domingo, 29 de diciembre de 2013

El centurión

El centurión tiene muy claro que hay una escala de mando donde él ocupa un lugar destacado, y  reconoce en Jesús a un hombre religiosos que, por sus poderes, está muy por encima de él. Sabe, además, que un judío no puede entrar en casa de un pagano, y respetuosamente le evita que lo haga. Bastará que diga una palabra y su criado sanará. A Jesús le halaga la fe de que da prueba un pagano: Una palabra tuya será suficiente, dice confiado el militar.. 
La Iglesia ha visto en ese gesto un rasgo de humilde sensatez, que nos induce a extremar nuestra fe ante la divina majestad der Dios en la eucaristía: Señor, no soy digno de ti, repetimos también nosotros. Y es que los dan expresividad a los contenidos de nuestra fe.
Ojalá que los gentiles de nuestro tiempos h9onraran a Jesús con el respeto que demostró tener hacia él aquel gentil romano.
Que ese gesto educado del centurión nos enseñe a acatar la grandeza de quien viene a nuestra casa, cada vez que comulgamos con él.

Rincón poético

   HAZNOS NIÑOS

Ya que has venido, Señor, 
hecho Niño entre nosotros,
Dinos cómo hemos de ir
hasta ti, del mismo modo,
hechos niños, hasta hacer
de nuestra altivez despojos.
La sencillez de los niños
es el mejor acomodo
a la leve transparencia
de la turbiedad y el poso
que deja en nuestros quehaceres
de la rarogancia el acoso.
Haznos niños como tú, 
haznos pobres, haznos otros,
para no desmerecer

de ti, el Niño mas hermoso.

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