Juan, personalmente más cercano en la historia a Jesús y los discípulos, junta los dos planos de la resurrección y la singularidad del favor a quienes se comportaron con más audacia y fidelidad en los momentos sangrientos del sacrificio de Cristo, lo que suscita en las mujeres, más afectivas, desbordados sentimientos de jubilosa ternura. Esa cercanía de Juan es la que introduce el diálogo entre los personajes del entono del sepulcro, dejándose oír en primera persona. La vivencia humana del hecho por las mujeres anima y llena de fervor el diálogo enternecido de ambas con Jesús.Juntas ambas redacciones, sus puntos de vista particulares enriquecen tan luminosa escena, desde el impacto que produce la noticia de que Cristo vive de nuevo, en los afortunados personajes que gozaron de semejante primicia.
El cielo se ha despejado al fin
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