domingo, 30 de junio de 2013

El seguimiento

Jesús había ya enseñado que el seguimiento era una forma de vida que comporta la negación de sí mismo, dejando de ser uno centro de todo lo que nos circunstancia y determina. Ahora añade que cada cual es muy libre de optar por él o por sí mismo. Pero si damos ese paso, desde ese instante Cristo ha de ser determinante en nuestra vida
No lo entienden así quienes ponen condiciones al seguimiento de Jesús y le piden que espere, que no tenga prisa, que sea considerado con ellos. Jesús se muestra tajante entonces. Es él quien pone las condiciones. 
Podemos elegir otras alternativas, pero Jesús no deja de avisar entonces del peligro de jugar con nuestra salvación, hasta el punto de que dejó dicho a estos tales que sean cautos y precavidos con sus preferencias, porque quien opta egoístamente por salvar su vida, acabará perdiéndola; y al contrario, quien corre el riesgo de perderla por él, la pone a salvo. Cambian con él los valores de la vida.
Todos hemos sido llamados por él y todos tenemos en la Iglesia una función que cumplir, destacada o humilde, pero siempre comprometida, porque nos llama para que colaboremos con el en la construcción de su Iglesia, desde nuestra ejemplaridad, nuestras oraciones,  nuestra conducta cristiana con que hacemos presente a Cristo en el mundo.

Reflexión

Ojo perverso


Comentando Jesús la primera de sus bienaventuranzas, al condenar la ambición, recurre al símil de la lámpara para aplicarlo a los ojos. Los ojos enfermos, sin luz, nos sumen en la oscuridad, que es lo que le ocurre a la envidia, efecto ruin de la ambición. 
Y es que ojo perverso llama el hebreo a la envidia, que no deja ver bien, que oscurece el corazón, en tanto que dicho término, en castellano, procede del étimo latino in-videre, no ver. Es la misma ceguera que nos deja a oscuras desde la avidez de los bienes ajenos.

Rincón poético

EL CANTO DEL JILGUERO


Está cantando un pájaro y no sé
si su canto es acaso el del jilguero.
Canta con frenesí, desaforado
cual si acabara de romper
la jaula prisionera.
El hilo de su canto entrecortado
va entrelazando a saltos jubilosos
la cremallera de su melodía.
Su canto es él, como de las raíces
de un almendro su flor.
La garganta, la experta
garganta del jilguero,
florece como ramo de lilas cuando canta.
Alaban todos,-no al jilguero-,
a la calandria, al ruiseñor.
De qué vale asignarles jerarquía.
Todos cantan
y es singular su melodía.
¡Quién tuviera una lira en la garganta!

(De La flor del almendro)

sábado, 29 de junio de 2013

San Pedro y san Pablo

Una certera confesión de fe es la señal que interpreta Jesús como revelación divina sobre su mesianidad. A Pedro corresponderá regir los avatares de la primitiva Iglesia desde que Jesús le erige en tan señera circunstancia como primera piedra inconmovible de su perdurabilidad.
Pedro es un hombre rudo y fuerte, de encallecidas manos, que hace merecimientos más que sobrados para las sucesivas reprensiones de Jesús. Tres veces le negó y otras tres le confesó su amor rendidamente. Todo en él revela al fin ser un hombre bueno que, de tropezón en tropezón, se aprenderá de memoria el camino que es Cristo, a quien seguirá hasta dar su sangre por él testimoniándole con fe. San Pablo es el apóstol incansable, arrojado, converso hasta la más pura radicalidad de su fe en Cristo. Él abre el camino de la expansión del cristianismo en occidente con clara visión misionera. Sus cartas hablan de su denodado esfuerzo por hacer valer la ley de Cristo a todos los rincones del imperio desde los valores evangélicos a que él se atuvo sin paliativos, como la justificación del hombre ante el amor del Padre.

Reflexión

Cristianos asesinados en Pakistán

Infan Masih, un joven de 20 años, cristiano pakistaní, ha muerto a manos de la policía, el 8 de junio pasado, durante los ocho días de torturas a que le sometió la autoridad local, en un país musulmán donde los asesinatos de esta índole son cosa ordinaria. Los médicos que le examinaron contaron hasta 22 huesos rotos por los tormentos a que fue sometido, a causa del delito de ser creyente cristiano. Y sucede que los agentes de tales asesinatos quedan siempre impunes. Occidente está sabedor de tal discriminación religiosa, pero intereses espúreos le cierran cínicamente la boca. 

Rincón poético

       SAN PABLO

Qué injerto de ti mismo, mi Señor, 
le clavaste en el pecho que decía
que eras tú, no era él,
mi Dios, quien le vivía.
Qué savia le infundiste, con qué hilachas
enhebraste su vida,
que soportaba los arreos
de acerbas manos agresivas,
rojos los ojos, negro el frenesí,
como un cantil contra la mar bravía.
Moría en él la Ley y el Evangelio
madrugaba en su pecho. ¡Qué alegría
comprobar cómo tú resucitabas,
entre sus manos, en el agua pía
que buye en el bautismo, 
en la palabra misma


que estrenaste tú mismo en Galilea,
y en el pan tierno de la eucaristía!
¿Sospechaba san Pablo que el acero
se templa al fuego y que la fragua viva
del amor tú la alientas?

(De La flor del almendro)

viernes, 28 de junio de 2013

La fe del leproso


   La fe del leproso es decisiva. Da por sentado que Jesús está capacitado para limpiarle de la lepra que le carcome. Si quieres, puedes curarme. Cabría pensar que pone a Jesús en el disparadero de curarle de sus dolencias. Jesús puede, viene a decir el paciente desde el convencimiento, ya que ha curado a otros; falta además que  quiera, porque es libre de curarle o no. La fe del leproso no sólo es convincente, es también inteligente. Y Jesús le cura.
Jesús ha convertido su vida en atender a todos los que arrastran quebrantos y dolencias, porque se ha encarnado en el desvalimiento del hombre, y carga con nuestra pobreza, nuestros desvíos, nuestras enfermedades, nuestros pecados. Sólo requiere de nosotros que creamos en él y acabemos por amar a todos como lo viene haciendo él.
Que Jesús nos sane de la enfermedad de creer a medias y de nuestras debilidades, para que nuestro amor a todos se aproxime al suyo al menos.

Reflexión

Los sacramentos


No necesariamente hay que atribuir a Jesús la creación de todos los sacramentos. Los hay como el bautismo, la eucaristía y el perdón de los pecados que inaugura y prescribe Jesús, si bien la Iglesia les ha ido dando forma en constante evolución, desde los cambios culturales y el poder de las llaves de Pedro. El bautismo aparece asociado a la acción del Espíritu Santo, a la muerte y resurrección de Cristo. La eucaristía, sellando la alianza con Cristo, simboliza la entrega del cuerpo y sangre de Cristo, como alimento de nuestra espiritualidad, en un banquete que remite al de la eternidad.


Rincón poético

     TÚ VERÁS

Tengo clavado todavía
 un puñal en la espalda,
y la mano asesina
me ha perdido perdón.
Señor, es hijo tuyo.
Haz con él lo que quieras, mi Señor.
Mi cruz me la dan hecha y me la imponen.
Por ti la acepté yo. 
Y hoy la misma vileza
me ha perdido perdón.
Señor, es hijo tuyo.
Haz con él lo que quieras, mi Señor.    

(De La flor del almendro)

jueves, 27 de junio de 2013

No todo el que dice Señor, Señor...

Dice Jesús que no basta con rezar y rezar, si la oración no tiene el complemento consecuente y necesario de una conducta ejemplar. La práctica es el remanso en que desemboca la oración, cara y cruz de una misma moneda.

De nada sirven tampoco los dones extraordinarios con que puede adornarnos el Espíritu, si no respaldamos con ellos  nuestra obra misionera en el mundo y damos credibilidad a nuestras obras.  San Pablo decía que aunque hiciera prodigios, que los hizo, si no amaba firmemente a Dios y se entregaba hasta vaciarse por los demás, era como una campana que repica escandalosamente para nada.

Jesús, Palabra de Dios, se encarnó en María. Si no encarnamos nosotros a Cristo en nuestra vida, faltos de fundamento, las adversidades,  la tibieza, el cariño egoísta con que nos cuidamos con tanto esmero, crecerán y crecerán hasta convertirse en torrente que nos arrastre. Dios no está en las nubes. Dios está aquí donde nosotros queremos que esté, si ponemos por obra su palabra, y la vivimos hasta hacer de ella la fuerza que respalde nuestra oración y nuestra conducta para con los demás.

Reflexión

La noticia a legre

El evangelio es un género bíblico que nos da a conocer a Jesús. Se llama así porque nos transmite a todos una noticia alegre, una buena noticia. En Jesús significa la bondad con que Dios se pone a favor del hombre. En Nazaret, Jesús, comentando a Isaías, dice que es él el enviado de Dios, ungido por el Espíritu divino, para anunciar la buena nueva, y llegará a convertirse él mismo en esa buena noticia una vez muerto y resucitado. Marcos fue el primero en poner por escrito ese evangelio de Jesús.


Rincón poético

     MIS COSAS

Puedo decirte muchas cosas
que nunca he dicho a nadie.
Puedo decirte quién me puso 
equivocadamente
este nombre, por qué
he vivido hasta ahora
a pesar de que tuve
que salvar una cuesta
tan fragosa, tan áspera,
por qué tengo en la piel
tan delgada del alma estos rasguños.
Puedo decírtelo, coger
mi rosario e ir rezando
misterios dolorosos, casi todos
gozosos al final, 
incluyendo esforzado los que duelen, 
si es que lavas un día
las cicatrices con agua bendita,
el agua milagrosa del perdón.

(De La flor del almendro)

Por sus frutos los conoceréis



De la misma manera que el fruto revela la calidad del árbol que lo produce, al hombre lo delata la calidad de las obras que lleva a cabo. Si buenas, fructifica provechosamente; si malas, malogra toda posible cosecha. Juzgamos bueno a quien obra bien y con rectitud. 

Es fácil calificar a una época como la nuestra que ha dejado los valores evangélicos en la cuneta, porque ser cristiano y obrar rectamente coarta la libertad de hacer cada cual de su capa un sayo. Las etapas en decadencia, como la vivida por el pueblo romano, tienden a corromperse y desaparecer, y hoy, nuestro mundo sabe mucho de corrupción en todas sus formas y está tentando la suerte. 
Nos corresponde denunciar el barajuste de nuestros días con el testimonio del buen ejemplo, que es la mejor manera de reprender a quienes, si no desconocen la bondad del corazón, lo van olvidando insensatamente.

Reflexión

Pon la otra mejilla


El evangelio concreta que si alguien te abofetea en la mejilla derecha, le ofrezca la izquierda. ¿Cómo en la derecha? Lo normal es golpear en la izquierda. Lo que sucede es que nosotros traducimos como bofetón un golpe dado en la mejilla, lo que en los usos hebreos es un revés dado con el reverso de la mano. Un golpe menos doloroso, pero más humillante.
En todo caso, lo que se nos enseña de este modo es no responder con injurias o violencia a la agresividad ajena. Cristo nos dio cabal ejemplo. 


Rincón poético

 A LOS PIES DE DIOS

¡El río desbordado 
arrastra tantas cosas!
¡Existe tanta gente cuyos pasos
borronea el olvido!
¡Vale tan poco no ser nada
cuando al fin te percatas,
tal vez decepcionado, humildemente,
que no eres nada!
¿De qué sirve dejar superficiales
huellas tentando el mar?
Es estimable, al fin,
no ser nadie a los pies de la historia de todos,
si se es todo de Dios. Él sabe el número
de la estrellas, sabe
las arenas del mar o todo del tiempo
escanciado por él en  nuestros días, 
pendiente de nosotros, como madre
del hijo que no reza todavía
el nombre de mamá.
Entrad hasta el salón donde él está.
Entrad sin ruido, despaciosamente.
Entrad con la humildad de aquel que pisa
con mullidas pisadas,
calladamente, como vuelo
impalpable de brisa
una alfombra en palacio.
Él nos está esperando
al borde de la noche, en cada estrella,
en cada esquina, 
nuestra llegada jubilosa, un día.

(De La flor del almendro)

martes, 25 de junio de 2013

Los dos caminos


      Frente a frente, el camino del mal y el camino del bien. El del mal es ancho y cómodo, el del bien, estrecho, áspero y dificultoso.
Jesús entiende que la mejor manera de ir por el camino de la rectitud es el cumplimiento de la ley evangélica, que postula tratar a los demás con toda la corrección posible, y la máxima corrección es la que dicta el amor. Y da una razón de sentido común: seréis tratados como vosotros tratéis a los demás. Es una versión de lo que se llama la regla de oro de la Escritura. Si no os comportáis con el hermano como inspira la buena condición cristiana del amor mutuo, habéis sentenciado vuestra propia ruina, la de los que no saben amar.
Jesús nos predice que no nos será fácil, pero es el único camino que complace y lleva a Dios. Elegir el buen camino es elegir a Jesús mismo, que dijo que él era el camino, y nadie va a Dios sino por él. Él es también la luz. Que nos ilumine en todo momento el derrotero que va a Dios y que ilumine a los que, confusos,  no saben adónde ni por dónde van.

Reflexión

El sentido de la muerte


El hombre ha interpretado sobrecogido el sentido de la muerte en función del concepto del mundo propio de cada cultura. El pueblo hebreo, en la antigüedad, entendía que al morir, el soplo vital que animaba al hombre quedaba inactivo en el polvo misterioso del sheol. Desde Daniel, se empieza a entrever que ese aliento vital volvía a las inmediaciones de Dios, dueño de la vida. La resurrección de Cristo, rescatándonos del pecado, origen de la muerte, enseña que, resucitados por el mismo Espíritu que le habita a él, recuperamos la eterna amistad de Dios.

Rincón poético

    AQUÍ Y AHORA

Nunca me voy del todo
del lugar donde he sido
felizmente y me he hecho;
siempre me queda en la conciencia
su tierra noble y la ceniza oscura.
Mas aquí es donde  estoy. ¿Por qué intentamos
vivirnos a destiempo 
y, absurdos, nuestra cotidianidad?
¿Acaso apacentamos nuestros bríos
en un lugar y en otro almacenamos
nuestra vida vivida?  
En vano nos parece que es mejor
nuestro tiempo pasado.
Hay que guardar en un archivo polvoriento
que no consulte nadie
lo que ya ha acontecido y nadie puede
poner de nuevo en pie. Vivamos plenamente 
aquí donde esperamos,
bajo el sol y el sudor de cada día,
la cosecha inmediata,
al filo mordedor de nuestras hoces. 
Vivamos aquí, ahora,
la luz que nos despierta cada día.

(De La flor del almendro) 

lunes, 24 de junio de 2013

Natividad de san Juan Bautista

La figura de san Juan Bautista cobra toda su importancia como precursor de Jesús. El evangelio de Lucas apunta cuatro momentos de su vida: su nacimiento, la circuncisión, la imposición del nombre y la manifestación como profeta.
La vida pública de Juan viene precedida de su extremada austeridad en el desierto hasta su aparición en Israel como precursor del Mesías. Isaías, alude al ardor y audacia de la predicación, al decir: “Hizo de mi boca una espada afilada”. Justamente ese ardor en la denuncia de los extravíos escandalosos y arbitrariedades de la autoridad civil, le llevaría al martirio, hecho que Jesús interpretaría como señal fijada por Dios para el comienzo de su propia vida pública.
Recluido en la cárcel,  rota la continuidad de su obra, llegará a dudar si su misión no pasaba de ser un bello sueño y envía emisarios a Jesús, quien le desengaña y confirma que el mesías que ha venido anunciando, lo es realmente.
La figura penitente de Juan, vestido andrajosamente con piel de camello y comiendo saltamontes y miel silvestre, ha conquistado la simpatía del pueblo cristiano. Hoy como ayer, el Señor sigue necesitando de personas dispuestas a preparar el camino que haga presente a Jesús en el mundo. Asumamos como Juan el Bautista un quehacer testimonial que nos incumbe a todos.

Reflexión

La ley, ¿un fin en si misma?

La ley, según Pablo, informa sobre qué pecados hay que evitar. Es un ético listado informativo, que el pueblo hebreo veneró como un fin en sí mismo. Para Cristo, que ha venido a depurar la ley y darle una plenitud de que carecía, la ley es la consecuencia inevitable de creer en él, como Hijo de Dios; seguir esa ley es seguirle a él y amar a Dios y a los demás como amó él. La ley es un medio para ir al Padre por el camino que es Cristo. Dios es amor y por la escala del amor se llega hasta él.

 Natividad de san Juan Bautista

MIS AMIGOS MUERTOS

Se me han ido y se van
hacia la luz de Dios, desde la noche
cerrada de su muerte; no sé cuántos
amigos, incontables compañeros. 
No los quiero contar.
Otros están mordidos
por alifafes traicioneros.

No hay igualdad de vida,
aunque se viva más, como los ríos
que la lluvia acrecienta y los arroyos
de mediocre caudal intermitente.
El tiempo lo da Dios, el tiempo es suyo
y lo asigna a lo hombres como quiere.

Sé, mi Señor, que están todos contigo, 
que los llamaste tú y les diste un sitio
en la dicha sin lindes de tu casa.
Sé que gozan entonces júbilos imperecederos.
Cuídamelos como quien abre a un hijo
los amplios brazos de tu amor eterno.

(De La flor del almendro)

domingo, 23 de junio de 2013

¿Quién dice la gente que soy yo?

Examina Jesús a sus discípulos sobre su propia identidad. La gente, que se admira de su palabra y hechos prodigiosos, ve en él la encarnación de alguno de sus profetas, porque, identificados con la antigua alianza, intentan incluirlo en ese recinto cerrado. Jesús actúa como un profeta, luego hay que reducirlo al
entorno de su fe mosaica. Hay aquí implícita, una negación de la alianza que inaugura Jesús, lo que le inducirá a declarar un día que no se puede echar vino nuevo en odres viejos.
Según los discípulos, Jesús es el mesías, el Hijo de Dios. Ésta es la novedad. Una certera confesión madura de fe en él y su palabra. Es éste, por tanto, el momento decisivo en que sus discípulos se comprometen a seguirlo decididamente, hechos suyos. 
Jesús procede de inmediato a esclarecerles cuál es el camino que han de andar como seguidores y confesores de su fe: El que quiera seguirme, les dirá, lo primero que tiene que hacer es negarse a sí mismo, despojarse de sí mismo, anteponer los intereses divinos a los propios. No ser para sí, sino para él.

Reflexión

El bautismo


El primero que bautiza en la historia de la Iglesia es Jesús, que invita a ejercer el rito a sus discípulos. Su bautismo no es como el de Juan, quien aclara que Jesús bautizará con agua y fuego, el fuego del Espíritu de Dios. El hecho de sumergirse en agua o recibirla es la expresión ritual de algo que ese sacramento lleva implícito, como es recibir el Espíritu de Jesús, que al ser el suyo y nuestro, nos hermana y hace hijos de Dos.

Rincón poético

EL VUELO DE UN PÁJARO

Veo volar un pájaro
con enconado impulso
y como si siguiera un aprendido surco, 
en círculos engasta 
la amplitud de su vuelo.
Pienso así en la diadema
que ennoblece una frente,
el anillo que lleva en uno de sus dedos
la inmensidad de Dios.
Se me antoja que es pájaro vulgar
sin distintivos que lo ensalcen, pero
su vuelo tiene la delicadeza
de los vaivenes armoniosos
del arco del violín.
Aunque volar no es todo. 
Vuelan en pleno otoño,
sin destino, las hojas alocadas:
vuelan amenazantes hoscas nubes
azuzando el fragor de la tormenta; 
el viento mismo vuela a ramalazos 
de incontrolado empuje.
Los pájaros eligen
dónde y cómo volar. Son ellos mismos
pilotos de sus vuelos.
Volar, volar. Es la ilusión, un sueño.
La misma vida vuela.

(De La flor del almendro)

sábado, 22 de junio de 2013

La providencia

No se puede tener un pie en la casa de Dios y el otro en la falsa frivolidad de  idolillos, como el sexo, las drogas o el dinero. Para tener los dos en la de Dios, hay que volverse de espaldas a todo lo que arruina nuestra plena confianza en él, que si murió por nosotros, se desvive igual por estar más pendiente de nuestra precariedad, que de la belleza insensible de la naturaleza que él creo, admirable siempre, eso sí.
Confiar en Dios hasta olvidarse de uno mismo, es obligarle a que él se haga cargo de nosotros.  

Reflexión

Jesús centro de la historia


El camino que abre Jesús a los suyos, es el nuestro en la medida que nos sintamos renovados en  su seguimiento. La novedad del hombre cristiano es la que pone a Jesús en el centro de todo, porque por él se ha hecho todo, y ha hecho de nosotros hombres distintos, sellados por el pan y el vino de una nueva alianza. Ir con él es aportar nuestras manos a la empresa resucitadora de su cruz. 
Pidamos por cuantos no se atreven a desandar su propio camino, a fin de dar con el que Jesús dice ser él.

Rincón poético

ENSEÑA DE TODOS

Que nadie diga suya
la nube ni la tarde, 
el temblor de la noche o el aroma
arrodillado del incienso.
Nadie se apropie en exclusiva
de lo que hicieron todos, que no ondee
sólo sobre su frente una bandera
donde aplicó besos de sangre
una historia ejemplar. 
No es un envilecido trapo
donde enjugar el llanto o apagar
el sudor noble del trabajo.
Es un arco triunfal que conmemora
las nobles aventuras
del heroísmo y la atrevida gesta 
descubridora. Fuego y oro,
sangre y valor, lanza y corona,
acuñaron el pecho de esta enseña
que no sabe ponerse de rodillas.
Que nadie vilipendie
las fimbrias de su honor, nadie la exija
como blasón servil y escudo acaso
de su breve casona nobiliaria.
Lleva en su tela el corazón de todos.

(De La flor del almendro)

viernes, 21 de junio de 2013

Donde está tu tesoro

El pasaje comenta la primera bienaventuranza, desde la renuncia a las riquezas, ya que nuestra riqueza definitiva es Dios, tesoro incomparable frente a los bienes de la tierra.  Desde la frivolidad, sin embargo, anteponemos nuestro bienestar material a todo, sin pensar que nada llena el corazón del hombre como las riquezas imperecederas.
Somos ambiciosos hasta envidiar los bienes ajenos, por eso habla el texto del ojo perverso, que el hebreo significa envidia, el colmo inútil y pernicioso de la ambición y la avaricia, porque lo único que produce la envidia es desasosiego y malestar.  Frente a la ambición, cuna de la envidia, Jesús aconseja  el desprendimiento, la esplendidez, signo de luminosidad, en cuanto nos induce a compartir gratamente lo que se tiene. La esplendidez, el brillo de la mirada, se opone a la oscuridad del ojo envidioso.
Ver las cosas como son, con ojos limpios, debiera ser nuestro tesoro. Que Dios limpie nuestros ojos de la escoria de la avaricia.


Reflexión

Jesús, Señor de todas las cosas

En la versión griega llamada De los Setenta, que los judíos helenistas trasladan al griego, se encuentran con dos nombres referidos a Dios, Yahvé y Eloím. Yahvé es el nombre con que Dios se da a conocer al pueblo hebreo en el Sinaí. Eloím se le llama a Dios como creador de todo. Los Setenta entonces traducen Eloím por Señor, acepción que recoge la primitiva Iglesia, aplicada a Jesús, Señor de la historia, para quien y por quien se hizo todo.  
      Puede comprobarse en los evangelios, donde Lucas lo usa ciento tres veces, Marcos dieciocho, Mateo ochenta, y cincuenta y dos san Juan (Cfr. Barbaglio, ed. Sígueme)

Rincón poético

EN DISTINTO SUELO


Recuerdo un día cuando tuve
que dormir en el suelo, arrebujado
en una fementida
manta de borra. No tenía
donde dormir aquella noche. 
Mas un pobre descansa intensamente
sobre la dura almohada
de sus propias carencias.
He conocido noches inclementes
congeladas de frío,
noches que tiritaban como estrellas
acristaladas de rocío.
He conocido el rostro macilento
de la pobreza, tan desmejorada,
que aborrecí ser pobre. No sabía
el sabroso sentido y la alegría
robusta de las bienaventuranza.
Ser pobre es no tener y haber abierto
tu puerta la limosna cotidiana
de la mano de Dios, saber que tienes
un amigo sincero en quien fiarte
en la persona pordiosera 
de Cristo. ¿No sabía,
o no quise saber?
No tener pan es una cosa;
no tener ni siquiera
un pedazo de amor que llevarse a la boca,
es la desdicha insostenible
de no poder dormir plácidamente
acostado en el suelo.
Yo sé que tengo al menos un amigo
insobornable en quien puedo fíarme,
y duermo bien, como imagino a veces
que se puede dormir en nube.

(De La flor del almendro)

jueves, 20 de junio de 2013

La oración del Padre Nuestro

Jesús, hombre de oración, hizo de ella materia predilecta de su enseñanza a los suyos, para lo que les pide saber retirarse para orar. Quien no se retira dentro de sí mismo para sincerarse con Dios, no contribuye luego a la eficacia de la oración comunitaria con los demás. La oración litúrgica carece de profundidad, si no está respaldada por esa otra oración más íntima. Una segunda demanda es que no resultemos prolijos, sino sobrios y ajustados en nuestros sentimientos y demandas. Modelo de oración perfecta de los hijos de Dios, es el Padre nuestro, un texto en el que pedimos a Dios que él mismo disponga que su nombre sea santificado: Haz de modo que todos te glorifiquen. Que “venga a nosotros tu reino”; es decir: que tu reino irrumpa ya en nuestras vidas, llenándonos de ti. Que “Hágase tu voluntad”, de modo que sus deseos informen el corazón de todos los hombres, ya que a todos incumbe acatar sus deseos.
El Padrenuestro es la única oración heredada de Jesús, la más perfecta de todas, que la Iglesia ha situado en los momentos más destacados de la práctica litúrgica. Decirla, es ya cumplir la voluntad de Jesús, que nos la enseñó para eso, para recitarla como hijos de Dios a nuestro Padre y suyo, con sus mismas palabras, palabras de Dios, por tanto, para hablar con Dios.


Reflexión

El sentido del evangelio


El sentido bíblico de los textos de la Escritura no hay que cifrarlos exclusivamente en la expresión literal. En un principio se habló, del literal y el pneumótico. En la Edad Media se especificaban cuatro sentidos: el literal, el alegórico, el moral y anagógico. Hoy se habla de la historia de las formas, que parte de que con anterioridad al texto escrito existió una tradición oral de pequeñas unidades que los evangelios recopilaron después, al que sobreviene la historia de las redacciones, que sigue tres estadios: la tradición primitiva, nacida en el contexto de los hechos y dichos de Jesús; la tradición comunitaria de la Iglesia primitiva y la redacción interpretativa de los evangelistas.


Rincón poético

      PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el cielo,
haz que todos bendigan tu nombre,
que se instaure en nosotros tu reino
y que siempre observemos sumisos
Padre mío, tus santos deseos.

Danos hoy nuestro pan cotidiano
y perdona los pecados nuestros,
puesto que perdonamos también
las ofensas que igual padecemos.
No nos dejes, Señor, de la mano,
para que la maldad superemos.
Amén.

(De La flor del almendro)

miércoles, 19 de junio de 2013

Las falsas apariencias


Jesús condena las falsas apariencias. Fingir es un modo teatral de disimular lo que somos, un modo de no vivirnos a nosotros mismos, porque se inviste uno de otro que no eres tú, y no se vive uno a sí mismo tal cual se es, se vive a ese otro que no somos, como el actor. El hipócrita no vive su vida; finge ser otro y la falsea.
Cristo nos pide autenticidad, que seamos verdaderamente lo que somos, porque él es la verdad y le incomodan la mentira, la ocultación y los encubrimientos. Opuesto a la autenticidad está el fingimiento. Fingir es emboscarse, no dejarse ver, porque no se atreve uno a que los demás le vean como es. El que finge y se mimetiza, es un embustero de sí mismo, un prestidigitador de su propia mentira.
Se finge por temor a los demás. Quien finge, algo teme. Teme que descubramos su verdadera identidad, como hace el ladrón, como hace el criminal y el embustero. Amemos la verdad, que es tanto como a amar a Cristo,  y rezumaremos autenticidad por los cuatro costados. 

Reflexión

La salvación aquí y ahora


En el evangelio de Jesús la salvación es una gracia que hay que obtener ya ahora, con la conversión; la salvación es para hoy mismo. Jesús dice desde un principio que ha venido a predicar la conversión y la fe en su persona. Se ve de manera patente en Lucas, donde dice a Zaqueo que, convertido a Dios, hoy ha llegado la salvación a esta casa, y al ladrón convertido, le promete que hoy estarás conmigo en el paraíso. 
No dejemos para mañana lo que debes acometer hoy mismo.

Rincón poético

NUBECILLA BLANCA

Una nube blanca 
hasta el cielo sube.
¿Qué tiza impoluta
dibuja esa nube?
¿Es cal, es incienso?
Los cielos azules
no siempre nos muestran,
ni tienen costumbre,
cisnes tan pausados,
esas velas de hule.
Su blancura es tal,
que un ramo de luces
no fuera más claro.
Que nadie lo dude.
Tiza sobre cal,
para que redunde.
Una nubecilla.
¡Qué cosa tan dulce! 

(De La flor de almendro)

martes, 18 de junio de 2013

Aborrecerás a tu enemigo


Nada más lejos de la ley de Cristo que el odio a nadie. Jesús ordena que se perdone incluso al enemigo. ¿Cómo se le va a odiar? Cierto que Israel, pueblo pequeño, rodeado de pueblos hostiles, hubo de pelear para su pervivencia, y no pudo nunca bajar la guardia, pero una cosa es vivir vigilantes y otra muy distinta profesar odio a nadie. 
Jesús no es partidario de que sus seguidores echen mano de la espada para defenderse de quien te hiere u ofende, y no sólo lo enseña, lo vive y lleva a cabo cuando sus enemigos le llevan a juicio y le sentencian a muerte. 
La represalia se opone a la santidad de Dios. Y hay que ser santos como Dios es santo, enseña la Escritura.


Reflexión

El amor en san Francisco


San Francisco, en esto como en todo, seguía a Jesús al pie de la letra. Suya es aquella oración tan bella y popular:
Haz de mi un instrumento de tu paz. 
Donde haya odio, ponga yo amor.
Donde haya ofensa, ponga yo perdón.
Donde haya agravio, ponga yo amistad.


Rincón poético

        EL JUNCO

Es una letra a medio hacer,
un proyecto inconcluso.
El junco se doblega dócilmente
sobre sí mismo,
como en lacio descuido
la delicada mano femenina
que acicaló el pincel
de Leonardo, el pintor. La dejadez
con que su fino trazo
dice su vencimiento,
recuerda el abandono
inefable del sauce en la ribera.
Beben de un mismo río
los dos, como gemelos.
La elegancia del junco
y el llanto verde que entristece al sauce.
Un homenaje o cántico a dos voces
junto a la tranquilidad vital del río.
¿No es su caudal remedo de la vida?

(De La flor del almendro)

lunes, 17 de junio de 2013

A quien te abofetea, preséntale la otra mejilla

Nada de tomarse la justicia por su mano. La norma de responder a una injuria u otra clase de ofensa, de modo semejante, fue al principio, en Israel, un intento de evitar excesos en la represalia, y se estableció esa forma de equilibrio. Pero era una norma que alimentaba y sancionaba como justa la venganza. Jesús se opone a ella sin paliativos.
Si Dios nos perdona las mayores injurias, no hay razón para que el hombre no haga otro tanto con sus semejantes. Si él nos hizo a imagen suya, debemos de obrar con la bondad e indulgencia con que obra él. Los mandamientos han sido diseñados por el Padre de la misericordia. Ese es el espíritu con que nosotros, siguiendo a Jesús, debemos interpretarlos.

Reflexión

En la montaña




Hay un signo simbólico en el pasaje de las bienaventuranzas donde se nos sugiere entre líneas que son la ley de Jesús, la pauta de vida que hay que abrazar. Jesús sube a la montaña y allí les dicta su ley, como sube Moisés al Sinaí a recoger la expresión de los deseos divinos. La Torá es la ley de la antigua alianza; las bienaventuranzas, la de la nueva con que nos sella Jesús. Desde esta ley que sella la alianza cristiana, Jesús interpreta el sentido plenificador de la ley de la antigua alianza.


Rincón poético
       A UNA NIÑA

No sólo la natural belleza descuidada
de tus ojos, esa espontaneidad
de mirar todavía honestamente
las flores, la fachada
de enfrente, los juguetes, las personas
tus uñas sin pintar.
No sólo es tu belleza recatada, 
no es, no, la compostura
de la sincera sencillez
de vestir con soltura no aprendida
tus vestidos de niña
como quien lleva puesto
todo un prado de abejas y amapolas,
Tu bondad es más bella todavía,
porque las cosas bellas no poseen
elegancia o nobleza, no están vivas.
Tu eres la vida misma, floreciente
como siempre lo fue el amor.
Mírate en el espejo.
No te verás como te vemos.
Sigue así. Tu belleza
interior, tus mismos ademanes
modestos, tus miradas
honestas, nos reprochan
no ser como tú eres.


(De La flor del almendro)

domingo, 16 de junio de 2013

Se le ha perdonado mucho

Dos temas  presentan las lecturas de hoy, el perdón y el amor. El perdón nace de la disposición humilde del que reconoce contrito que ha ofendido a Dios y  postrado en su presencia ruega volver a ocupar un lugar en su corazón. Nuestros desplantes ante Dios le ofenden sobremanera, porque el pecado es siempre un desacato, un desafío a su bondad.
Jesús, por eso, en su predicación, insistía en la necesidad de volver a Dios, de suscitar en nuestra sensibilidad la necesaria contrición que nos abriese de nuevo los brazos impacientes del Padre. Ir resueltos hacia quien sabemos que nos va a perdonar, es ya una confesión de confianza en él, un reconocimiento de su bondad, una forma de amor.
Es lo que le ocurre a Magdalena. Ha pecado mucho; lo reconoce ostensiblemente, y lava con su llanto la gravedad de su extravío, con la misma audacia con que antes desafió a quien debía todos sus atributos de mujer.
El gesto aparentemente desmesurado del perfume derramado y los largos cabellos con que enjuga los pies de Jesús, es sólo el rito con que da forma y expresión a la grandeza de sus sentimientos. Fue extremada en sus devaneos, y ha de serlo ahora en su repliegue a Dios. Por eso también, se le perdona mucho, porque ha amado mucho”.
  Jesús mide el corazón del hombre por su capacidad de amor. A mayor injuria, mayor tiene que ser el impulso que mueva el corazón. Se le perdonó mucho, porque supo amar con todo el ímpetu de su corazón, convirtiendo las heridas inferidas al corazón de Cristo, en heridas que le dolieron a ella misma como recibidas en su propia carne. 


Reflexión

El perdón de Dios

Constituye una gracia impagable que Dios nos perdone dejando desangrarse a su Hijo en el más horrendo de los suplicios, pero tampoco es desdeñable el compromiso que ese gesto comporta en quienes pretenden seguirle. Quien sabiéndose perdonado se muestra remiso o se niega abiertamente a perdonar, está en deuda con Dios y con los demás. El perdón es el resultado último del amor de Dios al hombre , al que no se le oculta que hay un mandamiento que obliga a responder con amor a Dios y sus criaturas, de las que ni excluye al enemigo. Quien no perdona no ama, y quien no ama no merece ser amado.


Rincón poético

   A DÍA DE HOY

Salgo a la calle, como siempre, 
y me quedo pensando
que nada ya es igual. La gente viste
de manera informal, con acendrado
descuido; pasan coches
flamantes como escamas
de pez en un acuario; 
cruzan los cielos
vertiginosamente
pájaros de aluminio dibujando
dos estelas de tiza...
Hasta las mismas cosas
inalterables, son distintas.
El dinero es igual en apariencia, 
tan sucio como siempre, venerable
como siempre y tan falto
de amor. Ricos y pobres
son o no son. como él los discrimine.
Pero nunca brilló como ahora brilla
su rostro de metal. Hoy son más tierra,
más ceniza, las manos de los pobres. 
Los ricos han lacrado
su mirada con oro.
No son felices; necesitan
tener más afanosos, ver colmada
la ilusión de ser más, y en el dinero
está la ceca de acuñar sus sueños. 

(De La flor del almendro)

sábado, 15 de junio de 2013

Los juramentos y la falsedad

Un juramento falso apelando al testimonio de Dios, es una perniciosa mentira elevada a la enésima potencia.
Al judío se le enseñaba con la ley en la mano que había que depurar los juramentos, para evitar jurar en vano con el perverso propósito de falsear la verdad, poniendo a Dios por testigo. Jesús corta por lo sano: nunca jura en falso quien no jura, limitándose a decir escuetamente sí o no. ¿Para qué más? Fiémonos los unos de la veracidad ajena, sin necesidad de teatralizar lo que decimos con hipérboles ni gestos desaforados. La verdad es simple y clara. No necesita de ropajes barrocos.

Reflexión

Persecución cristiana en el mundo

Cristo sigue sangrando sobre nuestras cabezas.
Según refiere la agencia Zenit, el periodista Fernando de Haro, en su libro Cristianos y leones, hace una exposición muy pormenorizada de la persecución de los cristianos, calculados en unos 100.000, que pierden la vida por causa de su fe en diversos lugares del planeta, igualando las grandes persecuciones romanas de Diocleciano o del estalinismo del siglo XX, con casos fragantes como el de Asia Bibi, en prisión desde 2009, en Pakistán, por negarse a abjurar de su fe.
Es una verdadera tragedia la que sufre la Iglesia en cientos de miles de cristianos, en todo el mundo, hecho sobre el que los medios de comunicación suelen pasar como de puntillas.


Rincón poético













  SEQUEDAD

Hay veces quisiera
rezar y no puedo.
Parezco un aljibe
agrietado y seco.
Quiero hablarte, oh Dios,
mas no sé qué tengo,
que sólo hay ceniza
en mis sentimientos.
Tengo fe, mi Dios,
y esperanza, pero
no guarda el debido
rescoldo mi fuego.
Corazón que no ama,
es que ya se ha muerto.
El mío, dormido,
árbol en invierno,
espera de ti
un poco de aliento.
Sacúdeme entonces.
Quiero estar despierto.

(De La flor del almendro)

viernes, 14 de junio de 2013

El adulterio

Jesús nos explica hoy cuál es el concepto que él tiene del noveno mandamiento, a diferencia de lo que se venía imponiendo por las autoridades israelitas. En general, Jesús nos está enseñando que es en el interior del corazón donde habita la bondad del hombre, y no en las meras apariencias del cumplimiento mecánico de la ley. En el corazón se origina todo lo bueno, que luego se concreta en la conducta humana. La pureza de corazón agranda, con la gracia, su capacidad de amar, y  se consolida en él una  piedad sincera para tratar a Dios y una cordialidad limpia para tratar a los demás.
     De esa limpieza en la mirada, en las palabras y en los hechos, nos habla el mandamiento de Jesús hoy: El  que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Ya ha pecado contra el espíritu de esa ley que expresa la voluntad de Dios.
Todo pensamiento, deseo y proyecto pecaminoso es condenable por igual en el hombre como en la mujer, casada o no. Pero aquí Jesús está denunciando además la injusticia judía contra la mujer casada. Vivirá con delicadeza este mandamiento, quien frecuente el trato con Dios, hasta que su amor acabe por llenar nuestro corazón.  

Reflexión

Confianza filial


Hay pasajes en los evangelistas sinópticos que nos presentan una grata faceta de Dios como Padre, donde se nos invita en nuestras peticiones a proceder con absoluta confianza como hijos suyos que somos, si bien también se nos ruega que insistamos porfiadamente, como prueba de es misma confianza que no admite desaliento. Son textos con que Jesús enseñaba a rezar a sus discípulos y nos enseña a nosotros a saber qué podemos pedir y con qué firmeza hemos de hacerlo, para que nuestras súplicas lleguen hasta Dios.


Rincón poético

POR LOS CIELOS

Dicen que hay a veces
cosas en los sueños
que tienen sentido, 
mas yo no lo creo.
Montaba una nube, 
la brida en los dedos,
con la crin muy blanca
tendida en el viento. 
Olía a tomillo,
olía a romero,
pero era una nube
de azúcar e incienso.
Trotaba frenética
cruzando los cielos.
Yo quise bajarme,
tenso por el miedo;
mas no lo logré, 
y ese momento,
note que la nube
la llevaba dentro.
¿Qué sentido darle,
si lo tiene un sueño?
No sé qué decir, 
ni apenas lo entiendo.
Ya dijo un poeta
que la vida es eso.

(De La flor del almendro)