martes, 19 de marzo de 2013

San José


       . Es muy poco lo que sabemos de San José.. Sabemos que se promete a María, muy joven aún, su confusión al ver a María en estado, que un ángel le explica qué designios tiene Dios sobre su esposa, como madre de Dios, y las adversidades a que ha de hacer frente para salvaguardar a María y al Niño.
La importancia de José en los planes divinos es grande. Se ha de hacer cargo de un Niño que es Hijo de Dios, ha de atenderlo con extremado cuidado, sin experiencia alguna sobre cómo educar a Dios. Esa misión dará un nuevo sentido a la que tiene todo padre en Israel.
El padre era jefe de la familia a la manera patriarcal. La misma fiesta de la pascua que nacionaliza al pueblo de Israel, lo era de pastores; y en la familia, el padre ocupa un lugar preeminente: 
- a él le correspondía presidir todos los actos importantes de la vida del hijo, civiles o rituales:
-  la redención del primogénito en el templo, lo que imponía su cuidado de por vida. 
        - la circuncisión, que era un rito que comprometía al padre hasta la edad del matrimonio  del hijo.
- en la enseñanza del hijo, la función del padre es primordial, ya que a él le correspondía iniciar al hijo en las tradiciones de su pueblo y educarle. Al padre le toca poner nombre al Hijo, que por divina inspiración será el de Jesús, que significa el que salva.
Y cuando Jesús alcance la edad adulta, José, que ha cumplido su misión de acompañar al hijo en su trayectoria vital, puede morir tranquilamente, en sus brazos y los de  María. Nunca nadie, en tan dolorosa situación, tuvo una compañía tan cercana a Dios y tan consoladora como la que José mereció en vida. 
Desde ese momento, Jesús será siempre el hijo del carpintero.
San José, patrón universal de toda la Iglesia, nos enseña a todos: su acendrado  amor a María y a su hijo, que lo era de Dios. Pero también, su laboriosidad, su modestia.


Reflexión

La interpretación de los evangelios

Desde  un principio, para interpretar los evangelios con exacta valoración de sus contenidos, la Iglesia ha ido perfilando el modo más idóneo de conocer el sentido que dio Jesús a sus acciones y enseñanza.  Hoy, se prefiere, superados pasados intentos, aplicar al estudio del texto evangélico una última metodología, la de la historia de las redacciones, que escalona en tres estadios de valoración evangélica, como son:
- la tradición primitiva, que comprende los hechos y dichos de Jesús en su tiempo, según el sentido que él les da. 
- la tradición comunitaria, que consiste en el sentido que da a la enseñanza cristiana la Iglesia primitiva.
- la redacción primitiva que da a esa tradición la interpretación de cada evangelista.
Este método no evita el de la historia de las formas, consistente en que, con anterioridad a la redacción evangélica, existían transmisiones fragmentarias de tipo oral, que los evangelios ensamblan y ordenan


Rincón poético

LA PÁGINA EN BLANCO

Esta página en blanco
inocente, impoluta, 
que el lápiz emborrona, 
no tiene voluntad para impedirme
mancillar sus mejillas.
Más que un hilo ensartado 
de ensortijadas letras
cogidas de la mano,
como un grupo de niños
jugando en un trigal, merecería 
ver cómo nieva el día enharinado,
blanco de tanta luz,
Más que la huella de mis manos,
merece una nevada que cerniera
en vez de copos reposados besos.
¿Por qué no la exquisita
expresión de un poema?
¿Por qué no la peineta
desigual de unos versos?
Una página en blanco somos todos
antes de despertarnos el trajín
de vivir este el barro 
antiguo nuevamente.

(De La verdad no tiene sombra)

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