lunes, 25 de octubre de 2010

El esplendor del gótico


        El gótico tiene a su favor el esplendor de la luz que vierten sus vidrieras ojivales, encendiendo el aire sagrado de la iglesia. La vidriera, además de tamizar y embellecer la luz, permiten el disfrute de las imágenes o escenas representadas en ellas, transfiguradas por el color transparente que las configura.
La esbeltez de la fabrica gótica y la luminosidad que la enaltece, son los motivos de su plena aceptación desde el siglo XIII, expulsando de las iglesias la pristina sobriedad del estilo románico, a veces con dolorosas sustituciones. Amplios y robustos estribos permitirán, desde comienzos del siglos XV, eliminar las naves laterales, para ceder más espacio a las iglesias unitarias de predicación de dominicos y franciscanos, de una sola nave, mucho más amplias.
Este es el caso que nos ocupa, evidente en nuestra Iglesia de San Francisco.

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