiene su origen en nuestras carencias. Pide el que necesita algo. El que tiene de sobra, no tiene motivo alguno para pedir. Y así es cómo, en el Padrenuestro, Jesús nos enseña a los necesitados a pedir el pan de cada día. Así es como resulta educativa y hasta elegante la oración del pobre, porque lo es la humildad del que pide. El que reconoce su poquedad, anda en la verdad, que decía santa Teresa. Ojalá adquieran el don de la fe quienes no saben creer, a fin de que aprendan también a orar.
Nomadelfia
Se hospedan en el colegio en que escribo 180 jóvenes peregrinos que vienen a celebrar la JMJ, desde la localidad italiana de Nomadelfia. Es un poblado muy singular , donde, inspirados en el evangelio, se vive a la manera de la primitiva Iglesia de que nos hablan Los Hechos de los Apóstoles, en fraterna comunidad de bienes, ajenos a la percepción de un sueldo, trabajando y estudiando dentro de la localidad. Todo se hace en común. Y son felices. La comunidad la forman 60 familias con un total de 600 personas. Cinco o seis familias constituyen un grupo familiar, regidos por una constitución interna de tipo democrático, dispuestos a admitir hijos en adopción. La aldea queda situada en la Toscana , cerca de Grosseto. En 1980 les visitó Juan Pablo II. El número de visitas anuales asciende a 10.000.
sábado, 13 de agosto de 2011
Jesús y los niños
Los niños son para Jesús el icono de la sinceridad, la simplicidad y del cariño, el dechado de la pequeñez a que conduce en el hombre la humildad. Negarle los niños a Jesús es no saber quién es y cómo piensa, sobre todo cuando se los acercan para que les imponga sus manos y rece por ellos. No puede ser más escasa la sensibilidad de sus apóstoles, hombres rudos endurecidos por el trabajo, y solícitos para con el maestro, pero de corazón inflexible. Quien quiera aprender cordialidad y ternura, que busque a Jesús: la imparte a manos llenas.
Divagación: Toldos
Una de las industrias florecientes que existieron, a nivel de artesanía, en nuestros pueblos, fue la de la confección de toldos para carros, una cubierta que los arrieros llamaban entalamadura. Ya no hay carros, pero quedan los toldos con que se protegen del sol o de la lluvia comercios y balcones. Toldos preferentemente verdes, no sé por qué, no acabo de entender el motivo. Admitamos que se trata de un color no agresivo en el que descansa la vista, por lo que, en los colegios, las antiguas pizarras horrorosamente negras, ahora se prefieren verdes. Hay aún un cierto inconveniente en el uso de esos toldos, que tiene que ver con el viento. Cuando el viento azota furioso las faldas caídas de su delantera, los chasquidos producidos acaban fatigando el oído. Pero esto no afecta en absoluto al color que se quiera dar al toldo. Verde o rojo, ¡qué más da!
viernes, 12 de agosto de 2011
Jesús y las artimañas de sus adversarios
La experiencia le ha enseñado a Jesús la maldad de sus adversarios. Conoce ya los recursos arteros con que, una y otra vez, intentan ridiculizarle, los fariseos. No eran todos así, pero llega ya a ser una costumbre el modo engañoso con que suelen dirigirse a él, por más que disimulen sus artimañas.
No todos son así. Los hay buenos y malos. Pero lo más llamativo no es la velada malicia de sus detractores, sino la aparente indiferencia de Jesús, que ni se molesta, porque prefiere aprovechar la ocasión que le brindan y la expectación que se crea en torno, para enseñar a quien le escuche, cuán torcida es la interpretación que se hace de los deseos de Dios por quienes se aman más a sí mismo que a él.
Jesús es práctico. En esta ocasión, contra la opresión sufrida por la mujer, desde el concepto de inferioridad que se le achaca en la cultura hebrea, él se alza como su abogado inapelable. De hecho, nadie le replica.
Divagación: Hablar con los animales
El lenguaje testimonia los usos de cada momento reflejados en él. Nuevos usos requieren palabras nuevas que los designen, y al revés, cuando desaparecen, el desuso borra también las palabras con que los denominábamos.
El hombre ha gustado siempre de hablar con sus animales domésticos, el perro, el minino, el caballo. San Francisco habló y domesticó al lobo con la amabilidad de sus palabras. Hubo un lenguaje muy escueto con que el arriero se entendía con sus bestias, arreándolas para que arrancaran y deteniéndolas con interjecciones al uso. La interjección ¡arre!, que en definitiva es un imperativo con que se le mandaba al animal que se pusiera en marcha, dio sentido a al término arriero con que se conocía al acemilero que así se expresaba y al verbo arrear, que nombra el uso de tal mandato. La palabra ¡soo!, con que se ordenaba al animal que se detuviera, carece de derivados que yo sepa.
Uno piensa si ese stop de ascendencia inglesa de los cruces en carretera, no es la versión automovilística del hace tiempo, asendereado ¡soo! El lenguaje electrónico, a su vez, ha tomado también del inglés las palabras arrieras on y of.
jueves, 11 de agosto de 2011
Clara de Asís
La Porciúncula, en un valle que se extiende a los pies de Asís, ocupa un lugar capital en el nacimiento del franciscanismo. El crucifijo románico que la presidía, inspira a Francisco que debe reparar su Iglesia, con lo que se inicia su obra santificadora. En ella ocurre su conversión, en ella echa a andar de su mano la Orden Franciscana y , con Clara de Asís, la Orden de las Damas Pobres o clarisas. La noche del 18 al 19 de marzo del año 1211, Clara, apenas cumplidos los 17 años, escapa de la casa paterna, deja atrás la muralla, y a través de los campos boscosos, alcanza la Porciúncula. Clara venía tramando sigilosamente con Francisco su propósito de reclusión religiosa en el retiro de la Porciúncula. Había tomado parte ese día en la celebración del domingo de Ramos, con su familia, en la iglesia catedral, con toda naturalidad. Llegada la noche, pune manos a la obra. La ceremonia de conversión de dama noble en dama pobre fue breve y emotiva. Francisco le corta los largos cabellos y le viste un hábito marrón de penitencia. Acompañada luego por unos hermanos, la envía al monasterio de benedictinas de san Pablo de las abadesas, en Bastia Umbra. De nada sirvieron los intentos desesperados del padre por recuperarla, desafiando la protección eclesial, sino que aún se le agrega una hermana, Catalina, que cambiaría su nombre por el de Inés, para lo que hubo de desafiar los esfuerzos de su tío por desbaratar su proyecto. Juntas, habitarían después, por encargo de Francisco, el recinto de San Damián. En un conventículo adjunto a la ermita de San Damián, viven Clara y sus monjas estrechísima pobreza, a donde aún se encontraría con sus otras dos hermanas Ortolana y Beatriz. En tanto, la Santa Sede se mostraba remisa en aprobar una forma de vida de tan extremada pobreza, considerada excesiva y rigurosa. Sólo con el tiempo, muy quebrada ya la salud de la santa, le llaga, en el lecho de muerte, la noticia gozosa de que su Regla ha sido aprobada. Ser dice que los santos no vienen solos. Clara, por ejemplo, nace a la sombra de Francisco. Dos santos de notabilísima elevación que llenan la espiritualidad de su siglo y crean una corriente de vida evangélica que ha sido determinante en la historia de la Iglesia. Hagamos lo posible por que su ejemplo cunda en nosotros, continuadores de su obra.
Divagación: Aviones hoy
Se habla de aviones supersónicos que, en altos estratos de la atmósfera, crucen de un continente a otro con vertiginosa velocidad. Las distancias se acortan de inverosímil manera, y quizás hasta estemos saturando los cielos con una intrincada red de aeronave. Los cielos ribereños se extienden hasta el área cercana de un aeropuerto valenciano, lo que explica que un nutrido número de aviones crucen, día y noche, en todas direcciones, dejando tras de sí finas líneas de vapor blanco, que simulan trazos de una tiza colosal que escribiera en la ilimitada pizarra azul del cielo. La considerable altura que alcanzan esas naves es tal, que la vista no consigue percibirlas. Están, pero no se ven, y uno se admira de que en esos puntos inapreciables quepa tanto viajero y que sea tanta la seguridad lograda por la técnica aeronáutica. ¿Que queda de los dudosos titubeos de los hermanos Wright?
miércoles, 10 de agosto de 2011
El grano de trigo
El grano de trigo deja ser descompuesto en tierra, para arraigar y germinar dando lugar a unos tallos que coronarán espigas. El grano de trigo ha de dejar de ser para devenir vida nueva. Si uno se reserva envuelto en la cerrazón de su propio egoísmo, encerrado en su cascabillo, se vuelve inservible en la nada en de sí mismo. Quien se da, abre el horizonte de sus brazos a la inmensidad de la vida eterna, a la sombra luminosa de Dios. No es otro el servicio que nos pide Jesús, a cambio de ser ya siempre para él absolutamente.
Divagación: Ha llegado la lluvia
Se estaba haciendo esperar, pero al final ha llovido esta noche, aunque no pase de ser un huidizo chaparrón de escasa intensidad. Ha llovido a escondidas, púdicamente, como quien se oculta o se desnuda vergonzosa. Nadie sabe a qué hora su mano húmeda ha refrescado el ambiente que se hacía molestamente pesado, pero ha llovido de sensible manera. Lo siento, porque me gusta ver llover. Me gusta ver cómo las gruesas gotas rompen sobre el suelo ardiente y un vaho torpe se levanta del polvo como quien respira pesadamente. Me gusta ver cómo la lluvia agosteña humedece compasiva los labios resecos del verano. No ha sido posible sorprender este pasajero llanto estival. Espero que de nuevo nos visite la lluvia, esta vez más copiosa y frenética, desbordada sobre los rastrojos dorados de un verano que, de lluvia en lluvia, va borrando las cifras del calendario de subrepticia manera, como quien no quiere que nadie lo vea. La verdad es que queda verano todavía, pero no concluirá sin hacer todavía algún guiño lluvioso y apagado al otoño lejano.
Divagación: Ha llegado la lluvia
Se estaba haciendo esperar, pero al final ha llovido esta noche, aunque no pase de ser un huidizo chaparrón de escasa intensidad. Ha llovido a escondidas, púdicamente, como quien se oculta o se desnuda vergonzosa. Nadie sabe a qué hora su mano húmeda ha refrescado el ambiente que se hacía molestamente pesado, pero ha llovido de sensible manera. Lo siento, porque me gusta ver llover. Me gusta ver cómo las gruesas gotas rompen sobre el suelo ardiente y un vaho torpe se levanta del polvo como quien respira pesadamente. Me gusta ver cómo la lluvia agosteña humedece compasiva los labios resecos del verano. No ha sido posible sorprender este pasajero llanto estival. Espero que de nuevo nos visite la lluvia, esta vez más copiosa y frenética, desbordada sobre los rastrojos dorados de un verano que, de lluvia en lluvia, va borrando las cifras del calendario de subrepticia manera, como quien no quiere que nadie lo vea. La verdad es que queda verano todavía, pero no concluirá sin hacer todavía algún guiño lluvioso y apagado al otoño lejano.
martes, 9 de agosto de 2011
Edith Stein
Edith Stein, judía alemana convertida al cristianismo desde la profundización filosófica, disciplina que ejerció acreditadamente en universidades de su país, es una de las mujeres que han acreditado de tal modo el testimonio de la fe católica, que el papa la ha nombrado patrona de Europa. Se nos recuerda así a las mujeres fuertes de la Biblia. En el bautismo adoptó el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz, y bien hizo en apoyar en la victoria de la cruz la vivencia del evangelio, porque pronto la heriría la adversidad de haber nacido de la sangre en que se encarnó Jesús. ¿Hubieran asesinado a Jesús también, por ser judío?
La persecución nazi hizo de ella una heroína de nuestro tiempo. La liturgia nos recuerda entonces las palabras del evangelio que nos instan a no tener miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
No hay motivo suficiente para vivir del miedo, ya que los hombres pueden suprimir la vida física , pero no la persona que encarnamos, espejo de Dios. Mismamente, para Jesús, la muerte no es una derrota, cuando, como él, podemos incluso convertirla en victoria definitiva.
En ese sentido, nada ni nadie puede destruir la dignidad del hombre. No lo haría Dios, creador de todas las cosas: mal lo podría intentar la perversidad humana. Dios, muy al contrario, se desvela por sus criaturas de manera tan esmerada, que nada de cuanto nos ocurre, puede pasarle desapercibido. Es lo que explica que la confianza puesta en él pueda ser total.
Esa confianza es la que acompaña resueltamente a Teresa Benedicta de la Cruz a lo largo del martirio a que la ceguera del fanatismo político la somete, sin pizca de consideración a su condición de mujer acreditada en las aulas académicas, por más que la arrinconen en sórdidas cárceles donde el testimonio cristiano la singulariza sobre manera.
Jesús había dicho que nadie ama tanto como el que da su vida por los amigos; Cristo era el amigo y modelo por quien dio su vida este coloso de la fe cristiana.
Divagación: Las puestas de sol
Las puestas de sol, todas igualmente espléndidas, pero todas diferentes. Se podría coleccionar toda una serie de puestas de sol, todas ellas magníficas, pero nunca iguales. Varían las nubes que el sol enciende en tan efímero momento, cuando se tercia, varía su disposición, la variedad de tintas y matices de color que infiere en ellas la luz solar, cuando no la paleta de grises de su ausencia, limpia entonces la inmensa quietud del cielo.
La puesta de sol de hoy tiene también su singularidad. Una cadena de montañas azules sostiene el paisaje solar anaranjado, mientras el disco solar se agiganta sumergiéndose tras la linea gris del horizonte montañoso, una llamarada increíblemente roja que poco a poco llegará a inflamar el horizonte. Son los estertores de la puesta de sol. Y es que, así, desangrándose, muere la tarde.
lunes, 8 de agosto de 2011
El diezmo de Jesús
La obligación del diezmo aplicada a Jesús, no deja de tener su punta de amarga ironía. Cada persona debía pagar un didracma al templo para su conservación y la ofrenda de los sacrificios. ¿Qué rey cobra impuestos a su hijo?, alega Jesús. El templo es la casa de su Padre, y le están exigiendo el cobro del diezmo al Hijo. No deja él, con todo, de cumplir con lo establecido y contribuye como mejor puede, desde su infinita pobreza, recurriendo por fuerza al tesoro prodigioso de Dios. Cuántos litigios se evitarían si supiéramos renunciar a nuestros derechos, en muchas ocasiones que ni van ni vienen, a cambio de un poco de paz y tranquila convivencia con los demás. Jesús, Hijo de Dios, renuncia a ser reconocido como tal por los recaudadores del templo. A veces, la defensa del propio prestigio, que no es más que la opinión que los demás tienen de nosotros, ha llevado y lleva al hombre a confrontaciones sangrientas. Un poco de humildad puede resolver agrias cuestiones que el orgullo humano considera insalvables. ¿Desde cuándo es un valor el orgullo?
Divagación: El Pantocrátor
La pintura del arte románico gustaba de presidir el conjunto de imágenes con que se ornaba una iglesia con la figura del Pantocrátor, generalmente colocado en el ábside de la misma. Pantocrátor es el nombre específico con que se designa a Dios todopoderoso, en la figura de su Hijo. Aparece sentado con gloriosa majestad en un trono dorado, sujetando las más de las veces un libro donde se leen las letras alfa y omega, primera y última del alfabeto griego, para significar que Jesús es el principio y fin de todas las cosas. Un halo de gloria llamado mandorla envolvía la figura luminosamente. La mandorla se compone de dos círculos entrecortados que simbolizan el cielo y la tierra, para significar la doble condición humana y divina de Cristo. Su aspecto severo entraña el concepto medieval de autoridad que como juez le correspondía encarnar. Será la teología posterior la que dulcifique ese atisbo de ceño que el hombre rudo de época tan belicista dejó impreso en él.
Divagación: El Pantocrátor
La pintura del arte románico gustaba de presidir el conjunto de imágenes con que se ornaba una iglesia con la figura del Pantocrátor, generalmente colocado en el ábside de la misma. Pantocrátor es el nombre específico con que se designa a Dios todopoderoso, en la figura de su Hijo. Aparece sentado con gloriosa majestad en un trono dorado, sujetando las más de las veces un libro donde se leen las letras alfa y omega, primera y última del alfabeto griego, para significar que Jesús es el principio y fin de todas las cosas. Un halo de gloria llamado mandorla envolvía la figura luminosamente. La mandorla se compone de dos círculos entrecortados que simbolizan el cielo y la tierra, para significar la doble condición humana y divina de Cristo. Su aspecto severo entraña el concepto medieval de autoridad que como juez le correspondía encarnar. Será la teología posterior la que dulcifique ese atisbo de ceño que el hombre rudo de época tan belicista dejó impreso en él.
domingo, 7 de agosto de 2011
Dios pasa como la brisa
Pasa ante Elías un viento huracanado que sacude y troncha los árboles, un terremoto estrepitoso después, y una oleada de fuego devastador, y allí no estaba Dios. Se oye luego algo así como el lento paso de una brisa casi imperceptible. Allí estaba Dios.
Cuando Dios pasa ante el hombre, lo hace con pies de seda. Está, pero no se deja percibir si antes no hemos desarrollado en nosotros el sentido de lo maravilloso. Algo así debió ocurrirles a los discípulos de Jesús en el lago de Galilea. Llega andando sobre las aguas y ellos, aterrados, no acaban de reconocerlo, y gritan desaforados hasta que les calma la voz tranquilizadora del Señor.
Dios, dueño y señor del tiempo, suele conducir los acontecimientos de la historia con la suavidad de la brisa; y su acción sigue siendo imperceptible para la mayoría de la gente. ¿Cuál es la clave para percibirlo? El mismo hecho de su presencia oculta. No se le ve con los ojos de la cara. Es la fe la que le presiente. A Dios no se le ve; se le entrevé, se le vislumbra, cuando a la fe acompaña la oración, que es su luz esclarecedora. Las adversidades que nos salen al camino, vienen envueltas siempre de una tenue brisa con que nos acompaña Dios. Todo lo que hemos de hacer es volver los ojos a él, para que nos los abra eficazmente a la evidencia de su presencia, necesaria y provechosa.
Reflexión: Diluvios y sequías
Nada más irregular que el reparto de la lluvia de continente en continente. Mientras en ciertas latitudes el agua torrencial arrasa poblaciones y cultivos anegados por imparables avenidas de aguas, en otros puntos del globo la gente agoniza de sed y hambre, porque la sequía les ha negado los productos del campo con que satisfacer sus necesidades más perentorias. No falta agua; falta que llueva de más repartida manera. Y un día, donde hoy no llueve, lloverá de tan copiosa manera, que los estragos no desmerecerán de los que ahora ocasiona la ausencia de nubes generosas. La naturaleza es azarosa y no entiende de justicias distributivas.
Cuando Dios pasa ante el hombre, lo hace con pies de seda. Está, pero no se deja percibir si antes no hemos desarrollado en nosotros el sentido de lo maravilloso. Algo así debió ocurrirles a los discípulos de Jesús en el lago de Galilea. Llega andando sobre las aguas y ellos, aterrados, no acaban de reconocerlo, y gritan desaforados hasta que les calma la voz tranquilizadora del Señor.
Dios, dueño y señor del tiempo, suele conducir los acontecimientos de la historia con la suavidad de la brisa; y su acción sigue siendo imperceptible para la mayoría de la gente. ¿Cuál es la clave para percibirlo? El mismo hecho de su presencia oculta. No se le ve con los ojos de la cara. Es la fe la que le presiente. A Dios no se le ve; se le entrevé, se le vislumbra, cuando a la fe acompaña la oración, que es su luz esclarecedora. Las adversidades que nos salen al camino, vienen envueltas siempre de una tenue brisa con que nos acompaña Dios. Todo lo que hemos de hacer es volver los ojos a él, para que nos los abra eficazmente a la evidencia de su presencia, necesaria y provechosa.
Reflexión: Diluvios y sequías
Nada más irregular que el reparto de la lluvia de continente en continente. Mientras en ciertas latitudes el agua torrencial arrasa poblaciones y cultivos anegados por imparables avenidas de aguas, en otros puntos del globo la gente agoniza de sed y hambre, porque la sequía les ha negado los productos del campo con que satisfacer sus necesidades más perentorias. No falta agua; falta que llueva de más repartida manera. Y un día, donde hoy no llueve, lloverá de tan copiosa manera, que los estragos no desmerecerán de los que ahora ocasiona la ausencia de nubes generosas. La naturaleza es azarosa y no entiende de justicias distributivas.
sábado, 6 de agosto de 2011
La transfiguración
La transfiguración es uno de los acontecimientos más imprevistos y relevantes de la revelación de Jesús a sus discípulos. Ocurre, según el evangelio de Mateo, después de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús había advertido a sus discípulos que para rescatar al hombre de su enemistad con Dios, tenía que inmolarse en el ara de la muerte. Ellos ya conocían la identidad de Jesús como mesías; les faltaba aceptarle también como redentor, un misterio que juzgaban incomprensible: el mesías no puede morir. La transfiguración de Jesús no tiene otra explicación que la de patentizarles un adelanto glorioso de lo que sería su resurrección. Incluso Moisés y Elías lo acatan y dialogan familiarmente con él. Y el Padre les revela que deben prestar oídos a sus palabras y hacerle caso.
Bagatela: El sacapuntas
Existe la locución sacarle punta a todo, referida a quien es propenso a ver y extraer de todas cosas lo que no dan de sí. El sacapuntas es un pequeño artificio con que se afilan los lápices, que hoy, en gracia del bolígrafo, casi no se usa. Me gusta disponer de algún ejemplar en mi escritorio, porque no he prescindido del lápiz para algunas cosas, como dibujar, por más que hoy también los lápices se sustituyen por portaminas, que hacen sus veces con ventajosa comodidad. No importa. Reivindico la actualidad del lápiz clásico, compañero de mi escritura durante años.
Bagatela: El sacapuntas
Existe la locución sacarle punta a todo, referida a quien es propenso a ver y extraer de todas cosas lo que no dan de sí. El sacapuntas es un pequeño artificio con que se afilan los lápices, que hoy, en gracia del bolígrafo, casi no se usa. Me gusta disponer de algún ejemplar en mi escritorio, porque no he prescindido del lápiz para algunas cosas, como dibujar, por más que hoy también los lápices se sustituyen por portaminas, que hacen sus veces con ventajosa comodidad. No importa. Reivindico la actualidad del lápiz clásico, compañero de mi escritura durante años.
viernes, 5 de agosto de 2011
La vida de Dios a cambio de la nuestras
Jesús inmola su vida para salvar la nuestra, que acaba demolida en tierra si la ponemos a merced de nuestro egoísmo. El fuego la hará cenizas que fertilicen la muerte. Entre la vida luminosa y sin orillas que Dios pone a nuestro alcance, y la muerte a oscuras en manos del tiempo, el sacrificio de nuestros intereses es moneda valiosísima de cambio para ganarnos el favor de Dios. Todo lo que hay que hacer es negarse a sí mismo.
Reflexión: Los tres ciclos litúrgicos
Una conocida editorial que regentan padres dominicos, publica cada año el conjunto de pasajes evangélicos que reúne la liturgia para su lectura en la celebración eucarística. Al año en curso le corresponde el ciclo A; al año próximo, el B; y queda el C para el tercer año. Se trata por tanto de una propuesta trinitaria que abarca así todo el evangelio. Son ediciones populares de bajo coste, con un breve comentario acompañando cada pasaje. Hacer uso diario de él, ayuda a familiarizarse con la palabra de Dios, un excelente cometido, porque Jesús dice que su palabra no pasará y que quien cree en su palabra, no morirá del todo. ¿Qué mejor recompensa?
Reflexión: Los tres ciclos litúrgicos
Una conocida editorial que regentan padres dominicos, publica cada año el conjunto de pasajes evangélicos que reúne la liturgia para su lectura en la celebración eucarística. Al año en curso le corresponde el ciclo A; al año próximo, el B; y queda el C para el tercer año. Se trata por tanto de una propuesta trinitaria que abarca así todo el evangelio. Son ediciones populares de bajo coste, con un breve comentario acompañando cada pasaje. Hacer uso diario de él, ayuda a familiarizarse con la palabra de Dios, un excelente cometido, porque Jesús dice que su palabra no pasará y que quien cree en su palabra, no morirá del todo. ¿Qué mejor recompensa?
jueves, 4 de agosto de 2011
Jesús, Hijo de Dios
Jesús, Hijo de Dios. Son varias las confesiones de fe con que los discípulos de Jesús definen así la suya en Cristo, en varios momentos del evangelio. La primera y más importante es ésta, en las cercanías de Cesarea, donde Pedro confiesa que Jesús es el mesías, el Hijo de Dios vivo, Mt 16, 14. El acierto de Pedro no reside tanto en proclamarle mesías, cuanto en confesarlo Hijo de Dios. No es ésta la única ocasión en que se le considera tal Hijo de Dios. Cuando, en el lago, de noche, Jesús se acerca e ellos sobre las aguas, son todos los discípulos los que le aclaman unánimemente Hijo de Dios”. Mt14, 33. La misma Marta reconoce igualmente que Jesús es verdaderamente el Mesías, el Hijo de Dios (Mt 11, 22). Pero no son los prodigios lo que nos han de inclinar a creer en Jesús.
Bienaventurados los que crean sin haber visto, dirá Jesús a Tomás. Verdaderamente, tu eres el Hijo de Dios vivo.
Bagatela: El armonio
Los armonios tradicionales disponían de un fuelle, a ras de tierra, que oprimían los pies, para que el soplo de aire obtenido hiciera vibrar las lengüetas sonoras, cuando la manos expertas del organista, combinando unos sonidos con otros, producía y resolvía los acordes que requería la partitura, creando armonía. El armonio se ha popularizado simplificando su estructura y mecanismos. Ahora los sonidos quedan memorizados en micrichips que se activan electrónicamente, con lo que ha desaparecido el pesado mueble que contenía el complejo musical. En honor a la verdad, hay que reconocer que hay empresas que han logrado dar a tan simple aparato una calidad sonora sobresaliente. Y una vez más, es la avispada industria japonesa la que ha polarizado tan pingüe negocio.
Bienaventurados los que crean sin haber visto, dirá Jesús a Tomás. Verdaderamente, tu eres el Hijo de Dios vivo.
Bagatela: El armonio
Los armonios tradicionales disponían de un fuelle, a ras de tierra, que oprimían los pies, para que el soplo de aire obtenido hiciera vibrar las lengüetas sonoras, cuando la manos expertas del organista, combinando unos sonidos con otros, producía y resolvía los acordes que requería la partitura, creando armonía. El armonio se ha popularizado simplificando su estructura y mecanismos. Ahora los sonidos quedan memorizados en micrichips que se activan electrónicamente, con lo que ha desaparecido el pesado mueble que contenía el complejo musical. En honor a la verdad, hay que reconocer que hay empresas que han logrado dar a tan simple aparato una calidad sonora sobresaliente. Y una vez más, es la avispada industria japonesa la que ha polarizado tan pingüe negocio.
miércoles, 3 de agosto de 2011
En Tiro y Sidón
Es notable este tira y afloja entre Jesús y una mujer grecofenicia que hoy llamaríamos libanesa. Jesús entiende que ha sido enviado a predicar el evangelio de su palabra al pueblo de Dios, pero la fe de la cananea, que tiene enferma a su hija, no admite dilaciones y, al final, Jesús no se resiste ante una confesión de fe determinante. Admitamos que la afortunada mujer tenía una poderosa razón para debatir con Dios desde la firmeza de su fe, ajena a toda desaprobación: el amor a su hija enferma.
Bagatela: E l insomnio
Además de un desorden de los que se escriben con mayúscula, el insomnio debe de ser una tortura infinita, un padecimiento crónico. Es como si una luz encendida en un rincón del cerebro, te impidiera envolver en un puñado de oscuridad tus ojos, para que se puedan dormir plácidamente.
Lo padecía don Quijote, que se pasaba las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio. En alguna ocasión, una noche, no sabes nunca por qué, te pasas inquieto cambiando de postura y encendiendo la lámpara de la mesita de noche consultando la hora, y no hay modo de conciliar el sueño. Lo más indicado entonces es no perder la calma, no desasosegarse, de modo que cansado de no dormir, acabes, por fin, durmiéndote.
Bagatela: E l insomnio
Además de un desorden de los que se escriben con mayúscula, el insomnio debe de ser una tortura infinita, un padecimiento crónico. Es como si una luz encendida en un rincón del cerebro, te impidiera envolver en un puñado de oscuridad tus ojos, para que se puedan dormir plácidamente.
Lo padecía don Quijote, que se pasaba las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio. En alguna ocasión, una noche, no sabes nunca por qué, te pasas inquieto cambiando de postura y encendiendo la lámpara de la mesita de noche consultando la hora, y no hay modo de conciliar el sueño. Lo más indicado entonces es no perder la calma, no desasosegarse, de modo que cansado de no dormir, acabes, por fin, durmiéndote.
martes, 2 de agosto de 2011
Las purificaciones
Eran sobre todo los sacerdotes los que, en el templo, antes de proceder dignamente a la celebración del culto, procedían a purificarse con abluciones de agua. Los fariseos popularizan estas purificaciones entre la gente. Hoy se alude a purificarse las manos antes de tocar los alimentos comiendo, y otro tanto había que hacer con el menaje de cocina. No se trataba de medidas higiénicas, sino de actos de culto. Jesús desdeña todo lo que confunda y sustituya lo importante con lo accesorio; los mandatos de Dios que debían llevarse escritos en el corazón, con las disposiciones de los hombres, convertidos en rutina y apariencia. Los fariseos, al margen de las enseñanzas de Jesús, se escandalizan de que los discípulos de Jesús no observen esa normativa dada por hombres, ajenos a que se les ha inculcado la sinceridad por la apariencia, la verdad por los sucedáneos.
Bagatela:La armonía y el silencio
Hay placeres comedidos que no llaman a las puertas desaforadas de la disolución, como gozar del silencio y de la música. Disfrutar de la placidez del silencio, llega a ser un refinamiento espiritual inapreciable. Es la razón por la que la alegría más honda no es disoluta ni necesita del desenfreno de la carcajada como manifestación cabal. La alegría perfecta que encomiaba Francisco de Asís se traduce en mera sonrisa, que es el colmo de la satisfacción. Lejos de parecerse a un simple sentimiento pasajero, se encarna en un modo de ser, porque es un modo de vivir gustosamente la vida. Por eso se recrea en el silencio y la armonía y da razón de que la serenidad defina a la persona que tal vive. Hay que aprender a vivir alegres hasta en la adversidad.
Bagatela:La armonía y el silencio
Hay placeres comedidos que no llaman a las puertas desaforadas de la disolución, como gozar del silencio y de la música. Disfrutar de la placidez del silencio, llega a ser un refinamiento espiritual inapreciable. Es la razón por la que la alegría más honda no es disoluta ni necesita del desenfreno de la carcajada como manifestación cabal. La alegría perfecta que encomiaba Francisco de Asís se traduce en mera sonrisa, que es el colmo de la satisfacción. Lejos de parecerse a un simple sentimiento pasajero, se encarna en un modo de ser, porque es un modo de vivir gustosamente la vida. Por eso se recrea en el silencio y la armonía y da razón de que la serenidad defina a la persona que tal vive. Hay que aprender a vivir alegres hasta en la adversidad.
lunes, 1 de agosto de 2011
A Jesús le duele noticia de la muerte de Juan Bautista. La muerte es siempre dolorosa. Nos duele la muerte de los amigos y familiares, y Jesús es un hombre más. Razones particulares le mueven a expresar su dolor ante el crimen cometido con Juan: es él que le presenta en sociedad, el que derrama agua del Jordán sobre su cabeza, mientras el Espíritu de Dios le unge como el Mesías e Hijo de Dios; el que induce a seguir a Jesús a sus propios discípulos. Preservado de todo sufrimiento, Jesús no sería nuestro salvador que nos redime muriendo dolorosamente. Se explica que se muestra compasivo ante quienes sufren o tienen hambre, extremos que él conoce desde su propia experiencia. Dios es la misma misericordia y Jesús, espejo suyo, no puede ser sino compasivo y misericordioso como él. Aprendamos nosotros a convertir nuestra conmoción ante las desgracias de los otros, en pequeños milagros de caridad cristiana.
Reflexión:La cultura
La cultura es distintiva. La cultura de los pueblos no se improvisa. Forma estratos centenarios en orden sucesivo donde la sabiduría de cada época vivida han ido dejando su impronta. La cultura da una determinada personalidad a cada pueblo. No es la misma en cada sitio; no es ubicua. Los modos de ser característicos de cada pueblo, dan un color característico a todo lo que ese pueblo hace. Es el color inconfundible de la literatura castellana o la francesa; son los modos diferentes de expresar y vivir su fe; es el sentido que adquieren las fiestas de cada lugar; son, en definitiva, la manera irrepetible de pensar y formas expresivas propias de cada lengua. Incluso los productos que llevan el marchamo de la cultura de un país, logra calidades distintivas de sus manos creadoras. Y así es cómo identificamos un buen reloj con Suiza, un exquisito frasco de colona con París, una pieza musical palaciega con Viena, un vino insuperable con la Ribera del Duero. No busque nadie un vino añejo en un bazar chino, ni un reloj exacto en Marrakech o un frasco elegante de fina colonia en el desierto de Atacama. A cada cual, lo suyo.