jueves, 17 de octubre de 2013

Los profetas

En la época de Jesús se sentía auténtica nostalgia por los antiguos profetas, hombres íntegros que fustigaban con ardor la corrupción sin temer la  adversidad. Jesús lamenta el sin sentido de que Israel mata a los profetas, y luego, persuadidos de su grandeza, les alzan monumentos. 
Eso mismo es lo que ha ocurrido ya con Juan Bautista y eso mismo es lo que va a ocurrir con él. Al profeta no se le admite, al profeta no se le sigue, pero echan de menos su presencia cuando los han eliminado y honran rendidos sus palabras.
Jesús avisa de que se les pedirá cuenta por la sangre de los profetas. Pero el pecado mayor consiste, más que en el crimen en sí, en rechazar la revelación de Dios que ellos anunciaron. Y aquí es donde podemos preguntarnos nosotros hasta qué punto no rechazamos también la revelación divina en muchos aspectos que dejamos de lado, más comodidad que por incredulidad.
Que Dios que nos dé luz y tenga piedad del mundo y de nosotros mismos.

Reflexión

La desigualdad

Vivimos tiempos de injusticia y ambición descabalada origen de la misma. Y el hombre que sufre las consecuencias de tanta iniquidad, se siente indefenso e incapacitado para evitar los desmanes de tanta desigualad. Nos queda un recurso poderoso, el profetismo; protestar contra la injusticia de nuestro tiempo con todas nuestras fuerzas.

Rincón poético

 EN PENUMBRA

Son las tres de la tarde y todavía
entre delgadas nubes se insinúa
sin enseñorearse de los cielos
la luz del sol,
como quien quiere florecer,
pero no puede. Y digo yo:
Esta penumbra que no es claro día
ni densa noche, corazón
que apenas late, ¿no es icono
humano de la indecisión?
Pretender una cosa y la contraria,
raya en fragante sin razón.
Ser y no ser al mismo tiempo; 
así procede la vacilación.
Busco un camino indefectible
sin medianías entre el sí y el no,
como el camino que es Jesús,
que en línea recta lleva a Dios.

(De Espejo de Dios)

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