De Zacarías dice el evangelio que estaba lleno del Espíritu de Dios y que lo estará Juan en su día; alumbra el corazón de María e inspira a Isabel aquel elogio de su fe. El Espíritu del Señor llena todo ese comienzo del evangelio de Lucas y es el que inspira a Zacarías ese himno profético y de acción de gracias.
El Benedictus es la oración que entona Zacarías por haberle dado Dios un hijo imposible y porque ese hijo responde a un especial designio divino sobre él. La liturgia ha adoptado ese himno de Zacarías incluyéndolo en el rezo de la hora de Laudes.
El Benedictus agradece los beneficios que los padres acaban de recibir, contra toda esperanza, pero sobre todo porque se adivina ya que ha comenzado la cuenta atrás de la salvación del hombre: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha vitado y redimido a su pueblo.
Reflexión
Llevar un nombre u otro no es indiferente para un judío. El nombre comporta una significación. Así, si Emanuel significa Dios con nosotros y Jesús significa el que salva, Juan viene a ser tanto como Dios da gratuitamente.
¿Qué es lo que se nos está diciendo con todo esto? Quiere decirse, que antes de nacer Juan, el misterio planea ya sobre ese niño. Dios ha querido este nacimiento, porque tiene un proyecto especial sobre este niño.
Por eso decían todos: La mano de Dios está con él. Una bella imagen. De manera muy semejante, Jesús diría un día que los signos prodigiosos con que Dios subrayaba lo que él hacía, no eran obra de Satanás, sino que era obra del dedo de Dios. El dedo de Dios estaba sobre él.
Rincón poético
EL LLANTO DEL NIÑO
-María, que el Niño
cese de llorar.
¿Por que llora el Niño,
si es la Navidad?
Le traigo un racimo
y espigas. ¿Sabrá
la gente el misterio
del vino y el pan?
El llanto del Niño
su razón tendrá.
¿Será que no quiere
dormirse? Quizás.
-María, haz de modo
que no llore más.
Llanto incomprensible.
¡Si es la Navidad!
(De La luz en la ventana)
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