jueves, 12 de diciembre de 2013

Elogio de Juan Bautista

Jesús tiene en mucho la misión profética de Juan Bautista. Él cierra el profetismo del 
AT y adelanta un pie hasta la presencia de Jesús. Es su precusor y anuncia a la gente que el reino de Dios está cerca. Juan ha advertido que Jesús encarna al siervo sufriente de Isaías que cargará con los pecados de todos, y Jesús aprueba su gestión conversora de la gente, ya que la conversión a Dios, desandando torcidos caminos que alejan de él, es el inicio del seguimiento cristiano. Convertíos y creer en el evangelio, proclamará Jesús, a dúo con Juan Bautista.  No es poco que elogie su personalidad afirmando que nadie nacido de mujer es más grande que él. 

Reflexión

La conversión implica un cambio de mentalidad que obliga a tachar hábitos impropios  de quien ha de ajustar su vida a la que ejemplariza Jesús mismo. Hay conversiones imprevistas de personas que ni ellas mismas soñaron y siempre el encuentro con Cristo les llena el corazón de un insospechado gozo. Es alentador escuchar a estas personas cuando hablan jubilosas del don con que Dios ha enriquecido sus vidas.  Y no es menor la alegría que conmueve el corazón de Dios cuando alguien se convierte.

Rincón poético

            MI TIEMPO


Me duele el tiempo como un clavo
en la sien. Es un árbol
añoso y ya caduco que amenaza
con derribarme un día.
Me duele febrilmente.
Es el mío y lo tengo para todo;
para pensar, cubrir las horas desgastadas
del fiel horario, para descansar,
para escribir incluso este poema
un tanto dolorido, porque el tiempo
tiene también su cruz, y sus heridas
sangran copiosamente.
Pero es el mío; forma parte
inseparable de mi condición.
Nada se opone a que le tenga afecto.
Conmigo, un día, morirá también.

(De El espejo de Dios)

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