miércoles, 22 de febrero de 2012

Miércoles de ceniza: la sinceridad


Jesús es la verdad. Virtudes afines a la verdad son la sinceridad, la humildad, la transparencia propia de los sencillos de corazón. Frente a la verdad, está el engaño, la mentira, el fingimiento astuto de las apariencias.
Si pusiéramos en un lado lo que cuesta fingir con sagacidad, la teatralidad que hay que poner en juego para aparentar lo que no somos, y en otro lado el hecho de ser simplemente como uno es, seguro que aquello cuesta más que esto otro.
Jesús, desde su propia condición de ser la voz del Padre en la enseñanza de la verdad de sus misterios, siente la más honda repulsión hacia quienes mienten, engañando así a los demás y enturbiando las aguas limpias de la verdad. Al diablo, en cambio, se le llama Padre de la mentira, porque endulza la tentación maligna so capa de bien.
La cuaresma nos incita a la oración y al ayuno. Ayunemos con sinceridad, humildemente. Basta con privarnos de algo que nos agrada, por ejemplo en la mesa, pero hagámoslo con naturalidad, como nos aconseja Jesús. No hace falta que se dé cuenta el vecino. Y siempre, practicando el bien, como Jesús, que pasó por este mundo haciendo el bien a todos.

Reflexión: El invierno y los pobres

El invierno es antieconómico.
El frío incrementa el gasto doméstico, en la medida que paliamos sus rigores con el uso de la calefacción y el agua con que nos aseamos. Es asimismo mayor el número de prendas de abrigo que empleamos por idéntica razón, para guarecernos de el, aumentan los gastos medicinales e incluso las exigencias corporales obligan a condimentar la comida con nutrientes que nos vigoricen más.
El invierno es un incordio para todos, pero lo es más acentuadamente para los pobres, que han de subvenir a gastos que estrechan más todavía las ya mermadas posibilidades impuestas por la actual situación de paro que, de un modo u otro, padecemos todos. Y sucede que este invierno, inicialmente benigno, se ha quitado la careta bonachona para aparecer al fin con toda su despampanante crudeza.
Decididamente, el invierno no es para los pobres, sobre todo los que, transeúntes o emigrantes, duermen casi al raso, con los consabidos casos de muertes por silenciosa congelación durante una de tantas noches ingratas.

Rincón poético

TUS HUELLAS

Las huellas de tus pasos
muchas veces me han dicho
que es tu amor quien me traza
la senda que yo sigo.
Tus huellas son mis huellas;
otras no necesito.

No siempre son doradas
las huellas, Señor mío.
La lluvia desmerece
su luz, mata su brillo
y el barro enloda todos
los charcos del camino.

¿Por qué doradas? Brillan
con semejante brillo
las que me dicen dónde
daré siempre contigo.
Estas huellas me bastan;
otras no necesito.

Su blanca luz aleja
señuelos y atractivos
que equivoquen mis pasos
e inventen desvaríos.
No quieran descarriarme,
pues no lo necesito

(De Invitación al gozo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario