El ordenador te permite muy fácilmente escribir un texto de modo que quede invisible a los ojos curiosos de quien trata de descodificar su significado. Hay modos muy elaborados de encriptación, pero lo hay muy simple, como sería valerse de la Fuente, desde Formato, y clicar en el cuadradito blanco, que deja invisible el texto previamente seleccionado.
El destinatario del texto, en un correo electrónico, pongo por caso, todo lo que tendría que hacer es someter a su vez el escrito al proceso contrario después de guardarlo: pinchar en Formato, seguidamente en Fuente, elegir Color, y dar al negro u otro color si así parece bien. El texto aparece entonces plenamente restaurado.
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