sábado, 30 de julio de 2011

Juan Bautista



En la antigüedad grecoromana, la fiestas se regaban con abundante y espiritoso vino, mezclado con agua caliente, y en la medida que avanzaba la fiesta, el vino se gustaba cada vez más puro. Una fiesta aderezada con tan apetitosa y alegre bebida, aceleraba el entusiasmo y acababa rozando la orgía.
Los paganos griegos entendían que la efervescencia entusiasta del vino era reflejo de la comunión con el dios Dionisos. El comensal, saturado del zumo de las vid, perdía el control de su voluntad y la fiesta desembocaba en desatinos.

Los placeres de la mesa, los vapores del vino, danzas voluptuosas, lujo, elegancia, afeites perfumados. Y una promesa insensata que acaba en crimen horrendo. Ostentoso crimen el de la cabeza del Bautista ofrecida a una mujer lasciva y perversa en una fuente dorada, como un lujo cualquiera más.



Bagatela: El tiempo

En todo noticiario, el informe sobre el tiempo que hará, ocupa un lugar destacado que todos siguen con interés. Fueron los americanos quienes, apoyados por el acervo de sus medios técnicos, hicieron creíble que gozaríamos de un verano más bien suave. No parecía hasta hace muy poco que fuera a cumplirse el pronóstico, dado el calor excesivo con que ha venido arreciando el tiempo; últimamente, por fortuna nuestra, sí viene cumpliendo tan grato aserto. Mañana mismo -escribo durante la noche del 29-, los meteorólogos nos anuncian lluvias pos los Pirineos y el norte catalán, lo que contribuirá a mantener frescos los vientos que mitigan los rigores veraniegos.

Que no nos traicione la esperanza.

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