lunes, 18 de noviembre de 2013

El ciego de Jericó

Ojalá que Jesús nos pueda decir gozosamente un día, como al ciego de Jericó: Tu fe te ha salvado. 
Hay muchas maneras de ver y muchas maneras de tener los ojos ciegos. El ciego vive a oscuras y tiene que imaginar lo que no ve. Pero ciego no es sólo el que no ve, el que no percibe el mundo exterior. Es ciego también el que no entiende las cosas que se le explican y el que no sabe ver a Dios en su corazón, y va a bandazos por la vida.
Desde antiguo, el hombre ha notado una estrecha semejanza entre la luz que nos permite ver las cosas, y la claridad con que la mente llega a conocer los asuntos más oscuros. Así es como se dice de un hombre que goza de lucidez mental.

Reflexión

La ceguera mental

Se da el caso de personas muy inteligentes, que no creen. Están ciegos para las cosas de Dios. Ven claro con los ojos de la mente, pero están ciegos a las cosas de Dios.
El ciego de Jericó no veía a Jesús ni a la gente que le pedía que no gritara, pero tenía bien abiertos los ojos de su fe, y creyó en Jesucristo cuando muchos otros más listos que él le negaban, porque no veían más que con los ojos de la cara. 

Rincón poético

ORACIÓN SENCILLA

Si tú eres el camino
yo no ceso de andar.,
¿Adonde van mis pasos
que te pueda encontrar?

Si tú eres el camino
y estás lejos, Señor,
enciéndeme una estrella
que te encuentre, mi Dios.

Si tú eres el camino
y soy yo el caminante,
precédeme, Dos mío,
ve tú siempre delante.

(De El espejo de Dios)

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