viernes, 17 de febrero de 2012

La valentía del seguimiento


Desde que en Cesarea de Filipo Jesús empieza a hablar a sus seguidores de lo que será su pasión y su muerte, el seguimiento de los suyos será tema recurrente en la enseñanza del Maestro. Si él ha aceptado para sí la cruz salvadora del hombre, también sus seguidores han de darse y darlo todo por él. El evangelio empieza a ser provocador desde ahora, porque dejarlo todo por Jesús, pone cuesta arriba el camino cristiano. Pero así es como nuestra vida queda definida por la de Jesús; porque lo que nos enseña ahora es que ser cristiano equivale a ser semejante a él. Él será el primero en estrenar la angustia de la cruz por nosotros, pero también nosotros hemos de disponernos a todo por él.
Ante el acoso y la persecución, la primitiva Iglesia entiende así que hay que aceptar entonces el riesgo de tener que confesar valientemente a Cristo paladinamente, a cuyo objeto el evangelista recuerda que: Quien se avergüence de mí y de mis palabras ante el mundo, el Hijo del hombre también se avergonzará de él ante el Padre.
La vida del cristiano no es una vida fácil ni cómoda, porque no es cómodo dar la vida por los amigos. Pero es lo que hace de nosotros dignos espejos de Cristo e hijos de Dios, que es quien nos da la valentía necesaria para superar nuestras flaquezas.

Reflexión: perro flaco

Cosechas de todo tipo y los naranjos mismos, quemados por el rigor este año de frío extremo, son el tributo inevitable que el campo ribereño ha de pagar al invierno. Un invierno cruel que llegó como si ya no lo fuera del todo, y de pronto, ausente de leyes fronterizas, se instala entre nosotros, exiliado de las estepas rusas. Es triste ver muertas las hojas de árboles que nunca la pierden, como el naranjo, árbol de climas calidos como el mango y la palmera. Y su ruina no se detiene sólo en malograr la actual cosecha, sino que, dañado el árbol y probablemente sin floración en primavera, tampoco fructificará en la siguiente. A la falta general de empleo, se une que no se pueda contar con el trabajo estacional de la recogida y comercialización de la fruta. A perro flaco...

Rincón poético

CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES

Soneto

No sé por qué, si tu bondad, Dios mío,
la reconocen cuantos bien te saben,
apenas hay quienes, Señor, te alaben
de todo corazón. El mundo es frío.

Tú respetas a todos su albedrío,
porque en el corazón todos te caben.
No entiendo la razón de que resbalen
por la pendiente gris del extravío.

El olvido es cristal esmerilado
que desdibuja ingrato tus favores.
Es la cruda respuesta del pecado.

Quiero alabarte por los sinsabores
de verte de los hombres olvidado.
¡Cantemos al amor de los amores!

(De Invitación al gozo)

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