lunes, 25 de marzo de 2013

Lunes de Pasión


La liturgia nos coloca ya en la semana de Pasión en la que entramos con una cena entre amigos El tema triunfante es el amor. Amor de María a Jesús, amor de Jesús a los hombres. Volviendo los ojos atrás, hay mucha coincidencia entre este ungir los pies del Señor con un perfume caro, y aquel otro de María Magdalena lavando los pies al Señor con sus propias lágrimas. La postura de los comensales, tumbados sobre esteras en el suelo, hace posible este gesto de acceder a los pies de Jesús.
A aquella se le perdonó mucho porque había amado mucho. A esta la defiende el Señor, porque está anticipando su inminente sepultura en casa de quien él sacó vivo del sepulcro, Lázaro.
Es la razón de que haya teólogos para quienes esta María, hermana de Marta y Lázaro, es la misma pecadora a quien Jesús libró de siete demonios. Porque si no es así, ¿cómo es que no figura entre las mujeres que acompañan a Jesús junto a la cruz?
En todo caso, el evangelio nos emplaza a que nos acerquemos a Jesús, que está a punto de írsenos, con toda la delicadeza del mundo, con todo el amor del mundo.


Reflexión

Sentido de lo dramático en el enjuiciamiento de Jesús.

Sorprende que en esta última fase del itinerario evangélico de Jesús, sean sus prodigios los que alarman a las autoridades de Jerusalén, como se advierte en el relato de la pasión y aquí mismo. Nada les dicen esos signos que sólo el dedo de Dios puede llevar a cabo. No importa el sentido trascendente de tales intervenciones de Dios en el mundo, sino sus posibles repercusiones políticas respecto al imperio invasor.  Se llega a magnificar la supuesta deriva de la conducta subversiva de Jesús, que solivianta a toda una nación, alegan ellos. La mala voluntad es capaz de inspirar las más aviesas injurias contra aquel cuyos criterios difieren de los establecidos oficialmente. La Pasión de Cristo es el drama del poder autoritario contra la humildad de un hombre bueno, cuyo delito es ese: Muchas cosas buenas os he hecho. ¿Por cual de ellas me abofeteáis?, se queja Jesús confuso y con una pizca de amarga ironía..


Rincón poético

A LA ESPERA

Estoy sorprendido.
Al romper el alba,
muy cerca de mí
te vi que pasabas.
Yo nada te dije
y no sé la causa.
Quise decir algo
y no dije nada.
Me faltó coraje, 
un poco de audacia.
Yo te vi pasar; 
tú no me mirabas.
Muchas veces salgo
por si otra vez pasas.
No te he vuelto a ver.
Te echo mucho en falta.

(De La verdad no tiene sombra)

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