jueves, 10 de junio de 2010

Nichos de trabajo


¡Bonita metáfora! ¡Con que nichos de trabajo!
Algún que otro sindicalista gusta de hablar de nichos de trabajo para referirse a espacios laborales donde se genera aún o puede generarse empleo. No es palabra esa que satisfaga el buen gusto de nadie que se precie; demasiado lúgubre en tiempos en que el empleo, ya a punto de extinción, es lo más inestable de la sociedad en que mal vivimos todos.
Nicho, se diga lo que se diga, es palabra sombría y luctuosa que nos trae a la memoria la oquedad donde, en las paredes del cementerio, depositamos los restos de nuestros seres queridos. No es el lugar más apropiado para buscar empleo, justo donde, al revés, toda actividad concluye.
Una metáfora, cierto; pero una metáfora desafortunada que hay que tachar del vocabulario laboral. El trabajo, cuando falta sin remedio, no es precisamente de metáforas mortuorias con fines embellecedores de lo que necesita, sino de empresas a prueba de crisis que lo creen y lo mantengan. Eso es todo.

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