sábado, 30 de marzo de 2013

Sábado de Gloria


La vigilia de este día pone delante de nuestros ojos la luz cegadora de Cristo resucitado. Es la misma que deslumbra a Pablo y, asustada su caballería, da una cabriola y derriba de su montura al fanático enemigo de Cristo, que fue tanto como derribarlo de su mala fe pertinaz. Esa falta de fe es la misma que queda flotando en el ambiente en la cena de Emaús; la misma que agitó el corazón de Magdalena cuando, desconsolada, ante el sepulcro, oye una voz conocida pronunciar sorprendentemente su nombre.
La luz de la Pascua es una luz que no se ve, pero encandila y deja los ojos obsesos, porque se instala en los adentros de la persona y adecenta con su claridad las estancias de la fe que habita Dios.
¡Luz de Cristo!, clamamos esta noche en la triple invocación ¡Demos gracias a Dios!


Reflexión

Daré la vida por ti

Pedro, siempre vehemente y efusivo, asegura rotundamente que no dudará en dar la vida por Jesús, quien conoce su veleidad y le desengaña al punto. No siempre las palabras, tan sumisas y fáciles de manejar, se encarnan en nuestra conducta con ese mismo coraje con que se dejan decir.
Son muy sufridas y no siempre fieles, porque no lo somos nosotros, que nos reflejamos en ellas. No hay que dudar con todo de la buena fe de Pedro al expresar su amor por Cristo. En ese momento, desbordado, lo hubiera dado todo por él, es al menos lo que pienso yo. Al final, cumpliría su palabra.


Rincón poético

LA PRIMAVERA HA VENIDO

Esta es la primavera
tan jubilosa. Ya está ahí.
Un renacer vehemente,
una efusión, un frenesí.

Exhalan ya las rosas
su aroma carmesí;
es blanco y minucioso el que amanece
las mínimas flores del jazmín, 
y el aliento incisivo de los nardos
es penetrante como un bisturí.
Con su dedo amarillo
en medio del jardín,
las calas impolutas nos imponen
silencio, justicieras porque sí.
Su esbeltez les da eximia
autoridad. Y tengo para mí
que todo es explicable desde el brío
delirante que cobra el mes de abril.

Mirad las golondrinas endiabladas
cómo enhebran con un hilo sutil
lentos celajes por los cielos claros
embebidos de añil.

Hay un hervor de vida en el ambiente.
Hasta la luz parece de marfil
y es verde el aire, el río, las palabras..
Así es la primavera por aquí.

(De La verdad no tiene sombra)

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