viernes, 11 de noviembre de 2011

El que mira hacia atrás....


En alguna ocasión, recurre Jesús a sucesos de la historia de Israel, usándolos a manera de parábolas, sólo que la parábola es imaginativa, en tanto que la historia nos muestra relatos de hechos pretéritos, como el diluvio o la historia de Lot, episodios tan dramáticos como ejemplares. Jesús destaca ese gesto regresivo de mirar hacia atrás que mineraliza a Sara, para exhortarnos a que evitemos obrar así cuando llegue el día de Dios. La esposa de Lot se vuelve curiosa hacia atrás añorando los días felices de la ciudad, en lugar de aceptar el presente mirando hacia adelante. Jesús nos exhorta a que, olvidados de todo, permanezcamos vigilantes, para afrontar enteros tan inquietante momento, en vez de caer en el desconcierto al verse sorprendidos en la azotea, o regresando al pueblo desde el campo.

La religión cristiana

La religión cristiana es de una inmarcesible belleza. Descansa su edificio sobre los pilares del amor, el perdón, la esperanza y la salvación, en ese mismo orden. No le busquéis semejanzas, a lo sumo, sombras. El amor se entraña en Dios, que añade a la grandeza de su corazón divino el latido esforzado del corazón del hombre, divinizándolo y tendiendo el arco iris de su eternidad sobre él. El perdón brota como de una fuente de ese amor desmedido. Se perdona por amor o no se perdona. La esperanza es la visión anticipada, desde la oscuridad de la fe, de un Dios que no sabe cerrar sus brazos, crucificados en la sangre del Hijo. La salvación es el regreso a esos brazos paternos de cuantos han sabido, oportunamente, regresar a Dios por el camino santificante que es Cristo.

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