sábado, 12 de junio de 2010

Sed irreprochables

Irreprochable es lo que no admite reproche. Es tanto como impecable, impoluto, sin mancha.
Es justamente lo que san Pablo exige a los cristianos de sus comunidades, que mantengan un nivel de vida irreprochable. Irreprochable debiera ser el testimonio sin tacha de todo buen cristiano.
No es fácil alcanzar tan alto logro. Irreprochable es Jesús, irreprochable es la Virgen María, su Madre, y poco más. Tender al mismo ápice de la perfección, es tanto como aspirar a ese timbre de atildada santidad de una conducta intachable. Cuando la vida ejemplar de un seguidor de Cristo no admite reproche alguno, quiere decirse que ha conseguido esa cota de impoluta plenitud que roza la identidad con Cristo, inalcanzable ejemplar al que, al menos, hemos de tender todos.
San Pablo no se anda por las ramas. Es un hombre enérgico que va siempre al grano.

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