lunes, 23 de diciembre de 2013

El nombre de Juan

Llevar un nombre u otro no es indiferente para un judío. El nombre tiene una significación y una intención muy acusada. Así, si Jesús significa el que salva, Juan  viene a ser tanto como Dios da gratuitamente. Es todo un tema que desarrollará san Pablo en sus cartas, antes incluso de que se escribieran los evangelios.
Por eso tiene tanta importancia el que se ponga un nombre u otro y que disientan sus padres al momento de la circuncisión.
¿Qué es lo que se nos está diciendo con todo esto? Quiere decirse, que antes de nacer Juan, el misterio planea desde un principio sobre ese niño que se llamará Juan.  Que antes de nacer, todos saben ya que representará un papel en el Reino de Dios y que ese Reino empieza a alborear.

Reflexión

      Juan viene revestido de luz, la luz reflejada de Jesús. En su día será como una tea que ilumina el camino que va él. La buena nueva, por tanto,  está en marcha y se extiende por todas partes como una mancha de aceite. Todos interpretan que este nacimiento es un resultado de la misericordia de Dios: Dios ha querido este nacimiento, porque tiene un proyecto sobre este niño, que nadie acierta todavía a adivinar.  

Rincón poético

        VELEIDAD 

El viento es y no es. Grita enfadado
cabalgando en sí mismo, 
resallado su látigo 
en la espalda del aire
presa de su frenético delirio
y azuzando a empellones
nubes espesas y caballo míticos,
destrozos de los cielos
de moras aplastadas y agonizantes lirios.
Deja de ser de pronto. Deja de respirar
agotado el impulso de su brío,
y es brisa, espuma o cabellera
suave como los besos de los niños.
Luego nada. Un eructo arrastrado
y silencioso de aire frío.

(De El espejo de Dios)

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