domingo, 17 de noviembre de 2013

La esperanza en la venida de Cristo

       

Reproduce este domingo un discurso de Jesús sobre el fin de los tiempos. Es la venida mesiánica que realizará en Jesús, que nos enseña que debemos no sólo creer en sus palabra, sino amar, no sólo amar, sino esperar vigilantes , porque la venida definitiva de Cristo es imprevisible.
El buen cristiano debe permanecer en vela. Velar es tanto como salirle al paso al riesgo de la imprevisión. El descuido que proporciona vivir como si todo estuviera a buen recaudo,  puede malograr los beneficios esperados. Y así, la virtud de creer se completa con la de saber esperar a quien se ama.
No olvidemos poner leña al fuego de la esperanza en Jesús que viene siempre, y esa leña no es otra que vivir al acecho de su presencia imprevisible, vivir vigilando el horizonte de Dios que es el tiempo de que disponemos, y a nosotros mismos para evitar todo descuido.

Reflexión

Vivir vigilantes

Jesús nos recomienda vivir precavidos. No han de faltar falsos profetas que se hagan pasar por él, sembrando la confusión entre gente desprevenida. La esperanza en Cristo no se vive si no se está despierto. La literatura espiritual de hace dos siglos gustaba de hablar de despertadores del ánimo. Esperar a Cristo es tanto como avivar la esperanza con ahincada fe.

Rincón poético

CANCIÓN DEL SILENCIO

Tiene un dedo en los labios
el Niño de mis sueños.
Me dice que me calle
sentado en el silencio.
Él habla sin palabras;
pronuncia sus deseos
apenas sin decirlos,
por más que yo le entiendo.
Hay que dejar que calle,
pero aún callado, siento
derrumbes de palabras
como un alud por dentro.
Allí tengo una silla,
en un fogón hay fuego
y junto a la ventana
restalla un limonero.
Apenas un puñado 
de casi nada, pero
si tú no lo remedias,
es todo lo que tengo.

(De El espejo de Dios)

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