domingo, 31 de marzo de 2013

Domingo de Pascua


Muerto y resucitado Jesús, en este primer discurso apostólico ante la gente, los discípulos se muestran ya como portavoces del mensaje cristiano que han de llevar a todas partes. Son ellos quienes pueden dar testimonio de Jesús, de sus hechos salvadores, y del mandato recibido de predicar la fe de Cristo a todas las gentes. El cristiano existe así porque existió Jesús, y porque sus discípulos nos transmitieron y testimoniaron su obra salvadora. Nos enseñan que Jesús pasó por este mundo haciendo el bien; que el mayor bien fue liberar al hombre de las esclavitud del pecado, porque su palabra nos hace libres, y que proclamó que Dios está siempre a favor del hombre.  San Pablo subraya la unión de todos los cristianos con Cristo, por medio de la fe recibida en el bautismo, ya que Cristo, al morir, ha roto toda vinculación con el pecado; y ahora quien se une a Cristo, ha de romper igualmente con toda forma de enemistad con Dios, para vivirlo en la propia vida desde la fidelidad y el amor. 
          Los discípulos de Emaús, como Magdalena, han de reconocer a Jesús por la fe, si quieren abrir los ojos a su realidad divina. Pedro queda dubitativo ante el sepulcro vacío, a diferencia de Juan, que vio, y creyó al punto. Es necesario ese reconocimiento de Cristo resucitado para dar testimonio del misterio salvador que nos hace hijos de Dios.
          El cristiano reconoce además que Cristo nos libera de las ataduras del mal, porque su palabra nos hace libres, y que la fe en su palabra nos congrega, mediante el Espíritu, que ahora hace sus veces, para profesar esa fe desde el amor con verdadero ahínco.


Reflexión

En los aledaños de la perfecta alegría



La alegría cristiana de fray Francisco, un poco aderezada por las ingenuas travesuras de fray Junípero, deriva con frecuencia, en la interpretación artística de los dibujantes, en buen humor y gracia bromista.  Es como un modo informal de imaginar el gozo cristiano de vivir cerca de Dos. Se podría decir que existe así un catálogo completo de amables sonrisas en que ha florecido la perfecta alegría que acreditó fray Francisco. Franciscanas a las que salpica este surtidor de santa comicidad son las clarisas, selladas por el santo de Asís con la tinta fraterna de un mismo tampón.



Rincón poético

       SU PALABRA

No fue su voz modosa, reposada,
o enérgica, si acaso,  al censurar
caminos de extravío. 
No fue su voz. Calló al morir un día
y no hay nada que diga su apacible  
modulación, la calidez
de su timbre vibrante.
Nadie nos dice
cómo sonaba al despertar
de su sueño a una niña; nadie cómo,
atemperando
el llanto empecatado de María,
desnudando de pústulas leprosas
a muertos que vivían,
enderezando a cojos las endebles
rodillas, dando luz
a los ciegos...No fue
su voz, fue su palabra
inextinguible, cadenciosa,
grave y definitiva,
la que llenó de luz
inmarcesible el corazón del hombre  
y prodigiosamente se encarnó,
como ese mar tan diminuto
de la esmeralda en un anillo,
en el pan y en el vino.

(De La verdad o tiene sombra)

sábado, 30 de marzo de 2013

Sábado de Gloria


La vigilia de este día pone delante de nuestros ojos la luz cegadora de Cristo resucitado. Es la misma que deslumbra a Pablo y, asustada su caballería, da una cabriola y derriba de su montura al fanático enemigo de Cristo, que fue tanto como derribarlo de su mala fe pertinaz. Esa falta de fe es la misma que queda flotando en el ambiente en la cena de Emaús; la misma que agitó el corazón de Magdalena cuando, desconsolada, ante el sepulcro, oye una voz conocida pronunciar sorprendentemente su nombre.
La luz de la Pascua es una luz que no se ve, pero encandila y deja los ojos obsesos, porque se instala en los adentros de la persona y adecenta con su claridad las estancias de la fe que habita Dios.
¡Luz de Cristo!, clamamos esta noche en la triple invocación ¡Demos gracias a Dios!


Reflexión

Daré la vida por ti

Pedro, siempre vehemente y efusivo, asegura rotundamente que no dudará en dar la vida por Jesús, quien conoce su veleidad y le desengaña al punto. No siempre las palabras, tan sumisas y fáciles de manejar, se encarnan en nuestra conducta con ese mismo coraje con que se dejan decir.
Son muy sufridas y no siempre fieles, porque no lo somos nosotros, que nos reflejamos en ellas. No hay que dudar con todo de la buena fe de Pedro al expresar su amor por Cristo. En ese momento, desbordado, lo hubiera dado todo por él, es al menos lo que pienso yo. Al final, cumpliría su palabra.


Rincón poético

LA PRIMAVERA HA VENIDO

Esta es la primavera
tan jubilosa. Ya está ahí.
Un renacer vehemente,
una efusión, un frenesí.

Exhalan ya las rosas
su aroma carmesí;
es blanco y minucioso el que amanece
las mínimas flores del jazmín, 
y el aliento incisivo de los nardos
es penetrante como un bisturí.
Con su dedo amarillo
en medio del jardín,
las calas impolutas nos imponen
silencio, justicieras porque sí.
Su esbeltez les da eximia
autoridad. Y tengo para mí
que todo es explicable desde el brío
delirante que cobra el mes de abril.

Mirad las golondrinas endiabladas
cómo enhebran con un hilo sutil
lentos celajes por los cielos claros
embebidos de añil.

Hay un hervor de vida en el ambiente.
Hasta la luz parece de marfil
y es verde el aire, el río, las palabras..
Así es la primavera por aquí.

(De La verdad no tiene sombra)

viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes santo


  Éste es el día de la misericordia. Basta mirar el icono de nuestra salvación que es Cristo crucificado. Por su infinita bondad, Dios, accede, en nombre de Jesús, a abrirnos los brazos que cerró una primera infidelidad absurda. Jesús, investido con el supremo atributo divino de su filiación divina, vierte toda su sangre, a herida abierta, para sellar la nueva alianza de amor que acaba haciéndonos también de nosotros hijos del Padre.
Este es el día de la misericordia, porque Dios es amor y no sabe mirarnos de otra manera que compadeciéndonos, ya desde que comienza la historia angustiosa de la salvación.
Dice bien san Pablo cuando enseña que el mismo Espíritu que habitó a Jesús y lo resucitó a la vida, nos habita a nosotros, misericordiosamente; es así como nos devuelve, muertos como estábamos, a la participación de su vida, por pura gracia suya, dándose a la muerte por nuestra vida: Realmente, éste el día de la misericordia.


Reflexión


¿La cruz a cuestas?

El brutal castigo de los azotes que se infiere a Jesús, con un zurriago de látigos rematados por huesecillos o bolas metálicas, provocaba en el reo tan abundante derramamiento de sangre, que algunos desfallecían o morían en el tormento. Jesús, agotado por la reciedumbre de la tunda de azotazos, queda impedido para arrastrar una cruz, que no era el caso, sino el travesaño, y aún así, muy dificultosamente, lo que explica que caiga repetidas veces. Es comprensible que los soldados, más por urgencia que por compasión, se apresuren a buscar quien le ayude a transportar el madero. Cirineo será siempre la sombra amable de Cristo en su Pasión.


Rincón poético

           COMO TÚ

Quiero ser como tú, como tú mismo
querrías que yo fuera,
ser madera sangrante de tu cruz
donde a tus manos atenazan clavos,
ser al menos astilla salvadora
de tu suplicio. De algún modo,
me harías ser entonces parte tuya,
charco si quieres que atesora
la sangre que resbala
por la impasividad de ese madero.
Déjame ser así, haz que consiga
parecerme un adarme
a ti, que ame a los pobres que tú amabas,
que sea yo un andrajo pordiosero
por que me ames tú a mí.
Y que tu amor al hombre, la ternura
con que paliabas sus padecimientos,
prenda en mi corazón, porque yo quiero
ser como tú, como a ti mismo
te place, Señor mío, que yo sea.

(De La verdad no tiene sombra)

jueves, 28 de marzo de 2013

Jueves Santo

Hoy celebramos la fiesta del amor. Si la eucaristía es el centro de la vida cristiana, hoy cabalmente es  la fecha gloriosa en que Cristo, a punto de marchar al Padre, cumple aquella feliz promesa de no dejarnos solos, para lo que instituye este misterio de amor transmutando pan y vino en  cuerpo y sangre suyos.
Es el Espíritu de Dios quien le hace presente en ese pan y ese vino, al momento de pronunciarse las palabras con que Jesús crea este prodigio de comunión con los suyos. ¿Quién pudo soñarlo? Cabe imaginar a los apóstoles atónitos ante lo que Jesús estaba realizando ante sus ojos.
Cristo, espiritualizado, vuelve a hacerse realmente nuestro, a manera de alimento, para nuestro crecimiento espiritual, cada vez que celebramos y hacemos realidad este misterio, porque el Espíritu divino que lo actualiza en ese pan y ese vino, es un Espíritu real. Por eso lo invocamos antes de consagrar, en la misa, al bendecir el pan.
El sacramento eucarístico es un don de amor que obliga a que nos amemos los unos a los otros como el nos amó, un amor que hace comunidad, una misma fe que nos une en el corazón de Cristo y un mismo pan que fortalece nuestra esperanza.
Hoy celebramos, por eso, la gran fiesta  del amor, amor a Dios cifrado en el amor de todos entre sí, como Jesús quería. Que así sea siempre.


Reflexión

Comprensión de Cristo

No basta con creer; hay que saber qué es lo que creemos, para lo que hay que acendrar nuestro conocimiento de las divinas verdades. San Pablo encarece el beneficio de obtener de Dios el espíritu de sabiduría para conocerle perfectamente mediante el esclarecimiento en nuestro corazón, de la esperanza que nos abre el horizonte de la fe hacia él, la riqueza de la gloria que nos aguarda y la grandeza de su poder que resucita a Cristo y lo instala junto a él.
  La meditación del misterio de Cristo y el recurso de la oración, son el catón de su conocimiento más perfecto.


Rincón poético

  LA PINZA

Las pinzas son dos los dedos de madera
con que tender al sol
la cegadora esplendidez
de la sábana, el negro
pantalón tan severo
que nos enseña a andar,
el geométrico olfato del pañuelo,
el arco iris rebanado
de una corbata enloquecida...
La pinza, acostumbrada a pellizcar,
ha perdido las uñas, todo dedo
rígido, autoritario, como toga,
y es como un gesto 
que comporta una pizca, 
un ápice, un adarme,
una migaja o fruslería,
apenas nada, acaso
la misma menudencia
de ser sólo una pinza deleznable.

(De La verdad no tiene sombra)

miércoles, 27 de marzo de 2013

Miércoles de Pasión: la traición de Judas

La lealtad define el comportamiento de un amigo para con otro. Todos los discípulos de Jesús estaban firmemente obligados a devolver ilimitada lealtad a quien les había dicho que su amistad para con ellos era tal, que estaba dispuesto a dar su vida por ellos. Jesús es el amigo insobornable. 
En el lado opuesto, Judas, incapaz de amor, se convierte en la figura tramposa y despreciable del traidor. La traición no se improvisa; se fragua en el corazón perverso de quien, de por vida, está acostumbrado al gozo malicioso del engaño. Los mismos apóstoles le reprueban su descuido para con los pobres. Le falta ese tacto de la compasión que define a Jesús, para sentir las penalidades de los otros. No sabe amar.
Qué distinto a María Magdalena, lavando amorosamente con sus mejores perfumes los pies de Jesús, donde Judas ya dio la medida de su grosera falta de delicadeza, incapaz de entender que el amor no repara en gastos, porque no tiene precio.
Judas es el marco oscuro que hace destacar todavía más el depurado amor de Cristo o a Cristo

Reflexión

En la Vía Dolorosa

En Jerusalén, el Vía Crucis interpreta la Pasión de Cristo a cielo abierto, por una ruta de callejas llamada Vía Dolorosa que constituye la que Jesús recorrió con el travesaño de la cruz a hombros, hasta más allá de las murallas. Al pie de las rocas, hubo un vertedero donde, a indicación de los cristianos, santa Elena dio jubilosamente con los restos de la Cruz.
A lo largo del trayecto doloroso, se suceden las estaciones que reproducimos espiritualmente en nuestras iglesias en el rezo de nuestros vía-crucis. No es raro que niños traviesos de creencias musulmanas escupan a los peregrinos que recorren tan santos lugares, a sabiendas de que no serán replicados. No conocen la enseñanza cristiana del perdón.                

Rincón poético

    LA MEMORIA

La memoria anotaba
todo lo que yo he sido.
Es como una pizarra
negra como un abismo.
¿Cómo escribir en ella?
La tiza se ha perdido,
precisamente cuando
yo más la necesito.
Es como quien no encuentra
la llave del castillo.
¿De qué sirve intentar
buscar en él asilo?
A veces se me borra
lo que ya tuve escrito.
La memoria no es fiel;
la emborrona el olvido,
tachaduras de barro
que ensucian pergaminos.
A veces hasta pierde
las huellas del camino.
No os extrañe que un día
no me encuentre a mí mismo.

(De La verdad no tiene sombra)

martes, 26 de marzo de 2013

Martes de Pasión

En torno a Jesús se están moviendo, cada vez más inquietos, quienes ansían matarle. Es como si tuviese un lazo al cuello, cuyo nudo se va apretando y estrechándose por momentos.
A Jesús le debió de romper el alma que uno de los conjurados para matarle, estuviera entre sus mismos discípulos, comiendo amigablemente con él, como quien no sabe nada de lo que viene maquinando. La hipocresía enmascara lo peor del corazón humano, adoptando formas incluso amables y corteses. Es su redomada condición. Si de un tirón le quitáramos la careta, aparecería de pronto la cara de la perversidad.

Jesús es la verdad y ama por eso la sencillez del que es igual por dentro que por fuera; la sencillez es el rostro de la verdad, porque la sencillez nos hace transparentes y verdaderos. La sinceridad es una virtud de la que se habla poco. Amar a Jesús es amar su palabra, y su palabra es el vehículo sagrado de la verdad. Nadie que no sea sincero, podrá amar nunca a Jesús y su palabra. Y quien no es capaz de amar a Jesús, difícilmente será capaz de amar al hombre.


Reflexión

El santo de las supuestas llagas

Francisco de Asís es el santo de las llagas. Las “Florecillas" narran el hecho, fray Rufino da fe de ellos, desde la ingenua frescura de lo legendario, y el historiador contemporáneo del santo fray Tomás de Celano habla de unas protuberancias violáceas de carne endurecida en manos y pies, que recordaban los clavos de Cristo.
Hoy los expertos en franciscanismo hablan con reservas de hecho tan relevante, bien que nunca imposible. Sea de ello lo que fuere, es innegable la identificación de Francisco con Jesús, y bien pudo haber dicho con san Pablo: Vivo yo, más no soy yo, sino Cristo quien vive en  mí.


Rincón poético

MUERO PORQUE NO MUERO

Pone sus labios Jesús
a las verdades divinas. 
Es el lenguaje de Dios,
los ojos con que nos mira.

Amar con él, como heridos
en un mismo corazón,
es el deseo que enciende
la luz de la devoción.

Es la llama del amor
lo que nos identifica.
Arder en su misma llama
es algo que me fascina.

Clavado en la cruz con él,
morir en sus manos quiero. 
Teresa ya lo decía:
Yo muero porque no muero.


(De La verdad no tiene sombra)

lunes, 25 de marzo de 2013

Lunes de Pasión


La liturgia nos coloca ya en la semana de Pasión en la que entramos con una cena entre amigos El tema triunfante es el amor. Amor de María a Jesús, amor de Jesús a los hombres. Volviendo los ojos atrás, hay mucha coincidencia entre este ungir los pies del Señor con un perfume caro, y aquel otro de María Magdalena lavando los pies al Señor con sus propias lágrimas. La postura de los comensales, tumbados sobre esteras en el suelo, hace posible este gesto de acceder a los pies de Jesús.
A aquella se le perdonó mucho porque había amado mucho. A esta la defiende el Señor, porque está anticipando su inminente sepultura en casa de quien él sacó vivo del sepulcro, Lázaro.
Es la razón de que haya teólogos para quienes esta María, hermana de Marta y Lázaro, es la misma pecadora a quien Jesús libró de siete demonios. Porque si no es así, ¿cómo es que no figura entre las mujeres que acompañan a Jesús junto a la cruz?
En todo caso, el evangelio nos emplaza a que nos acerquemos a Jesús, que está a punto de írsenos, con toda la delicadeza del mundo, con todo el amor del mundo.


Reflexión

Sentido de lo dramático en el enjuiciamiento de Jesús.

Sorprende que en esta última fase del itinerario evangélico de Jesús, sean sus prodigios los que alarman a las autoridades de Jerusalén, como se advierte en el relato de la pasión y aquí mismo. Nada les dicen esos signos que sólo el dedo de Dios puede llevar a cabo. No importa el sentido trascendente de tales intervenciones de Dios en el mundo, sino sus posibles repercusiones políticas respecto al imperio invasor.  Se llega a magnificar la supuesta deriva de la conducta subversiva de Jesús, que solivianta a toda una nación, alegan ellos. La mala voluntad es capaz de inspirar las más aviesas injurias contra aquel cuyos criterios difieren de los establecidos oficialmente. La Pasión de Cristo es el drama del poder autoritario contra la humildad de un hombre bueno, cuyo delito es ese: Muchas cosas buenas os he hecho. ¿Por cual de ellas me abofeteáis?, se queja Jesús confuso y con una pizca de amarga ironía..


Rincón poético

A LA ESPERA

Estoy sorprendido.
Al romper el alba,
muy cerca de mí
te vi que pasabas.
Yo nada te dije
y no sé la causa.
Quise decir algo
y no dije nada.
Me faltó coraje, 
un poco de audacia.
Yo te vi pasar; 
tú no me mirabas.
Muchas veces salgo
por si otra vez pasas.
No te he vuelto a ver.
Te echo mucho en falta.

(De La verdad no tiene sombra)

domingo, 24 de marzo de 2013

Hosanna

Bendito el que viene en nombre del Señor.
     El Canto cuarto del siervo de Dios, de Isaías, nos muestra a Dios identificado con su palabra divina, como anticipo de Cristo, su Hijo, a quien corresponde realizar su designio salvador, dando su sangre en rescate nuestro.
  La profecía es una relectura teológica de la historia de Israel acosado por la hostilidad de sus enemigos. Y así es cómo el profeta, a través de esa visión, en un largo lamento, atisba la figura divina de un salvador que cargará con los pecados de muchos, en un mensaje de esperanza mesiánica. Por eso, el evangelio de Juan lo presenta como Cordero de Dios que borra nuestros pecados.
El Siervo soportará sin rechistar insultos y ultrajes, anticipando a Cristo, que responde al mal con bien. Y es que Dios despoja a su Hijo de su condición divina, para convertirlo en hombre capaz de soportarlo todo, hasta la muerte, a fin de hacer de nosotros, resucitando, hijos de la luz e hijos de Dios.

El domingo de Ramos es el punto de partida de la semana grande de nuestra fe cristiana. Por lo que, además de acompañar hoy a Jesús triunfante, conviene más avivar nuestra fe para que dé sentido a cada acto y a nuestra vida.


Reflexión

La muerte en la esclavitud

No es lo mismo ser siervo que esclavo. En la esclavitud el hombre deja de ser dueño de su vida. La pierde. Y perder la vida es morir. La esclavitud es una situación de muerte; un hombre encadenado al pecado, no vive, ni tiene horizonte al que tender; la verdad, en cambio, devuelve la vida, los ojos mirando a Dios. Es la razón por la que Jesús, que hace partícipe de su vida a quien justifica, puede decir: Yo doy la vida a quien quiero, dueño de la vida al fin.


Rincón poético

        LLOVIZNANDO

La lluvia cuelga una cortina verde 
en mi ventana,
mientras la acera ya anochece
al oscuro vaivén de los paraguas.

¿Por qué va a tumbos, ciega,
la luz de los relámpagos?
Va herida por la espalda por el súbito
tirabuzón de un rayo.

¿Quien nos está lloviendo
esta lluvia tan fina,
bajo un toldo agorero de nubes
que acongoja la vida?

Para buenos y malos igualmente
cae esta lluvia, igual para los dos.
Tan delicada lluvia 
sólo la llueve Dios.

Si es de Dios esta lluvia,
está lloviendo mucho más,
que él se llueve a sí mismo.
Lluévanos sin cesar.

(De La verdad no tiene sombra)

sábado, 23 de marzo de 2013

División de criterios en Jerusalén


El gentío que se reúne en Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua, echa de menos a Jesús, pero hay diversidad acerca de su personalidad entre la gente y la clase dirigente. La gente sencilla admira la inaudita sabiduría del mesías, y el cuerpo dirigente argumenta en contra, no sin altisonancias, del modo más superficial, negando la categoría divina de Cristo. Importa mucho destacar cómo la gente percibe espontánea la presencia de lo divino de natural manera, mientras a los presuntos sabios religiosos les confunde su propia sabiduría, que es una aproximación al saber objetivo, libresco, donde el corazón se inhibe y la razón naufraga. El presunto saber de lo divino, sin amor, no deja de ser letra muerta, tamo de espiga que lleva el viento.


Reflexión


La simpatía de la espiritualidad franciscana

San Francisco no ha perdido ni un ápice de su poder de convocatoria, que el papa Francisco ha despertado con su ejemplo vivo. La espiritualidad de Francisco no sólo se inspira en el evangelio de Jesús; es su realización más estrecha y fiel, hasta haber motivado que se le llegue a llamar “otro Cristo”. La enseñanza de Jesús halla su mejor espejo en la forma de vida que entraña la profesión franciscana, donde cobran relieve el desprendimiento, el amor a los desvalidos, un respeto entrañable a las criaturas y la promoción de la verdadera paz que Jesús bendice.
Jesús vive en quienes profesan, según el ejemplo de Francisco, el evangelio salvador.   


Rincón poético

LAS SAETAS DEL RELOJ

Soy como las saetas
sin prisa del reloj.
Parece que están quietas,
que el tiempo se paró.
¿Habrá quebrado al tiempo
alguna maldición?
El tiempo es la veleta;
siempre está, porque es Dios
quien da pulso a la vida.
Nadie lo ve, que no
lo pueden ver los ojos;
lo presiente el amor
oculto en las saetas
calmosas del reloj.
El tiempo está en sus manos;
es él quien lo creó.
Y en la aguja del tiempo
mi vida enhebra Dios.
Dame tiempo, Dios mío.
Dame cuerda, Señor.

(De La verdad no tiene sombra)

viernes, 22 de marzo de 2013

El Padre está en mí

    Una y otra vez, los judíos, que en Jesús ven sólo al hombre y no adivinan en sus obras ese perfume a divina trascendencia, intentan apedrearlo porque les chirría su lenguaje.

        Y Jesús va como en zig-zag esquivando las barrabasadas de su mal humor.
El argumento que esgrime Jesús es inconcuso: Si no os place creer en mi, creed al menos en lo que prodigiosamente hace la mano de Dios. En cuyo caso, habréis de creer que el Padre está en mi como yo en él.

                Reflexión

El misterio de Jesús

Jesús, como palabra del Padre, es su lenguaje entre los hombres, hablando de manera reveladora. María y José conocieron el misterio de la salvación oculto a todos. Jesús encarna ese misterio e irá como devanándolo para que sus seguidores, colaboradores privilegiados de su obra, puedan pregonarlo a todo el mundo. El misterio era él, muerto y resucitado para nuestra justificación.


                 Rincón poético

                LA NAVE DEL DESEO

           Seguirte, ya te sigo y me sé todas
           las piedras del camino en que tropieza,
          pero me falta sujetar lo que hago,
          a los varales de lo que pretendo.
          Desengañado de mis certidumbres,
          sólo en ti toda confianza tengo.
          Una cosa es querer, saber la verja
          que encuadra tu proyecto,
          y otra distinta la manera
          de ir decididamente hacia tu encuentro.
          No hay caminos seguros en la arena
          incierta y movediza del desierto.
          Señor, tú que me sabes y penetras
          con tu aguda mirada mis adentros,
          impulsa con tu mano poderosa
          la débil barca en que en tu mar navego,
          para alcanzar mi pretensión tardía 
          de darte alcance cuando toque puerto.
   
                  ( De La verdad no tiene sombra)

jueves, 21 de marzo de 2013

La palabra hace eternos a quien la vive


Jesús venía diciendo que la palabra de Dios no muere nunca, y que quien se identifica con ella, queda eternizado también, embebido por su gracia. Él era esa palabra encarnada, atestiguada por el Padre con signos prodigiosos ante a unos ojos cegados por el fanatismo, que no percibían más que la apariencia humana de Jesús, su humanidad palpable. Y como tampoco entendían su lenguaje, se escandalizaban de sus palabras: ¿Alguien puede ser más que Abrahán?; le replican. 
Pues sí. Abrahán oía la palabra de Dios. Jesús era la palabra ahora encarnada que existía en la mente del Padre antes que Abrahán.
Contrariados, intentan apedrearlo. Pero ocurre que la palabra de Dios no se combate con piedras. Muy al contrario; sus enemigos pasan, y la palabra de Jesús sigue vibrando, de corazón en corazón, a lo largo del tiempo. Esa es nuestra fuerza. Saber que Dios permanece en quienes permanecen en él, porque vivimos su palabra, y quienes viven su palabra, vivirán por siempre.


Reflexión

Identidad con el Padre

De modo consubstancial, el Padre y el Hijo son una misma cosa y obran de consuno. Quien ofende al Hijo ofende al Padre. La voluntad del Hijo se atiene en todo a lo que el Padre tiene dispuesto. Así las cosas, quien escucha su palabra y la hace suya, se identifica con Dios en la persona de Jesús, que es palabra encarnada, y si su palabra no muere, tampoco el que la practica y cree en él, porque se identifica con ella. 


Rincón poético

   MI SOMBRA

Mi sombra se rebela; 
no quiere estar conmigo,
a pesar de que siempre
la he prestado mi asilo.
No acabo de entender:
hace esto a un amigo,
y expresa su despego
con todo desatino.
Se arrastra por los suelos
igual que hacen los niños;
se esconde cuando al sol
lo anubla un cielo tibio.
¿No sabrá que soy yo
quien la proyecta ahí mismo?
Sin mi, nada sería;
yo la llevo y la cuido.
¡Rastrera sombra mía; 
mala sombra, Dios mío!

(De La verdad no tiene sombra)

miércoles, 20 de marzo de 2013

Doy la vida a quien quiero


Jesús, cuando cura a un enfermo, es como si le diese parte de su vida. Es como lo entiende él, que participa de la vida del Padre. Así como mi Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes quiere.
A los judíos no sólo les incomoda que cure en sábado, sino que se escandalizan de que Jesús llame Padre a Dios, lo que consideraban una blasfemia, porque era como considerarse Dios él mismo. Rara vez se preguntan si un simple hombre puede realizar las curaciones incurables que él realiza. ¿Lo hacían ellos, hombres de Dios, hombres del templo? ¿Puede hacerlo alguien que no tenga condición divina?
Les falta ese olfato de Dios que tienen los santos, los que lo viven dentro de sí mismos y disciernen qué cosas son signos de su presencia en el mundo. Que Dios nos dé un poco de ese discernimiento que ayuda a descubrir su presencia y a estar cerca de él, porque es saber estar en el mundo como creyentes que somos.


Reflexión

La fe y la incredulidad

Leo un poema de un poeta de renombre que se permite chancearse irónicamente de la fe en Dios. Es el síndrome de la incredulidad. El ateo no se limita a no creer, porque estima que es lo racional, sino que persigue irracionalmente como diablo al que cree. Le indigna que otros crean lo que a él le deja frío. Tengo para mí que quien no cree, se ve obligado a cubrir ese vacío creyendo en infinitud de cosas para él necesarias. Hay un reconocido y tranquilo portero de futbol que, para conjurar la buena suerte, suele saltar hasta tocar el travesaño de la portería.
No poder creer no pude reputarse un bien, como no ver no puede considerarse una ventaja sobre quien ve incluso con agudeza. Que un ciego se chancee de quien no lo es, no tiene demasiado sentido.na sola


Rincón poético

TU SANGRE EN LA MÍA

Desde mi herida doliente
veo la tuya sangrar.
Calqué en mi carne las cinco
llagas de tu memorial.
¡Cómo me dueles, Dios mío!
¡Qué dolor tan singular!
¿Hay algo que duela tanto?
No hay nada que duela igual.
Sangras y sangras tan dentro
que no puede doler más.
¡Cómo duelen tus dolores!
La razón tú la sabrás.
Si quieres que prevalezcan
mis fuerzas sin desmayar,
restaña esta sangre mía
que no deja de brotar.
¡Toda una vida clavado
contigo en tu cruz! Jamás
pensé que tundiera tanto
sangrar contigo a la par.
¡Cómo matan, Señor mío,
las cruces que tú nos das!

(De La verdad no tiene sombra)

martes, 19 de marzo de 2013

San José


       . Es muy poco lo que sabemos de San José.. Sabemos que se promete a María, muy joven aún, su confusión al ver a María en estado, que un ángel le explica qué designios tiene Dios sobre su esposa, como madre de Dios, y las adversidades a que ha de hacer frente para salvaguardar a María y al Niño.
La importancia de José en los planes divinos es grande. Se ha de hacer cargo de un Niño que es Hijo de Dios, ha de atenderlo con extremado cuidado, sin experiencia alguna sobre cómo educar a Dios. Esa misión dará un nuevo sentido a la que tiene todo padre en Israel.
El padre era jefe de la familia a la manera patriarcal. La misma fiesta de la pascua que nacionaliza al pueblo de Israel, lo era de pastores; y en la familia, el padre ocupa un lugar preeminente: 
- a él le correspondía presidir todos los actos importantes de la vida del hijo, civiles o rituales:
-  la redención del primogénito en el templo, lo que imponía su cuidado de por vida. 
        - la circuncisión, que era un rito que comprometía al padre hasta la edad del matrimonio  del hijo.
- en la enseñanza del hijo, la función del padre es primordial, ya que a él le correspondía iniciar al hijo en las tradiciones de su pueblo y educarle. Al padre le toca poner nombre al Hijo, que por divina inspiración será el de Jesús, que significa el que salva.
Y cuando Jesús alcance la edad adulta, José, que ha cumplido su misión de acompañar al hijo en su trayectoria vital, puede morir tranquilamente, en sus brazos y los de  María. Nunca nadie, en tan dolorosa situación, tuvo una compañía tan cercana a Dios y tan consoladora como la que José mereció en vida. 
Desde ese momento, Jesús será siempre el hijo del carpintero.
San José, patrón universal de toda la Iglesia, nos enseña a todos: su acendrado  amor a María y a su hijo, que lo era de Dios. Pero también, su laboriosidad, su modestia.


Reflexión

La interpretación de los evangelios

Desde  un principio, para interpretar los evangelios con exacta valoración de sus contenidos, la Iglesia ha ido perfilando el modo más idóneo de conocer el sentido que dio Jesús a sus acciones y enseñanza.  Hoy, se prefiere, superados pasados intentos, aplicar al estudio del texto evangélico una última metodología, la de la historia de las redacciones, que escalona en tres estadios de valoración evangélica, como son:
- la tradición primitiva, que comprende los hechos y dichos de Jesús en su tiempo, según el sentido que él les da. 
- la tradición comunitaria, que consiste en el sentido que da a la enseñanza cristiana la Iglesia primitiva.
- la redacción primitiva que da a esa tradición la interpretación de cada evangelista.
Este método no evita el de la historia de las formas, consistente en que, con anterioridad a la redacción evangélica, existían transmisiones fragmentarias de tipo oral, que los evangelios ensamblan y ordenan


Rincón poético

LA PÁGINA EN BLANCO

Esta página en blanco
inocente, impoluta, 
que el lápiz emborrona, 
no tiene voluntad para impedirme
mancillar sus mejillas.
Más que un hilo ensartado 
de ensortijadas letras
cogidas de la mano,
como un grupo de niños
jugando en un trigal, merecería 
ver cómo nieva el día enharinado,
blanco de tanta luz,
Más que la huella de mis manos,
merece una nevada que cerniera
en vez de copos reposados besos.
¿Por qué no la exquisita
expresión de un poema?
¿Por qué no la peineta
desigual de unos versos?
Una página en blanco somos todos
antes de despertarnos el trajín
de vivir este el barro 
antiguo nuevamente.

(De La verdad no tiene sombra)

lunes, 18 de marzo de 2013

La intolerancia


Israel, rodeado de imperios que le acosan y ponen su pervivencia en el filo de la navaja, pone toda su fuerza en la cohesión que le da su fe en Dios, por lo que defiende su ley con uñas y dientes. Es un pueblo que vive a la defensiva y en la agresividad. Jesús, desde un propósito de depuración, distingue lo que Dios ha revelado de lo que el hombre ha añadido de manera paralela, y salva la espiritualidad hebrea anteponiendo a todo la misericordia divina. El amor a Dios y al hombre resumen toda su ley.
Se entiende así el amparo que propicia al pecador y al desvalido. No ama a Dios el que ejerce la violencia, el intolerante, el agresor. ¿Acaso quien se propone matar a alguien que ha delinquido, no ha incurrido ya en pecado?  


Reflexión

Hablemos con propiedad

La falta de formación religiosa se revela en la forma impropia de hablar sobre temas de especial relevancia que un cristiano no puede permitirse desconocer. Es lamentable oír locuciones con que se dice que el cura hecha la misa, que hace la misa, que los fieles oyen misa, y que hay quien ha estado en misa. La misa es el memorial de la muerte salvadora de Jesús, del sacrificio de su vida en rescate de nuestros pecados, donde entramos en comunión con él mediante el Espíritu, que le hace presente en el pan y el vino. La misa la celebra la asamblea de los fieles, que no se limitan a oír ni a estar, sino que participan del sacrificio, y en cuanto al sacerdote, no echa la misa ni la hace, ya que es actualización del sacrificio de Cristo, sino que la preside.
La ignorancia de lo que es el sacramento eucarístico tiene la culpa de tales desatinos.


Rincón poético

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO

Fue una tarde menguante,
caduco el resplandor.
Fray Francisco bendice
al hermano León:


- El Señor te bendiga,
que te guarde el Señor;
y te miren sus claros
ojos con compasión.
Lluevan sus manos paz
sobre ti, fray León;
y te sonría siempre,
ovejuela de Dios.

Francisco hizo una cruz 
en el aire y su voz 
al fraile, como fina
lluvia, le enterneció.
¿Qué secreto guardaba
aquella bendición?

La tarde se ponía
desvanecido el sol.


(De La verdad no tiene sombra)

domingo, 17 de marzo de 2013

La mujer adúltera

Una vez más son los fariseos quienes tienden una trampa a Jesús, por más que ya conocen su habilidad para esquivar perfidias. Y ni se recatan de disimular su intolerancia, porque la ley establecía que si se sorprendía en adulterio a alguien, tanto él como ella fueran apedreadas cruelmente en público. Ellos sin embargo eximen de culpa al hombre adúltero, porque entienden que en el hombre tal desliz es excusable. No así en la mujer, que ocupaba por ley un escalón social muy inferior, hasta excluirla de derechos hoy considerados básicos e inalienables.
Jesús advierte la trampa y, con un cierto desdén, se niega a seguirles el razonamiento, y no les presta mayor atención. Se limita a escribir en el suelo con aparente desinterés, no sabemos qué, mientras ellos hablan. Y cuando se incorpora, con voz acusatoria les invita a que si alguien se considera limpio de pecado, tire la primera piedra, que era tanto como decir: ¿Qué pecador tiene autoridad para condenar a muerte a otro pecador? Como si quien se dispone a matar a alguien no estuviera  ya en pecado.
Los fariseos, confusos, se escabullen como pueden y desaparecen. Ahora están solos Jesús y la temblorosa mujer. Y Jesús dialoga con ella: ¿Qué es de tus acusadores?  No parece que te hayan condenado. Y no seré yo tampoco quien te condene. 
Era esto lo más gratificante de su oficio divino de salvador del hombre, perdonar.                                  La raíz del mal y de la injusticia está en nuestro mismo corazón, y si no reconocemos esto, nada mejorará ni dentro ni fuera de nosotros. Sólo la conversión de ese corazón será capaz de alumbrar un hombre nuevo y un mundo nuevo donde la tolerancia, la justicia y la comprensión para con los otros determinen las relaciones comunes en una comunidad humana. 


Reflexión

El papa Francisco

        Merecen destacarse las razones por los que el papa se ha impuesto el nombre de Francisco. El santo de Asís hizo del evangelio su forma de vida, atento a la pobreza de Jesús y la preferencia por los más desvalidos. Es toda una declaración de cuál va a ser su itinerario espiritual, estar del lado de los más necesitados y hacer del evangelio y amor a Jesús las pautas de su pastoral. El mismo papa Francisco ha manifestado su deseo de presidir una Iglesia pobre para los pobres. Los franciscanos se complacen de la constante actualización del ideal de Francisco de Asís.


Rincón poético

ALABADO SEA DIOS

Bien quiera palabras
tan nobles y exactas
que pudiera alabar
dignamente tu nombre.
Purifica mis labios, 
con tus dedos, Señor,,
que mis labios acierten
a alabarte por cuantos,
mi Dios, no te conocen.
Yo te alabo, Señor, arrodillado
ante el estrado de tu inmensidad;
quiero que mi alabanza se arrodille
conmigo humildemente,
reconociendo la infinita
delicadeza del amor sin tasa
con que tus manos cuidadosas
que dan forma a nuestra arcilla.
Yo te alabo, Señor, con la mediocridad
de mis palabras. Pon, mi Dios, las tuyas
tan cerca de mis labios, que consiga
decirte todo lo que en mi lugar
con tus palabras tú mismo dijeras.

(De La verdad no tiene sombra)

sábado, 16 de marzo de 2013

División de opiniones


  En pleno tumulto de la fiesta, las opiniones a favor y en contra de Jesús son encontradas. Para unos es un impostor que debe ser quitado de en medio; para otros, basta oírle para percibir en la unción de sus palabras al enviado de Dios. No tardan en intervenir los ancianos del Sanedrín, donde Nicodemo les insta a reflexionar con mesura, de modo que optan por irse cada cual a su casa al no ponerse de acuerdo. Jesús podría decir una vez más que no había llegado su hora todavía, pero la sombra de la cruz se cernía ya sobre quien consumaba sus días y tenía ya el rescate entre sus manos. 
Cristo no dejará ya nunca de ser motivo de aceptación rendida y repulsa radical


Reflexión

Paralelismos de conversión

La parábola del hijo pródigo, que dilapida su fortuna y sufre extrema degradación, es paralela al episodio histórico que protagoniza  María Magdalena. En ambos textos, el tema es la conversión, allí para persuadir a escribas y fariseos que Dios busca con preferencia el retorno a su gracia de los pecadores; aquí, Magdalena encarna esa condición pecadora, a quien Jesús mueve al perdón y convierte en colaboradora de la evangelización.


Rincón poético

  CREER ES EL PRODIGIO

La puerta de la fe no es el milagro.
No es el relámpago nervioso
quien siembra el grito en la tormenta.
Ni el relumbrón con que Dios nos sacude
nuestra indolencia, ese dormir despierto
en mitad de la niebla,
como a un almendro el protegido
fruto de la cosecha.
No esperéis que el temblor
de un relámpago os tire del caballo.
Nace la fe del corazón. 
Es el amor quien cree.
Los ojos con que mira
el amor esclarecen
la verdad del camino.
Los ojos ven cuando la luz difunde
su alegría de Dios
floreciendo en el árbol de las cosas.
Agua es la fe que Dios alumbra.
El milagro es la luz; el corazón,
los labios confesores de la fuente.

(De La verdad o tiene sombra)

viernes, 15 de marzo de 2013

El secreto de la paz


Juan es el evangelista que mejor nos refleja el clima de crispación que se respira en Jerusalén entre quienes siguen a Jesús y quienes no. Es la lucha entre la luz y las tinieblas, ya anunciada en el prólogo, la pugna entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas.
Jesús, que viene manteniéndose en Galilea, lejos de Jerusalén, para evitar su prendimiento, cuando decide subir para participar en la fiesta de las tiendas, lo hace con toda reserva y en secreto.   Todo en vano. Jesús es un hombre popular. Y en la capital la gente no tarda en reconocer su presencia; y algunos, contrariados, hasta se quejan de que ande suelto.
Jesús es consciente de su fracaso, pero lo que le duele es que no vean a Dios en lo que dice y hace, que es quien mueve misteriosamente los hilos de toda esa aventura salvadora que él protagoniza.
Sus enemigos ponen en tela de juicio la salvación. La gente sólo habla  ya de matarle; él habla sólo de amor.  Ellos se llenan de rencor; él se mantiene como lo que es,  manso y humilde. No manifiesta ni temor ni desasosiego, porque en definitiva: todo ocurrirá como lo tiene dispuesto el Padre.
Ese es el secreto de su paz interior.
      En nuestros conflictos y adversidades, si no podemos dar solución por nosotros mismos a nuestros problemas, pongamos nuestra vida en las manos de Dios, para que se haga todo como el quiera.


Reflexión

Jssús hombre

Sería un error Pensar que Jesús, en su etapa temporal, vive como un ser divino que lo sabe todo. Jesús es un hombre como los demás hombres, que dice la Carta a los Hebreos, eso dí, limpio de pecado. De modo que si, en un momento dado, quiere saber qué piensa de él la gente, ha de preguntarlo. Y de igual manera, para informarse cuál es la opinión que se han formado los apóstoles de él, se lo pregunta.
Ciertamente, Jesús nos hace saber las verdades del Padre, pero es el Espíritu quien  quien le revela cuanto él ha de decir. Lo decisivo es que sólo un hombre podía salvar al hombre, si además disponía del respaldo paternal de Dios.


Rincón poético

LA VIDA Y LA MUERTE

Te pongo delante la vida y la muerte, Deuteronomio, cap. 30

Te pongo delante la vida y la muerte.
Dos sendas que traza la tiza de Dios.
Elige de entrambas
una de las dos.
Y recuerdo al punto
con desolación
que no seguí siempre
la tuya, Señor.
La vida la riegan tus manos,
que llueven amor.
La luz es tu enseña;
estela de tu resplandor.
Tu luz es la vida;
la muerte un oscuro temblor.
¿Quién busca en a noche cerrada
la luz que da el sol?
¿Quién busca en la noche la escala
que asciende hasta tu corazón?
No entierres mi vida en la noche.
Oye mi oración
y pon en las mías tus manos.
Soy tuyo, Señor.

(De La verdad no tiene sombra)

jueves, 14 de marzo de 2013

El testimonio del Padre


Los prodigios de Jesús acreditan su condición divina. Es el Padre quien atestigua su propia naturaleza con esos prodigios y es entonces al Padre, no a él, a quien hay que referirlos. Así se expresa Jesús. Es como si dijera: Quien se asoma al río y advierte que el agua transcurre, colige de inmediato que aguas arriba hay una fuente que da vida al río. Si Jesús hace lo que hace y dice lo que dice, es porque aguas arriba hay una fuente misteriosa que brota de las manos del Padre.
Pero al Padre nadie lo conoce, sino el Hijo. Y eso es lo que pide Jesús: que reconozcan que sólo quien conoce al Padre como tal padre, puede revelar sus misterios, y su palabra reveladora le acredita.
Así, quienes, desde su ceguedad, se disponen a apedrearlo sin más, apedrean los cristales de la casa del Padre. No reconocen su propia incapacidad para detectar la presencia de Dios en sus signos, porque se fían más de sí mismos, que de la palabra divina que saben discernir. Leen la palabra escrita, pero no la hacen suya.
Faltos de la experiencia divina que alcanza el amor de Dios, se carece del ojo clínico de la fe, que nos revela la certeza misteriosa de su realidad encarnada en Jesús. 


Reflexión

La vara de medir cristianos

Si Dios es amor y Jesús reduce todo a amarle a él y a sus criaturas, el pecado es lo otro en el lado apuesto, desamor, infidelidad. El amor es lo que mide la gravedad de nuestras transgresiones, y la conversión es el atajo a través que hay que desandar desde el desamor hasta las manos bondadosas de Dios en el recinto de los que le aman de verdad. El amor es lo que nos santifica y vivifica; el pecado, lo que nos destruye y aniquila. Si queréis medir la envergadura de un cristiano, medir la consistencia de su amor.


Rincón poético

    AÑORANZA

Antes, era más fácil
hablar de Dios. El viento favorable
llevaba tus palabras por doquier,
el agua de los ríos mantenía
clara su arena entre guijarros de oro
y nadie se atrevía
a tirar pellas 
de barro a las estrellas 
ni a maldecir la torre de la iglesia
cuando las golondrinas la enhebraban 
siempre nerviosas con su raudo vuelo.
¿Tanto molesta el rezo bronceado
que voltean piadosas campanas?
¿Quién pretende velarle la mirada
a Dios? Son dentelladas
al aire, latigazos
con que domar el viento.
Nadie intente cubrir la luz del sol.
Dios siempre está; su luz nunca se pone.
Nunca la oscuridad tuvo mordazas
con que tacharle al tiempo
el alborozo del amanecer.

(De La verdad no tiene sobra)

miércoles, 13 de marzo de 2013

Jesús, sacramento del Padre

. Jesús es reflejo del Padre. Hacen sus manos lo que hace Dios y su lengua pronuncia sus palabras. Es evidente conclusión que lo que se hace a Jesús cuenta con el respaldo de Dios y que quien acosa a Jesús está tirando piedras al tejado de Dios. Y al contrario, quien escucha a Jesús, está prestado oídos a lo que Dios quiere de él. Es así como la palabra avalará el júbilo de sus días sin término, de modo que al sonar la voz justiciera de Dios, los que practicaron el bien saldrán gozosos inundados de la luz inmarcesible de su gloria, en tanto que los que no, a la severidad incierta del juicio.


Reflexión

Bendito el fruto de tu vientre

La primera de las bendiciones dichas por Dios sobre Israel que figuran en el cap. 28 del Deuteronomio, dice así: Bendito el fruto de tu vientre. Hay que reconocer que es una bella frase desarrollada de forma indirecta mediante una perífrasis. Debió de convertirse en un deseo de expresión estereotipada en el lenguaje común del pueblo, porque así se expresaba Dios. Son esas mismas las palabras con que el ángel bendice en María al hijo que acaba de concebir. Al fin, los ángeles hablan el lenguaje de Dios.


Rincón poético

      EL PERDÓN DE DIOS

                  Soneto

¿Cómo es posible que tu amor admita
en tu cerco divino mi persona?
¿Cómo se entiende, cuando desentona
mi vanidad con tu bondad bendita?

Sólo sé que tu gracia es infinita
y que la misma luz que te corona
es la que llega al pecho y me perdona,
al ver con qué dolor lloro mi cuita.

Prometo, mi Señor, tener presente
ya siempre tanta dadivosidad
que me insta a pregonar constantemente
que no conoce orillas tu bondad.
Por tu perdón enjugaré mi llanto,
por mas que no merezco que me quieras .

(De La verdad o tiene sombra)