lunes, 4 de marzo de 2013

Rechazo en Nazaret


En este discurso de presentación, Jesús anuncia a los suyos un año de gracia, y lo hace cabalmente en su pueblo, porque en el Libro del Levítico quedaba prescrito que cada cual lo celebrase con los suyos.
Sus paisanos no le admiten. Les ha dicho que no todos serán favorecidos por el don de la palabra. Es el inicio, justamente en su pueblo, de la negación de su persona, porque no le  creen, una peligrosa negación que irá creciendo de día en día, como bola de nieve por una pendiente.
Sin embargo, todavía no es la hora de la pasión de Jesús, y es lo que explica que se escabulla con tanta facilidad por entre la gente, y añade Lucas que se marchaba, como quien lo hace sin prisas. Es el momento en que el cristiano ha de unírsele sin despegarse de él. 


Reflexión

El hermano del hijo pródigo

¿Quién es este figurante de segunda línea en el relato que protesta porque el Padre agasaja al hijo recién recobrado que llega a él pidiendo clemencia? ¿Por qué no se alegra él también, si es su hermano?
Los judíos eran los primeros en la consideración de Dios; los gentiles y descarriados, los últimos. Jesús busca la conversión de los pecadores, los últimos; ha venido a curar a los enfermos, no a los sanos. El hermano en cuestión es el primogénito y representa a esos que, siendo los primeros, no aceptan la alegría de Dios por los pecadores arrepentidos.
A uno podríamos considerarlo primo hermano de Magdalena; al segundo, Simón, como el fariseo que no comprende a Jesús.


Rincón poético

  ESTE LIBRO

Este libro cuenta
lo que ya sabía,
porque no es lo mismo,
auque yo lo diga,
una pizca de oro
que un montón de astillas,
por lo bien que dice,
sus frases tan limpias.
Es como si al pronto
lo que yo leía
fuera floreciendo.
En igual medida,
florece la luz
cuando nace el día;
no al caer la tarde,
mas siempre es la misma.
Manos de poeta, 
dorada la tinta,
pone aquí destellos
de luz matutina
en los surcos claros
de una prosa nítida.
Qué distinto el modo
de hablar, qué delicia,
porque es muy curioso
que, si bien lo miras,
repite lo mismo
que yo ya sabía.

(De La verdad no tiene sombra)

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