domingo, 26 de febrero de 2012

La tentación

El paraje de las tentaciones recuerda un paraíso al revés, con contenidos contrapuestos a aquel otro pasaje bíblico, a manera de reflejo invertido del edén. Allí, un jardín delicioso; aquí la aspereza del desierto. Allí animales que domestica el hombre; aquí, alimañas. Allí un ángel hostil; aquí un ángel servicial. Allí, Adán, vencido por la tentación; aquí Jesús, nuevo Adán que triunfa sobre las insinuaciones diabólicas. Jesús, triunfando sobre el mal, ha dado la vuelta a aquella situación embarazosa del hombre para con Dios, justificándonos, devolviéndonos la amistad perdida con él.
La presencia del Espíritu en esa escenografía insólita nos coloca en un clima de ideas e imágenes bíblicas que, según la cultura de las antiguas promesas, presagiaba la llegada al mundo del Reino de Dios, ya insinuada por el profeta Joel y en la que abunda Ezequiel. La llegada del mesías se imaginaba además como resultado de un pulso de fuerza entre el Mesías y Satanás, y el Reino de Dios irrumpiría de inmediato en el mundo. Es lo que ha ocurrido entre Jesús y el tentador en este pasaje.
Se traza así una línea divisoria entre la antigua alianza que paliaba el daño inferido por Adán al hombre y la nueva que personifica Jesús. Lo declara así él mismo al final de este pasaje diciendo que se ha cumplido ya el plazo, que está cerca el reino de Dios; para concluir con una consecuencia: convertíos y creed en el evangelio. Y es que, vencido el mal y la muerte, la fuerza de la gracia prevalece y campea sobre las fuerzas de ls perversidad, y en ese nuevo ambiente, se nos insta a ajustarse al tiempo de Cristo mediante la conversión y la fe en la divina palabra.


Reflexión: Escribir

Escribir requiere silencio, imaginación y concentración, porque escribir es crear. No se puede escribir bien de cualquier manera. En el velador de un bar escribió Dámaso Alonso, joven aún, un poema estrafalario, mofándose de la poesía vanguardista de su tiempo. No es fácil llevar a cabo el oficio de la escritura en un entorno ruidoso y heterogéneo. Escribir es inventar una realidad lingüística, al modo como el gusano elabora su seda blanca o la araña teje cazadora la perfidia de su red. Quien escribe está absorto pensando con sus cinco sentidos un pequeño mundo en gestación. Será mejor o peor escritor, pero el oficio y sus exigencias son las mismas para todos. No le cortemos el hilo sutil de su discurso mental al artista; no le molestéis con la incorrecta inoportunidad de la impertinencia. Está creando.

Rincón poético

SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA

Vengo a ti, Virgen María,
casi de rodillas, hoy,
porque he aprendido que escuchas
a quien te profesa amor.
¡Cómo se parece a ti
el que en ti ha alumbrado Dios!.
Ya quisiera parecerme
a tu hijo también yo.

Y sé el modo, la manera
de alcanzar tal bendición.
Sé que tu humildad fue causa
por la que en ti se encarnó.
¡La humildad! Es la virtud
que más le complace a Dios.
Pero justo la humildad
le falta a mi corazón.

Sencillez y trasparencia
son su inmediato escalón.
La verdad acudiría
a bendecir esta unión.
Virgen María, te pido
esta misma concesión.
Séllame a mi con el sello
que Dios a ti te selló.

(De Invitación al gozo)

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