martes, 15 de noviembre de 2011

Zaqueo

Zaqueo, conmovido por la palabra sugerente de Jesús, devuelve lo robado y da la mitad de lo que tiene a gente necesitada. Esto de repartir la mitad de lo que se poseía entre gente necesitada, era una norma observada, en ocasión del bautismo, en la comunidad de Lucas, a la que dedica su evangelio. Era el modo de iniciarse, como prueba de conversión, en el desprendido seguimiento de Cristo.
Lo decisivo es siempre la conversión, volver a Dios para vivir empapados de amor a los más necesitados de amor. La conversión es un cambio radical de vida que comporta enderezar la propia conducta, como sucede al preocuparse de los pobres, espejos de la pobreza y preferencias de Cristo.
Tal renuncia es posible que constituya una de las cosas más difíciles de llevar a cabo. No es fácil prescindir de lo que enriquece y acomoda, en favor otros a quienes les falta. Pero qQuien lo intenta de alguna manera y en alguna proporción, advierte gozoso al punto cómo se siente más aligerado de peso, más libre, menos anclado a lo que entorpece el camino que va al Padre. Es el modo más eficaz de llegar a ser espejo de Cristo.


Reflexión: La linea recta

La rectitud es la cualidad que reconocemos en la línea que recorre directa y sin titubeos, a ojos cerrados, un espacio, sin ceder a un lado ni a otro, de modo que alcanza, desde un punto de origen, otro de llegada, con más celeridad que zigzagueando o curvando su impulso. Dicen, por eso, que resulta la más corta entre dos puntos. Su sentido geométrico admite fácil aplicación a la conducta humana, y así, quien procede rectamente, no admite devaneos ni desvíos laterales, frente al que va a tentones con ebrios aires de taberna. La rectitud no queda exenta de una cierta austeridad, ama la inmediatez y es experta en prontitud, porque cumple con todos los compromisos de la seriedad. No es serio quien entretiene su tiempo mirando hacia atrás sembrando morosidades. Tanto es así, que quien acuñó tan circunspecta palabra, no parece que tuviera tiempo para hallarle un antónimo, como quien tiene un hijo. Lo tienen la palabra fácil, opuesta a difícil, o el término roto, opuesto a entero. Y llama la atención que el adjetivo recto sea originario del verbo regir, en latín, del que sería su participio, de forma que en su sangre hay resonancias legales, lo que explica muchas cosas. ¡Ya decía yo!

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