miércoles, 29 de febrero de 2012

Los judíos piden un signo

Los judíos decían que había dos clases de luz, la luz ordinaria para percibir las cosas de este mundo y otra interior, reflejo de la luz de Dios, que nos permite comprender los misterios divinos.
Para conocer a Cristo, los sacerdotes judíos no tenían por qué pedir un signo que les entrara por los ojos. Tenían a su disposición la luz de la Escritura, la palabra profética que hablaba del mesías, los símbolos de su propia espiritualidad. Pero llegado el momento de desvelar sus misterios, no supieron qué hacer. Esa es la equivocación del pueblo hebreo, contar con los medios para identificar al mesías y desoír la voz de Dios que lo señalaba a gritos.
¿Cómo hay que curar la ceguera interior? Vemos que quienes se empeñaban en buscar en el mesías sólo el poder, no pudieron adivinar el Reino de Dios que ya estaba entre ellos; no podían ver a un mesías que declaraba dichosos a los pobres, ya que él se había despojado de todo para ser el más pobre de todos. Se empeñaron en verlo con la luz de los ojos, en vez de mirarlo con los ojos de la fe.
Para tratar la ceguera, no busquemos a Dios en el dinero, en el prestigio o el poder. Busquémoslo en los pobres, en los que saben perdonar, en los que comparten su pan con otros. Ahí es donde se esconde la mano de Cristo, porque él es uno de ellos, el más pobre de todos.

Reflexión: Los viernes de cuaresma

Los viernes de cuaresma son viernes para llorar. Los viernes de cuaresma son tristes. Tienen mucho del luto que nos impone el Calvario tintado en sangre. Los viernes de cuaresma, imagen de la Pasión de Cristo, se nos cargan del sentido de conversión y penitencia que la liturgia nos recomienda para vivir estos días a la sombra morada de Dios. Jesús ya anticipó, que, si bien quienes estaban con él disfrutaban de la alegría propia de un banquete nupcial, en su ausencia ya se investirían de penitencia y llanto desde el dolor crucificado de Cristo. Esto es lo que conmemoramos con la austeridad cuaresmal, el quebranto de su muerte infame a manos de la perversidad ciega y hostil. La penitencia, unida al sufrimiento de Cristo, nos redime y prepara para el gozo incontenible de la Pascua. El llanto florecerá en luces de arco iris.


Rincón poético

EN ACCIÓN DE GRACIAS

Gracias, Señor, por todo el tiempo
que me has dado, la lluvia innumerable
cuyas gotas quería
contar, pero no pude;
por tanta intensidad como caía;
gracias por este sol de primavera
con que tu mano enciende cada día
el milagro precioso de las rosas.

Gracias porque me hiciste
un hueco enamorado
donde de gozo casi no cabía
siempre cerca de ti. Gracias, Dios mío,
porque te sé mejor
de lo que te sabía,
gracias por tantas cosas
que no sé enumerar.

Gracias porque tu mano cuidadosa,
cuanto necesité para ser pobre,
puso siempre, oh Dios, entre las mías.
Me has dado la impagable
limosna de tu amor.
Me has dado más de lo que yo quería.
Te me has dado a ti mismo
y a tu Madre santísima,
cuántas cosas, Señor, que ni soñé.
Me has dado la evidente claridad
de saber la razón de mi alegría.

(De Invitación al gozo)

martes, 28 de febrero de 2012

Padre nuestro

La Iglesia cuenta con oraciones para todo, pero ninguna admite parangón con la que Jesús nos enseñó para dirigirnos a Dios como Padre. Comprende siete peticiones a quien, por el bautismo, nos acepta como hijos.
Las tres primeras partes ambicionan que Dios mismo establezca un Reino de Dios, donde el mundo a coro dignifique su Creador, digno de toda alabanza. Las otras cuatro se refieren a nosotros mismos, resumiendo nuestras necesidades, y entre ellas, el deseo del pan soberano que es la Eucaristía.
Todo lo que tenemos o aspiramos a tener, son dones de Dios. Entre nuestras necesidades más altas está la de que Dios nos perdone, hijos descarriados que en un momento de cordura, se convierten y deciden volver a su Padre: Me levantaré e iré a la casa de mi Padre, dice el hijo pródigo. ¿Quien no perdonará al modo como Dios nos perdona a nosotros?
Pidámoslo en estos momentos de conversión que es la cuaresma. Me levantare e iré a postrarme, arrepentido de mis infidelidades, a los pies de mi Padre.


Reflexión: Agua y hielo calientes

Disponemos de agua abundante en cantidades tales que no resulta llevadero hacer cálculos fiables. La tenemos ahí, en el espacio, sólo que a 40 millones de kilómetros luz de la reseca Tierra. Hay en esas latitudes un planeta cuya proporción de agua rebasa toda consideración, orbitando, ¡a dos millones de kilómetros de distancia de una estrella enana roja!, según refiere Europa Press.
Su diámetro mide 2,7 veces más que el nuestro, de modo que un transvase desbordado nos inundaría por completo, dejando, digo yo, algún que otro picacho a salvo en el Himalaya o en los Andes, todo lo cual traduce la inmensa cantidad de líquido elemento que lo cubre. Y ya tiene nombre, de esos nombres que recuerdan a los de los presos de un campo de concentración, G31214 b. Irrepetible. Su temperatura tampoco es desechable, ya que alcanza no menos de 230º centígrados, agua hirviendo a borbotones, como para echarse un trago. Dicen que donde hay agua hay vida, aunque sea vida infinitesimal, algo así como quisquillas impalpables. ¿También ahí?
Es lo que da razón de la bruma que envuelve y hace invisible el planeta a los ojos, no a los rayos infrarrojos. En cuanto a la densidad, es lógico que un planeta embebido de agua sea la mitad aproximadamente de la densidad de la Tierra. Y esto es lo curioso: dada su elevada temperatura y las consiguientes presiones, es posible que llegue a formar “hielo caliente”, un producto insólito, desconocido para nosotros. ¡Hielo caliente! Que lo imagine quien pueda.


Rincón poético

AMANECER CREPUSCULAR

El día nace turbio, como un ciego
que ha perdido la luz. Nubes opacas
han entoldado el cielo. Un cielo oscuro
sin estrellas, no es noche, es solamente
un señuelo de luto. E incluso el día
no es día si el invierno ha apagado
su blanca claridad.

Días oscuros
lleva el alma escondidos
en el zaguán de su conciencia,
trastero de la vida.
¿Para qué los recuerdos macerados
como un brebaje en la tristeza?
Hay que quemar
la paja del barbecho. ¿De qué sirve
rescatar hojas muertas
que arrebató el olvido ?
Hasta el otoño más desaliñado
se lleva para siempre,
no sabe nadie a dónde,
la desnudez que malogró sus días.
¿Qué tiempo es éste tan desconcertado?
¿Es un atardecer o son las tibias
luces sin sol que enciende la mañana?

(De Invitación al gozo)

lunes, 27 de febrero de 2012

El día final

No es fácil imaginar cómo será la manifestación final de Cristo en todo el esplendor de su gloria. La misma palabra gloria es un atributo que conviene a solo Dios. Por eso terminamos nuestras oraciones diciendo: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Sólo Dios es importante, por más que el hombre se empeñe en inventarse eminencias que no son ni sombra de Dios. En el juicio, nos dolerá esa equivocación, cuando empecemos a conocer la infinita grandeza de Dios, y a la luz de ese conocimiento, queden a un lado los que vivieron tributándole amorosa alabanza, separados de los que le ignoraron desde su autosuficiencia.
Desde que Dios, encarnándose, se hace naturaleza nuestra, todo lo que se hace por los demás se hace por Dios, todo lo que se les niega, se le niega a él. El amor de Dios será la vara de medir conciencias: los buenos serán juzgados en razón de su amor a los demás; los malos, en función del amor a sí mismos, su amor propio y egoísmo. Nadie mejor que él para enseñarnos a amar a todos gratuitamente

Reflexión: ¿De quién es la calle?

Cuando los muy mayores éramos niños, la calle era nuestra. En la calle jugábamos, en la calle nos sentábamos en coro contándonos cosas, la cruzábamos corriendo sin temor. Llegó el coche, “aquellos viejos cacharros” destartalados con ínfulas de ruidosa intromisión y se adueñó de la calle inventando el susto y el atropello de ancianos torpes, mujeres desorientadas y niños incautos. En nuestros días irrumpen los políticos alegando que la calle es de ellos. ¡Siempre nos quedará la acera!


Rincón poético

ENSÉÑAME A REZAR

Señor, son tantas cosas
las que quiero decirte,
que no sé si es mejor,
antes que hablarte yo, tratar de oírte
en el silencio que me facilita
escuchar lo que tú quieras decirme.

Tú sabes de antemano
mis sentimientos, pero nos dijiste
que te place escuchar de nuestros labios
nuestras carencias, gozos y deslices,
para alegrate con nuestra alegría,
para apenarte cuando estamos tristes.

En tu Evangelio tengo mi breviario
y en tu Sermón la ley que instituiste.
Leo en tu cruz la cifra
innumerable de tu amor insigne.
Enséñame a rezar tu Padrenuestro
viviendo las verdades que nos dice.

(De Invitación al gozo)

domingo, 26 de febrero de 2012

La tentación

El paraje de las tentaciones recuerda un paraíso al revés, con contenidos contrapuestos a aquel otro pasaje bíblico, a manera de reflejo invertido del edén. Allí, un jardín delicioso; aquí la aspereza del desierto. Allí animales que domestica el hombre; aquí, alimañas. Allí un ángel hostil; aquí un ángel servicial. Allí, Adán, vencido por la tentación; aquí Jesús, nuevo Adán que triunfa sobre las insinuaciones diabólicas. Jesús, triunfando sobre el mal, ha dado la vuelta a aquella situación embarazosa del hombre para con Dios, justificándonos, devolviéndonos la amistad perdida con él.
La presencia del Espíritu en esa escenografía insólita nos coloca en un clima de ideas e imágenes bíblicas que, según la cultura de las antiguas promesas, presagiaba la llegada al mundo del Reino de Dios, ya insinuada por el profeta Joel y en la que abunda Ezequiel. La llegada del mesías se imaginaba además como resultado de un pulso de fuerza entre el Mesías y Satanás, y el Reino de Dios irrumpiría de inmediato en el mundo. Es lo que ha ocurrido entre Jesús y el tentador en este pasaje.
Se traza así una línea divisoria entre la antigua alianza que paliaba el daño inferido por Adán al hombre y la nueva que personifica Jesús. Lo declara así él mismo al final de este pasaje diciendo que se ha cumplido ya el plazo, que está cerca el reino de Dios; para concluir con una consecuencia: convertíos y creed en el evangelio. Y es que, vencido el mal y la muerte, la fuerza de la gracia prevalece y campea sobre las fuerzas de ls perversidad, y en ese nuevo ambiente, se nos insta a ajustarse al tiempo de Cristo mediante la conversión y la fe en la divina palabra.


Reflexión: Escribir

Escribir requiere silencio, imaginación y concentración, porque escribir es crear. No se puede escribir bien de cualquier manera. En el velador de un bar escribió Dámaso Alonso, joven aún, un poema estrafalario, mofándose de la poesía vanguardista de su tiempo. No es fácil llevar a cabo el oficio de la escritura en un entorno ruidoso y heterogéneo. Escribir es inventar una realidad lingüística, al modo como el gusano elabora su seda blanca o la araña teje cazadora la perfidia de su red. Quien escribe está absorto pensando con sus cinco sentidos un pequeño mundo en gestación. Será mejor o peor escritor, pero el oficio y sus exigencias son las mismas para todos. No le cortemos el hilo sutil de su discurso mental al artista; no le molestéis con la incorrecta inoportunidad de la impertinencia. Está creando.

Rincón poético

SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA

Vengo a ti, Virgen María,
casi de rodillas, hoy,
porque he aprendido que escuchas
a quien te profesa amor.
¡Cómo se parece a ti
el que en ti ha alumbrado Dios!.
Ya quisiera parecerme
a tu hijo también yo.

Y sé el modo, la manera
de alcanzar tal bendición.
Sé que tu humildad fue causa
por la que en ti se encarnó.
¡La humildad! Es la virtud
que más le complace a Dios.
Pero justo la humildad
le falta a mi corazón.

Sencillez y trasparencia
son su inmediato escalón.
La verdad acudiría
a bendecir esta unión.
Virgen María, te pido
esta misma concesión.
Séllame a mi con el sello
que Dios a ti te selló.

(De Invitación al gozo)

sábado, 25 de febrero de 2012

Vocación de Mateo

Mateo celebra con sus colegas la elección que Jesús ha hecho de él para que le acompañe en sus correrías evangélicas, y se escandalizan escribas y fariseos de que Jesús alterne con ellos. Les reprocha él su incoherencia: siendo autoridades religiosas, no entienden que Dios, en la persona de su Hijo, más que sacrificios suntuosos de animales en el templo, prefiera atraer a quienes van desorientados por caminos de extravío. No son los sanos, sino los enfermos los que necesitan del médico. ¿Tan difícil es que el buen padre reciba con gozo al hijo transgresor que regresa arrepentido de sus desafueros?
La superficialidad les enturbia los ojos y no les deja ver que Dos ama al hombre, que no le es indiferente que se le vaya de las manos y que su bondad compasiva no tiene límites.


Reflexión: Naturaleza y artificio



Desde la cultura clásica, la tranquilidad del campo y el desasosiego de vida ajetreada de la ciudad masiva ha constituido una antítesis de realidades entre las que el hombre devana su vida. De ahí a contraponer el silencio beatífico del claustro monástico y la vida descuidada del hombre alejado de Dios, queda apenas un palmo de tierra. No cuesta tanto entonces ver la ciudad desmadrada, de inalcanzables pisos, en la pesada mole del rascacielos deshumanizado, desde la placidez natural del franciscano desasido de pesantez que se mueve entre salmos y humildes ocupaciones.
El hombre de la ciudad goza contemplando el declinar del sol en el ocaso de su curva trayectoria. El dibujante, al revés, ha contrastado en dos planos ese distanciamiento de formas de vida irreconciliables, desde el punto de vista de la naturalidad de unas colinas, frente a la ciudad borrosa, más cercanas a Dios que a los hombres.


Rincón poético

PLEGARIA A MARÍA POR LOS MÁRTIRES DE HOY

Mis hermanos, Señora; mira cómo
se mueren mis hermanos.
De nuevo necesitan
el calor de tus manos.
Llevo la carne herida
en el dolor en que se sume el llanto.

La sangre que ellos sangran
en tierra como un charco,
tiene mis mismas venas,
porque es la que yo sangro.

¡Mis hermanos, Señora!
¡Señora, mis hermanos!

Como en la cruz de Cristo,
en ellos otra vez crucificado,
no les dejes, Señora, nunca solos
morir en despoblado.
Esa es la Iglesia, mi Señora,
a quien están crucificando.

Mis hermanos, Señora,
son también tus hermanos.
Escucha entre sus súplicas
tu nombre soberano.
¡Tus hermanos, Señora!
¡Señora, tus hermanos!

(De Invitación al gozo)

viernes, 24 de febrero de 2012

El ayuno y los discípulos de Jesús

Esta es la versión de Mateo sobre el ayuno de fariseos y discípulos de Juan. El ayuno estaba prescrito en la fiesta de la Expiación y en alguna que otra conmemoración, y los fariseos habían añadido para sí lunes y jueves de cada semana.
Jesús explica que una nueva alianza entre Dios y su pueblo, sellada con la sangre del Codero de Dios que será Jesús, da de lado a las antiguas voces, y ahora es la palabra de Dios, personalizada en Cristo, quien establece una nueva ley, porque vinos nuevos exigen odres nuevos.
La alegría del Reino ha irrumpido ya en el mundo y se opone a las normas penitenciales de los hombres, como la de los fariseos sobre el ayuno, que se empeñan en vivir de espaldas a un tiempo que reemplaza al viejo.
Así las cosas, no es la tristeza lo que define al cristiano. En cuaresma, camino del Calvario, las renuncias bautismales y al pecado afirmar nuestro empeño por ser y estar con Jesús a las duras y a las maduras, pero la cruz de Cristo no deja de ser la puerta de las alegrías pascuales. No es la tristeza lo que nos define.


Reflexión: Alicientes sanitarios

Con bastante frecuencia, suele inyectarnos la medicina estimables dosis de esperanza en un porvenir mejor, anunciándonos hallazgos de proteínas o procesos de investigación que facilitarán dar con felices soluciones a dolencias de la gravedad del alzhéimer, el parkinson o tumores malignos.
La enfermedades que inciden en le desahucio de nuestra salud, son objeto común de pánico, porque nadie se sabe inmune a su temible incidencia. Personas sintomáticamente sanas, contraen de modo insensible la cuña nociva que les irá matando sin piedad.
Sabemos que esos pronósticos de mejoras venideras no llegan a manos del médico de modo inmediato; se hacen esperar; pero en todo caso, nos alegra conocer los adelantos que previenen nuestro bienestar futuro.


Rincón poético

COMO EL RESCOLDO

A veces se me antoja,
Señor, que te me alejas
como una nube que empellona el viento,
y se queda vacía
de ti mi soledad conmigo mismo,
como quien ve impotente que se apagan
las ascuas mortecinas del brasero.
Quizás soy yo quien no remueve a tiempo
con la badila de la diligencia
el rescoldo que encubre la ceniza.

La llama oculta que el amor enciende
requiere manos hacendosas
que acicalen su luz; no brilla el día
si las nubes empañan su horizonte.
Ardan mis ojos,
Señor, arda mi pecho
enciéndeme las manos, que la llama
de tu amor me consuma intensamente
como duerme el rescoldo,
como sueña un rescoldo enamorado,
como el rescoldo bajo la ceniza.

(De Invitación al gozo)

jueves, 23 de febrero de 2012

Subida al Calvario

Hoy es Lucas quien nos trae este pasaje capital sobre la identidad salvadora de Jesús, quien nos reconcilia con Dios, mediante su muerte. Y con el recuerdo de esta declaración de Jesús, la liturgia nos coloca en la esencia de la cuaresma, presentada como seguimiento y subida hacia la cruz de Cristo, camino de la pascua.
La Iglesia nos está diciendo así que, si el término hacia el que tendemos es la alegría pascual y el camino que andamos es el de la renuncia y el sufrimiento.
Vaciarse por Cristo, sería entonces como un impulso a ser como él, que se vació por nosotros. Bien que Dios no obliga a nadie a nada, sino que lo deja a nuestro albedrío: Si alguno quiere seguirme ... si alguno se decide a imitarme... Seguir a Jesús ha ser un propósito que nazca de nosotros.
Aceptar el evangelio es persuadirse de que si Jesús, por amor fue capaz de hacer lo que hizo, por amor podemos hacer nosotros a cambio otro tanto por él. Pero hagámoslo con sinceridad, con sencillez de corazón, verdaderamente.

Reflexión: Observatorio meteorológico

En el año 1939, recién concluida la contienda civil española, fray Eusebio Arbona, rector del Colegio franciscano San Antonio y guardián del convento, en Carcaixent, atendiendo la propuesta del Ministerio del Aire, crea un observatorio meteorológico muy elemental, en la terraza del convento, para lo que contaba con un receptáculo para los termómetros, un pluviómetro que todavía perdura, higrómetro, veleta, anemómetro y poco más. Aún pueden verse los restos de una chapa horizontal que le advertía de la lluvia, cuando sobrevenía en horas nocturnas.
El Ministerio regía este menester con miras a contar con datos para el uso de la navegación aérea. Al traspasarse a una nueva entidad estos menesteres, con el trasiego documental se traspapelan lamentablemente los datos recogidos en nuestra casa y Colegio, con que cabría establecer índices locales de pluviometría y temperatura en todos aquellos años, ya que la labor de fray Eusebio la prolongaron largamente sucesivos religiosos, incluido el que esto escribe.

Rincón poético

LA PAZ DE DIOS


Espíritu de Dios,
que nos animas
cuando bendices con tu aliento
adelgazado, y depositas
como lluvia fecunda, tu palabra
en el terrón de nuestra vida,
envuélveme en tu paz como en un velo
transparente de luz pausada y tibia
y habítame tan hondo, que tu voz
me haga sentir esa paz infinita
que tu presencia instaura, porque en ella
sé que no necesita
mi corazón apaciguado
nada que Dios no sea, si me habitas.

Sé el yunque donde temple
el ánimo tu llama, que es divina,
contra reveses y animosidades
agazapadas en cualquier esquina.
Tu paz nos hará libres
de desafueros y desdichas.
La paz que predicaba
Jesús con amplia mano e impartía,
la paz que tú nos nievas
con tu nieve ardentísima,
esa paz bienhechora,
esa paz inaudita,
esa paz,
esa misma
de blancas las manos como es todo blanco
el entrañable nombre de María.
Acójanos la sombra de tu paz
sobre la llaga gris de cada día.

(De Invitación al gozo)

miércoles, 22 de febrero de 2012

Miércoles de ceniza: la sinceridad


Jesús es la verdad. Virtudes afines a la verdad son la sinceridad, la humildad, la transparencia propia de los sencillos de corazón. Frente a la verdad, está el engaño, la mentira, el fingimiento astuto de las apariencias.
Si pusiéramos en un lado lo que cuesta fingir con sagacidad, la teatralidad que hay que poner en juego para aparentar lo que no somos, y en otro lado el hecho de ser simplemente como uno es, seguro que aquello cuesta más que esto otro.
Jesús, desde su propia condición de ser la voz del Padre en la enseñanza de la verdad de sus misterios, siente la más honda repulsión hacia quienes mienten, engañando así a los demás y enturbiando las aguas limpias de la verdad. Al diablo, en cambio, se le llama Padre de la mentira, porque endulza la tentación maligna so capa de bien.
La cuaresma nos incita a la oración y al ayuno. Ayunemos con sinceridad, humildemente. Basta con privarnos de algo que nos agrada, por ejemplo en la mesa, pero hagámoslo con naturalidad, como nos aconseja Jesús. No hace falta que se dé cuenta el vecino. Y siempre, practicando el bien, como Jesús, que pasó por este mundo haciendo el bien a todos.

Reflexión: El invierno y los pobres

El invierno es antieconómico.
El frío incrementa el gasto doméstico, en la medida que paliamos sus rigores con el uso de la calefacción y el agua con que nos aseamos. Es asimismo mayor el número de prendas de abrigo que empleamos por idéntica razón, para guarecernos de el, aumentan los gastos medicinales e incluso las exigencias corporales obligan a condimentar la comida con nutrientes que nos vigoricen más.
El invierno es un incordio para todos, pero lo es más acentuadamente para los pobres, que han de subvenir a gastos que estrechan más todavía las ya mermadas posibilidades impuestas por la actual situación de paro que, de un modo u otro, padecemos todos. Y sucede que este invierno, inicialmente benigno, se ha quitado la careta bonachona para aparecer al fin con toda su despampanante crudeza.
Decididamente, el invierno no es para los pobres, sobre todo los que, transeúntes o emigrantes, duermen casi al raso, con los consabidos casos de muertes por silenciosa congelación durante una de tantas noches ingratas.

Rincón poético

TUS HUELLAS

Las huellas de tus pasos
muchas veces me han dicho
que es tu amor quien me traza
la senda que yo sigo.
Tus huellas son mis huellas;
otras no necesito.

No siempre son doradas
las huellas, Señor mío.
La lluvia desmerece
su luz, mata su brillo
y el barro enloda todos
los charcos del camino.

¿Por qué doradas? Brillan
con semejante brillo
las que me dicen dónde
daré siempre contigo.
Estas huellas me bastan;
otras no necesito.

Su blanca luz aleja
señuelos y atractivos
que equivoquen mis pasos
e inventen desvaríos.
No quieran descarriarme,
pues no lo necesito

(De Invitación al gozo)

martes, 21 de febrero de 2012

El mayor y el menor

Es esta una de las escenas que mejor muestran la inconsciencia de unos apóstoles casi indiferentes ante una revelación tan grave y transcendente como el anuncio y sentido de la muerte de Jesús. En su ceguera, no acaban de dar importancia a lo que Jesús les explica, sino que se enredan en discutir frivolidades, como asignarse de antemano, entre ellos, los lugares más eminentse del cielo.
Jesús no duda en hacerles una seria reprensión. Él se ha encarnado humildemente despojándose de su esplendor divino para servir al hombre. Y les desengaña encareciéndoles que sólo sirviendo humildemente a los demás por amor, sólo anonadándose como él, lograrán ser algo junto al Padre. Quien quiera ser primero, que se apresure a ser el último.
Acostumbrados al hombre que era Jesús, no acababan de vislumbrar al Hijo de Dios que su apariencia corporal traslucía.

Reflexión: De pronto...

De pronto los medios periodísticos de comunicación nos informan que el número de cristianos ha crecido notablemente en España. Venimos lamentándonos con incontenible tristeza de que el laicismo imperante y un sector importante de la educación donde el nombre de Dios estorba, ha ido separando de la práctica cristiana incluso a muchos que lo fueron más o menos ejemplarmente en tiempos no tan lejanos. Constatamos que las iglesias se vacían, tal vez sin percatarnos de que la emigración de origen americano juega un tanto a nuestro favor. Y sucede que, en los últimos tiempos, esa línea deja de decaer y empieza a recuperarse. Si sopesamos el dato, es comprensible que muchos estén descubriendo satisfactoriamente la labor social de la Iglesia en favor de los nuevos necesitados que crea el paro y la labor educativa en sus colegios. Es la siega de la obra testimonial cristiana la que cosecha ahora los frutos de su abnegada labor.

Rincón poético

AL PIE DE LA CRUZ

Han crucificado a Dios
los hombres, que a Dios no ven.
No entienden cómo el amor
vence al dejarse vencer,

Nunca antes matara el hombre
al mismo que le ha creado.
Para perpetrarlo inventa
el mayor de los pecados.

Han crucificado a Dios
sin detenerse a pensar
que con las manos clavadas
no les puede perdonar.

Alguien endereza un clavo
que a clavarse se resiste.
No entiende nadie que un clavo
tenga el corazón tan triste.

La Virgen mira a Jesús
y no cesa de llorar.
Jesús aprieta los dientes.
No sé yo quien sufre más.

Y al ir a besar sus pies,
la sangre entinta sus manos.
Tres clavos matan a Dios;
a María, otros tres clavos.

(De Invitación al gozo)

lunes, 20 de febrero de 2012

El epiléptico

Al borde de la cuaresma, Jesús invoca el poder de la oración y la eficacia de la fe. El hombre sufre serias incomodidades que constituyen parte de nuestra misma naturaleza, como nuestras flaquezas y las enfermedades. Ocurre que Dios ha creado en el hombre dos realidades complementarias, la material y la espiritual, que convergen felizmente en el hombre equilibrado. Pero no siempre nos acompaña este feliz equilibrio del bienestar que llamamos salud, como es este caso extremo del enfermo epiléptico, achaque que entonces creían posesión. Con todo, ante los desequilibrios que perturban al hombre, Dios nos concede gracias puntuales que nos devuelvan la integridad perdida, siempre y cuando pongamos los medios que hacen posible ese favor, y entre ellos, está la oración y una fe firme. Así es como el padre de la criatura, que no acaba de creer del todo, le pide a Jesús que incremente su fe. Durante la cuaresma, se nos enseñará que con la oración y el ayuno, confirmamos nuestra vocación cristiana de estar siempre con Dios, para lo que una fe firme puede contribuir a vencer los obstáculos que nos apartan de él.

Reflexión: Franciscanismo

La literatura no se ha eximido del atractivo de las simpáticas figuras de Francisco y Clara de Asís y han cedido a la tentación de verles más como un entrañable pareja de sensibilidades afines, al borde cariñoso de la complementariedad, que como los santos austeros y estrictos consigo mismos que son. Claro que son almas gemelas en cuanto Clara sigue las directrices evangélicas que definen la identidad de la forma de vida según el modelo acreditado por Francisco. Con todo, ella da su toque personal, acentuando incluso hasta el extremo el desprendimiento que rige el seguimiento de Cristo, hasta tener serias dificultades para la aprobación de su regla monástica. Tampoco hay lugar en Clara para los recursos líricos con resabios trovadorescos de la expresión del santo. El franciscanismo no esto o lo otro, sino que abarca en una ambas espiritualidades desde un mismo concepto del seguimiento exacto del evangelio de Jesús. Entre ellas prima la clausura monacal, aunque no siempre fuera así, según algún comentarista; en ellos, el concepto de la vida como un itinerario hacia Dios a la manera del peregrinaje por el camino que es Cristo.

Rincón poético

LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO


Con dos tórtolas, María,
tienes rescatado al niño.
¿Qué mal le valora el templo!
¿Tan poco vale tu hijo?
Pero no te desazones
por lo que figure escrito.
Siempre han valido los pobres
mucho menos que los ricos.

Dios valora a su manera
desde el suyo nuestros juicios.
Yo sé que no tiene precio
quien todas las cosas hizo.
Y la prueba es que Dios mide
todo de modo distinto.

El mismo salario da
en el evangelio Cristo

al obrero de las once
que al obrero de las cinco.


A pobres como tú y yo,
bien lo saben los discípulos,
entre otros muchos, Jesús
gustará de bendecirnos.
Sus criterios y los nuestros

raramente son los mismos.
¿Qué pensará san José

de cuanto aquí debatimos?


(De Invitación al gozo)

domingo, 19 de febrero de 2012

El paralítico y los letrados

Los actantes de este pasaje son Jesús mismo, los porteadores, el paralítico y los letrados, que sin hablar, determinan todo el desarrollo del pasaje, en dos áreas de acción contrapuestas, la de Jesús y los porteadores del paralítico de un lado y los letrados del otro.
Los letrados eran expertos en leyes y en la interpretación de la Escritura. Y al pertenecer a un estrato social elevado, vivían un tanto despegados de la gente sencilla, a diferencia de los fariseos, laicos que vivían de su trabajo, más cercanos al pueblo.
Jesús, enfrentado aquí a la autosuficiencia de los letrados, formula realidades trascendentales, como son la fuerza de la fe y el sentido del perdón. Para ellos, sanar a alguien no entraña daño moral alguno; la misma gente usa sus propios remedios caseros, pero perdonar pecados, en una cultura donde la enfermedad se considera un castigo divino por esos pecados, constituye un atentado contra Dios, una blasfemia. Sólo Dios puede perdonar pecados, porque sólo él los castiga.
Enfermedad y pecado eran inseparables según ellos; lo uno nacía y era imagen de lo otro. Pero entonces, al curar a alguien es lógico que sus pecados quedaran también absueltos; y al perdonar, con las raíces del pecado remitía la enfermedad. Pecado y castigo van unidos; al quitar lo uno, desaparece lo otro. Tanto daba sanar como perdonar.
Se destaca aquí que el Reino no es sólo palabra significativa, sino una realidad liberadora, en el camino hacia la salvación de todos.

Reflexión: Los buenos y malos olores

Disponemos de un sentido que nos permite discernir los buenos de los malos olores, el olfato. El hombre, ante el efecto gratificante de los buenos olores, se ha ingeniado para elaborar perfumes exquisitos con que enriquecer su uso personal y contentar a la divinidad de quien todo proviene. En el templo de Jerusalén, figuraba un altar donde se quemaban especies que produjeran gratos olores, como el incienso, el humo oloroso de cuyas volutas de humo, se suponía que ascendía hasta la presencia divina de Yahvé. La Sagrada Escritura compara a estos sagrados aromas la oración piadosa del hombre.
Pero hay también malos olores. El hombre, desde su rechazo, los ha calificado de mil formas. Olores hediondos, pestilentes, inmundos, infectos, mefíticos, fétidos, nauseabundos, capaces de tirarle a uno de espaldas.
La percepción de los olores nos avisa de lo bueno que atrae nuestro buen gusto, y lo malo hay que evitar. El mal olor es una advertencia de que debemos apartarnos del influjo que sobreviene de la causa nefasta que lo origina. Decimos por eso, de fatal manera, que la naturaleza es sabia. Lo es en cuanto imprimió en ella sus bienhechoras huellas digitales quien la creó e imprimió en ella sus normas.

Rincón poético

¡GRACIAS!

Te agradezco, Señor, la tolerancia
benevolente que tienes conmigo.
Lamento haber echado
tantas veces tu nombre en el olvido,
como quien ha tachado la memoria.
Siempre he sabido
la magnitud de tu bondad
indulgente cuán lejos colocaba
su confín fronterizo.
Quizás, por eso, me atrevía,
por eso, ciertamente me he atrevido,
a salpicar tus manos sacrosantas
chapoteando impío
el charco enlodazado
e innumerable de mis extravíos.

Tú has seguido atendiendo mis deseos
con tu favor, como se trata a un hijo.
¿Por qué será que cuanto me has prestado,
acabo al fin por reputarlo mío?
Casi ni me doy cuenta, mi Señor.
Siempre pasa lo mismo.
Paga mi ingratitud de esta manera
las preferencias que tienes conmigo.

Ya no es así. Hace tiempo
que cual tu sombra voy siempre contigo.
Te agradece, por eso, tanto amor,
tanto desvelo, tanto mimo,
este fraile menor,
este fraile menor olvidadizo.

(De Invitación al gozo)

sábado, 18 de febrero de 2012

Piensan como hombres

La transfiguración es una respuesta plástica a la resistencia de los discípulos de Jesús a admitir que el mesías pueda morir. Jesús intenta que les entre por los ojos lo que razonablemente rechazan. Así, tal como lo ven ahora transfigurado, será su cuerpo resucitado y hasta la voz de Dios les sugiere que han de hacerle caso. En buena lógica, si admiten a Jesús gloriosos en su resurrección, les resultará más fácil admitir que para ello ha de morir antes. Nadie que no haya muerto puede resucitar después.
Sin embargo, la simplicidad de Pedro confunde las realidades divina y humana; le cuesta poner, confuso, cada cosa en su sitio. Está fascinado por la luminosidad y esplendor de lo que ven sus ojos, y entontecido e indiferente al misterio, como fuera de sí, no se le ocurre otra cosa que pretender perpetuar aquel momento aquí en la tierra, ajeno a que Dios está intentando ilustrarles en la fe y en que crean en lo que les enseña su Hijo. Y aún, bajando del monte, seguirá comentando con Juan y Santiago qué querrá decir eso de resucitar. Pedro sigue pensando como hombre.

Reflexión: Ricos y pobres en Palestina

La vida nómada del pueblo hebreo facilita la igualdad social entre los miembros del pueblo escogido. Con la desigual posesión de la tierra y, sobre todo, las secuelas del régimen monárquico, la estructura social de ricos y pobres se va acentuando por momentos, a pesar de las leyes y alegatos proféticos que intentaron atajarla. La consecuencia más inmediata de la desigualdad social es la opresión de unos sobre otros. Jesús da preferencia a los pobres y establece un nivel de suficiencia, desde la despreocupación del atesoramiento a que conducen de riquezas. Enseña contra el apego a las mismas, que obstaculiza la implantación liberadora del Reino, el desprendimiento. Seguirle a él comporta renunciar a todo. Las riquezas embrutecen; la pobreza aligera el alma, porque es liberadora.

Rincón poético

EL OCASO

Se va cayendo el día como anciano
cansado de vivir.
En la frente dormida del ocaso,
se ha roto un arco iris por los cielos.
Y hay a lo lejos una nube ardiendo
y un clamor náufrago
que no se deja oír. Fuego apagado,
quedo oleaje, atormentada luz.

Son las heridas del atardecer,
no es raro
que haya una lámpara encendida
que alguien quiere apagar. Se muere el día.
Nunca del todo. Lleva entre los labios
como un puñal pirata,
una rosa, y exprime una naranja,
convulso, entre las manos.

Muere en silencio
o callado estertor. No tiene prisa
por desangrar sus últimos momentos.
Está ya acostumbrado:
es la rutina cotidiana
de morirse sin miedo tantas veces.
No lamentéis su muerte. Es un consuelo
saber que está encubando, en un capullo
de seda aletargada,
los últimos alientos de su vida,
para nacer, transfigurado,
como una mariposa iluminada,
cada día de nuevo. Si no nieva
o llueve o el viento arrecia,
Mañana
morirá de otra manera.

(De Invitación al gozo

viernes, 17 de febrero de 2012

La valentía del seguimiento


Desde que en Cesarea de Filipo Jesús empieza a hablar a sus seguidores de lo que será su pasión y su muerte, el seguimiento de los suyos será tema recurrente en la enseñanza del Maestro. Si él ha aceptado para sí la cruz salvadora del hombre, también sus seguidores han de darse y darlo todo por él. El evangelio empieza a ser provocador desde ahora, porque dejarlo todo por Jesús, pone cuesta arriba el camino cristiano. Pero así es como nuestra vida queda definida por la de Jesús; porque lo que nos enseña ahora es que ser cristiano equivale a ser semejante a él. Él será el primero en estrenar la angustia de la cruz por nosotros, pero también nosotros hemos de disponernos a todo por él.
Ante el acoso y la persecución, la primitiva Iglesia entiende así que hay que aceptar entonces el riesgo de tener que confesar valientemente a Cristo paladinamente, a cuyo objeto el evangelista recuerda que: Quien se avergüence de mí y de mis palabras ante el mundo, el Hijo del hombre también se avergonzará de él ante el Padre.
La vida del cristiano no es una vida fácil ni cómoda, porque no es cómodo dar la vida por los amigos. Pero es lo que hace de nosotros dignos espejos de Cristo e hijos de Dios, que es quien nos da la valentía necesaria para superar nuestras flaquezas.

Reflexión: perro flaco

Cosechas de todo tipo y los naranjos mismos, quemados por el rigor este año de frío extremo, son el tributo inevitable que el campo ribereño ha de pagar al invierno. Un invierno cruel que llegó como si ya no lo fuera del todo, y de pronto, ausente de leyes fronterizas, se instala entre nosotros, exiliado de las estepas rusas. Es triste ver muertas las hojas de árboles que nunca la pierden, como el naranjo, árbol de climas calidos como el mango y la palmera. Y su ruina no se detiene sólo en malograr la actual cosecha, sino que, dañado el árbol y probablemente sin floración en primavera, tampoco fructificará en la siguiente. A la falta general de empleo, se une que no se pueda contar con el trabajo estacional de la recogida y comercialización de la fruta. A perro flaco...

Rincón poético

CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES

Soneto

No sé por qué, si tu bondad, Dios mío,
la reconocen cuantos bien te saben,
apenas hay quienes, Señor, te alaben
de todo corazón. El mundo es frío.

Tú respetas a todos su albedrío,
porque en el corazón todos te caben.
No entiendo la razón de que resbalen
por la pendiente gris del extravío.

El olvido es cristal esmerilado
que desdibuja ingrato tus favores.
Es la cruda respuesta del pecado.

Quiero alabarte por los sinsabores
de verte de los hombres olvidado.
¡Cantemos al amor de los amores!

(De Invitación al gozo)

jueves, 16 de febrero de 2012

Jesús en Cesarea de Felipe

Jesús va de camino, desde Betsaida, hacia Cesarea de Felipe, en tierras de Siria, célebre por su templo al dios Pan, y nacimiento del río Banias. Es aquí donde Jesús revela su misterio salvador rescatándonos con el precio de su sangre, hecho que a sus discípulos les horroriza.
Marcos dice por eso que desde entonces introduce un giro a las enseñanzas de Jesús, al decir que ahí empieza su enseñanza sobre la necesidad de su muerte. Podemos entonces dividir el evangelio de Jesús en dos partes: en la primera se da a conocer como el mesías prometido; y en la segunda aparece ya en con su entera identidad, mesías salvador del hombre.
(Es éste un pasaje básico para el seguimiento, porque desde ahora Jesús puede hablarnos de que hay que beber de su mismo cáliz y celebrar la santa cena con él).
Esta revelación se hace en privado, a sólo sus discípulos. Si la gente hubiera conocido de antemano el triste fin de su mesías, el escándalo y la decepción les hubieran desbordado, como prueba la reacción escandalizada de Pedro. A partir de ahora, en el curso del evangelio hay una lenta pero constante aproximación a Jerusalén y se destaca siempre en ella el tema del camino que va al Padre.
Hagámoslo nuestro ese camino para participar de sus quebrantos salvadores.

Reflexión: La pluma estilográfica

La pluma estilográfica ha prescrito. Apenas si la usa todavía algún nostálgico de aquellos signos que modulaban curvas de bello y fino trazado en armoniosa combinación con otros más gruesos. Se emplea para firmar documentos de alto rango y poco más, como una noble reliquia que exalta la liturgia oficial de todo tratado. Soy nostálgico de pocas cosas porque entiendo que el presente tiene una sola cara mirando al porvenir. El pasado no existe; sólo queda su resonancia en los recovecos de la memoria, tan inconstante e infiel, y carece de otras puertas que le den salida. Entiendo, con todo, que la pluma de escribir respondía a un estilo elegante de vida que vamos barriendo desde el utilitarismo plebeyo de usar y tirar, que lo vanaliza todo en menoscabo del buen gusto. Las prisas, la rentabilidad y la comodidad mandan. Hasta el arte ha perdido su belleza.

Rincón poético

NO ES DIFÍCIL AMAR

Amar a Dios es fácil si renuncias
a amarte a ti primero. Considero
que no saben amarle quienes ponen
sus preferencias en su propia estima,
río que nada del revés
hacia la fuente que le vio nacer,
enloquecido viento
que se azotara a sí mismo.
Amarse así es negarle luz al ciego,
el pan sobrante que le das al perro,
al que te necesita, agua al sediento
.
Amar a los demás es sembrar trigo
y darlo de comer luego en la mano
al que apenas lo tiene y te suplica
con su mirada, o cuando, por alfombra
colocas tu altivez, y te das todo
poco a poco
en las pequeñas cosas
en las que te estás dando.

No es difícil amar
si aprendemos a estar
el uno con el otro, como granos
de arena en un ladrillo
templado al fuego, rojo.
Así la sangre en las hilachas
de cada herida en Cristo muerto y roto.

(De Invitación al gozo)

miércoles, 15 de febrero de 2012

Un ciego en Betsaida

Son varias las veces que Jesús cura a personas ciegas. En Jericó, en Jerusalén y ahora aquí, en las afueras de una aldea, dado que el gentío es cada vez mayor.
Para la Iglesia primitiva, estas curaciones de ciegos tenían un sentido mayor que la mera curación, y entendían que de alguna manera, todos somos ciegos andando el camino de la vida a tentones, necesitados de que Jesús, poniéndonos su mano sobre nosotros, nos abra los ojos a sus misterios.
Ojalá, en la confusión oscura de cuanto nos rodea, nos los abra y nos deje ver con claridad sus verdades más hondas, para no perder la rectitud de nuestro camino y andar siempre en la claridad de su cercanía.

Reflexión: El teléfono móvil

El teléfono móvil se ha liberado del cordón que lo esclavizaba a permanecer siempre sujeto a un lugar fijo, y reducido a casi nada, lo que facilita su transporte en un bolsillo o cavidad ad hoc. Su uso se ha generalizado tanto que hasta se le nombra de abreviada y familiar manera, móvil, a secas. Todos disponen de su móvil particular, hasta los mismos niños. Para la gente joven, es como disponer de un juguete que manejan con increíble habilidad. Los entrados en años, nos limitamos a llamar y responder, no sin dificultad. Cada vez menos receptivos, los artilugios modernos nos llegan tarde, para herir nuestra resistencia a cambiar. En todo caso, el móvil da solución a situaciones enojosas, como quedarse uno tirado en carretera con el coche averiado, en el ascensor, que se para tercamente, emulando a los cansados burros de antaño, o comunicarse con urgencia con alguien de quien necesitamos un servicio o ponerse de acuerdo en circunstancias inaplazables. Para nuestra utilidad, el teléfono incorpora nuestro listín particular y graba el momento y remitente de una llamada desatendida.
Reconozcamos que la vida moderna facilita llevar a cabo con comodidad nuestras ocupaciones y es de agradecer sus progresos utilitarios.
- Por fa: ¿está ahí Perico González?.....Que se ponga.

Rincón poético

PON TU MANO EN MI HOMBRO

Soneto

¿Cómo decirte que, al mirarte muerto,
me cuesta tanto ver ciegos tus ojos,
que me torturan con pasión el cuerpo
estos dos míos, de llorarte rojos?

¿Cómo decirte que al saberte yerto
siento la veleidad de mis antojos
con que te herí, desde mi desconcierto
de estar herido yo también de enojo?

¿Cómo decirte que mi amor ahora
me une al tormento que mató tu vida?
¡Queme mis labios tu palabra, henchida

de amor, que encienda mi fe bienhechora!
¡Aplásteme tu mano salvadora,
para que sienta el peso de su herida!

(De Invitación al gozo)

martes, 14 de febrero de 2012

Envío evangélico

Este pasaje del envío de 72 discípulos es como una universalización de todos los envíos en todo tiempo, donde Jesús no sólo traza un programa de austera acción misionera, sino que previene del riesgo de llevar la noticia del Reino a latitudes donde la hostilidad les minará el terreno. Tened muy en cuenta que os envío entre lobos, una frase muy a todo con la condición pastoril del Maestro.
Muerto y resucitado Jesús, ratificará la urgencia de ese cometido apostólico que afecta a toda la Iglesia: Como el Padre me ha enviado a mí, así os envío yo a vosotros.
Misionero no es sólo el sacerdote que lleva la fe de Cristo a rincones más o menos recónditos de otros continentes. Misioneros somos todos, aquí mismo, con el mensaje de nuestras palabras y nuestra vida.

Las palmeras ribereñas

El paisaje que resulta del cultivo de la tierra, es un producto cambiante, según los intereses de cada tiempo. Según cuentan los viejos del lugar, la Ribera valenciana estuvo toda ella salpicada de palmeras datileras, formando además pequeños bosques, alguno de los cuales persiste todavía, y cuyo sabroso fruto contribuía a la economía doméstica de singular manera. Quedan palmeras, ya distantes las unas de las otras, y su número va en descenso. Hoy son los kakis los que sustituyen incluso al naranjal, cuyos exiguos precios hacen inviable su cultivo.
En el patio del colegio del que soy morador, hubo un par de palmeras pertenecientes a la época en que habitaban el caserón correspondiente los señores Boscá. La última de ellas, esbelta y señorial, cayo rendida sobre el alero de unos tejados, víctima del soplamocos de un vendaval. Azorín decía de ellas que, mecidas suavemente por el viento, peinaban el cielo. El cielo del colegio perdió el suyo un día malhadado.

Rincón poético

ALTERNANCIAS

Hay ocasiones en que la conciencia
te siente cerca y otras veces lejos.
Creo que no es así; más bien te advierte
cercano el corazón, sólo que tengo
propensión a salir despreocupado,
adonde apaga el ruido mi silencio.

Hay ocasiones en que la conciencia
te nota desdeñoso y desatento
y otras cercano
a mis deseos.
Creo que no es así. Soy yo quien cambia
hacia ti entonces mi comportamiento.

Dame ecuanimidad,
que afine mi conducta y mis criterios.
Tú no cambias; soy yo, que acaso altera
el pulso, ánimo adentro,
contra la adversidad y la asechanza,
en la lucha constante que mantengo.
Úntame con el oleo de tu paz;
Señor, tu sabes que te quiero.

(De Invitación al gozo)

lunes, 13 de febrero de 2012

Un signo

Decíamos ayer que las curaciones que realiza Jesús responden al cometido del reino de devolver al hombre su integridad liberándolo y que por eso los prodigios de Jesús tienen esa doble vertiente de curar el cuerpo y el alma.
Es fácil comprender la inmensa frivolidad en que incurren quienes tientan a Jesús a que realice para ellos un signo sin objeto y sin pensar que, si es el Espíritu de Dios quien le inspira a Jesús cuanto dice y hace, están tratando de someter a sus Caprichos al Espíritu de Dios, que es tanto como Dios mismo.
Jesús les da de lado. No saben tampoco ahora lo que están haciendo. Tomémonos nosotros en serio las cosas de Dios. Y pidamos por los que no saben la gravedad de apartarse de él desde el desprecio, la blasfemia o la frivolidad.

Reflexión:Los artistas inmortales también mueren

Los medios de comunicación, tan parcos en servirnos gratas noticias, de vez en cuando nos sorprenden con informaciones tan ingratas como la muerte inesperada de un prohombre, y si se trata de personajes cuya obra científica, artística o su bondad ha motivado tu aprecio, no puedes evitar un movimiento de contrariedad y desagrado. Personalmente, la obra de Tapies, por su lenguaje, indescifrable para muchos, entre los que desdichadamente me cuento, no me dice demasiado. Quiero creer que si la crítica le ensalza, su notoriedad no es gratuita, y ha dejado escuela. Siento no poder valorar su obra, pero su muerte, sentida por muchos, no me es indiferente. Da pena cómo cantantes famosas de voz inimitable, llevados de vaivenes del lujo y dudosa vida, se destrozan para acabar desastrosamente. Que Dios les acoja y cobije con su sombra benéfica.

Rincón poético

EL DIABLO TIENE TOS

El diablo va tosiendo por la calle.
El diablo tiene tos. ¿Quién lo diría?
No oculta sus achaques,
oculta su malicia.
Por más que es poderoso, le atormenta
el simple rezo de un Ave María.

El diablo tiene tos, tos cavernosa,

tos maloliente y no conoce
la eficacia de nuestras medicinas.
Tose y su aliento amarillento
arroja azufre. No mitiga
nada su tos, tan infernal,
como sucio el pecado de la ira.
Es fuerte, es poderoso, mas le vence
el simlpe rezo de un Ave María.

No tiene a nadie

que le haga compañía.
Está achacoso y su vejez le pesa
con el peso de todas sus mentiras.
La astucia no le calma,
el odio no le alivia.
Por el mal que nos hace,
dejadme que me ría,
mientras lleno de gozo
rezo a la Virgen un Ave María.

(De Invitación al gozo)

domingo, 12 de febrero de 2012

Curación del leproso

En tiempos, para la deficiente cultura del momento, la lepra era uno de los castigos más severos con que Dios sancionaba los pecados del hombre. Es un lugar común en la espiritualidad judía: Dios castiga ya aquí, los pecados de los hombres. Hay que considerar que la revelación de las verdades divinas es progresiva, y no siempre supieron los judíos que, más allá de la vida, había un juicio y la correspondiente sanción. Es en ese tiempo, anterior a la revelación de la resurrección, cuando el judaísmo, partiendo de que Dios es justo inevitablemente, desarrolla la teoría de que Dios castiga ya aquí la maldad del hombre.
Jesús relega ese cometido para más tarde, poniéndolo en las manos de Dios. El caso es que el leproso era un enfermo desahuciado y peligroso, que la ley desahuciaba. Jesús no consiente esa inhumanidad. Más bien, curar a un hombre de sus dolencias era uno de los cometidos del Reino; salvar a un leproso era tanto como triunfar sobre el mal, opuesto a la bondad divina.
Obrando así, Jesús está abriendo las puertas de la libertad a un marginado, para que entre de nuevo a formar parte de la sociedad que le marginó, ya que la Palabra tiene doble eficacia: cura corporalmente a la persona desvalida, y al mismo tiempo, le justifica a los ojos de Dios.
Los milagros, así, además de signos de poder y credibilidad, son ejercicios de libertad, que tienden a procurar entre los hombres una sociedad fraterna; seguirle a Jesús comporta romper los barrotes de quienes sufren la lepra del desprecio, de la marginación, de la incomprensión o de cualquiera otra forma de rechazo. Una vez más, la verdad nos hace libres.


Reflexión: Las marcas prestigiosas

En tiempos pasados, las marcas de prestigio de un determinado número de productos, eran más bien escasas. Coches, gramófonos, ventiladores, aparatos de radio, lápices, muebles, prendas de vestir, editoriales, colonias...Hoy, un mismo producto, un televisor, un ordenador, un coche, gomas de borrar, bolígrafos, bolsos de señora, los producen numerosas marcas, todas ellas prestigiosas.
La gente ni se detiene tanto ante las marcas, sino que sopesa los precios, que es lo relevante. Basta con que el objeto resulte fiable. Si se junta lo uno con lo otro, tanto mejor, pero no es lo corriente. Y es que hoy la vida es cara. Es cara porque se carece de disponibilidades dinerarias, desfondados la economía y el trabajo. El mundo sigue rodando, pero está en declive y no hay resortes ni niveles a qué atenerse para restablecer su estabilidad perdida.
Por cierto; hay marcas y bancos que han desaparecido.

Rincón poético

PALABRA DE DIOS

Tu palabra eres tú y te lo agradezco,
porque me dicen tus palabras
quién eres tú. Yo pongo
tu palabra en mi boca
como quien come un fruto y paladeo
su regusto divino.
Fue la palabra la que te hizo nuestro.
Fue la palabra la que te hizo pan.
Fue tu palabra la que te hizo vino.
Tu palabra, Señor, como la lluvia
no regresa vacía; ha fecundado
la tierra mansamente.

Lluévame tu palabra, que me empape
con el impulso arrebatado
de una invasión o un oleaje.
Tu palabra, Señor, son las pisadas
fecundas de tus pasos.
Sólo te escucha quien tu amor cultiva.
Enséñame, Señor, a hacerte caso.

(De Invitación al gozo)

sábado, 11 de febrero de 2012

Jesús en Caná de Galilea

Caná es, en el evangelio de Juan, la manifestación un tanto improvisada de Jesús, que confiere al relato el carácter simbólico de nueva creación que configuran signos y comentarios. Es el sexto día de Jesús. Y si bien él, en el banquete, se resiste todavía a darse a conocer, María precipita los acontecimientos al disponer lo que ha de hacerse, movida por el agobio de quedarse sin vino los novios con que agasajar a los convidados.
María y Jesús son dos almas gemelas, a quienes la compasión les unce a los sofocos y angustias de la gente. El portento de convertir el agua en vino deja boquiabiertos a los discípulos que acompañan a Jesús, contribuyendo a creer más en él.


Reflexión: ¡Futbol es futbol!

Los deportes son una práctica que refuerza el vigor de quienes se ejercitan en él, y el apoyo que les presta la ciudadanía, da prestigio a unos sobre otros. La primacía la tiene el futbol, que mueve multitudes. Un buen desahogo en tiempos tan difíciles de soportar como los actuales, con que la torpeza política nos abruma. El interés por el equipo que cada cuasl se asigna como aficionado suyo, alcanza cotas de fervor que rozan con el fanatismo.
Acaba de perder el equipo regional en el que tantos se sienten representados y la desolación se palma en el agrio semblante de unos y en las protestas airadas de otros, en búsqueda afanosa de culpables, que al parecer siempre los hay: el entrenador, la defensa, el interior, el delantero centro, el presidente, el árbitro, la vecina de enfrente... Esta vez se salva el portero, que hizo diabluras bajo los palos parando todo lo que había que parar, menos el balón, en algún momento. Hay quien abomina del futbol, como si le fuera algo en ello, e ironiza inclemente porque lo considera una aberración insostenible. Pero el futbol no ha muerto. ¡Qué va a morir!¡Futbol es futbol!

Rincón poético


GRACIAS, SEÑOR

Gracias, Señor, por todo el tiempo
que me has dado, la lluvia innumerable
cuyas gotas quería
contar, pero no pude;
por tanta intensidad como caía;
gracias por este sol de primavera
con que tu mano enciende cada día
el milagro precioso de las rosas.
Gracias porque me hiciste
un hueco enamorado
donde de gozo casi no cabría
siempre cerca de ti. Gracias, Dios mío,
porque te sé mejor
de lo que te sabía,
gracias por tantas cosas
que no sé enumerar.
Gracias porque tu mano cuidadosa,
cuanto necesité para ser pobre,
puso siempre en las mías.
Me has dado la impagable
limosna de tu amor,
inmensa donación inmerecida.
Te me has dado a ti mismo,
a tu Madre por mía María,
cuántas cosas, Señor, que yo no sé.
Me has dado más de lo que quería.

Me has dado la profunda claridad
de saber la razón de mi alegría.

(De Invitación al gozo)