El amor es generoso. El amor es una casa de cristal que tiene ventanas y puertas abiertas. Al revés que el egoísmo, es erizo en huida, enrollado sobre sí mismo, aislado de todos; un espejo ante otro espejo que sólo se mira a sí mismo. Quien no ama, no tiene razones para hacer nada por nadie. El amor es afable y tiene siempre la mano extendida; el egoísta la retrae abrazado a sí mismo, como serpiente ciega que no sabe qué o a quién constriñe. El amor es alegre; el egoísmo, huraño.
El amor es la virtud de hacer el bien a los demás. No le pidáis al egoísta que mire por los otros. Para el egoísta no están. Quien no ama, no tiene razones para hacer nada por nadie.
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