martes, 5 de noviembre de 2013

Condena de la pereza

Dice Lucas que Jesús iba enseñando por calles y plazas, mientras va de camino. Ochenta y ocho veces usa Lucas este término de ir caminando, frente a ciento cincuenta en todo el Nuevo testamento. También Pablo, a quien acompañará Lucas, fue un gran viajero. Es la condición propia del apóstol, su vida itinerante, en continuo desplazamiento, visitando familias en sus casas, y predicando de ciudad en ciudad.
Abruma este ajetreo apostólico, cuando lo compara uno con la propia vida y se descubre uno a sí mismo demasiado instalado

Rincón poético

DIVINA AVENTURA
Tu cruz nos declara
que su sangre pura,
por nuestra torpeza,
el dolor apura.
Sé que hay quien no advierte
que tu amor le acuna
porque ya no tiene
esperanza alguna.
Si no ama a quien ama
con tanta ternura,
necesita un tanto
de sana cordura.
Tu callas, silencio
que duele y que dura.
Pero tu cruz sangra
amor y ternura.
Y al ver cómo el hombre
no mide tu altura,
no entiendo que aguantes
tamaña amargura.
Cuesta comprender
tan santa aventura,
si a corresponderte
solo alguien procura.
Clávenos tu cruz
una astilla dura,
que hienda, por fin,
nuestra carne impura.

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