martes, 19 de noviembre de 2013

Zaqueo

Dos hechos seguidos en el mismo Jericó. De un lado el ciego que, curado, gracias a la fe que pone en Jesús, se convierte en seguidor suyo. Ahora la conversión ejemplar de Zaqueo, que conmovido por la palabra sugerente de Jesús, devuelve lo robado y da la mitad de lo que tiene a gente necesitada.
Lo importante es la conversión, volver a Dios para vivir sus mandatos; pero la conversión es un cambio radical de mentalidad que comporta cabios en la conducta, y como enseñaba Jesús, era dedicación primordial preocuparse de los pobres como realmente si de él se tratase. Repartir la mitad de lo que se posee entre los pobres, era una costumbre observada, al momento del bautismo, en la comunidad de Lucas, a la que dirige su evangelio. Así se cumplía, ya desde el principio del seguimiento cristiano, el precepto de Jesús de atender a los necesitados.

Reflexión 

La conversión 

Entonces y ahora y siempre, seamos consecuentes con esa conversión a Dios, testimoniando nuestro amor a los demás, día tras día, de manera efectiva, y no sólo como una actitud cordial. Es una de las cosas más difíciles de llevar a cabo, prescindir de lo que, al final de cuentas, nos enriquece y que a otros les falta.
Hagámoslo, alguna que otra vez, y notaremos que nos vemos más ligeros de equipaje, menos atado a lo que nos entorpece y crea estorbos en el camino que va al Padre, ya que es a Jesús, a quien hemos de parecernos un poco más cada día.

Rincón poético

POR TREINTA MONEDAS

Sólo en treinta monedas
se ajustan, mi Señor.
Comerciando contigo
la chusma y un tridor.
Qué poca cosa vale
quien todo lo creó
Si por ti dan tan poco,
quisiera saber yo
en cuanto tasarían 
ellos mi corazón.
Sólo treinta monedas.
¿Tan escaso valor
es todo cuanto vales?
Dime, ¿Qué valgo yo?

( El espejo de Dios)

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