En las horneras manos de Dios, el pan es un valor inagotable. El el trigo de la bondad que hay que proteger de la cizaña, las espigas estregadas que alivian el hambre sabático de los discípulos, el pan nuestro de las necesidades cotidianas, el pan con peces de la multiplicación, el pan eucarístico.
El pan hace presente a Cristo en la mesa del altar mediante el Espíritu de Dios que hace sus veces en la Iglesia. Hay que comer de ese pan y beber de esa sangre, aunque se escandalicen los sabedores que no se saben a Cristo. Quien no alimenta su fe con el alimento que es Cristo, languidece y muere.
Bagatela: Un manuscrito
Tengo ante mí un libro manuscrito en 1722. La mano que lo escribió usó de una pluma de ave que, de vez en cuando, tenía que perfilar con un cortaplumas para mantener firme el bisel, que tenía seccionado para la fluencia de la tinta. Y el resultado es espléndido. El autor, un fraile franciscano aragonés, hace gala de una elegante caligrafía de bellísimos rasgos, sin excederse en adornos ni siquiera en las letras mayúsculas.
Es con toda evidencia un fraile grave y austero, amante de la verdad escueta, cuidadoso sin meticulosidad, y el espejo de su caligrafía le delata y nos habla gratamente de él. Hoy, que todos escribimos desde el automatismo práctico del ordenador, con toda suerte de posibilidades al momento de corregir, modificar, tachar, trasladar textos de un lugar a otro, de memorizar lo escrito, la caligrafía va perdiendo la estima en que siempre se la tuvo. Vale la pena poder disfrutar todavía de la obra manuscrita de un fraile que sabía de la seriedad fructífera del silencio, del pobre retiro de una celda suficiente, aunque estrecha, y de la obra bien hecha.
domingo, 31 de julio de 2011
sábado, 30 de julio de 2011
Juan Bautista
En la antigüedad grecoromana, la fiestas se regaban con abundante y espiritoso vino, mezclado con agua caliente, y en la medida que avanzaba la fiesta, el vino se gustaba cada vez más puro. Una fiesta aderezada con tan apetitosa y alegre bebida, aceleraba el entusiasmo y acababa rozando la orgía.
Los paganos griegos entendían que la efervescencia entusiasta del vino era reflejo de la comunión con el dios Dionisos. El comensal, saturado del zumo de las vid, perdía el control de su voluntad y la fiesta desembocaba en desatinos.
Los placeres de la mesa, los vapores del vino, danzas voluptuosas, lujo, elegancia, afeites perfumados. Y una promesa insensata que acaba en crimen horrendo. Ostentoso crimen el de la cabeza del Bautista ofrecida a una mujer lasciva y perversa en una fuente dorada, como un lujo cualquiera más.
Bagatela: El tiempo
En todo noticiario, el informe sobre el tiempo que hará, ocupa un lugar destacado que todos siguen con interés. Fueron los americanos quienes, apoyados por el acervo de sus medios técnicos, hicieron creíble que gozaríamos de un verano más bien suave. No parecía hasta hace muy poco que fuera a cumplirse el pronóstico, dado el calor excesivo con que ha venido arreciando el tiempo; últimamente, por fortuna nuestra, sí viene cumpliendo tan grato aserto. Mañana mismo -escribo durante la noche del 29-, los meteorólogos nos anuncian lluvias pos los Pirineos y el norte catalán, lo que contribuirá a mantener frescos los vientos que mitigan los rigores veraniegos.
Que no nos traicione la esperanza.
viernes, 29 de julio de 2011
La gracia salvadora de la fe
Quien cree en mí, no morirá del todo, dice Jesús. La vuelta de lázaro a la vida es la prueba de que el Señor del sábado lo es también de la vida. Quien crea en él, que es creer en su palabra, identificado con sus verdades, no morirá nunca, porque su palabra es eterna. Es la promesa con que Jesús abre sus brazos a cuantos andan el camino que es él. La fe nos justifica, dice san Pablo, lavados con el agua redentora del perdón. La fe nos salva, dice Jesús, porque no sólo mueve montañas; mueve en favor nuestro el corazón de Dios.
Bagatela: El despertador
El despertador hace muy gravemente lo que se le manda: despertar a tal hora precisa, y él acata la orden y actúa a ciegas, con insólita puntualidad. El despertador es un reloj que cacarea la hora que se le asigna, justamente para eso, para escandalizar, en conformidad con lo que se espera de él. ¡Nada tan molesto como que un odioso cachivache te interrumpa el sueño de sopetón, y de agresiva manera! Hay despertadores chillones hasta el delirio, frenéticos, pertinaces, que te sacuden el sueño con ahínco dos y tres veces, impertérritos, como si les fuera algo en ello, a pesar de los manotazos con que se les impone imperativo silencio, bien que nadie está obligado a su uso, por otro lado insustituible, creo yo. Admitamos que la cólera que infiere en nuestro enfado no admite argumentación alguna. Nadie está obligado a hacer uso de él. Aun así, al que guste de prescindir de su contribución a un exacto y temprano despertar, les queda todavía el tradicional canto del gallo, no menos agudo y empingorotado. Aunque, ¿quedan todavía en algún sitio gallos que avisen al amanecer, a grito pelado, como siempre hicieron? Esta es la cuestión.
jueves, 28 de julio de 2011
La red barredera
El Reino de Dios, que en la historia de los hombres se deja habitar por los que siguen a Cristo, tendrá su plena implantación al final de todos los tiempos. Es incompatible, por lo tanto, con la maldad, con el libertinaje de la perversión. La malicia, la iniquidad, no pueden cohabitar con la infinita bondad de Dios.
Jesús compara el Reino con la red barredera que arrastra indiscriminadamente a la orilla peces de toda índole, buenos y malos. ¿Qué hacer con los que no tienen cabida entre las manos de Dios? Sencillamente, prescindir de ellos, acabar con ellos, enterrarlos en las cenizas abismales de la nada. Es la red barredera del juicio final.
Bagatela: Día ventoso y poco más
Se veía venir. El calor excesivo trae siempre agua. Se levantó el día gris y ventoso, como si de pronto hubiera irrumpido un ramalazo de otoño en el territorio exclusivo del verano. Las nubes amenazaban lluvia y la temperatura se notaba abatida y somnolienta como quien sufre depresión. El cielo, revuelto, prometía dejar algún chubasco tras de sí. Un alivio, porque la sequedad veraniega te obliga a consumir helados y refrescos que nunca sacian del todo. Primero fueron una gotas insignificantes. Luego, unos paraguas relucientes, acharolados. Y al final, nada.
miércoles, 27 de julio de 2011
El tesoro escondido
Compara Jesús la valía del Reino de Dios con la incalculable de un tesoro escondido o una piedra preciosa. Quien lo descubre, lo da todo a cambio persuadido de la rentabilidad del trueque.
Pero,¿dónde queda escondido ese tesoro? Está escondido en la misma palabra de Jesús, en la riqueza de su enseñanza, un tesoro que puede enriquecer toda nuestra vida. Todo estriba en alcanzar a entender el mensaje divino, a la manera como fructifica quien entiende y hace suya la simiente de la palabra de Dios. Su valía es infinita, porque equivale al disfrute eterno de la posesión de Dios.
Bagatela: Ya no se lee
El bajo nivel cultural del estudiante actual comporta un pobre porvenir para quienes serán la España de mañana mismo. En el deterioro en la enseñanza inciden varios factores, uno de los cuales es la falta de aprecio y autoridad del profesorado, falto de respaldo del legislador e incluso perjudicado por una legislación obtusa.
Hay en las aulas un incomprensible desdén hacia la formación cultural, en lo que incurre el desprecio hacia los valores morales. La sociedad ha cambiado, pero ha ido a menos en lo que respecta a la formación de la juventud. Es fácil destruir; lo difícil es luego recuperar de los escombros lo que tan alegremente se pisoteó.
Tenemos una juventud que no lee, que no se interesa por saber, indiferente a su propio futuro. Siempre nos quedará el ordenador.
martes, 26 de julio de 2011
El trigo y la cizaña
El trigo viene a ser signo de bondad en el acervo de cosas que pueblan el entorno doméstico de una persona en tiempos de Jesús. El trigo, el pan de cada día, el alimento eucarístico, constituyen un manojo de excelencia en la mentalidad cristiana. Por contra, signo de amaño y perversidad es la cizaña, porque malea el territorio amable donde la mano de Dios dora el trigo.
Es comprensible que la espiga del trigo sugiriera a Jesús el corazón del hombre bueno. De pan tierno estaba hecho el suyo.
Bagatela: El mercadillo
El colorido abigarrado del mercadillo y el sordo rumor de voces que jalean la garantía de un buen género o discuten precios, hacen de este improvisado recinto semanal al aire libre un lugar vivo y casi doméstico. La gente se deja alucinar por el engañoso atractivo de los bajos precios y compra lo que necesita y lo que no, porque es barato. Es comprensible que los comerciantes, siempre ojo avizor, se espabilen en satisfacer las preferencias de la gente, tenga razón o no el cliente de turno.
Si haces un recorrido pausado por las callejas que ocupa el mercadillo, salta a la vista el número repetitivo de puestos de venta que donde se exhibe lo mismo, ropa, sobre todo ropa de mujer, zapatos, zapatos de mujer, y en tercer lugar menajes de cocina. Se deduce que es la mujer la que impone sus preferencias en el mercado. Se vende lo que la mujer quiere que se venda, porque es ella la que compra. De hecho son escasos los hombres que curiosean, de puesto en puesto, la mercancía, mientras ellas se agolpan atropelladamente por los estrechos límites de la calzada que dejan al viandante los improvisados establecimientos.
Decididamente, el mercadillo es de las mujeres, que lógicamente miran con desdén al intruso que invade impertérrito su territorio.
lunes, 25 de julio de 2011
Santiago Apóstol
San Pablo dice que la función de todo apóstol es anunciar la gracia del Señor y llevar los hombres a la fe de Cristo. No le faltó a él firmeza para demostrarlo. Tampoco a Santiago, patrono de todos los pueblos de España La noticia del hallazgo de los restos del santo en Compostela fue un acontecimiento que cundió por todos los rincones de Europa, convirtiendo su sepulcro en meta de peregrinación, y al declarar Alejandro II año jacobeo los que la fecha de 25 de julio recayese en domingo, incrementó de inmediato la afluencia de peregrinos a Compostela. El evangelio nos presenta a Santiago como hombre enérgico, y no deja de ser valiente su promesa de seguir hasta el martirio a Jesús. Figura entre los primeros discípulos a quienes elige Jesús, junto con su hermano Juan, a orillas del lago de Galilea y figura en momentos señeros entre los tres apóstoles más destacados, como la Transfiguración y la oración del Huerto. Algo debió de ver en él el Maestro para retenerlo en su proximidad. Llena de indignidad al reyezuelo Agripa, gobernador de Galilea, que lo decapitara vilmente para congraciarse con los judíos. De Jesús había aprendido que no estamos aquí para ser servidos, sino para servir, y en esa entrega a los demás lo dio todo, hasta la vida. Destaquemos que fue él quien trae a España la presencia y devoción a María.
Bagatela: ¡Compro oro!
No hay calle medianamente transitada en población alguna, donde recientes establecimientos con grandes letras negras sobre fondo llamativamente amarillo, no proclamen a gritos de frenética propaganda su disposición a comprar cuantas joyas se les presenten. Cuando la carestía estruja en vano el bolsillo familiar y no hay modo de subvenir a las necesidades más perentorias, el último recurso es desprenderse de los objetos preciosos que se posean para paliar tales carencias, haciendo caso omiso de su valor sentimental que no alimenta. Es el momento en que surgen de la nada avispados comerciantes, siempre prontos a aprovechar tan lastimosas circunstancias para hacer fácil y pingüe negocio. Es un síntoma claro de los difíciles momentos por los que atraviesa angostamente la economía, presa de especuladores sin escrúpulos y piedra de toque de la habilidad política, rayana a veces en la torpeza. El día que se normalice el trabajo y se pueda disponer de un sueldo honesto y seguro, esos garitos de la pobreza vergonzante, volverán a desaparecer. Son hongos parasitarios y oportunistas que el bienestar extingue.
domingo, 24 de julio de 2011
El tesoro escondido
Interesa mucho poner toda nuestra estima descubrir el valor del Reino de Dios, que es el reino del amor, que es lo que pretende Jesús en sus parábolas del tesoro escondido y la perla preciosa.
La escala de valores del buen discípulo, tiene en el Reino de Dios su cota más alta, a la que ha de supeditarse todo. Es lo que hace Francisco de Asís: despenderse de todo para hacerse con Dios a cambio.
Los valores de Reino convierten en secundarios y relativos todos los demás valores que mueven la actividad del hombre. Jesús proclama la valía del reino de Dios como un tesoro escondido de incalculable valor, que una vez descubierto, no aconseja sino a saber desprenderse a tiempo de todo, por valioso que se nos antoje, para cambiarlo por él.
No hay mejor negocio: saber canjear oportunamente nuestras cosas por las de Dios, que comporta la posesión divina.
Pero,¿dónde queda escondido ese tesoro? Está escondido en la misma palabra de Jesús, en la riqueza de su mensaje, y de ahí que, como en la parábola de la simiente, la cuestión arranca de entender o no el divino mensaje. Es la raíz de su descubrimiento.
Reflexión: El precio del amor de Dios
También para Dios la muerte de su Hijo tiene un precio incalculable, porque su valor no lo marcan números, sino la valoración insondable y divina del corazón de Dios.
Solemos decir que el amor no tiene precio, y justamente es precio de amor el que habría que asignar a la sangre muerta de Cristo, una sangre, en ese sentido, inapreciable, que nos compromete, ya que los beneficiarios quedan obligados a pagar también en correspondencia con amor, todo el amor de que seamos capaces, justamente por eso, porque no podemos pagar ni siquiera aproximadamente, en su justo precio, al que lo tiene infinito.
No lo hagas si te duele hacerlo, y Cristo crucificado te será eterno reproche, a gritos de sangre, por tu insensata falta de correspondencia. Caín lo entendería al punto perfectísimamente.
La escala de valores del buen discípulo, tiene en el Reino de Dios su cota más alta, a la que ha de supeditarse todo. Es lo que hace Francisco de Asís: despenderse de todo para hacerse con Dios a cambio.
Los valores de Reino convierten en secundarios y relativos todos los demás valores que mueven la actividad del hombre. Jesús proclama la valía del reino de Dios como un tesoro escondido de incalculable valor, que una vez descubierto, no aconseja sino a saber desprenderse a tiempo de todo, por valioso que se nos antoje, para cambiarlo por él.
No hay mejor negocio: saber canjear oportunamente nuestras cosas por las de Dios, que comporta la posesión divina.
Pero,¿dónde queda escondido ese tesoro? Está escondido en la misma palabra de Jesús, en la riqueza de su mensaje, y de ahí que, como en la parábola de la simiente, la cuestión arranca de entender o no el divino mensaje. Es la raíz de su descubrimiento.
Reflexión: El precio del amor de Dios
También para Dios la muerte de su Hijo tiene un precio incalculable, porque su valor no lo marcan números, sino la valoración insondable y divina del corazón de Dios.
Solemos decir que el amor no tiene precio, y justamente es precio de amor el que habría que asignar a la sangre muerta de Cristo, una sangre, en ese sentido, inapreciable, que nos compromete, ya que los beneficiarios quedan obligados a pagar también en correspondencia con amor, todo el amor de que seamos capaces, justamente por eso, porque no podemos pagar ni siquiera aproximadamente, en su justo precio, al que lo tiene infinito.
No lo hagas si te duele hacerlo, y Cristo crucificado te será eterno reproche, a gritos de sangre, por tu insensata falta de correspondencia. Caín lo entendería al punto perfectísimamente.
sábado, 23 de julio de 2011
La vid y los sarmientos
Somos con Cristo o no somos. Pendemos de él como un fruto. No es aconsejable agitar la rama de la que podemos quedar privados. ¿Qué esperanza le queda al fruto que ha abandonado la rama y ha caído a tierra? Es su condenación a dejar de ser. Cristo es la vida que nosotros no tenemos, sino participada por él injertados de la suya. Abracémonos a la vida de Dios en la persona de Cristo. Su vida es imperecedera y puede serlo así también la nuestra. Más allá del horizonte fugaz de la vida humana, sólo podemos esperar el nuevo amanecer de su luz inmarcesible.
Bagatela: Bonanza
Y de pronto, un día, amanece el cielo tachonado de nubes blancas, y un viento fresco y continuo alivia el ardor de la calima. Es como si un desierto de calor sofocante se permitiera inopinadamente una pausa y detrás de unas dunas movedizas y ardientes, asomaran como por ensalmo las copas de unas palmeras rozagantes, tranquilas, y una lámina de aguas quietas al pie, donde se bañan las sombras azules del entorno. Es la verdadera hospitalidad del desierto. Porque también la vida los tiene. Mañana, casi seguro, el itinerario del verano volverá por sus fueros calurosos y el viento quedará enrojecido por el aliento de su boca incendiaria
viernes, 22 de julio de 2011
María Magdalena
Pocos santos tan populares como María Magdalena. Sigue a Jesús en compañía de otras santas mujeres, como Juana y Susana, y figura con la Virgen María, dolorida al pie de la cruz. Su fidelidad humilla a la de los mismos apóstoles, que desconcertados y asustadizos, al ver condenado a su maestro, huyen desconcertados llenos de pavor.
Buscó a Jesús cuando más necesitada estaba ella de su perdón, y le acompañó cuando más necesitado estaba él de la fidelidad de los suyos. Era natural de Naín, y probablemente ejerció su dudoso oficio en Mágdala, una población establecida a orillas del lago de Galilea, famosa por sus factorías de salazón de pescado, el célebre garum de los romanos, que la enriquecieron. El dinero corría abundante y favorecía el pecado.
María Magdalena se convirtió muy pronto en el ejemplo vivo de la conversión que predicaba Jesús; él era el camino y ella supo andarlo a tiempo. La tradición la ha convertido luego en penitente acérrima, oscurecida en algún lugar escondido. Los artistas la suelen pintar en una cueva expiando ya siempre sus culpas.
Renovemos la memoria de esta amiga de Jesús y hagamos lo posible por imitar sus virtudes.
convertida por él Juana y Susana. Y con las mujeres que seguían a Jesús hacia el Calvario, figura con la Virgen María, al pie de la cruz.
Su fidelidad es superior a la de los mismos apóstoles, que desconcertados y asustadizos, al ver condenado a su maestro, huyen desconcertados.
Buscó a Jesús cuando más necesitada estaba de su perdón, y le acomàñó cuando más necesitado estaba él de los suyos.
María era natural de Naín, y probablemente ejerció su dudoso oficio en Mágdala, una población establecida a orillas del lago de Galilea, con famosas factorías de salazón de pescado que la enriquecieron. El dinero corría abundante y favorecía el pecado.
María Magdalena se convirtió muy pronto en el ejemplo vivo de la conversión que predicaba Jesús; él era el camino y ella supo seguir sus huellas.
La tradición la ha convertido luego en penitente que acabó sus días en algún lugar escondido. Los artistas la suelen pintar expiando sus culpas en una cueva..
Que perdure siempre entre nosotros la memoria de esta amiga de Jesús y hagamos lo posible por imitar sus virtudes.
Bagatela:Las huellas de los años
Un poeta decía elegantemente de si mismo, referido a la edad: Voy contando mis años por relevos de rosas. No deja de ser una bella perífrasis. Pero nada nos dice en una persona la edad exacta que esos relevos primaverales van enumerando uno tras otro. No así los árboles.
De un árbol puede predicarse que es añoso. Y en efecto, haciendo una profunda incisión en el tronco se van descubriendo los círculos concéntricos inscritos en el corazón de su madera. Contándolos todos, sabemos al punto su edad. Es su fe de nacimiento natural e infalible. No lo diremos entonces de un árbol joven, tal vez frondoso, pero nunca añoso, porque no tiene edad.
¿Y en una palmera? La intimidad con que oculta púdicamente su edad la encina, pongo por caso, queda expuesta a la luz de los ojos curiosos de cuantos quieran contar los anillos que cada año van trepando, tronco arriba, inscritos en su madera. El hombre deja expuestos los síntomas de su edad, groso modo. Advertimos si es infante, joven o anciano, y poco más. Ha de acudir a los recursos de su sabiduría para documentar los hitos de sus años. Frente a la fatalidad de la naturaleza de los otros seres vivos, es la inteligencia la que ha de suplir tanta simplicidad. Aunque, ¿para qué más?
jueves, 21 de julio de 2011
Los misterios de Dios
Dios no está a la altura de las cosas. Dios es un misterio y no es fácil entrar a conocerlo si Dios mismo no nos abre la puerta de sus verdades. Esto es lo que hace Jesús, darnos a conocer el rostro del Padre. Y eso es lo que persiguen las parábolas: acercarnos a la verdad de Dios.
Jesús lo dice bien claro: los suyos pueden acceder a comprender sus parábolas; los que le ignoran, se quedan fuera de todo entendimiento.
La fe y el amor de Dios son las dos vías del conocimiento de Dios y de sus Escrituras. Quien se acerca a ellas con esas dos velas encendidas, el Espíritu de Dios, la voz de Jesús en su Iglesia, nos dará a conocer lo que, de otro modo, no llegaremos a saber nunca.
En nuestra mano está, entonces, acrecentar nuestra fe y acrecentar nuestro amor. No perdamos el que aún nos quede.
Bagatela: La propia memoria y las memorias objetivas
A los que no podemos alardear de poseer una memoria brillante, nos sorprende la cantidad de nociones, imágenes, música y datos de toda índole que podemos introducir y mantener disponible, en unos adarmes de memoria artificial, que hace posible tantos artefactos electrónicos propios de la técnica y los usos, hoy ya habituales, de tanta gente. Megas a porrillo, gigas milenarias acuden ubérrimas a remediar la estrechez de la escasa memoria con que nos dotó Dios. Ordenadores, móviles, libros electrónicos, disquetes, DVDs, lápices de memoria flash, etc. ¿Quién puede hoy eximirse de su empleo cotidiano en el trabajo, la oficina y el mismo hogar? Seamos sinceros. Hoy día la memoria es manejable. No digamos ya nunca que no tenemos memoria: Tenemos toda la que queramos al alcance de nuestra mano..
miércoles, 20 de julio de 2011
La vid y los sarmientos
Todos, como cristianos, participamos de la vida de Dios que es su gracia, a la manera como los sarmientos se nutren de la savia de la vid. Por eso dice Jesús que quien permanece en su amor, se surte de la vid que es él, y quien no, queda cercenado y sin vida.
Dar gloria a Dios, dice Jesús, es dar fruto abundante, hacer rentable esa vida que se nos transmite desde el corazón encendido de Cristo, vivir con entusiasmo los mandamientos de Jesús, sentir a los demás vivamente como algo nuestro, servir a quienes nos necesitan, testimoniar la fe en Cristo con nuestro ejemplo, iluminando a los que van ciegos por la vida.
Que no nos falte nunca la gracia del supremo labrador que es el Padre.
Bagatela: Las puestas de sol
Las puestas de sol, todas igualmente espléndidas, pero todas diferentes. Se podría coleccionar toda una serie de puestas de sol, todas ellas magníficas, pero nunca iguales. Varían las formas caprichosas de las nubes que el sol enciende en tan efímero momento, varía su disposición, la variedad de tintas y matices de color que infiere en ellas la luz solar, cuando no su ausencia, limpio entonces el cielo como el inmenso lago azul de su propia quietud infinita.
La puesta de sol de hoy tiene también su singularidad. Un conjunto de alargadas nubes grises, situadas en sucesivos estratos, mostraban a manera de sueño una inabarcable celosía informal de luces y sombras, traspasadas de sol las estrechas nubes sobre girones de cielo intensísimamente anaranjados.
Mientras el disco solar se agigantaba sumergiéndose tras la linea gris de los montes, una llamarada increíblemente roja inflamó el horizonte. Eran los estertores de la puesta de sol. Y es que, así, desangrándose, muere la tarde.
Dar gloria a Dios, dice Jesús, es dar fruto abundante, hacer rentable esa vida que se nos transmite desde el corazón encendido de Cristo, vivir con entusiasmo los mandamientos de Jesús, sentir a los demás vivamente como algo nuestro, servir a quienes nos necesitan, testimoniar la fe en Cristo con nuestro ejemplo, iluminando a los que van ciegos por la vida.
Que no nos falte nunca la gracia del supremo labrador que es el Padre.
Bagatela: Las puestas de sol
Las puestas de sol, todas igualmente espléndidas, pero todas diferentes. Se podría coleccionar toda una serie de puestas de sol, todas ellas magníficas, pero nunca iguales. Varían las formas caprichosas de las nubes que el sol enciende en tan efímero momento, varía su disposición, la variedad de tintas y matices de color que infiere en ellas la luz solar, cuando no su ausencia, limpio entonces el cielo como el inmenso lago azul de su propia quietud infinita.
La puesta de sol de hoy tiene también su singularidad. Un conjunto de alargadas nubes grises, situadas en sucesivos estratos, mostraban a manera de sueño una inabarcable celosía informal de luces y sombras, traspasadas de sol las estrechas nubes sobre girones de cielo intensísimamente anaranjados.
Mientras el disco solar se agigantaba sumergiéndose tras la linea gris de los montes, una llamarada increíblemente roja inflamó el horizonte. Eran los estertores de la puesta de sol. Y es que, así, desangrándose, muere la tarde.
martes, 19 de julio de 2011
Ésta es mi familia
No podían imaginar los familiares de Jesús que, con la intención para ellos correcta, de apartar a Jesús de la creciente animadversión de sus poderosos enemigos, lo que realmente pretendían hacer era interponerse entre el proyecto salvador de Dios y su realización que correspondía al Hijo, a quien desconocían como tal.
La respuesta de Jesús suena a desaire, lo que implica la inevitable indignación de quien lo menos que puede esperar es que le respalden los suyos, que al no hacerlo, sufren la sustitución por quienes, escuchando su palabra, entran a formar parte de sus seguidores.
Bagatela: Las antenas de televisión
En cualquier lugar, los tejados de cualquier población que se precie, aparecen erizados de altas antenas de televisión.
Subid a una terraza y descubriréis el panorama extenso de una densa formación de lanzas, dispuestas a entablar un decisivo combate, no se sabe bien contra quién. Sin embargo hay pormenores que delatan su condición pacífica, como son los mirlos que ocupan habitualmente sus rejillas horizontales, a la manera como, en los parques, ensucian y habitan las palomas las estatuas verdosas de aguerridos generales.
No siempre fueron las mismas. Desde la ya olvidada televisión en blanco y negro, con profundísimas cajas de televisión para cobijar los largos tubos de rayos catódicos, a estos otros tan adelgazados de plasma o leds, las antenas han ido ajustándose a las nuevas exigencias, disminuyendo igualmente su tamaño. No sabemos cómo serán el día de mañana. Tampoco importa muchos. Se añoran si acaso las cosas que fueron; no las que todavía no son.
lunes, 18 de julio de 2011
¿Un signo?
Jesús ha dado pruebas más que suficientes para que cualquier hombre medianamente avisado se percate de su condición divina, atestiguada por sus evidentes prodigios. Su compasión por los necesitados le incita a recurrir a los poderes del reino para devolverles la integridad física que exige su libertad.
Gente incrédula pide un signo del modo más indiferente y gratuito.. ¿Un signo? ¿Para qué piden un prodigio los incrédulos que se empecinan en no creer en él, sino es por mofa y diversión? No deja de ser una temeridad, por más que Dios no hace milagros para regodeo de gente insensata.
Bienaventurada tú, que has creído, encomiará a María su prima Isabel. Bienaventurados los que crean sin haber visto, corregirá a Tomás Jesús.
Bagatela: El vino de misa
El vino de misa es un vino puro, blanco, un tanto dorado a veces y ligeramente embocado, de bastante graduación. Cada uno de los vinateros que elabora esta singular clase de vino minoritario, le da su punto y bouquet particular. Hay por ahí alguna variedad tirando a dulzona, empalagosa diría yo, lo que tal vez facilite su ingestión a quienes no gustan de ingerir bebidas espiritosas.
¿Cómo era el que bendijo Jesús? En general, no variaría mucho del que corrientemente bebía la gente en tal fecha, que en la cena pascual se atenía a un ceremonial rigurosamente establecido de cuatro copas, al menos: una al principio, después de la bendición del pan, dos a lo largo de la comida y otra al final, que es la que Jesús consagra, bien que consagra la suya sola, cuando lo habitual era beber de la suya particular.
El vino de la última cena era vino tinto, lo que facilita la comparación con la sangre en la fórmula consecratoria.
Con el tiempo, para evitar incidentes más o menos escandalosos, la Iglesia omite la cena intermedia, y quedan juntas la bendición del pan y seguidamente la del vino.
domingo, 17 de julio de 2011
El reino de Dios
Tres parábolas, la del trigo, la mostaza y la levadura, sobre el reino de los cielos:
1.El trigo personifica la bondad de los hombres de bien frente a la cizaña. Dios no tiene prisa por erradicar el mal, si con ello ha de perjudicar el bien de los que le siguen. Es el equilibrio de la obra divina, manifiesta en la paciencia con que procede siempre Dios en toda situación de crisis. Frente a la actitud precipitada de los obreros, Dios prefiere contenerse y esperar. hasta el momento justo de poner a salvo a los suyos.
2.La simiente casi impalpable de la mostaza dará un arbusto cuya fronda dé conijo a las aves del campo, a la manera del Reino de Dios, de cuya simiente la incipiente iglesia alcanzará alturas y espesuras impensadas. Sabemos que, un día, el reino de Dios se adueñará del corazón del hombre, por más que no le ayudamos demasiado a extender el reino de su amor entre los hombres.
3. La tercera parábola viene a decírsenos que a los ciudadanos del Reino de Dios les incumbe ser fermento de bondad y testimonio de la presencia de Cristo en la masa del mundo, donde vivimos, y de la que estamos destinados a darle crecimiento, como hicieron los apóstoles y aquellos primeros seguidores de Cristo, pocos en número, pero eficacísimos en su labor evangélica. Experimentemos en nosotros mismos esa condición de ser trigo, prieta fronda acogedora y fermento de Cristo, desde la claridad de una vida entregada a los demás por el amor de Cristo, porque el Reino de Dios está entre nosotros si sabemos estar con él.
Bagatela: Marina con gaviotas
A una marina no le pueden faltar unas gaviotas que surquen plácidamente el aire salitroso del mar. No hay paisaje marino sin el trazo blanco y sostenido de unas gaviotas de amplias alas firmando cielos. Uno se resiste a creer que un ave de tan elegante corte resulte ser, según pregonan malas lenguas, un pajarraco carroñero. De nuevo, aquí también, las apariencias encubren lo que no es fácil intuir; y el hallazgo te deja como un dejo amargo que uno no quisiera para otro. Y uno se distrae.
Queda todavía ahí el añil del mar, el horizonte interminable, quedan esas otras alas caídas, inmóviles, geométricas, de unas barquillas lejanas, queda el apagado rumor del mar. Una pausa contemplativa. En esto acaba el intento inicial deslavazado de pergeñar una marina luminosa y limpia como un celaje huidizo, como una nubecilla blanca.
Bien dice el pintor realista que es Antonio López que un cuadro no acaba nunca. Su laboriosa realización es interminable.
1.El trigo personifica la bondad de los hombres de bien frente a la cizaña. Dios no tiene prisa por erradicar el mal, si con ello ha de perjudicar el bien de los que le siguen. Es el equilibrio de la obra divina, manifiesta en la paciencia con que procede siempre Dios en toda situación de crisis. Frente a la actitud precipitada de los obreros, Dios prefiere contenerse y esperar. hasta el momento justo de poner a salvo a los suyos.
2.La simiente casi impalpable de la mostaza dará un arbusto cuya fronda dé conijo a las aves del campo, a la manera del Reino de Dios, de cuya simiente la incipiente iglesia alcanzará alturas y espesuras impensadas. Sabemos que, un día, el reino de Dios se adueñará del corazón del hombre, por más que no le ayudamos demasiado a extender el reino de su amor entre los hombres.
3. La tercera parábola viene a decírsenos que a los ciudadanos del Reino de Dios les incumbe ser fermento de bondad y testimonio de la presencia de Cristo en la masa del mundo, donde vivimos, y de la que estamos destinados a darle crecimiento, como hicieron los apóstoles y aquellos primeros seguidores de Cristo, pocos en número, pero eficacísimos en su labor evangélica. Experimentemos en nosotros mismos esa condición de ser trigo, prieta fronda acogedora y fermento de Cristo, desde la claridad de una vida entregada a los demás por el amor de Cristo, porque el Reino de Dios está entre nosotros si sabemos estar con él.
Bagatela: Marina con gaviotas
A una marina no le pueden faltar unas gaviotas que surquen plácidamente el aire salitroso del mar. No hay paisaje marino sin el trazo blanco y sostenido de unas gaviotas de amplias alas firmando cielos. Uno se resiste a creer que un ave de tan elegante corte resulte ser, según pregonan malas lenguas, un pajarraco carroñero. De nuevo, aquí también, las apariencias encubren lo que no es fácil intuir; y el hallazgo te deja como un dejo amargo que uno no quisiera para otro. Y uno se distrae.
Queda todavía ahí el añil del mar, el horizonte interminable, quedan esas otras alas caídas, inmóviles, geométricas, de unas barquillas lejanas, queda el apagado rumor del mar. Una pausa contemplativa. En esto acaba el intento inicial deslavazado de pergeñar una marina luminosa y limpia como un celaje huidizo, como una nubecilla blanca.
Bien dice el pintor realista que es Antonio López que un cuadro no acaba nunca. Su laboriosa realización es interminable.
sábado, 16 de julio de 2011
La familia de Jesús
Jesús no reniega de la familia en la que ha aprendido a ser hombre, encarnado en María, pero si alguien se interpone entre Dios y su misión salvadora, no teme alzar la voz con seriedad y poner a cada cual en su sitio.
Su propósito es configurar una nueva familia sobre el fundamento de la fe en su palabra, y sus discípulos son los adelantados de su obra. Un día el Espíritu de Dios se asentará en el regazo de esa Iglesia que ahora amanece a la luz de la gracia y a la sombra de una cruz que ponga paz entre el hombre y Dios. Él será el camino y los pies que nos marquen el ritmo. Sólo un inconsciente intentará prohibirle el paso
Reflexión: La cúpula azul del asilo
La cúpula de la iglesuela interior del asilo campea sobre el edifico benefactor. En su día, quedaba cubierta de tejas vidriadas de un intenso color azul marino. No le faltaba belleza y brillaba airosa y encendida, herida por el sol. El transcurso del tiempo y las incurias de la guerra civil, obligaron a reparar desperfectos que afeaban el conjunto arquitectónico del edificio, y al no disponer de tejas vidriadas, se optó por sustituirlas por otras ordinarias que se pintaron de la manera más aparente y audaz.
Los accidentes atmosféricos han ido decolorando las tejas pintadas y la cúpula, desteñida y desigual, no permite cabal reparación en un edificio reflejo de un estilo ciudadano digno de conservación, no excesivamente antiguo, pero que no deja de ser venerable.
El tiempo inclemente, ya se sabe, lo arruina todo, razón por la que tenemos en mucho viejos valores que permanecen y testimonian un ayer que la memoria se complace en reconstruir cuidadosa, desempolvando datos amarillentos. No es exactamente nuestro caso, pero se le aproxima.
Su propósito es configurar una nueva familia sobre el fundamento de la fe en su palabra, y sus discípulos son los adelantados de su obra. Un día el Espíritu de Dios se asentará en el regazo de esa Iglesia que ahora amanece a la luz de la gracia y a la sombra de una cruz que ponga paz entre el hombre y Dios. Él será el camino y los pies que nos marquen el ritmo. Sólo un inconsciente intentará prohibirle el paso
Reflexión: La cúpula azul del asilo
La cúpula de la iglesuela interior del asilo campea sobre el edifico benefactor. En su día, quedaba cubierta de tejas vidriadas de un intenso color azul marino. No le faltaba belleza y brillaba airosa y encendida, herida por el sol. El transcurso del tiempo y las incurias de la guerra civil, obligaron a reparar desperfectos que afeaban el conjunto arquitectónico del edificio, y al no disponer de tejas vidriadas, se optó por sustituirlas por otras ordinarias que se pintaron de la manera más aparente y audaz.
Los accidentes atmosféricos han ido decolorando las tejas pintadas y la cúpula, desteñida y desigual, no permite cabal reparación en un edificio reflejo de un estilo ciudadano digno de conservación, no excesivamente antiguo, pero que no deja de ser venerable.
El tiempo inclemente, ya se sabe, lo arruina todo, razón por la que tenemos en mucho viejos valores que permanecen y testimonian un ayer que la memoria se complace en reconstruir cuidadosa, desempolvando datos amarillentos. No es exactamente nuestro caso, pero se le aproxima.
viernes, 15 de julio de 2011
La ley de Dios no va contra el hombre, sino a su favor. Es por lo que al indigente, acuciado por el hambre, permitía el Deuteronomio coger unas espigas de un sembrado ajeno. Los fariseos achacaban a los discípulos de Jesús que lo hicieran cabalmente en sábado, como si el hambre del sábado admitiera prórroga.
Las enseñanzas en contra de Jesús están respaldada por su condición divina. Y no duda en defender su propia autoridad exegética, como Hijo de Dios que es. Él, rostro visible del Padre, es más que el templo Y su palabra sobrepuja a las interpretaciones de la Ley, en cuyos desvíos incurren los fariseos.
Refñexión: El zureo de las palomas
Jesús calificaba de sencillas las palomas, a diferencia de lo que ocurre con la astucia depredadora de otras aves. Es proverbial su arraigo pacífico en la proximidad del hombre. Habita nuestros tejados, anida en huecos inverosímiles de nuestras casas y se nos anuncia con un monótono y pertinaz zureo que llega a ser molesto. La paloma no sabe cantar; rasca. El zureo de la paloma es contumaz y desagradable, muy lejos del canto florido de otras aves menores. No parece sino que, en vez de atraer a la pareja, la hostiga, cansa, la fatiga.
Su vuelo es raudo, ágil, y la variedad de su plumaje reverbera desde el azulado cuello, que inspiraría a un notable escritor árabe El collar de la paloma. Pero su garganta es pobre y áspera como un serrucho.
jueves, 14 de julio de 2011
Aprended de mí
Si hay algún maestro en quien mirarse, ése es Jesús. De palabra y obra nos exhorta a que seamos mansos y humildes, dos virtudes inseparables.
La persona humilde, no dice una palabra más alta que otra; de esa quietud interior nace la mansedumbre, consistente en saber sufrir los inconvenientes ajenos sin perder el aplomo que da la calma. Es lo que encarece Jesús: que no reaccionemos con violencia ante los desafueros de los demás.
Él sufrió callado afrentas y vejaciones, camino de su muerte. Si no somos como él, seamos al menos como él quiere que seamos
Reflexión: El tiempo ya no es oro
La laboriosa industria china ha inundado de relojes de buena apariencia y dudosa calidad las vitrinas de bazares y baratillos que llenan el país. Si alguien no luce en la muñeca un reloj casi postizo de deslumbrante traza, es porque no quiere. Pero el tiempo medido por tales menudencias prosigue su curso sin alterarse. La baratura de los relojes no consigue abaratar el tiempo. ¿O sí? ¿Es todavía oro el tiempo?
Las carencias en la oferta de trabajo ha reducido el tiempo de muchos a no saber qué hacer de él. Trabajar es vender la disponibilidad del propio tiempo, que se ha abaratado no poco y apenas si dan algo por él. Tal vez haya que cambiar el proverbio que lo encarecía tanto. El tiempo ya no es oro o no es oro todo lo que reluce, además de que al oro le han subido el precio y vale más. ¡Quién lo iba a decir!
miércoles, 13 de julio de 2011
La sencillez de la sabiduría
A Jesús le duele que exactamente la clase religiosa de Israel sea la que, en vez de respaldar su obra salvadora, sea quien con más ahínco se le oponga incomprensiblemente.
Son hombres entendidos, aunque faltos de sinceridad de vida, y su orgullo les impide entrar en consideración de lo que Jesús dice y hace.
Los sabios de verdad son gente sencilla. La humildad es la verdad, decía santa Teresa. Y no hay mayor pecado que creer saberlo todo acerca de Dios. Nadie conoce al Padre sino el Hijo, les desengaña Jesús, y por lo tanto, aquellos a quienes el Hijo conceda enseñarlos. De modo que la gente sencilla que escucha su palabra, sabe de Dios más que esos supuestos sabios, porque la palabra magistral de Jesús es reveladora de los misterios divinos.
El camino de la sabiduría es ése: saber arrodillarse humildemente ante la palabra luminosa de Dios y permanecer amablemente a la escucha. Y es que el corazón sigue teniendo razones que la inteligencia no alcanza a entender.
Reflexión: La televisión
Que la televisión es uno de los adelantos más notables y populares que ha concebido el hombre, nadie se atrevería a ponerlo en duda. Pero tampoco que para muchos se ha convertido en una servidumbre lamentable. Una cosa es usar provechosamente de las cosas y otra muy distinta abusar de ellas. En el abuso radica esa dependencia que supedita a muchos al despotismo del televisor.
Parecerá un contrasentido, pero a menudo, somos carceleros de nosotros mismos, cuando convertimos en brida de nuestra independencia moral lo que pudo ser libre apertura al bienestar. Somos inteligentes por naturaleza, sólo que no siempre sabemos serlo beneficiosamente. No culpemos a la cultura ni a la civilización de nuestros extravíos. En nuestra torpeza, no hay más chivo expiatorio que nosotros mismos. ¿No será entonces que lo que nos falta es una pizca de buena educación, ese valor cada día más escaso?
martes, 12 de julio de 2011
¡Ay de ti!
Procede con extraordinaria ligereza quien pide un milagro a Jesús como quien pide un vaso de agua. La mano prodigiosa de Jesús no procede por capricho, sino que todos sus actos, sus palabras, están medidas, y alcanzan un justo valor que exigen a cambio un tributo de fe. Algo que los incrédulos no saben ver. Hay con todo a quienes esos prodigios producen admiración, por más que no les mueve la voluntad; y no faltan quienes sí que saben generosamente dar algo de lo suyo a cambio. No esperemos ni pidamos a Dios favores desmedidos ni inoportunos. La misma presencia de Dios en nuestra vida es ya un milagro constante que la fe sabe tasar agradecida. Pidámosle que nos dé el sentido de adivinarlo siempre en todo lo que vemos y en el milagro cotidiano de nuestra propia vida.
Reflexión: Animales de compañía
El perro, además de amigo del hombre, se ha convertido en el animal de compañía por excelencia. Contando con los casos excepcionales de cuanto consideramos normativo, es costumbre común que todos, pequeños y grandes, tienen o sueñan con tener un perro en casa, grande, pequeño o insignificante, que los hay, y aunque parezca mentira, también ladran. En tiempos, su finalidad era espantar a los cacos. Ya no. Se tienen porque sí. Los hay modositos, iracundos, amables, timoratos, peligrosos. Hay donde elegir. Una familia sale a pasear a su jauría de perros. La señora conduce uno entre normal y respetable, de color canela; el esposo es arrastrado por un enorme can, negro como un disgusto; el niño juguetea con otro feliz a su medida; la niña mima a un simulacro de perrillo minúsculo de increíble tamaño, entre perro virtual y juguete animado. Estamos en la edad del perro, digan lo que digan los chinos, y su importancia social es tal, que en torno suyo se ha creado toda una industria canina de alimentación con que cebarlos, correas extensibles, bozales de advertencia, ajustada vestimenta invernal como chalecos perrunos, coquetona peluquería y un sector sanitario atendido por expertos veterinarios de la especialidad. Qué pena que aún no se haya inventado el mantenerlos calladitos durante la noche, por más que según dicen ladran para ahuyentar el miedo, aunque también nuestras necesidades de silencioso descanso.
lunes, 11 de julio de 2011
El elogio del desprendimiento
Nadie ignora que la vida es corta, y a Jesús le indigna la indiferencia culpable, la ostentación indigna de los potentados, en un mundo singularmente pobre que el rico menosprecia. Es el colmo de la insensatez. Para él, un corazón metalizado, contra toda apariencia, es un corazón en ruinas. No hay mayor riqueza que la nobleza de corazón que el rico ignora. Jesús duda de que un rico se salve. Y tacha con trazos tan negros la innoble posesión de bienes temporales, que sus discípulos, como quien huye de un incendio, se apresuran a declarar que ellos han elegido por librea el desprendimiento más absoluto. Jesús les tranquiliza y alienta complacido: las manos del pobre están destinadas a abrir las puertas que dan a Dios.
Reflexión: El sabor de las palabras
Las palabras tienen distinto sabor, si por sabor entendemos la impresión que deja en nuestra sensibilidad su sonido. Cabe catar el sabor y belleza de las palabras como se saborea un buen vino. Hay palabras ásperas, palabras crudas, palabras desabridas, palabras tiernas, palabras dulces, palabras de una misteriosa belleza insondable. El vocabulario contiene términos de muy suaves sonidos que no escapan a la observación de la curiosidad del hombre, como brisa, beso, suave, alado, seda, bondad, manso, fiel, etc...Está lo que esas palabras nos transmiten en su contexto determinante y está la impresión que causan en nuestro ánimo. Es fácil ver que los sonidos que las conforman contienen consonantes líquidas, como la l, sonidos fricativos como la s, dentales sonoros como la d, bilabiales sonoros como la m o la b, y vocales de localización anterior, más abiertas y luminosas que sus correspondientes palatales oscuras. En el conjunto de una frase, términos de esa suerte suavizan la impronta sonora del lenguaje, le imprimen carácter y hacen de nuestra lengua un vehículo expresivo único, altamente agradable a la mente y al oído. Podemos sentirnos orgullosos de un idioma singular que nos legaron nuestros mayores, ahora que la necedad y el mal gusto intentan minimizar la ancestral dignidad de su uso.
domingo, 10 de julio de 2011
La simiente de la palabra
La palabra es la misma para todos, dispersa a voleo por tierras de muy diversa regularidad y disposición ante su acogida. Jesús intenta que todos se esfuercen por prestarle atención para entenderla, y según la postura adoptada en consecuencia hacia la siembra de su palabra, al que tiene y produce, se le dará con creces; al que no, se le quitará el don mismo de la palabra que desecha de insensata manera. Y habrá entonces quien no logre entenderla por desviar su interés hacia sí mismo, quien sí la entiende, pero se desentiende de todo compromiso oneroso, y quien ni la entiende ni se preocupa por entenderla. Queda la gente sencilla que presta oídos al don de la palabra y la hace suya llevando a la práctica sus valores.
La simiente de la palabra sigue cayendo como lluvia pertinaz en campos desiguales. Entenderla es entrar en conocimiento de Dios, que nos desvela por ella los extremos de su exquisito amor. No le desilusionemos.
Reflexión: Un mirlo blanco
De una cosa o ser vivo muy deseable, pero de difícil adquisición, de dice que es un mirlo blanco; y es como encarecer su hallazgo, ya que una de las cosas más notables del mirlo es cu intenso color negro. Un mirlo blanco es poco menos que una ensoñación. Hay sin embargo otras cualidades que le definen positivamente, como la brillantez y belleza de su canto. El canto del mirlo es muy peculiar, no tan variado y enredadamente entretejido como el del esquivo ruiseñor, pero más sonoro e igualmente elaborado.
El mirlo se ha urbanizado en los últimos años y de las huertas inmediatas ha pasado al casco de la población, se ha adueñado de las altas antenas de Tv y ha hecho suyos los tejados de las casas.
El mirlo es ya un vecino tranquilo feliz. ¡Bienvenido a la civilización enriqueciendo el ambiente con sus trinos armoniosos!
sábado, 9 de julio de 2011
No temáis
El cristiano , embebido de la fe de Cristo, tiene motivos más que sobrados para no temer: Dios está con él. Más aún: está pendiente de él, como si no hubiera nadie más de quien ocuparse. Nada que tenga que ver con él, le pasa a Dios desapercibido. Si se ocupa solícito de las aves del cielo, ¿va a despreocuparse de quienes viven para él? No dudemos de la fidelidad de quien ha dado y cumple siempre su palabra.
No tengáis miedo. Nos pueden quitar la vida temporal, que es un ayer que pasó; no os pueden quitar a Dios que alienta y vive con nosotros, ya ahora, eternamente.
Reflexión: Ruidos nocturnos
Hay algo a lo que nunca me acostumbraré: los ruidos nocturnos. No por nada se echa mano de él para condimentar los artificios del miedo. Las películas de misterio, usan de ruidos horrísonos que hacen temblar la noche y amedrentan a los incidentales huéspedes del castillo hechizado. Y hay bravos perros que al oír el estampido del trueno, se refugian atemorizados en los rincones más recónditos de la casa. La estridencia del ruido es ya de por sí una molesta contaminación acústica que el oído rechaza, no sólo por fastidioso, sino por dañino. Y si esos ruidos contribuyen a no poder conciliar normalmente el sueño, su daño se multiplica. Entre las estridencias más o menos sonoras, está el estruendo apresurado del camión de la basura en el manejo de los malolientes contenedores, el griterío innecesario, los sábados, a altas horas de la noche, de los que regresan alegres y animados de los lugares nocturnos de ocio, ajenos al descanso de los mayores; los estampidos instantáneos de los fuegos de artificio de toda fiesta, el nivel excesivo de los aparatos de música de los coches, auténticas cajas de resonancia, donde el incansable golpeteo de los instrumentos de percusión imponen un ritmo de encabritada intensidad; la moto de encolerizado motor que eleva a nivel de colmo todos los gruñidos juntos, etc. La ley desaprueba tales desmanes, pero es evidente que su aplicación no deja de ser compasiva y benigna. ¡Son jóvenes!
viernes, 8 de julio de 2011
Os perseguirán
Lo predijo Jesús. El odio a su nombre comportaría perseguir a sus seguidores, y semejante predicción hace siglos que viene constatándose con repetida puntualidad.
Es como un comentario a la bienaventuranza que bendice a quienes sufran por la fe en Cristo. Somos libres por naturaleza, pero el mal uso de la libertad de unos traspasa furtivo las lindes de la libertad ajena con excesiva frecuencia. Y es triste que a menudo, quien procede de tan arbitraria manera, intente emboscarse en la sombra de Dios para justificar sus desafueros. Dios, precisamente, hizo al hombre libre y es imperdonable torpeza pretender que se puede conculcar principio tan inalienable en nombre suyo.
Y hay un valladar que impide hacer llegar a tales sujetos la más mínima reflexión aclaradora: se interpone el fanatismo, esa nube negra, ese simún de arena impalpable del desierto que ciega los ojos.
Reflexión: Basura espacial
Los logros del progreso suelen contraer secuela de daños implícitos cuya eliminación no siempre resulta factible. Plásticos que contaminan los ríos, productos tóxicos que atentan contra la vida, basura espacial que pone en peligro las incursiones espaciales. Precisamente de la destrucción de los innumerables elementos procedentes de satélites desechables, cohetes portadores y fragmentos que contaminan nuestro entorno espacial inmediato, trata un proyecto puntero en que intervienen investigadores españoles, tendente a desplazar de órbita y destruir, mediante el uso de un potentísimo aparato de rayos laser, aún en fase de diseño y realización.
Son gratas noticias que el amante de la creación agradece complacido.
jueves, 7 de julio de 2011
Lo que recibís
Antes de enviar sus discípulos a predicar la inmediatez del reino a la gente, les pertrecha Jesús del oportuno bagaje espiritual, y entre otras advertencias les invita a la generosidad de dar con creces de lo que se nos da gratis.
Es una exhortación que invita a reflexionar sobre la esplendidez de su sentido: Dad gratis lo que se os ha dado también gratis a vosotros. Es decir, haced partícipes a todos vuestros oyentes de los bienes que se os dado con mano extendida. Nada os reservéis, sino el ser amables y generosos. Dios nos inunda de beneficios incontables; la cortesía de Dios nos enseña a hacer partícipes a los otros de nuestros favores. Seamos generosos, porque Dios es generoso, y demos gratis de lo que se nos ha dado gratis a nosotros.
Reflexión: La mimosa
Me ha llamado siempre la atención como algo mágico el automatismo de algunas plantas y flores que reaccionan, como si dispusieran de u sistema nervioso animal, a los estímulos externos que hieren su despreocupada quietud habitual. Son así las mal llamadas carnívoras o las sensitivas. No son más sensibles los cuernecillos portadores de ojos del caracol, aunque sus respuestas al daño externo recuerdan a las de hojas asustadizas y frágiles ramas de la mimosa. Se diría que rehuyen con sus maquinales aspavientos por incorrecto e invasivo el tacto del ser humano, como un niño medroso de la agresividad de un perro, tan amigo del hombre y a veces tan poco de los pequeños. Mimosa. Quien tan certeramente la bautizó, supo proceder con exquisita sensibilidad.
Es una exhortación que invita a reflexionar sobre la esplendidez de su sentido: Dad gratis lo que se os ha dado también gratis a vosotros. Es decir, haced partícipes a todos vuestros oyentes de los bienes que se os dado con mano extendida. Nada os reservéis, sino el ser amables y generosos. Dios nos inunda de beneficios incontables; la cortesía de Dios nos enseña a hacer partícipes a los otros de nuestros favores. Seamos generosos, porque Dios es generoso, y demos gratis de lo que se nos ha dado gratis a nosotros.
Reflexión: La mimosa
Me ha llamado siempre la atención como algo mágico el automatismo de algunas plantas y flores que reaccionan, como si dispusieran de u sistema nervioso animal, a los estímulos externos que hieren su despreocupada quietud habitual. Son así las mal llamadas carnívoras o las sensitivas. No son más sensibles los cuernecillos portadores de ojos del caracol, aunque sus respuestas al daño externo recuerdan a las de hojas asustadizas y frágiles ramas de la mimosa. Se diría que rehuyen con sus maquinales aspavientos por incorrecto e invasivo el tacto del ser humano, como un niño medroso de la agresividad de un perro, tan amigo del hombre y a veces tan poco de los pequeños. Mimosa. Quien tan certeramente la bautizó, supo proceder con exquisita sensibilidad.
miércoles, 6 de julio de 2011
El reino de Dios está cerca
Nos declara hoy la liturgia cuáles eran los temas de predicación que difundían Jesús y sus discípulos entre la gente. En vida de Jesús, el tema de la predicación era la cercanía del reino, para el que, convenientemente preparados, no pase desapercibida al hombre la venida del amor de Dios al mundo, en la persona de Jesús. Muerto Jesús, el tema ya es otro: su resurrección gloriosa y la inhabitación del Espíritu de Dios en nosotros, que nos hace presente a Jesús en la Iglesia. Desde entonces, el reino de Dios está aquí, aunque todavía no realizado del todo, y gracias al Espíritu, que nos capacita con sus dones, Jesús vive en nosotros, santificándonos. Llenémonos de él.
Reflexión: El Padre Monzó A la entrada de la ciudad de Carcaixent, en la alta Ribera valenciana, un mural ajardinado anuncia al forastero que esta ciudad es la feliz cuna se la naranja. Es en ella donde aparece por vez primera la naranja comestible de que gozamos todos. La naranja se ha convertido en una de las frutas más apetecible. Fue el Padre Monzó, sacerdote diocesano, quien a base de sucesivos injertos de variedades afines, obtuvo tan sabrosa delicia frutal , y el pueblo, agradecido, le dedicó una calle. Extendido su cultivo por toda la Ribera, la nueva variedad conquistó de inmediato el mercado continental, con la contribución de avispados exportadores mallorquines, que en su comercio hallaron un inopinado filón económico. Hoy, medio mundo hace la competencia a la inigualable naranja valenciana, cuya comercialización ha declinado no poco. Y lo más curioso es que: nadie sabe a ciencia cierta el nombre de tan adelantado sacerdote ni cuál pueda ser su lugar de origen. Calle del Padre Monzó, rezan escuetamente los azulejos que en la esquina del estrecho vial guardan la memoria de tan adelantado eclesiástico. Menguada memoria ciertamente. Pero menos da una piedra.
martes, 5 de julio de 2011
Los portentos de Jesús
La figura de Jesús no deja indiferente a nadie. Se está con él o contra él. Y así, sucede que, ante un prodigio como desatar la lengua de un mudo, sus adversarios, sorprendidos y confusos, se las ingenian de inmediato para desautorizarlo sea como sea, en tanto que la gente sencilla se admira y da gracias a Dios con espontaneidad y entusiasmo.
Son dos perspectivas contrapuestas sobre Jesús, visto desde la bondad o desde el empecinamiento arbitrario de la repulsa.
Siempre fue así luego, y nosotros los cristianos no debemos asustarnos de que, junto a quienes no creen porque no alcanzan a descubrir el verdadero rostro de Jesús, la maldad se enmascare en la retórica amañada de algunos y las falsas apariencias de sabiduría y corrección de otros.
Que Dios nos dé el don de la simplicidad que le descubre verdadero y la fe que nos permite vivirle con claridad y en plenitud.
Reflexión: Pan y vino El pan y el vino han sido considerados por nuestros antepasados alimentos básicos imprescindibles. Con pan y vino se anda el camino, rezaba pletórico de convicción el refranero. Es comprensible que en el lenguaje bíblico, el pan cobrase sentido simbólico, bajo la comprensión de todo lo necesario para la vida. Es lo que intentamos expresar también nosotros cuando, con palabras de Jesús, suplicamos a Dios que nos conceda disponer de aquello que cada día nos exige la existencia. Nos urge cada día una porción suficiente de amor al prójimo, nuestro espacio de tiempo para saber, cada día, estar entre los que no tienen nada o apenas tienen, un nuevo impulso para que la esperanza nos anticipe la alegría de vivir ya eternamente con él, un corazón donde la tolerancia nos llene de humilde comprensión del otro, unas palabras de perdón por quien tal vez no sepa todavía perdonarnos, desnudarnos de vanas preocupaciones que a nada conducen, a sabiendas de que, como los lirios del lirios del campo, la providencia nos tiene situados, cada día, a la sombra blanca de su generosidad.
¿Y el vino? Al vino se le atribuyen calidades medicamentosas restauradoras de la integridad corporal, alegrando como prueba el pulso de la vida. En el parco yantar de los monjes, el vino era denso acompañante necesario, del que no convenía prescindir en pro de una vida sana.
Pan y vinos eran ingredientes primordiales de la cena pascual. Era razonable que Jesús, a la manera de tan histórica celebración, se hiciera realmente presente, mediante el Espíritu, en el pan y el vino de su cuerpo y sangre, con que comulgamos con él.
Danos, Señor, nuestro pan de cada día.
Son dos perspectivas contrapuestas sobre Jesús, visto desde la bondad o desde el empecinamiento arbitrario de la repulsa.
Siempre fue así luego, y nosotros los cristianos no debemos asustarnos de que, junto a quienes no creen porque no alcanzan a descubrir el verdadero rostro de Jesús, la maldad se enmascare en la retórica amañada de algunos y las falsas apariencias de sabiduría y corrección de otros.
Que Dios nos dé el don de la simplicidad que le descubre verdadero y la fe que nos permite vivirle con claridad y en plenitud.
Reflexión: Pan y vino El pan y el vino han sido considerados por nuestros antepasados alimentos básicos imprescindibles. Con pan y vino se anda el camino, rezaba pletórico de convicción el refranero. Es comprensible que en el lenguaje bíblico, el pan cobrase sentido simbólico, bajo la comprensión de todo lo necesario para la vida. Es lo que intentamos expresar también nosotros cuando, con palabras de Jesús, suplicamos a Dios que nos conceda disponer de aquello que cada día nos exige la existencia. Nos urge cada día una porción suficiente de amor al prójimo, nuestro espacio de tiempo para saber, cada día, estar entre los que no tienen nada o apenas tienen, un nuevo impulso para que la esperanza nos anticipe la alegría de vivir ya eternamente con él, un corazón donde la tolerancia nos llene de humilde comprensión del otro, unas palabras de perdón por quien tal vez no sepa todavía perdonarnos, desnudarnos de vanas preocupaciones que a nada conducen, a sabiendas de que, como los lirios del lirios del campo, la providencia nos tiene situados, cada día, a la sombra blanca de su generosidad.
¿Y el vino? Al vino se le atribuyen calidades medicamentosas restauradoras de la integridad corporal, alegrando como prueba el pulso de la vida. En el parco yantar de los monjes, el vino era denso acompañante necesario, del que no convenía prescindir en pro de una vida sana.
Pan y vinos eran ingredientes primordiales de la cena pascual. Era razonable que Jesús, a la manera de tan histórica celebración, se hiciera realmente presente, mediante el Espíritu, en el pan y el vino de su cuerpo y sangre, con que comulgamos con él.
Danos, Señor, nuestro pan de cada día.
lunes, 4 de julio de 2011
Se reían de él
Mateo gusta de estructurar algunas de sus narraciones anidando un epìsodio dentro de otro para producir, cuando el relato lo requiere, efecto de transcurso de tiempo, como aquí, donde, desde que se le notifica a Jesús la gravedad de la niña hasta que ocurre su muerte, ha de transcurrir un cierto tiempo, el que corre mientras se desarrolla el acontecimiento de la hemorroisa. Se trata de dos relatos coincidentes en el tema, la decidida fe de Jairo y de la mujer aquejada de un daño singular porque, además del achaque en sí, la mantenía siempre impura. En el polo opuesto está el precipitado desdén hacia la palabra de Jesús de los músicos y demás asistentes a la casa del personaje. Jesús les insta a suspender el duelo, porque la niña no está muerta, simplemente duerme, y ante lo que consideran una ridícula ocurrencia, se ríen despectivamente de él. Luego sobrevendría la sorpresa, la admiración, el asombro ante lo inexplicable. Con Jesús, todo es posible.
Reflexión: Las golondrinas
Amanecen con las primeras luces surcando la claridad del cielo con raudos y repentinos quiebros ensortijando su vuelo. Las golondrinas son las ardillas del aire. La silueta oscura de la golondrina, con sus alas en media luna, es fina y delicada. Uno las ve enhebrando no se sabe qué misteriosos ocelos, giro tras giro, y piensa si no estarán firmando en los mismos cielos. Parecen lanzaderas locas en un telar azul.
No son avecillas cercanas, ya que el suelo les resulta adverso para remontar el vuelo. Prefieren el borde propicio de un abismo, que es lo que hace el diablo, también negro, amigo del carbón y de todo lo que arda. Pero sí han urbanizado sus nidos, acogidos al abrigo seguro de los alares protectores de nuestras casas.
No es difícil confundir la golondrina, de pecho blanco, con el vencejo, que lo tiene negro. Golondrina o vencejo. Tanto da.
domingo, 3 de julio de 2011
La sabiduría del hombre sencillo
Jesús en el evangelio trata a Dios como Padre, un modo nuevo de relacionarse como él, los cristianos con Dios. Habla así con Dios en una oración en favor de la gente sencilla que ha sintonizado con él, a despecho de la arrogancia de los sabios. A la gente sencilla les revela Dios sus misterios. Los sabios ¡saben demasiado, y mientras los sencillos se ponen humildemente en manos de Dios, los letrados confían más en sí mismos que en Dios y su Hijo.
A Jesús debió de dolerle amargamente que quienes más obligados debían de sentirse de acoger su persona y respaldar su palabra salvadora, dirigentes cultos del templo, fueran los que con más ahínco se oponían, ciegos, a su obra salvadora. Ciegos sin remedio en el evangelio son los que no creen en él.
Creen saberlo todo, e ignoran lo más simple: viene el mesías esperado y no lo reconocen. La altivez les impide ver la verdad donde la verdad deslumbra.
Gente sencilla son sus apóstoles, sus discípulos y seguidores, labradores del campo o pescadores del lago. Y Ahí radica el consuelo de Jesús, en que el Padre capacite a los menos dotados para seguir y venerar su palabra.
Vale la pena inclinarse por la causa de Jesús.
Reflexión: Las palmeras
Las palmeras son uno de los árboles más representativos del paisaje ribereño. La palmera es esbelta de endurecido y anillado tronco rematado con la esponjada fronda de un penacho largas ramas deshilachadas, del que pende como dorada ubre el amplio manojo de su sabroso fruto.
Dicen que es originaria de antañones helechos millonarios que la paciente quietud del oasis salvó de la extinción. Los árabes extendieron su cálido cultivo por feraces tierras hispanas, con la doble finalidad de servirse del ella como ornamento vegetal de rahales, palacios y jardines, mientras, para su venta, se sometía al cogollo de sus hojas a un tratamiento de artificial oscuridad que dejase de color pálido sus hojas, para acompañar el júbilo evangélico de la procesión del domingo de Ramos.
Cada vez son más escasas desde su dudosa rentabilidad. Habría que protegerlas del olvido como signo de identidad que son del calido paisaje andaluz y levantino..
A Jesús debió de dolerle amargamente que quienes más obligados debían de sentirse de acoger su persona y respaldar su palabra salvadora, dirigentes cultos del templo, fueran los que con más ahínco se oponían, ciegos, a su obra salvadora. Ciegos sin remedio en el evangelio son los que no creen en él.
Creen saberlo todo, e ignoran lo más simple: viene el mesías esperado y no lo reconocen. La altivez les impide ver la verdad donde la verdad deslumbra.
Gente sencilla son sus apóstoles, sus discípulos y seguidores, labradores del campo o pescadores del lago. Y Ahí radica el consuelo de Jesús, en que el Padre capacite a los menos dotados para seguir y venerar su palabra.
Vale la pena inclinarse por la causa de Jesús.
Reflexión: Las palmeras
Las palmeras son uno de los árboles más representativos del paisaje ribereño. La palmera es esbelta de endurecido y anillado tronco rematado con la esponjada fronda de un penacho largas ramas deshilachadas, del que pende como dorada ubre el amplio manojo de su sabroso fruto.
Dicen que es originaria de antañones helechos millonarios que la paciente quietud del oasis salvó de la extinción. Los árabes extendieron su cálido cultivo por feraces tierras hispanas, con la doble finalidad de servirse del ella como ornamento vegetal de rahales, palacios y jardines, mientras, para su venta, se sometía al cogollo de sus hojas a un tratamiento de artificial oscuridad que dejase de color pálido sus hojas, para acompañar el júbilo evangélico de la procesión del domingo de Ramos.
Cada vez son más escasas desde su dudosa rentabilidad. Habría que protegerlas del olvido como signo de identidad que son del calido paisaje andaluz y levantino..
sábado, 2 de julio de 2011
Guardaba estas cosas en el corazón
Lo dice san Lucas. María guardaba en el corazón todas esas cosas que le hablaban de Dios y poco a poco le iban permitiendo desentrañar el misterio trascendental de su hijo, que era el misterio del amor de Dios. Debió de serle un aprendizaje apasionante de cuyo adelantamiento hay constancia evangélica por vez primera en el nacimiento de Cristo, y de nuevo se nos hace ver este interés de María por ir progresando en tan alta y bella asignatura, al dar con el hijo mientras alternaba con doctores en el templo, después de tres días de búsqueda angustiosa.
La búsqueda afanosa de Dios cuando se nos queda a trasmano, toda vez que la fe no acaba nunca de decírnoslo acerca de él, es lento itinerario acezante de que nos dejó señera memoria san Agustín , quien, después de ir como a bandazos en su búsqueda, al descubrirlo por fin, lamentaría haberse dado de bruces con él tan tarde.
Dios, a veces, se deja a ver apenas, como en penumbra, borrosamente otras, como tras un cristal esmerilado, y hay quien no lo logra nunca si se le ha rastreado por oscuros caminos divergentes. La receta es ir acopiando pequeños destellos de su luz e ir guardándolos cuidadosamente en el corazón, donde unas chispas iniciales crezcan y progresen hasta iluminarnos suficientemente su inescrutable rostro más o menos esquivo.
Reflexión: El olor del pan
El olor del pan reciente es casi humano. Los antiguos panaderos tenían algo de muñidores y alfareros del pan, como el Dios que nos hizo. En sabroso pan se nos transfigura Cristo en la Cena eucarística que nosotros actualizamos en el altar ¿En qué tahona sagrada se coció alimento tan agraciado? ¿Fueron cuidadosas manos femeninas o de hombre recio las que amasaron la pasta?
El olor del pan no es aromático como la flor ni seductor como el de la manzana ni alimenticio como una paella, pero, de alguna manera, no deja de ser suculento y substancioso.
Frente a mi ventana, en la acera opuesta a la mía, la pala del hornero saca recién horneado el pan, hacia el nacer del día, y su olor casi crujiente y cálido se esparce e inunda el ambiente tentadoramente. En tiempos, el aroma montaraz añadido del romero, cuando la leña calentaba la covachuela del horno, despertaba deliciosamente nuestra sensibilidad. Hoy, un horno es poco menos que una mufla que la electricidad alimenta. Menos mal que la textura dorado del pan no cambia y el olor a pan reciente tampoco. Tal vez, sí su composición con aditivos que no mejoran su calidad. Seguimos añorando el pan de pueblo.
viernes, 1 de julio de 2011
La mansedumbre del corazón de Jesús
Jesús se define a sí mismo revelándonos la identidad de su corazón manso y humilde. Mansedumbre y humildad son modos de ser inseparables, lo que explica que, en la esfera opuesta de la conducta humana, el violento, humillando a otro con el desafuero de sus ofensas o el obrar descabellado, procede encaramado a su soberbia y despreciable altivez.
Jesús, al bendecir la mansedumbre en la ley evangélica de sus bienaventuranzas, invitaba a sus seguidores a ser como es él, que en la Pasión, frente a quienes le torturaban, no abrió la boca ni para quejarse.
No sabe amar quien no vive en paz. La mansedumbre es el umbral acogedor de la paz.Reflexión: La calima
Arrecian los calores estivales y la gente, para mitigar sus rigores, recurre desde el eterno y juguetón abanico o el endeble pay.pay, al blanco aparato refrigerador, más efectivo, o al ventilador, fingidor de brisas domésticas. Y siempre, a cielo abierto, al refugio protector de la sombra y el chapuzón en el agua.
El excesivo calor nos lleva a añorar las mediocridades del otoño dulzón y la primavera tan pasajera siempre, cuando no fríamente infiel. No nos engañemos. El verano es, cuanto menos, inevitable. Y no carece de sus delicias exclusivas, como la descansada relajación de las vacaciones y el tórrido letargo de la playa.
Jesús, al bendecir la mansedumbre en la ley evangélica de sus bienaventuranzas, invitaba a sus seguidores a ser como es él, que en la Pasión, frente a quienes le torturaban, no abrió la boca ni para quejarse.
No sabe amar quien no vive en paz. La mansedumbre es el umbral acogedor de la paz.Reflexión: La calima
Arrecian los calores estivales y la gente, para mitigar sus rigores, recurre desde el eterno y juguetón abanico o el endeble pay.pay, al blanco aparato refrigerador, más efectivo, o al ventilador, fingidor de brisas domésticas. Y siempre, a cielo abierto, al refugio protector de la sombra y el chapuzón en el agua.
El excesivo calor nos lleva a añorar las mediocridades del otoño dulzón y la primavera tan pasajera siempre, cuando no fríamente infiel. No nos engañemos. El verano es, cuanto menos, inevitable. Y no carece de sus delicias exclusivas, como la descansada relajación de las vacaciones y el tórrido letargo de la playa.