En la época de Jesús se creía con tan fácil credulidad en los poderes malignos, que hasta se atribuían las enfermedades al mal moral de quienes las sufrían. Jesús no miraba si las enfermedades tenían éste o aquel origen. Era el hombre, la persona enferma, lo que a él le preocupaba. No se comprende que los mismos que creían en el origen diabólico de las enfermedades, le acusaran que sus curaciones fueran obra de Satanás. Nadie lucha contra sí mismo.
La mala voluntad ciega al que no quiere ver. Ahí sí que se esconde la malicia. Sólo Dios obra el bien en favor de terceros, luego es el dedo de Dios quien interviene en esas curaciones.
Reinos divididos hoy son los matrimonios que no se entienden y se matan entre sí, jóvenes que al no verle sentido a la vida, optan por suicidarse, hombres y mujeres que airean en la tele, con total desvergüenza, sus faltas de fidelidad.
Quien no está con Jesús, está contra él. Estar con él es vivir según los valores del reino, como la paz y la concordia.
Reflexión
¿Qué es un cardenal?
La renuncia de Benedicto XVI y el cónclave que se prepara para elegir nuevo papa, ha hecho que se hable de los cardenales sin cesar. ABC se pregunta: ¿Qué es un cardenal? Y responde “El término viene del latín y significa «bisagra»”, porque son “el gozne sobre el que gira la Iglesia. Deben se hombres que hayan destacado por su inteligencia, coherencia de vida, piedad y prudencia en la toma de decisiones.
Se les «crea» en una ceremonia especial llamada «consistorio». Actualmente son un total de 209 cardenales. Su principal función es ayudar al Papa, por eso suelen ser presidentes de los organismos de la Curia romana y de las grandes diócesis del mundo”.
Informa igualmente de que los hay de tres tipos. Los cardenales obispos; los cardenales presbíteros, que son la mayoría; y por último, los cardenales diáconos, nombrados por haberse distinguido en distintos campos.
El rojo es el color de los cardenales y simboliza que están dispuestos a morir por su fe. También es característico el anillo, un regalo del Papa que simboliza su matrimonio con la Iglesia.
Rincón poético
EL BUEN LADRÓN
Sé cómo te sientes
en la cruz, Señor.
Sé que nuestras manos
arañan tu amor;
que no son los clavos
ni la cruz, que son
nuestros desvaríos,
nuestra aberración
los que sangran dentro
de tu corazón.
Sé cómo te sientes;
qué sintiera yo
si por ti muriera
contigo, Señor.
Envidio la suerte
de tu buen ladrón.
(De La verdad no tiene sombra)
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