martes, 26 de noviembre de 2013

El discurso escatológico

          Comienza hoy el discurso sobre las señales del fin de todo, simbolizado en el fin de Jerusalén. Ese acontecimiento final en que Jesús está pensando, nos dispone a interpretar otros acontecimientos de la historia universal.
          Los discípulos admiran la belleza y monumentalidad del Templo, y les sorprende que Jesús les anuncie su desaparición. El templo, orgullo de todos los judíos, ni siquiera estaba aún acabado del todo.
          Se comenzó su construcción 19 años antes de nacer Jesús. Su construcción había concitado a los mejores artistas del imperio. En el mismo lugar ya hubo otro, el de Salomón que  Nabucodonosor destruye, y luego el de Zorobabel, al que sucede el de Herodes el Grande, y que será destruido también, como anticipa Jesús, el año 70, por Tito.
         
Reflexión

Jesús intenta, además, que los suyos aprendan a no fiar de la supuesta fortaleza de las cosas de este mundo. Pero más que sobre la fragilidad, en general, conviene meditar sobre la fragilidad concreta de lo que a nosotros atañe y tenemos más a mano: la brevedad de la belleza, de la juventud, de los años.

Rincón poético

FRENTE AL ESPEJO

Si asomado al espejo
pudieses elegir
ver bien qué llevas dentro,
escarbarías con tus mismas uñas,
escarbarías por desenterrar
mi fe escondida, mi esperanza fiel.
La fe ilumina lo que ni comprendo,
la fe me aclara cuanto sé de Dios.
La fe me dice que esperar desvela
cómo sus pasos suenan junto a él.
Mira el espejo, su insondable abismo
desde la orilla de esta noche azul.
En el espejo sólo hay una noche,
cuyas estrellas
acaso sean resplandor de Dios.



(De El espejo de Dios)

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