jueves, 20 de junio de 2013

La oración del Padre Nuestro

Jesús, hombre de oración, hizo de ella materia predilecta de su enseñanza a los suyos, para lo que les pide saber retirarse para orar. Quien no se retira dentro de sí mismo para sincerarse con Dios, no contribuye luego a la eficacia de la oración comunitaria con los demás. La oración litúrgica carece de profundidad, si no está respaldada por esa otra oración más íntima. Una segunda demanda es que no resultemos prolijos, sino sobrios y ajustados en nuestros sentimientos y demandas. Modelo de oración perfecta de los hijos de Dios, es el Padre nuestro, un texto en el que pedimos a Dios que él mismo disponga que su nombre sea santificado: Haz de modo que todos te glorifiquen. Que “venga a nosotros tu reino”; es decir: que tu reino irrumpa ya en nuestras vidas, llenándonos de ti. Que “Hágase tu voluntad”, de modo que sus deseos informen el corazón de todos los hombres, ya que a todos incumbe acatar sus deseos.
El Padrenuestro es la única oración heredada de Jesús, la más perfecta de todas, que la Iglesia ha situado en los momentos más destacados de la práctica litúrgica. Decirla, es ya cumplir la voluntad de Jesús, que nos la enseñó para eso, para recitarla como hijos de Dios a nuestro Padre y suyo, con sus mismas palabras, palabras de Dios, por tanto, para hablar con Dios.


Reflexión

El sentido del evangelio


El sentido bíblico de los textos de la Escritura no hay que cifrarlos exclusivamente en la expresión literal. En un principio se habló, del literal y el pneumótico. En la Edad Media se especificaban cuatro sentidos: el literal, el alegórico, el moral y anagógico. Hoy se habla de la historia de las formas, que parte de que con anterioridad al texto escrito existió una tradición oral de pequeñas unidades que los evangelios recopilaron después, al que sobreviene la historia de las redacciones, que sigue tres estadios: la tradición primitiva, nacida en el contexto de los hechos y dichos de Jesús; la tradición comunitaria de la Iglesia primitiva y la redacción interpretativa de los evangelistas.


Rincón poético

      PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el cielo,
haz que todos bendigan tu nombre,
que se instaure en nosotros tu reino
y que siempre observemos sumisos
Padre mío, tus santos deseos.

Danos hoy nuestro pan cotidiano
y perdona los pecados nuestros,
puesto que perdonamos también
las ofensas que igual padecemos.
No nos dejes, Señor, de la mano,
para que la maldad superemos.
Amén.

(De La flor del almendro)

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