jueves, 21 de julio de 2011

Los misterios de Dios



Dios no está a la altura de las cosas. Dios es un misterio y no es fácil entrar a conocerlo si Dios mismo no nos abre la puerta de sus verdades. Esto es lo que hace Jesús, darnos a conocer el rostro del Padre. Y eso es lo que persiguen las parábolas: acercarnos a la verdad de Dios.

Jesús lo dice bien claro: los suyos pueden acceder a comprender sus parábolas; los que le ignoran, se quedan fuera de todo entendimiento.

La fe y el amor de Dios son las dos vías del conocimiento de Dios y de sus Escrituras. Quien se acerca a ellas con esas dos velas encendidas, el Espíritu de Dios, la voz de Jesús en su Iglesia, nos dará a conocer lo que, de otro modo, no llegaremos a saber nunca.

En nuestra mano está, entonces, acrecentar nuestra fe y acrecentar nuestro amor. No perdamos el que aún nos quede.


Bagatela:
La propia memoria y las memorias objetivas


A los que no podemos alardear de poseer una memoria brillante, nos sorprende la cantidad de nociones, imágenes, música y datos de toda índole que podemos introducir y mantener disponible, en unos adarmes de memoria artificial, que hace posible tantos artefactos electrónicos propios de la técnica y los usos, hoy ya habituales, de tanta gente. Megas a porrillo, gigas milenarias acuden ubérrimas a remediar la estrechez de la escasa memoria con que nos dotó Dios. Ordenadores, móviles, libros electrónicos, disquetes, DVDs, lápices de memoria flash, etc. ¿Quién puede hoy eximirse de su empleo cotidiano en el trabajo, la oficina y el mismo hogar? Seamos sinceros. Hoy día la memoria es manejable. No digamos ya nunca que no tenemos memoria: Tenemos toda la que queramos al alcance de nuestra mano..

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