Fue su manera enamorada de ir y acercarse a quien, enamorado del hombre, venía y se acercaba tanto a él.La costumbre de rememorar el nacimiento de Cristo de modo tan plástico, como se viene haciendo en todas partes desde entonces, fue difundida por los franciscanos y arraigó de tal manera en la tradición popular de las fiestas navideñas, que es rara la iglesia y hogar cristiano donde no haya un rincón donde se siga montando el belén, al hilo de la fantasía y la alegre creatividad de cada cual. ¿Qué menos que seguir manteniendo ese lazo espiritual entre el belén y la devoción creadora de ese amante de Jesús que fue Francisco de Asís?
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