Así llaman al recurso de ponerle al ordenador portátil una tarjeta de prepago, para poder disponer del uso de internet en cualquier parte. No resulta nada barato. La tarjeta que hace de modem vale 49 , y su uso importa 3 más cada día.
Es la primera vez que echo mano de semejante recurso de conexión a la red y no he quedado nada satisfecho. Cierto que la técnica tiene sus fallos, pero no lo esperaría uno del establecimiento que te sirve tan amablemente y luego tiene dificultades al momento de habilitarte la tarjeta, porque sus ordenadores, defectuosos, proceden con más que enojosa tardanza. De saberlo con antelación, hubiera recurrido a otra marca más solvente, pero ya es tarde.
El afán de vender sea como sea, induce a no informar previamente al usuario de las dificultades subsiguientes que ha de padecer después. Y claro, el cliente se siente defraudado y no le queda otro recurso que desahogarse en vano aquí mismo, porque esa práctica no es correcta y desacredita a la marca. La callo por corrección.
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