No siempre fue adverso el trato de Jesús con los fariseos. Hay veces en que le invitan a comer, en una cultura donde la mesa es expresión de cordialidad y buenas maneras. Jesús accede, y durante la refección, aconseja al buen hombre que lo acoge, que, al invitar a la mesa a otras personas, prefiera beneficiar, antes que a otros, a los más pobres, lisiados, cojos y ciegos. Son una galería de gente desvalida a la que Jesús distingue sin disimular su parcialidad. Es su forma de amar al otro, dar preferencia a los pobres de cariño, comprensión y hospitalidad. Jesús se ve en ellos: nadie más pobre que quien, al entrar en el mundo, ha dejado a la puerta la inmensa grandeza que sólo él tenía; nadie más desvalido que él, luego, colgando de unos clavos en la cruz.
Reflexión: Halloween
Propicios en nuestro país a adoptar sin rubor toda clase de novedades foráneas, se ha dado en el desparpajo de celebrar esa fiesta macabra consistente en remedar episodios de terror, con profusión de máscaras de esqueletos y calabazas presuntamente terroríficas, en fechas que debieran inclinarnos a la memoria de cuantos nos han precedido y cuyo recuerdo velamos entristecidos. No honra a nadie tomar a juego y chacota lo que debiera ser pábulo de meditación grave y dar seriedad a la vida.....
- ¡Pero son cosas que hacen fuera!....
- ¡Muy razonable!
lunes, 31 de octubre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
No seáis así
Jesús afronta una situación semejante a la que condena Dios en tiempos de Malaquías, respecto a unos sacerdotes que habían torcido los caminos de Dios apartándose de sus mandatos. Aqui, se trata de escribas y fariseos. Los escribas son sabios en la interpretación de las Escrituras, por lo que Jesús aconseja a todos seguir sus enseñanzas, aunque han de alejarse del mal ejemplo que dan a la gente con su conducta incoherente. Jesús autoriza su sabiduría, pero desaprueba su conducta.
Los fariseos, a su vez, eran laicos de reconocida piedad, que interpretaban la ley al pie de la letra, convirtiendo sus preceptos en meros formulismos externos. Deshumanizaban así el sentido espiritual de los mandamientos y se olvidaban de la atención al prójimo. Vosotros no seáis así, decía Jesús a a gente. Preocupaos los unos de los otros.
A este respecto, dice el Concilio que una de las causas del ateísmo actual es la incoherencia de muchos creyentes que no ajustan su vida a las exigencias de su fe. No viven conscientes su filiación con Dios. Es lo que más les asemeja a aquellos escribas y fariseos del evangelio, descuidados de Dios e inconsecuentes consigo mismos.
Refexión: Unas acuarelas
He visitado una exposición de acuarelas pertenecientes a un pintor al que desconocía y he quedado más complacido de lo que creía esperar. Tengo en mucho la destreza artística del pintor de acuarelas por la especial dificultad que entraña la elección exacta de las tintas que, una vez extendidas sobre el papel, no admiten correcciones superpuestas de color, a diferencia del óleo, que si concede sobrepintar sobre manchas previas. Admiro esta técnica en la medida que queda lejos de mis posibilidades de aceptable realización artística. Claro que no sólo es de admirar la destreza del pincel, sino el buen hacer del artista, el encuadre, tanto de paisajes como de bodegones, el equilibrio en el uso del color. Creo en la función educativa de la sensibilidad que ejerce el arte sobre la persona. El arte nos humaniza.
sábado, 29 de octubre de 2011
La elección de los Doce
Sábado:
Jesús, antes de proceder a la elección de sus discípulos, pasa la noche en oración. No era para menos. La elección de sus apóstoles será la que fundamente su Iglesia, y más que nunca, procura obtener la asistencia del Espíritu de Dios que guía sus pasos y la aprobación del Padre que lo envía. Y en momento tan solemne, dice el evangelio que esa presencia divina es decidiva.
Reza Jesús además para que sus seguidores observen plena fidelidad a su palabra en todo momento, porque como tales seguidores suyos que son, sellarán su compromiso con el sacrificio de la propia vida, en la defensa de la fe que Cristo les va inculcando.
No sólo ellos. Todos nosotros hemos sido llamados también a seguir a Cristo, y a llevar el nombre de Dios y el anuncio del reino a cuantos aún no le conocen.
Refexión: Reír y llorar
Hay quien ríe con honda satisfacción y quien llora compungida y dolosamente. Unos gestos cumplidos que lo dicen todo. Pero no falta el gesto indeciso, dudoso, de quien no se sabe si ríe o llora, como resbalando por borrosas zonas de transición sentimental. No me estoy refiriendo, claro está, a esas otras dulces manifestaciones de quien esboza una sutil sonrisa, esa leve brisa de gozo suave que nimba como de luz las mejillas, ni al desafuero de la alegría desbordada que rompe en carcajada enloquecida. Son maneras intensas de vivir sin frenesí el júbilo o la tristeza. Me fijo por eso en el lenguaje espontáneo del que goza o sufre con equilibrada naturalidad, esa naturalidad de los gestos que son expresión sincera de nuestra verdad interior, siempre tan digna.
Y es que hoy me he fijado en el gesto borroso de un niño del que no era fácil entrever si quería reír o empezaba a lloriquear.
La humildad sentada a la mesa
Menosprecia a los otros quien les relega en la elección arbitraria de honores que quizás ni te corresponden. No es sólo una norma de saber estar en la mesa. Es el reconocimiento humilde de la dignidad de los demás.
Jesús entiende que es el comportamiento humilde el que hay que preferir en todo momento. Lo dicta el buen sentido.
No son los privilegios inmerecidos, sino la sensatez y la humildad, lo que hay que sentar a la mesa.
Reflexión: Cuidar las apariencias
Hay quienes cuidan con todo esmero de su aspecto exterior, como si de ello dependiera toda su aceptación y estima. Nada les preocupa tanto como parecer. Viven envueltas en el artificio de su apariencia. No son; lo parecen, cifrado el ideal supremo de su vida en ser admiradas, en aras de su transformación en peces de colores de pecera luminosa.
Ocurre en ocasiones, que su metamorfosis es tal, que a duras penas se las reconoce, de tan acicaladas como van. Pero son felices, o lo parece también, si consiguen desaparecer tras sus afeites, gracias a los adelantos de la cosmética con que son tan dadas a embadurnarse. Pues, qué bien.
jueves, 27 de octubre de 2011
Primero, el designio de Dios
Con mejor o peor intención, los judíos avisan a Jesús del peligro que corre, dadas las intenciones y la crueldad de Herodes, que ya ha matado a Juan el Bautista, el profeta que ha preparado los caminos del mesías, y Jesús no disimula hasta qué punto está indignado con él, porque no le tiene miedo. Sabe de todas formas que ha de morir como todos los profetas, y que Jerusalén es el sitio escogido siempre para darles muerte. Pero ha venido al mundo con un encargo de Dios, y ha de cumplirlo, pese a quien pese. Nadie podrá impedir que lleve a cabo su propósito. Seguirá día tras día, por tanto, dando a conocer el reino de Dios a todos los hombres, señalando los caminos de la salvación a quienes le quieran escuchar, proclamando la paz y la justicia, y atendiendo las necesidades de los pobres. Algún día, los que ahora le persiguen, querrán cantar sus alabanzas.
Reflexión: Sobre el oficio de escribir
Escribir, para muchos, entre los que me cuento, constituye una necesidad, una satisfactoria necesidad. Y sucede que, a la vuelta ya de muchos años, uno advierte que el aprendizaje de la escritura es lento y no acaba nunca, siempre lejana la meta. Se gana en facilidad de expresión, mucha o poca, se amplía el léxico con que enriqueces tu lenguaje, dices mejor y con más claridad lo que antes se te antojaba abstruso, pero no acabas de aprender nunca lo que otros lograron a la perfección, con muy superior maestría, antes y hasta con menos tiempo que uno, con más empeño tal vez. No hablo de las cualidades innatas del artista, que eso ni se improvisa ni se aprende. Se nace o no con ello como lo que es, un don de Dios con que él, de inescrutable manera, distingue a quienes gozan de sus preferencias, y lo da gratuitamente mientras duermen.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Dice Lucas que Jesús, de camino, iba enseñando por calles y plazas. Ochenta y ocho veces usa Lucas este término de ir caminando, frente a ciento cincuenta en todo el Nuevo testamento. También Pablo fue un gran viajero. Lo fue más cerca de nosotros santa Teresa. Es la condición propia del apóstol, su vida itinerante, en continuo desplazamiento y ajetreo, visitando familias en sus casas, y predicando de ciudad en ciudad. Al comparar este dinamismo apostólico con la propia vida y descubrirse uno a sí mismo demasiado instalado, no cabe sino sobrecogernos. Lo que condena Jesús aquí es la molicie, la pereza, la inútil ociosidad. Nos previene de que serán muchos los que, habiendo comido con él y habiendo compartido momentos de su vida, llamarán en vano a su puerta para que se les abra. No haremos mal en esforzarnos por librarnos de todo entorpecimiento, de toda inercia vana que pese sobre nosotros. No se entra por la puerta de la salvación sin empeño.
Reflexión: Una lágrima en la arena
En cierta ocasión se me permitió visitar una biblioteca monográfica particular sobre Cervantes y su obra inestimable. El amante de tema tan sobresaliente había gastado una fortuna en reunir raros ejemplares de difícil adquisición rebuscando entre librerías de viejo. Me han llegado rumores, que desearía inciertos, de que sus codiciosos herederos han dividido entre ellos el ilustre legado, no el espíritu de quien puso en sus manos el fruto de sus distinguidas pesquisas y desvelos. ¿No habrá leyes que penalicen los desafueros contra la obra cultural de hombres esforzados y beneméritos?
Reflexión: Una lágrima en la arena
En cierta ocasión se me permitió visitar una biblioteca monográfica particular sobre Cervantes y su obra inestimable. El amante de tema tan sobresaliente había gastado una fortuna en reunir raros ejemplares de difícil adquisición rebuscando entre librerías de viejo. Me han llegado rumores, que desearía inciertos, de que sus codiciosos herederos han dividido entre ellos el ilustre legado, no el espíritu de quien puso en sus manos el fruto de sus distinguidas pesquisas y desvelos. ¿No habrá leyes que penalicen los desafueros contra la obra cultural de hombres esforzados y beneméritos?
martes, 25 de octubre de 2011
El grano de mostaza
La manera preferida por Jesús para explicar en qué consiste el Reino de los cielos, es compararlo con cosas de uso corriente al alcance de todos, y suele iniciar cada parábola con una pregunta, Invitando a la gente a que tome parte en el discurso. ¿A qué se parece el reino de los cielos? ¿Con qué lo podré comparar? Para Jesús, el reino de Dios es un “reino escondido”. Mi reino no es de este mundo, dice en otra ocasión. De modo que para hablar de él, es preciso recurrir a comparaciones que nos aclaren su sentido más hondo. Esta vez, Jesús dice que el Reino de Dios se parece a un grano de mostaza, que crece como lo que es, un arbusto, y llega a alcanzar alturas propias de un árbol. El reino de Dios, pues, implica crecimiento, porque comporta en sí la potencia de la vida. Los árboles crecen imperceptiblemente, pero crecen sin cesar. Así ha de ser el crecimiento cristiano, que tampoco cese de crecer y dé cobijo a cuantos necesiten de su sombra, ardillas, pájaros, nubes, gente desventurada.
Reflexión: Proyecto fallido
Por los años 70, varios compañeros formamos un equipo universitario para el estudio lexicográfico y morfológico del valenciano del siglo XV en la Ribera, contando para ello con un fondo digno de investigación. El proyecto, en función de otros intentos, fue desaprobado por quien correspondía evaluarlo. Pocos años después, la riada del 82 anegó el archivo parroquial donde figuraba dicho material, que el ímpetu del agua se llevó consigo. He lamentado luego no haber llevado a cabo dicha empresa, al margen de todo respaldo oficial, hoy día ya imposible, pero los lamentos no pasan de ser mero desahogo estéril. Nuestro país está acostumbrado a esas clases de pérdidas culturales de fondos bibliográficos o patrimoniales.
lunes, 24 de octubre de 2011
Curación de una mujer encorvada
Lucas refiere en exclusiva este hecho milagroso, en favor de una mujer impedida para andar derecha. Pobres, enfermos y pecadores ocupan un protagonismo preferente en el evangelio. Una mujer impedida, es un símbolo de la humanidad impedida.
Jesús ni espera, sino que se adelanta a liberarla de su enfermedad. Y la reacción que suscita este hecho es múltiple: como siempre, se indignan los fariseos por haber curado en sábado; esos mismos que se apresuran a socorrer a sus animales en riesgo; como siempre, Jesús muestra que cumple satisfactoriamente con el descanso sabático, quien practica el bien. Y como siempre, la gente no disimula su satisfacción por las buenas obras que realza Jesús, prorrumpiendo en alabanzas a Dios en lunes jueves o sábado.¿Hay día más indicado que el día del Señor?
Las leyes han de estar teñidas de humanidad, o no están pensadas para el servicio del hombre, objetivo último de toda ley. Y ocurre que el descanso decretado por la ley no perseguía sino un fin humanitario, ya que de ello se benefician todos, fariseos, criados, vendedores, además de las mismas bestias.
En Lucas, el sábado aparece como el día de la nueva dignidad de los hijos de Dios, el día de la alabanza, de la “eucaristía”, de la acción de gracias, por encima de los criterios malsanos e interesados de gente hostil, que no teme a Dios porque no le ama.
Reflexión: Persiana y celosía
Hay términos en el lenguaje que nos remontan a momentos precisos en que, al nombrar algo nuevo por primera vez, acuñamos esa palabra para siempre. Así, la palabra persiana, que alude a su origen exótico, objeto con que tamizamos la excesiva luz que anega una habitación. Está también la palabra celosía. Evidentemente no son lo mismo. Aquella, enrollable, y ésta fija, además de que el fin parece diferir también. La celosía procura dejar ver sin ser vist, y de ahí que todavía se pueda observar en las ventanas de los monasterios de monjas, tan celosas de celar su intimidad.
Está visto, que una ventana da para mucho.
Jesús ni espera, sino que se adelanta a liberarla de su enfermedad. Y la reacción que suscita este hecho es múltiple: como siempre, se indignan los fariseos por haber curado en sábado; esos mismos que se apresuran a socorrer a sus animales en riesgo; como siempre, Jesús muestra que cumple satisfactoriamente con el descanso sabático, quien practica el bien. Y como siempre, la gente no disimula su satisfacción por las buenas obras que realza Jesús, prorrumpiendo en alabanzas a Dios en lunes jueves o sábado.¿Hay día más indicado que el día del Señor?
Las leyes han de estar teñidas de humanidad, o no están pensadas para el servicio del hombre, objetivo último de toda ley. Y ocurre que el descanso decretado por la ley no perseguía sino un fin humanitario, ya que de ello se benefician todos, fariseos, criados, vendedores, además de las mismas bestias.
En Lucas, el sábado aparece como el día de la nueva dignidad de los hijos de Dios, el día de la alabanza, de la “eucaristía”, de la acción de gracias, por encima de los criterios malsanos e interesados de gente hostil, que no teme a Dios porque no le ama.
Reflexión: Persiana y celosía
Hay términos en el lenguaje que nos remontan a momentos precisos en que, al nombrar algo nuevo por primera vez, acuñamos esa palabra para siempre. Así, la palabra persiana, que alude a su origen exótico, objeto con que tamizamos la excesiva luz que anega una habitación. Está también la palabra celosía. Evidentemente no son lo mismo. Aquella, enrollable, y ésta fija, además de que el fin parece diferir también. La celosía procura dejar ver sin ser vist, y de ahí que todavía se pueda observar en las ventanas de los monasterios de monjas, tan celosas de celar su intimidad.
Está visto, que una ventana da para mucho.
domingo, 23 de octubre de 2011
El manfamiento más importante
Puede parecer extraño que los fariseos pregunten sobre cuál pueda ser el mandamiento más importante, si bien, más que ignorancia, demuestran confusión, fruto de haber multiplicado excesivamente los preceptos, actualizando mandamientos implícitos en la Ley. La respuesta de Jesús es de lo más simple, dada la costumbre de rezar la shemá varias veces al día, en cuya fórmula se incluye la urgencia de amar a Dios sobre todas las cosas. Aun así, Jesús no se limita a recordar tan divinas palabras, sino que recuerda, contrastándolo con el Levítico, cómo además hay que amar al prójimo. Y no disimula su preferencia por los más desvalidos, declarando que lo que hagan por uno de ellos, lo harán a su propia persona. Amar a las criaturas de Dios más desventuradas, es, pues, un modo certero de amarle a él. Hay así una jerarquía en el amor al otro: en primer lugar los pobres, porque si pedimos a Dios el pan de cada día, los más necesitados de ese pan deben figurar en primer lugar. Amemos entonces a los más desvalidos, si queremos complacer y honrar a Dios como él desea.
Reflexión: La biblioteca
La posibilidades de una biblioteca son innumerables, como la memoria del pasado; en ellas se forjan en buena parte los sabios. Su horizonte es inabarcable; nunca se dirá de una biblioteca que es exhaustiva, por muy monográfica que se pretenda. Y nunca lamentaremos bastante la desventura de bibliotecas nutridísimas que el fuego y la barbarie se llevaron por delante, reducidas a ceniza y olvido. La famosa de Alejandría, en la antigüedad, la de Éfeso que alimentó la de Alejandría, centenarias de monasterios que incultas culturas arrasaron en nombre de la ignorancia, el fanatismo y la brutalidad. Muy suficiente es la que habitualmente tengo a mi disposición y echo de menos raros ejemplares que existen, Dios sabe dónde, y no es fácil consultar. Siempre habrá en cada biblioteca afanosos estantes disponibles que nadie colmará del todo.
Reflexión: La biblioteca
La posibilidades de una biblioteca son innumerables, como la memoria del pasado; en ellas se forjan en buena parte los sabios. Su horizonte es inabarcable; nunca se dirá de una biblioteca que es exhaustiva, por muy monográfica que se pretenda. Y nunca lamentaremos bastante la desventura de bibliotecas nutridísimas que el fuego y la barbarie se llevaron por delante, reducidas a ceniza y olvido. La famosa de Alejandría, en la antigüedad, la de Éfeso que alimentó la de Alejandría, centenarias de monasterios que incultas culturas arrasaron en nombre de la ignorancia, el fanatismo y la brutalidad. Muy suficiente es la que habitualmente tengo a mi disposición y echo de menos raros ejemplares que existen, Dios sabe dónde, y no es fácil consultar. Siempre habrá en cada biblioteca afanosos estantes disponibles que nadie colmará del todo.
sábado, 22 de octubre de 2011
La higuera que no da fruto
Quien no da fruto en su tiempo, es estéril y no sirve de mucho. El recurso más inmediato es talar el árbol inútil prescindiendo de él. Sólo la paciencia de Dios, que da tiempo para que enmendemos nuestra conducta volviendo a él decididamente, justifica que el hombre empecatado siga existiendo.
No es cosa de juego. Es una temeridad echar a suertes el tiempo que se nos da como un aval para que nos granjeemos la amistad con Dios.
Reflexión: Viajes siderales
El cosmos se presta a toda suerte de hipótesis e interpretaciones, entre otras cosas porque no es fácil verificar lo que se supone acerca de él. Ahora resulta que el espacio y el tiempo, sujetos a impulsos gravitatorios poderosos, pueden doblarse de tal modo que dos puntos lejanos de esa curvatura llegan a aproximarse entre sí hasta permitir ser alcanzados, en línea directa, por un proyectil o una nave planetaria, en mucho menor tiempo del que requeriría recorrer la línea curva. Es como viajar a campo a través, con lo que se llegaría de un punto a otro con más rapidez, propiciando que el viajero de la nave llegase a encontrarse con su propio pasado y sobrevivirlo otra vez.
No dejan de ser avanzadas teorías siderales que se nos antojan increíbles y que a unos harán pensar y a otros dudar de que así sea. Yo dejo mi incógnita de pie en el aire, bogando como un cisne blanco por el mar azul del cielo.
viernes, 21 de octubre de 2011
Los signos de los tiempos
Jesús se lamenta de que, siendo tan fácil interpretar el tiempo atmosférico, resulte tan difícil interpretar los signos que nos hablan de realidades más relevantes.
El concilio llama signos de los tiempos a las incidencias con que Dios inspira cuál deba ser nuestra conducta en la historia. Signos que versan sobre la justicia que promueve la paz, el perdón reconciliador con los demás, la fidelidad que nos merece la palabra de Dios, la falta de disponibilidad para desbrozar los caminos del evangelio. La historia nos habla de Dios e importa interpretarla correctamente.
Conviene, pues, saber dónde estamos y discernir el lado de quienes ejercen el bien, de los que buscan el bienestar de todos, de los que se ocupan de los necesitados, de los que favorecen la propagación de la fe. Quizás nos falta luz y vocación para estar a la altura de las circunstancias.
Reflexión: El amor de Dios
Para el hombre, amar a Dios es un objetivo que está por encima de toda las cosas. Plegarse a su voluntad en todo, es su consecuencia inmediata, porque el que ama de verdad, se complace en identificar sus deseos con los de la persona amada.
Amar a otro es podar el instinto de amarse uno a sí mismo de modo excluyente. Amar a otro es vaciar el corazón de todo lo que es uno, para llenarlo de la presencia amable del otro. Por eso es tierno, educado y dadivoso el amor, y por eso Dios se apeó de sí mismo en la persona de Cristo, para llenarse prietamente de nuestro amor. Otra cosa muy distinta es que nosotros lo mereciéramos y que sepamos hacer otro tanto por él.
jueves, 20 de octubre de 2011
La paz de Cristo
No es verdadera paz la que no se sustenta en la fe y el amor de Cristo. Existe ese otro concepto de paz concertada por convenios, de modo que llamamos paz a la ausencia de guerra. No es esa la paz de Cristo. La paz de Dios es un don del Espíritu Santo que se asienta en nosotros cuando vivimos en perfecta armonía con la naturaleza y los hombres. Es la paz que nos une a todos en la justicia y la reconciliación, bajo la mirada complacida de Dios. El nivel de nuestra espiritualidad se puede medir correctamente, sabiendo cuál es el grado de aceptación de la paz que Dios nos da a quienes procuramos que nuestra convivencia transcurra tranquila y alegre, lejos de los crujidos que producen los roces y asperezas de la convivencia entre unos y otros. Jesús ordenaba a sus discípulos que al entrar en una casa, lo primero que tenían que hacer era darles la paz. Dar la paz, porque la paz es un don, y lo primero que hace él, cuando muerto y resucitado se aparece a sus discípulos, es darles la paz. Vivir la paz de Cristo, desde el bien, la justicia y reconciliación, nos lleva a hacer partícipes de nuestra paz a los que viven su vida sumidos en la inquietud y el desasosiego.
Reflexión: Asomos de invierno
Decididamente, ya se anuncia el invierno, esos ramalazos oficiosos de frío que van inscritos en el débil corazón del otoño. Y es que el otoño lleva el invierno, como una flor de hielo, en la solapa. Delimitar los tiempos estacionales no es tan factible como pueda parecer a alguno. Sus líneas fronterizas son borrosas, como la niebla. No se trata todavía de su establecimiento perdurable, pero las prendas de abrigo han salido ya, olorosas a alcanfor, del armario. El frío enerva; lo prueba ver cómo la gente va más acelerada de lo habitual por la acera. La cuestión es averiguar si es el frío el que nos impele a ir más de prisa generando calor o si huimos de él para llegar más pronto a nuestro destino. Con todo, los falsos plátanos de la plaza donde tienen el punto los taxis, mantienen firmes todavía sus hojas verdes, que incluso el otoño respeta. Un otoño sin ásperos vientos airados que azoten toldos y arremolinen tristes hojas amarillas por las calles, es un otoño adormilado o distraído. Algún enfermo de añoranza podría decir que antes las cosas no eran así.
miércoles, 19 de octubre de 2011
Administradores de Dios
Somos administradores de nuestra vida y del ovillo del tiempo que se nos ha dado, para llegar a ser, del modo más conveniente, lo que Dios disponga de nosotros. Pero también lo somos de este mundo que Dios nos confía. A nosotros nos incumbe mimarlo, para legarlo luego con toda salvaguarda e integridad a quienes nos sucedan. No es lícito abusar de los bienes que el mundo nos brinda, hasta arruinar el planeta y poner en peligro la vida natural, e incluso nuestra vida, como ya está ocurriendo por la contaminación y el calentamiento global. Pero es que además, en otro orden de cosas, es responsabilidad nuestra superar la tentación de preocuparnos en exclusiva de nosotros, dejando de lado la obligación de obrar la justicia para con los demás, en vez de promover la paz en todo. Potenciar el bien de los demás, comporta respetar la naturaleza, y compartir lo que tenemos con quien no tiene, porque en definitiva todo le pertenece al Señor, y misión nuestra es saber administrar lo que ha puesto en arriendo en nuestras manos. Para Jesús es capital, desde la relevancia que hay que conceder a los demás, preferir siempre de entre ellos a los más necesitados, como él mismo hizo. Sólo así seremos luz del mundo.
Reflexión: San Ignacio de Antioquía
Sobrecoge el coraje de Ignacio de Antioquia, camino del martirio, anhelante por poner su sangre en las manos heridas de Cristo, como hostia propiciatoria cuyo trigo triturarán los dientes de las fieras, sobre la arena del circo, dice él. Que quien huele ya el aliento de las fieras, se exprese así escribiendo a sus fieles, revela un ánimo impertérrito al que no amilanan los ojos encendidos del tigre que salta tenso sobre él. De la debilidad humana, el mor a Dios amasa portentos de fidelidad. Nadie nos arrebatará el amor de Cristo, decía similarmente san Pablo con toda la decisión del mundo. El amor obra milagros.
Reflexión: San Ignacio de Antioquía
Sobrecoge el coraje de Ignacio de Antioquia, camino del martirio, anhelante por poner su sangre en las manos heridas de Cristo, como hostia propiciatoria cuyo trigo triturarán los dientes de las fieras, sobre la arena del circo, dice él. Que quien huele ya el aliento de las fieras, se exprese así escribiendo a sus fieles, revela un ánimo impertérrito al que no amilanan los ojos encendidos del tigre que salta tenso sobre él. De la debilidad humana, el mor a Dios amasa portentos de fidelidad. Nadie nos arrebatará el amor de Cristo, decía similarmente san Pablo con toda la decisión del mundo. El amor obra milagros.
martes, 18 de octubre de 2011
La mies es mucha
Incluso Jesús necesita colaboradores para llevar a cabo su misión. Y los necesita porque la mies que les espera es siempre mucha, por lo que les pide que rueguen al Dueño de la mies que envíe obreros al tajo.
Este envío de 72 discípulos a predicar, es distinto de aquel otro de los doce apóstoles, aparte de que la palabra apóstol significa eso, enviado. Es este otro un pasaje que aparece solamente en el evangelio de san Lucas. Entran también aquí, en la consideración de enviados, los demás discípulos. Esos 72 debieron ser un grupo selecto entre otros muchos, y los envía para que le precedan en la predicación, y le preparen el camino.
Quizás nos esté faltando hoy ese recurso ferviente con que Jesús refuerza todo lo que hace, el de la oración, o no nos sumimos en ella de tan cabal manera. El caso es que hoy necesitamos más que nunca que el Señor envíe obreros a su mies, y a su insuficiencia se añade la cólera con que el fanatismo, día a día, los inmola, bien que es prueba de que Dios nos mira.
Reflexión: Ríos y acequias en la Sagrada Escritura
Para un pueblo como el judío forjado en las fatigas y ruda aspereza del desierto, propenso además a la locución expresiva de sus experiencias mediante los claroscuros del contraste, el río caudaloso y el murmullo de la acequia, son ya un gozo indescriptible soñarlos, cuanto más disfrutar de su realidad palpable.
El agua es signo de fertilidad y abundancia y se convierte en fácil referencia de bienes superiores que enriquecen el espíritu. Y así es como al justo, antítesis del impío, se le piensa como árbol frondoso que se mira, desde la orilla, en el agua de la acequia, de que nos habla el salmo primero, “da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas y cuanto emprende tiene provecho”.
“Derivaré, se dice en otro lugar, hacia Jerusalén, como un río, la paz”. Y el Apocalipsis nos habla del ” río de la Vida, brillante como cristal, que brota de Dios y del Cordero”.
La sed de Dios se compara al cervatillo inquieto que acude a las aguas de una fuente. E incluso la nostalgia de Sión, desde el destierro babilónico, se llena de melancólica tristeza, justo al borde del río, junto a un sauce en cuyas ramas lacias unos judíos han abandonado tristemente sus arpas.
El rumor del agua, en la Escritura, habla de Dios. Que lo diga, si no, la samaritana.
lunes, 17 de octubre de 2011
La locura de la avaricia
Uno de entre la gente pretende que Jesús se implique en un problema legal de herencia contra su hermano, que no le atiende como manda la ley, por avaricia.
Jesús se excusa. No ha venido a juzgaren sustitución de gente competente. Pero aprovecha el incidente para hablar del sentido destructor de la codicia. Es una forma insaciable de posesión invasiva de los derechos del otro, que enfrenta al ambicioso con el sentido de la justicia equitativa entre unos y otros.
El avaricioso va más allá de lo que necesita, dispuesto a poseer sin límites. Por lo tanto, la codicia es una forma de violencia, que envilece el corazón del hombre, hecho para amar el bien, la paz y la justicia, y no para sustituir a Dios por las cosas.
Jesús con su parábola muestra al vivo cómo, quien vive alocadamente, dispuesto a poseer sin tasa, acaba tan absurdamente como vivió, ya que se muere como se vive. Quien vive de manera atropellada, muere descentrado y roto. Como ese hombre codicioso que pisotea a su hermano.
Reflexión: La dolçaina y el tabalet
Hoy mismo me he cruzado con un grupo presidido por la típica pareja de los tradicionales tocadores de la dolçaina y el tabalet. Hay escuelas para la enseñanza de esta afición que estaba perdiéndose. La valoración de lo diferencial en las autonomías, ha rescatado este valor de música popular. No seré yo quien discuta si se trata o no de crear artistas virtuosos en la interpretación musical, bien que su intervención en las fiestas, da un toque de sabor local a los festejos patronales de los pueblos. La suya es una música alegre, de ensortijadas melodías, sin otros instrumentos que esa especie de diminuida chirimía y su inseparable acompañamiento rítmico de la caja. Son un conjunto sobrio y suficiente, que en ocasiones acompaña movidos bailes populares. El pueblo tiene su lenguaje y su cultura, cuya expresividad conviene mantener despierta y en uso.
domingo, 16 de octubre de 2011
La Virgen de Aguas Vivas
La advocación de Virgen de Aguas Vivas alude a un antiguo lugar preciso, en que la imagen fue escondida primero y hallada casualmente después, y a que en tiempos, gracias a un régimen de lluvias más favorable que el actual, gozaba tal sitio de frescas fuentes y algún manantial caudaloso, que fue el que dio nombre a la Virgen allí encontrada. Aguas vivas es tanto como fuente donde el agua mana incesantemente a borbotones.
Todo hace pensar en que, durante la invasión sarracena, hubo que tomar medidas seguras para preservar las imágenes sagradas de su profanación por los allegados. Es a lo que se refieren los numerosos hallazgos de vírgenes en los lugares más recónditos e impensados de nuestra geografía. Con respecto a nosotros, cabe dársele a esa advocación histórica un sentido espiritual más alto, ya que ha sido celebrada siempre como fontanal de todas las gracias. Virgen de Aguas Vivas, manadero que alumbra la vida de Jesús, ha de serlo también para obtener por su intercesión las gracias con que Dios llena sus manos generosas. Ella misma fue agraciada con la mayor de todas ellas, la de su elección para ser y ejercer como Madre de Dios. En los momentos difíciles de la adaptación de Jesús, palabra de Dios, al entorno de la convivencia humana, ella fue la que dirige su aprendizaje y ensaya como fresca fuente donde templar su espíritu. Es el manantial del amor de una madre hecha a la medida del más alto cometido, el serlo de Dios. Y para ejercer ese aprendizaje, ella misma fue adoctrinándose guardando en su alma todo lo que pudiera hacer referencia a su hijo divino, todo lo que iba descubriendo acerca de él. Fuente de todas las gracias es tanto como preclara dispensadora nuestra. Ninguna más cercana a Dios en la persona de su hijo. Y así las cosas, Dios no puede negar a María favor alguno, ya que él aceptó de ella el mayor de todos los favores que una mujer puede prestarle a Dios, el compromiso de concebir y hacerse cargo de su Hijo, hecho hombre en su carne. Añádase que, tras su muerte, desde que los dedos de un ángel la despierta en los umbrales de Dios, goza de un lugar preferente junto al corazón resucitado de su Hijo, lo que le permite lograr de su generosa intercesión favores sin cuento. La Virgen María está enriquecida con la excelencia y dignidad de ser la hija predilecta del Padre, sagrario del Espíritu santo, Madre perfecta de Dios. Y al mismo tiempo, está unida a la estirpe de Adán en la persona de todos los hombres que han de ser salvados para ir a Dios. No puede desentenderse ella de contribuir a enderezar el camino de cuantos, miembros del cuerpo de Cristo, aspiran a seguir sin tropiezo el camino de la luz que dejó impreso Jesús en el horizonte de su Iglesia. Para todos, María es modelo destacadísimo en la fe, en la fidelidad a la voluntad divina, en la humildad, en la generosidad del corazón, por lo que la Iglesia, regida por el Espíritu Santo, la honra con filial afecto. No la dejemos nunca lejos de nuestro cariño, si queremos que ella esté siempre cerca de nosotros.
Reflexión: La capilla escolar
La capilla, en penumbra, es un espacio silencioso, recogido y devoto. Invita a entrar dentro de sí y pensar, a la sombra de las manos de Dios. Una galería lateral de apretados ventanales de cristal policromado al azar, a modo de solemnes vitrales catedralicios, colorea la luz solar que hiere sus cristales plomados. El fragor de la ola embarrada de la riada del año 1982, llegada de repente, reventó algún que otro ventanal como si estallara la misma capilla. No dio tiempo a rescatar el copón, inundada toda la estancia de gruesas jácenas de madera hasta el techo. A la izquierda del altar, figura un retablo forjado en hierro, de Espinós, con las imágenes de María, san Francisco y san Antonio, patrón del Colegio. Impone la mesa del altar, un sólido bloque de granito que recuerda la firmeza inconmovible de la fe. Y en la pared frontal, de ladrillo rojo, una arqueta dorada guarda el ya dicho copón de las sagradas formas. Hasta los bancos tienen su pequeña historia: sirvieron de estantería al improvisado dispensario que atendía las necesidades más perentorias de la gente, durante la riada. Y todavía queda algo que no se ve: el acervo de gratos recuerdos que se le agolpan a uno, arrodillado, cuando, de regreso, se hace recuento minucioso de los largos años de ausencia, como quien repasa las cuentas de un rosario y ha de comenzar de nuevo.
Todo hace pensar en que, durante la invasión sarracena, hubo que tomar medidas seguras para preservar las imágenes sagradas de su profanación por los allegados. Es a lo que se refieren los numerosos hallazgos de vírgenes en los lugares más recónditos e impensados de nuestra geografía. Con respecto a nosotros, cabe dársele a esa advocación histórica un sentido espiritual más alto, ya que ha sido celebrada siempre como fontanal de todas las gracias. Virgen de Aguas Vivas, manadero que alumbra la vida de Jesús, ha de serlo también para obtener por su intercesión las gracias con que Dios llena sus manos generosas. Ella misma fue agraciada con la mayor de todas ellas, la de su elección para ser y ejercer como Madre de Dios. En los momentos difíciles de la adaptación de Jesús, palabra de Dios, al entorno de la convivencia humana, ella fue la que dirige su aprendizaje y ensaya como fresca fuente donde templar su espíritu. Es el manantial del amor de una madre hecha a la medida del más alto cometido, el serlo de Dios. Y para ejercer ese aprendizaje, ella misma fue adoctrinándose guardando en su alma todo lo que pudiera hacer referencia a su hijo divino, todo lo que iba descubriendo acerca de él. Fuente de todas las gracias es tanto como preclara dispensadora nuestra. Ninguna más cercana a Dios en la persona de su hijo. Y así las cosas, Dios no puede negar a María favor alguno, ya que él aceptó de ella el mayor de todos los favores que una mujer puede prestarle a Dios, el compromiso de concebir y hacerse cargo de su Hijo, hecho hombre en su carne. Añádase que, tras su muerte, desde que los dedos de un ángel la despierta en los umbrales de Dios, goza de un lugar preferente junto al corazón resucitado de su Hijo, lo que le permite lograr de su generosa intercesión favores sin cuento. La Virgen María está enriquecida con la excelencia y dignidad de ser la hija predilecta del Padre, sagrario del Espíritu santo, Madre perfecta de Dios. Y al mismo tiempo, está unida a la estirpe de Adán en la persona de todos los hombres que han de ser salvados para ir a Dios. No puede desentenderse ella de contribuir a enderezar el camino de cuantos, miembros del cuerpo de Cristo, aspiran a seguir sin tropiezo el camino de la luz que dejó impreso Jesús en el horizonte de su Iglesia. Para todos, María es modelo destacadísimo en la fe, en la fidelidad a la voluntad divina, en la humildad, en la generosidad del corazón, por lo que la Iglesia, regida por el Espíritu Santo, la honra con filial afecto. No la dejemos nunca lejos de nuestro cariño, si queremos que ella esté siempre cerca de nosotros.
Reflexión: La capilla escolar
La capilla, en penumbra, es un espacio silencioso, recogido y devoto. Invita a entrar dentro de sí y pensar, a la sombra de las manos de Dios. Una galería lateral de apretados ventanales de cristal policromado al azar, a modo de solemnes vitrales catedralicios, colorea la luz solar que hiere sus cristales plomados. El fragor de la ola embarrada de la riada del año 1982, llegada de repente, reventó algún que otro ventanal como si estallara la misma capilla. No dio tiempo a rescatar el copón, inundada toda la estancia de gruesas jácenas de madera hasta el techo. A la izquierda del altar, figura un retablo forjado en hierro, de Espinós, con las imágenes de María, san Francisco y san Antonio, patrón del Colegio. Impone la mesa del altar, un sólido bloque de granito que recuerda la firmeza inconmovible de la fe. Y en la pared frontal, de ladrillo rojo, una arqueta dorada guarda el ya dicho copón de las sagradas formas. Hasta los bancos tienen su pequeña historia: sirvieron de estantería al improvisado dispensario que atendía las necesidades más perentorias de la gente, durante la riada. Y todavía queda algo que no se ve: el acervo de gratos recuerdos que se le agolpan a uno, arrodillado, cuando, de regreso, se hace recuento minucioso de los largos años de ausencia, como quien repasa las cuentas de un rosario y ha de comenzar de nuevo.
sábado, 15 de octubre de 2011
Santa teresa de Jesús
Pocas santas mantienen su notoriedad tan íntegra como santa Teresa de Jesús. Hubo santos que, en determinadas circunstancias, lograron altísima veneración. A veces son las mismas circunstancias históricas las que determinan y mantienen en alto el recuerdo de su santidad. En época de persecuciones, los mártires gozan de ese favor, porque con su ejemplaridad ayudan a fortalecer la fe por la que dieron su vida. Cambian esas circunstancias y nuevos santos relevan en la devoción popular a sus predecesores. Hay, sin embargo, santos, cuya permanencia en el corazón de los fieles no sufre deterioro ni altibajo alguno, como santa Clara, san Francisco o santa Teresa. Sus escritos y su talante tan natural, tan cercano al hombre, ayudan no poco a mantener en alto su buen nombre, su actualidad. Los santos son admirables unos por sus hechos, encomiásticos otros por su grandeza, y simpáticos todos ellos por su sencillez y bondad. Pero en todo caso, nos importa el valor ejemplar de sus virtudes. Santa Teresa fue amante de Dios en la figura humana de Cristo paciente. Todos sus escritos rezuman acendradísimo amor de Jesús crucificado, cuyo nombre llevaba uncido al suyo, Teresa de Jesús. Hay que ser de Jesús en todo, para que él lo sea nuestro también.
Reflexión: ¡Ay de vosotras!
A lo largo del evangelio, Jesús procede alguna vez al modo profético, como cuando en Lc 11, 47-54, maldice a quienes persiguen y acosan a los profetas y enviados de Dios, lo que no es óbice para que luego les alcen mausoleos conmemorativos. El texto se ciñe a lo que los exégetas llaman oráculo de juicio, cuyas dos partes, la acusación con la condena y la culpa con la sentencia merecida por tal culpa, se cumplen en él de manera explícita. Les achaca Jesús la perversidad en que incurren persiguiendo a los enviados de Dios, por lo que se les pedirá estrecha cuenta al momento de condenar su delito; son culpables al quedarse con las llaves del saber, desencaminando al pueblo, excluyentes de quienes les revelan las verdades de Dios. No quedarán sin la severidad del juicio. Todo el texto queda incluido en una lamentación que se expresa mediante un antiguo género bíblico, el de los ayes, usado también por Lucas en las Bienaventuranzas. De semejante manera, en Mt 11, 21-24, Jesús maldice las ciudades de Corazaín, Betsaida, Cafranaún, según la fórmula profética del oráculo de juicio, ajustándose a las dos partes de acusación y condena, y culpa y sentencia. Les acusa de mostrarse insensibles ante los prodigios que obra la evidente mano de Dios, que hubieran movido a conversión a ciudades paganas que no gozaron de tan alto favor. Caerán rotas hasta el polvo oscuro del abismo eterno. Y el rigor con que serán juzgadas superará a las de quienes no tuvieron como ellas la oportunidad de salvarse.
Reflexión: ¡Ay de vosotras!
A lo largo del evangelio, Jesús procede alguna vez al modo profético, como cuando en Lc 11, 47-54, maldice a quienes persiguen y acosan a los profetas y enviados de Dios, lo que no es óbice para que luego les alcen mausoleos conmemorativos. El texto se ciñe a lo que los exégetas llaman oráculo de juicio, cuyas dos partes, la acusación con la condena y la culpa con la sentencia merecida por tal culpa, se cumplen en él de manera explícita. Les achaca Jesús la perversidad en que incurren persiguiendo a los enviados de Dios, por lo que se les pedirá estrecha cuenta al momento de condenar su delito; son culpables al quedarse con las llaves del saber, desencaminando al pueblo, excluyentes de quienes les revelan las verdades de Dios. No quedarán sin la severidad del juicio. Todo el texto queda incluido en una lamentación que se expresa mediante un antiguo género bíblico, el de los ayes, usado también por Lucas en las Bienaventuranzas. De semejante manera, en Mt 11, 21-24, Jesús maldice las ciudades de Corazaín, Betsaida, Cafranaún, según la fórmula profética del oráculo de juicio, ajustándose a las dos partes de acusación y condena, y culpa y sentencia. Les acusa de mostrarse insensibles ante los prodigios que obra la evidente mano de Dios, que hubieran movido a conversión a ciudades paganas que no gozaron de tan alto favor. Caerán rotas hasta el polvo oscuro del abismo eterno. Y el rigor con que serán juzgadas superará a las de quienes no tuvieron como ellas la oportunidad de salvarse.
viernes, 14 de octubre de 2011
No tengáis miedo
Jesús conoce la suerte final de sus días y la de sus seguidores, precisamente por ser seguidores suyos. Y advierte que no hay que temer a quienes no nos pueden quitar más que la vida. Hay que temer perder la paz del alma y la fe que nos santifica. A esos sí, a los que nos pueden perder, a esos sí que hay que temerlos. Por lo que, en todo trance, no debe faltarnos nunca la esperanza en Dios, porque con él podemos conseguir todo lo que sin él no es factible. Dios, dice Jesús, está pendiente de nosotros, aún más que lo está de las avecillas del cielo. ¿Cómo se va a olvidar de quienes viven para él? Que no nos falte nunca la confianza en Dios. Una fe firme en Dios lleva consigo la esperanza en su presencia inefable, y quien espera en Dios, lo tiene todo en su mano, porque a Dios no lo podemos perder si lo amamos de verdad y esperamos en él firmemente. En su mano está que no nos falte nunca la fortaleza de sus mártires y la entereza de sus santos.
Comentario: Palabra de Dios
Los evangelios nos informan de cómo admiraba la gente la imperturbable autoridad con que enseñaba Jesús. Fariseos y escribas respaldaban sus enseñanzas con la Sagrada Escritura, porque su discurso versaba sobre la palabra de Dios. Jesús, en cambio, era él mismo la misma palabra de Dios y no tenía más respaldo que la del Espíritu Santo que le inspiraba. Ahí radicaba su autoridad, en ser él mismo la Palabra, exactamente la misma que en labios del Padre creó todas las cosas, la misma que quemaba los labios y ardió en el corazón de los profetas, la misma que se encarna en la carne sin mancha de María. La divina palabra se autoriza a sí misma.
Comentario: Palabra de Dios
Los evangelios nos informan de cómo admiraba la gente la imperturbable autoridad con que enseñaba Jesús. Fariseos y escribas respaldaban sus enseñanzas con la Sagrada Escritura, porque su discurso versaba sobre la palabra de Dios. Jesús, en cambio, era él mismo la misma palabra de Dios y no tenía más respaldo que la del Espíritu Santo que le inspiraba. Ahí radicaba su autoridad, en ser él mismo la Palabra, exactamente la misma que en labios del Padre creó todas las cosas, la misma que quemaba los labios y ardió en el corazón de los profetas, la misma que se encarna en la carne sin mancha de María. La divina palabra se autoriza a sí misma.
jueves, 13 de octubre de 2011
Maldición a quienes persiguen a los profetas
Varias veces en su evangelio se queja Jesús de la persecución que han sufrido los profetas, enviados de Dios para revelar verdades y deseos divinos. Le duele esta cruel insensatez de perseguir a quienes, en nombre de Dios, buscan el bien del pueblo. Él mismo es el último enviado de Dios, y sufre ya el acoso de sus perseguidores. Se trata entonces de una seria advertencia a tales dirigentes, por lo que hicieron sus padres y ahora están urdiendo ellos mismos. Y se lamenta de que no sólo se niegan a entrar en el reino que les ofrece Cristo, sino que impiden que lo haga el pueblo que tienen encomendado, imponiendo, intolerantes, criterios y conductas, como quien crucifica las libertades de los demás.
Reflexión: La flor blanca de un ibisco
Las flores, en general, son auténticos prodigios de belleza. Contemplar sin prisas, arrobados, la flor blanca de un ibisco, constituye un placer incomparable. Las hay de un rojo intenso como el corazón de una llama, moradas, amarillas, y ante mí tengo la flor inmaculada de un ibisco de un blanco purísimo. Añade encanto el contraste de sus sépalos nítidos, con una mancha sangrienta, como una fresca herida, en el encaste con el cáliz, y aún queda el largo y fino estambre, acabado en un racimo de diminutos botones, repletos de polen amarillo. Su fina esbeltez tan adelgazada es lo que, quizás, ha dado nombre al arbusto, ibisco, diminutivo griego de ibis. De lejos le viene el nombre. Y es que hasta el lustroso matiz verde de sus hojas brillantes toca con sus dedos vegetales la sensibilidad menos herida del hombre. La mía está a flor de piel, como una llaga, como la delicadeza perfecta del ibisco.
Reflexión: La flor blanca de un ibisco
Las flores, en general, son auténticos prodigios de belleza. Contemplar sin prisas, arrobados, la flor blanca de un ibisco, constituye un placer incomparable. Las hay de un rojo intenso como el corazón de una llama, moradas, amarillas, y ante mí tengo la flor inmaculada de un ibisco de un blanco purísimo. Añade encanto el contraste de sus sépalos nítidos, con una mancha sangrienta, como una fresca herida, en el encaste con el cáliz, y aún queda el largo y fino estambre, acabado en un racimo de diminutos botones, repletos de polen amarillo. Su fina esbeltez tan adelgazada es lo que, quizás, ha dado nombre al arbusto, ibisco, diminutivo griego de ibis. De lejos le viene el nombre. Y es que hasta el lustroso matiz verde de sus hojas brillantes toca con sus dedos vegetales la sensibilidad menos herida del hombre. La mía está a flor de piel, como una llaga, como la delicadeza perfecta del ibisco.
miércoles, 12 de octubre de 2011
La Virgen del Pilar
La identidad de un pueblo, lo que le define y distingue de los demás se conoce repasando su comportamiento en la historia, y en ella ocupa u lugar muy destacado la propia religiosidad. La religiosidad de nuestros pueblos tiene como distintivo muy peculiar su devoción a María bajo la advocación de Virgen del Pilar, porque fue a orillas del Ebro zaragozano donde se aparece a Santiago, en momentos de desaliento, para alentarlo en su proyecto de evangelización de estas tierras.
María y su Hijo van de la mano, desde que los españoles descubren el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. No hay mejor manera de entender el misterio de María que considerándolo parte integrante del misterio salvador de Jesús, porque son dos facetas de una misma realidad. De alguna manera, donde está Cristo salvador, está María, que lo concibe y hace suyo para siempre. Y donde esté María, está como lo que es, el Hijo de María.
Esta unión entre María y Jesús es lo que centra la relación íntima de María con la Iglesia, ya que es la Madre de quien es la cabeza de la misma. En María se cumplen las promesas mesiánicas, que la convierten en piedra singular del edificio cristiano. Es la primera cristiana, purificada de singular manera por ese mismo Espíritu de Dios en el momento de su concepción inmaculada.
Si cristiano es quien escucha la palabra de Dios y la cumple, ella escuchó, antes que nadie, la palabra salvadora del Padre y la hace suya al concebirla en sus entrañas. Desde ese punto de vista, amar a María, Madre de Dios, es amar a la Iglesia, signo visible de la presencia de Dios en el mundo.
A duras penas podrá considerarse buen cristiano y buen hijo, quien no ama con ternura a María, Madre de Dios y Madre adoptiva nuestra.
Consideración: El espíritu de Asís
El día 27 de octubre de 1986 tuvo Juan Pablo II la intuición de celebrar en Asís un encuentro internacional que llegó a congregar a unos 150 representantes de otras tantas religiones, acontecimiento singular renovado cada año, desde entonces, bajo el nombre de “espíritu de Asís”. Son fechas en que se le pide al Espíritu Santo que sobrevenga sobre todos la paz que el mundo no sabe dar, según el sentido fraterno que ejemplarizó el hermano Francisco.
Este año, Benedicto XVI convoca de nuevo a todas las sensibilidades religiosas del mundo con el mismo objeto de mejorar el mundo, al cumplirse los 25 años de aquel feliz acontecimiento.
Que el espíritu evangélico del santo de Asís, que trataba como hermanos a todos los seres creados, desde la simplicidad de la alondra a la ferocidad del lobo, vuelva a aletear sobre los hombres de buena voluntad.
María y su Hijo van de la mano, desde que los españoles descubren el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. No hay mejor manera de entender el misterio de María que considerándolo parte integrante del misterio salvador de Jesús, porque son dos facetas de una misma realidad. De alguna manera, donde está Cristo salvador, está María, que lo concibe y hace suyo para siempre. Y donde esté María, está como lo que es, el Hijo de María.
Esta unión entre María y Jesús es lo que centra la relación íntima de María con la Iglesia, ya que es la Madre de quien es la cabeza de la misma. En María se cumplen las promesas mesiánicas, que la convierten en piedra singular del edificio cristiano. Es la primera cristiana, purificada de singular manera por ese mismo Espíritu de Dios en el momento de su concepción inmaculada.
Si cristiano es quien escucha la palabra de Dios y la cumple, ella escuchó, antes que nadie, la palabra salvadora del Padre y la hace suya al concebirla en sus entrañas. Desde ese punto de vista, amar a María, Madre de Dios, es amar a la Iglesia, signo visible de la presencia de Dios en el mundo.
A duras penas podrá considerarse buen cristiano y buen hijo, quien no ama con ternura a María, Madre de Dios y Madre adoptiva nuestra.
Consideración: El espíritu de Asís
El día 27 de octubre de 1986 tuvo Juan Pablo II la intuición de celebrar en Asís un encuentro internacional que llegó a congregar a unos 150 representantes de otras tantas religiones, acontecimiento singular renovado cada año, desde entonces, bajo el nombre de “espíritu de Asís”. Son fechas en que se le pide al Espíritu Santo que sobrevenga sobre todos la paz que el mundo no sabe dar, según el sentido fraterno que ejemplarizó el hermano Francisco.
Este año, Benedicto XVI convoca de nuevo a todas las sensibilidades religiosas del mundo con el mismo objeto de mejorar el mundo, al cumplirse los 25 años de aquel feliz acontecimiento.
Que el espíritu evangélico del santo de Asís, que trataba como hermanos a todos los seres creados, desde la simplicidad de la alondra a la ferocidad del lobo, vuelva a aletear sobre los hombres de buena voluntad.
martes, 11 de octubre de 2011
La sinceridad
Cristo no cabía en aquella sociedad judía donde lo importante era el cumplimiento rutinario de las obras preceptuadas por la ley, ajena a la sinceridad de corazón.
Dios ha hecho al hombre por dentro y por fuera, y Jesús insiste una y otra vez en la integridad de nuestra vida, porque es desde el corazón, y no desde fuera, desde donde hay que vivir con Dios.
Entrad dentro de vosotros mismos cuando queráis orar y estar con el Padre, aconsejaba a sus discípulos. Pero aquí, se queja de cuidar las formas externas, por insignificantes que sean, mientras se descuida uno de honrar a Dios en la intimidad de nosotros mismos.
Jesús es la verdad misma y exige a quienes le sigan y quieran imitarle, una sinceridad plena e íntegra. Sólo ilumina y trasparece quien tiene dentro la luz. Hay que vivir por dentro la fe que ilumine a los demás, porque así es la luz de Cristo, que es la luz de la verdad.
Consideración: Por ejemplo
Con una cámara digital y el ordenador, puedes imprimir las fotos que acabas de hacer casi de inmediato. Una buena impresora y el correspondiente papel fotográfico te aseguran la calidad exigible a un fotograma cuidadoso.
Ya no se sabe en qué momento del curso de la vida estás viviendo, si en el presente o en un futuro que se te ha colado de rondón, porque no da tiempo a acostumbrarte a lo que constituye tu entorno ordinario. La misma cámara, el móvil nuestro de cada instante, la impresora que venía usando uno desde no hace tanto, pierden hoy toda su actualidad y prestaciones innovadoras impensadas ayer mismo. El tiempo ya no se desliza suavemente, ni pasa, ni corre; vuela a impulsos agigantados. Caes enfermo, y cuando te incorporas al cabo de unos días a la vida, las cosas ya no son como eran. Hasta los medicamentos se sustituyen unos a otros con celeridad. No es de extrañar que nosotros mismos nos hagamos viejos tan de prisa. Y créanme que lo siento.
Dios ha hecho al hombre por dentro y por fuera, y Jesús insiste una y otra vez en la integridad de nuestra vida, porque es desde el corazón, y no desde fuera, desde donde hay que vivir con Dios.
Entrad dentro de vosotros mismos cuando queráis orar y estar con el Padre, aconsejaba a sus discípulos. Pero aquí, se queja de cuidar las formas externas, por insignificantes que sean, mientras se descuida uno de honrar a Dios en la intimidad de nosotros mismos.
Jesús es la verdad misma y exige a quienes le sigan y quieran imitarle, una sinceridad plena e íntegra. Sólo ilumina y trasparece quien tiene dentro la luz. Hay que vivir por dentro la fe que ilumine a los demás, porque así es la luz de Cristo, que es la luz de la verdad.
Consideración: Por ejemplo
Con una cámara digital y el ordenador, puedes imprimir las fotos que acabas de hacer casi de inmediato. Una buena impresora y el correspondiente papel fotográfico te aseguran la calidad exigible a un fotograma cuidadoso.
Ya no se sabe en qué momento del curso de la vida estás viviendo, si en el presente o en un futuro que se te ha colado de rondón, porque no da tiempo a acostumbrarte a lo que constituye tu entorno ordinario. La misma cámara, el móvil nuestro de cada instante, la impresora que venía usando uno desde no hace tanto, pierden hoy toda su actualidad y prestaciones innovadoras impensadas ayer mismo. El tiempo ya no se desliza suavemente, ni pasa, ni corre; vuela a impulsos agigantados. Caes enfermo, y cuando te incorporas al cabo de unos días a la vida, las cosas ya no son como eran. Hasta los medicamentos se sustituyen unos a otros con celeridad. No es de extrañar que nosotros mismos nos hagamos viejos tan de prisa. Y créanme que lo siento.
lunes, 10 de octubre de 2011
Piden una señal
Piden un signo, como quien juega con la misericordia de Dios, como quien le exige que se identifique. Se resisten a creer en un hombre que se acredita como Hijo de Dios, respaldado por hechos prodigiosos, en cuyo caso prefieren creer en el demonio.
El signo por excelencia es Jesús mismo, como Jonás lo fue en Nínive, aunque sin el recurso de lo maravilloso para hacerse creer. Bienaventurados los que creen sin haber visto, enseña Jesús. Bienaventurada tú porque has creído, dice Isabel a María. Los mismos discípulos de Emaús, empezaron a creer en Jesús justamente cuando ya no estaba, y dieron en abrir los ojos de la fe.
Rerflexión: Fuegos artificiales
Estamos en fiestas y la bonanza del tiempo otoñal favorece su disfrute. Ayer mismo, mientras, ya anochecido, rezábamos en el oratorio, un estruendo repentino anunció el comienzo de unos fuegos de artificio con que la gente participaba del júbilo general. Lo cierto es que el ruido aislado, sin el acompañamiento de la luz, es sólo escandaloso estremecimiento de aire. Conjugado con los vistosos fogonazos de color, armónicamente dispuestos por el artesano de turno, añaden un toque de ensoñación y fantasía a los actos conmemorativos. El ruido solo es sólo eso, pauta vacía, esqueleto mondo y lirondo de un un organismo inerte. No es ciertamente el mejor acompañamiento para rezar recogido, atento y piadoso. Valga todo, eso sí, por la alegría que embarga a los demás.
El signo por excelencia es Jesús mismo, como Jonás lo fue en Nínive, aunque sin el recurso de lo maravilloso para hacerse creer. Bienaventurados los que creen sin haber visto, enseña Jesús. Bienaventurada tú porque has creído, dice Isabel a María. Los mismos discípulos de Emaús, empezaron a creer en Jesús justamente cuando ya no estaba, y dieron en abrir los ojos de la fe.
Rerflexión: Fuegos artificiales
Estamos en fiestas y la bonanza del tiempo otoñal favorece su disfrute. Ayer mismo, mientras, ya anochecido, rezábamos en el oratorio, un estruendo repentino anunció el comienzo de unos fuegos de artificio con que la gente participaba del júbilo general. Lo cierto es que el ruido aislado, sin el acompañamiento de la luz, es sólo escandaloso estremecimiento de aire. Conjugado con los vistosos fogonazos de color, armónicamente dispuestos por el artesano de turno, añaden un toque de ensoñación y fantasía a los actos conmemorativos. El ruido solo es sólo eso, pauta vacía, esqueleto mondo y lirondo de un un organismo inerte. No es ciertamente el mejor acompañamiento para rezar recogido, atento y piadoso. Valga todo, eso sí, por la alegría que embarga a los demás.
domingo, 9 de octubre de 2011
Bodas del hijo del rey
El hijo del rey se casa. La parábola tiene un protagonista y locutor que es el que ordena y dirige toda la acción, Dios mismo, significado en el rey, que celebra la alianza de su Hijo, Jesús, con los hombres. La disposición de los invitados a acoger esta alianza es desigual. Los judíos más recalcitrantes, al rechazar a los profetas, rechazan a Jesús; un segundo grupo lo forman judíos bautizados, que después de experimentar el seguimiento de Cristo y sus apóstoles, desertan e intentan justificar su deserción. Y finalmente, están los gentiles, que sustituyendo a los invitados anteriormente, responden positivamente al compromiso de vivir según el llamamiento evangélico que predica la Iglesia. Destruido el templo por los romanos, el judaísmo entra en crisis, situación que los fariseos intentan resolver acabando con la pluralidad de sensibilidades religiosas. Fariseos y maestros de la ley adoptan una postura intransigente respecto a los demás grupos, sobre todo frente a los cristianos. El evangelio de Mateo habría que situarlo entre los años 80 y 90, cuando el enfrentamiento es mayor, al ser expulsada de la sinagoga la corriente cristiana. Como entonces, en los actuales momentos de crisis de fe que atraviesa el mundo occidental, tenemos que acreditar con hechos y palabras el evangelio que nos da a conocer a Cristo, con cuyos valores hemos de mantenernos firmes en la fe.
Considederación: Un libro viejo
Hay quienes se sienten felices entre amarillentos libros viejos. Son los empolvados rubíes de la cultura. Y de pronto, alguien nos regala un breviario de gran tamaño, impreso a dos tintas, con letra intencionadamente grande para facilitar su lectura, en el siglo XVII. Es llamativo el número de libros de literatura religiosa que se imprimen a lo largo de ese siglo y el siguiente, en muy buena parte predicables. La guerra de la Independencia y luego la desamortización fueron el hachazo que cortó esa vena fecunda. Han sido subsanados los desperfectos de breviario tan venerable, fruto del maltrato y el desaliño y el resultado es manifiestamente alentador. ¿Cuántos libros viejos de estimable valor por su antigüedad quedan abandonados en oscuros rincones de trasteros y solaneras, faltos de la mano que les devuelva un honroso lugar en un estante señero? Es de agradecer el estimable donativo.
Considederación: Un libro viejo
Hay quienes se sienten felices entre amarillentos libros viejos. Son los empolvados rubíes de la cultura. Y de pronto, alguien nos regala un breviario de gran tamaño, impreso a dos tintas, con letra intencionadamente grande para facilitar su lectura, en el siglo XVII. Es llamativo el número de libros de literatura religiosa que se imprimen a lo largo de ese siglo y el siguiente, en muy buena parte predicables. La guerra de la Independencia y luego la desamortización fueron el hachazo que cortó esa vena fecunda. Han sido subsanados los desperfectos de breviario tan venerable, fruto del maltrato y el desaliño y el resultado es manifiestamente alentador. ¿Cuántos libros viejos de estimable valor por su antigüedad quedan abandonados en oscuros rincones de trasteros y solaneras, faltos de la mano que les devuelva un honroso lugar en un estante señero? Es de agradecer el estimable donativo.
sábado, 8 de octubre de 2011
Lo importante
Dichoso los pechos que te amamantaron. Lo dice, desde el entusiasmo, una mujer. Por encima de todo elogio, dice Jesús, está el acierto de saber pulsar la divina voluntad, para saber en todo instante qué quiere Dios de nosotros y vivir en consecuencia. Él nos hizo a su imagen y semejanza y nosotros debemos ajustar nuestros deseosa a los suyos para que pueda mirarse en nosotros con satisfacción. Lo importante es eso, acertar en hacer su voluntad en todos nuestros actos. Jesús convierte en bienaventuranza este saber hacer.
Comentario
Para el judío, en general, todas las cosas están referidas a Dios, Creador de todo. Son varios los momentos en que Jesús mismo, a lo largo de su evangelio, convierte en motivo de enseñanza sucesos incidentales de suyo insignificantes. Jesús le saca punta a todo. No hay nada que no le sirva para inculcar el sentido de su nueva sensibilidad, resultante de ser hijos de Dios, a cuantos le escuchan atentos, porque para él, por ejemplo, lo importante no es bendecir los pechos que le amamantaron, sino compulsar cuáles sean los deseos de Dios en cada instante, para ajustar los nuestros a los suyos. Lo demás sería perder el tiempo. Sabía muy lo que quería y tenía muy claras sus ideas.
viernes, 7 de octubre de 2011
Bendita tú entre todas las mujeres
La oración por los demás (Día 6, jueves)
Pedir a Dios supone hablar con él, en ese encuentro tan a la mano que es la oración, en cualquier sitio y a cualquier hora.
En el evangelio se nos enseña a orar con la frecuencia con que lo hacía Jesús, con insistencia, filialmente, al saber que cumpliendo con la divina voluntad cooperamos a que el reino de Dios se establezca entre los hombres.
No nos preocupemos en nuestras oraciones en demasía por nosotros mismos, preocupémonos por los demás, por que el amor de Dios brille en nuestro entorno.
Se preocupa por los demás quien se preocupa por que el Espíritu de Dios habite en el corazón de todos los hombres, ya que vivir la presencia del Espíritu de Dios en nuestro ánimo es tener vida interior, mantener viva nuestra espiritualidad. Es él quien da sentido divino a nuestra vida y nos facilita la comprensión de las verdades de Dios, que nos permiten conocerlo y conociéndolo, amarlo más y más.
Pidamos entonces para que el Espíritu de Dios reine en el corazón de todos nosotros.
Bendita tú
Bendecir es la manera más espontánea de dirigirse a Dios en la Sagrada Escritura. La agradecida consideración de un favor, la contemplación de un hecho que hable de la bondad o grandeza de Dios, provoca al punto en el ánimo unas palabras de bendición. Aquí en concreto se bendice a María, porque ha sido preferida a todas las mujeres habidas y por haber. Benditas palabras las que dice Isabel bendiciendo a María, llena del Espíritu del Señor, luego son palabras inspiradas, originadas en el labio mismo de Dios, de modo que es divino su aliento. Todos los misterios marianos comienzan en la concepción de Jesús en el seno de María. Los demás, como en un racimo, van naciendo uno tras otro. Y lo importante es esto que dice Isabel: Bendita tú porque has creído. La fe de María está en el origen de su ser como Madre de Dios.
La niña y sus muñecos
Un muñeco no tiene por qué parecerse a un bebé de verdad ni ser bello para que la niña que lo mima, le haya dado todo su cariño. A menudo, entre varias muñecas, la más fea y desvalida es la preferida por el misterioso corazoncillo de la niña. ¿Que de pronto hay que huir a toda prisa de la casa porque se ha declarado un incendio? La niña se arriesgará a volver a su habitación para rescatar a su inseparable muñeca, no sea que el fuego la consuma. El mundo de los niños lo cierran doradas puertas de cuento. En el mundo de los niños, sólo caben ellos, y sus muñecos.
Pedir a Dios supone hablar con él, en ese encuentro tan a la mano que es la oración, en cualquier sitio y a cualquier hora.
En el evangelio se nos enseña a orar con la frecuencia con que lo hacía Jesús, con insistencia, filialmente, al saber que cumpliendo con la divina voluntad cooperamos a que el reino de Dios se establezca entre los hombres.
No nos preocupemos en nuestras oraciones en demasía por nosotros mismos, preocupémonos por los demás, por que el amor de Dios brille en nuestro entorno.
Se preocupa por los demás quien se preocupa por que el Espíritu de Dios habite en el corazón de todos los hombres, ya que vivir la presencia del Espíritu de Dios en nuestro ánimo es tener vida interior, mantener viva nuestra espiritualidad. Es él quien da sentido divino a nuestra vida y nos facilita la comprensión de las verdades de Dios, que nos permiten conocerlo y conociéndolo, amarlo más y más.
Pidamos entonces para que el Espíritu de Dios reine en el corazón de todos nosotros.
Bendita tú
Bendecir es la manera más espontánea de dirigirse a Dios en la Sagrada Escritura. La agradecida consideración de un favor, la contemplación de un hecho que hable de la bondad o grandeza de Dios, provoca al punto en el ánimo unas palabras de bendición. Aquí en concreto se bendice a María, porque ha sido preferida a todas las mujeres habidas y por haber. Benditas palabras las que dice Isabel bendiciendo a María, llena del Espíritu del Señor, luego son palabras inspiradas, originadas en el labio mismo de Dios, de modo que es divino su aliento. Todos los misterios marianos comienzan en la concepción de Jesús en el seno de María. Los demás, como en un racimo, van naciendo uno tras otro. Y lo importante es esto que dice Isabel: Bendita tú porque has creído. La fe de María está en el origen de su ser como Madre de Dios.
La niña y sus muñecos
Un muñeco no tiene por qué parecerse a un bebé de verdad ni ser bello para que la niña que lo mima, le haya dado todo su cariño. A menudo, entre varias muñecas, la más fea y desvalida es la preferida por el misterioso corazoncillo de la niña. ¿Que de pronto hay que huir a toda prisa de la casa porque se ha declarado un incendio? La niña se arriesgará a volver a su habitación para rescatar a su inseparable muñeca, no sea que el fuego la consuma. El mundo de los niños lo cierran doradas puertas de cuento. En el mundo de los niños, sólo caben ellos, y sus muñecos.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Padre Nuestro
Aprender a orar como nos lo enseña Jesús, es aprender a hablar con Dios como hijos suyos.
Cuando los apóstoles le piden a Jesús que les enseñe a orar, no es que carecieran de tan santa costumbre. Sabemos que los sábados acompañaban a Jesús en los oficios de la sinagoga, donde se rezaba comunitariamente. Ellos le piden que les enseñe a orar como lo que son, discípulos suyos. Nadie les enseñará a orar mejor que él. Y Jesús procede a que se muestren con Dios como hijos suyos.
Lo somos desde el bautismo. Jesús nos enseña entonces a que, cuando hablemos con Dios, le invoquemos como Padre.
Claro está que no basta con decir Señor, Señor, como también les enseña Jesús, porque existe el hijo que dice obedecer al padre pero no cumple la voluntad de su padre. Y ocurre que quien se dirige a Dios tratándole de Padre, se obliga a comportarse como tal, como un buen hijo, y los hijos aman a sus padre y les son obedientes: Hágase, pues, su voluntad aquí en la tierra como en el cielo.
La ternura de Jesús
La ternura no es debilidad ni afeminamiento en el hombre. No debiera de avergonzarnos nunca la ternura, que no es privativa de niños y mujeres. La ternura es un componente necesario del amor verdadero.
Jesús es un hombre sensible, como lo demuestra la pronta compasión ante las necesidades y achaques de la gente. Su misma manera de referirse a Dios es prueba de que en su amor se entraña la ternura, que es delicadeza amorosa. Es fácil constatar igualmente en el trato cordial con que se acerca y abraza a los niños, signos de simplicidad, sinceridad y dependencia amorosa. Siempre será un Niño tierno en el menudo corazón devoto de todos los niños.
Cuando los apóstoles le piden a Jesús que les enseñe a orar, no es que carecieran de tan santa costumbre. Sabemos que los sábados acompañaban a Jesús en los oficios de la sinagoga, donde se rezaba comunitariamente. Ellos le piden que les enseñe a orar como lo que son, discípulos suyos. Nadie les enseñará a orar mejor que él. Y Jesús procede a que se muestren con Dios como hijos suyos.
Lo somos desde el bautismo. Jesús nos enseña entonces a que, cuando hablemos con Dios, le invoquemos como Padre.
Claro está que no basta con decir Señor, Señor, como también les enseña Jesús, porque existe el hijo que dice obedecer al padre pero no cumple la voluntad de su padre. Y ocurre que quien se dirige a Dios tratándole de Padre, se obliga a comportarse como tal, como un buen hijo, y los hijos aman a sus padre y les son obedientes: Hágase, pues, su voluntad aquí en la tierra como en el cielo.
La ternura de Jesús
La ternura no es debilidad ni afeminamiento en el hombre. No debiera de avergonzarnos nunca la ternura, que no es privativa de niños y mujeres. La ternura es un componente necesario del amor verdadero.
Jesús es un hombre sensible, como lo demuestra la pronta compasión ante las necesidades y achaques de la gente. Su misma manera de referirse a Dios es prueba de que en su amor se entraña la ternura, que es delicadeza amorosa. Es fácil constatar igualmente en el trato cordial con que se acerca y abraza a los niños, signos de simplicidad, sinceridad y dependencia amorosa. Siempre será un Niño tierno en el menudo corazón devoto de todos los niños.
martes, 4 de octubre de 2011
Jesús en casa de Marta
Jesús, de camino, se hospeda en casa de Marta. Este pasaje comprende tres puntos relevantes: la acogida que se le presta, el servicio de la mujer o diaconía y la escucha de la palabra significada en María. Jesús se muestra áspero con Marta. ¿Por qué? La acogida es positiva, y el servicio también, pero por encima de todo está la escucha de la palabra que no debe ser estorbada por otras actitudes, que más bien han se ser consecuencia de la primacía de la escucha. Los afanes y ajetreos de cada día no han de apagar el espíritu de intimidad y diálogo con Dios que ocurre en la oración, antes bien, ésta ha de iluminar y poner orden en aquellas otras dos nobles actitudes. El episodio nos declara cómo el amor mutuo sirve para que, en la comunidad cristiana ejemplarizada aquí, la mujer quede emancipada de las limitaciones que coartaban su libertad, contra la norma de la cultura judía que le impedía dar entrada en su casa a un hombre y servirle, en el libre ejercicio de la diaconía. La fe cristiana iguala a todos en la puesta en práctica de la palabra, que nos hace libres.
De amicitia o el don de la amistad
La visita inesperada de un amigo lejano, en momentos en que te rondan posibles síntomas confusos de una posible enfermedad o simple achaque cuya gravedad no sabes evaluar, es un alivio incapaz de cifrar en palabras, porque los sentimientos se sopesan, pero no se dejan definir. Y la satisfacción es tal que te olvidas de todo para disfrutar de la inapreciable amabilidad de los buenos. Es un don de Dios saber que en un rincón del mundo, no sólo Dios nos visita a su modo; también hay quienes te premian con el favor inmerecido de su afecto, ese valor humano que inspiró hermosos libros clásicos, que nunca mueren, porque no muere la amistad. Que lo diga Cicerón. ¡Gracias eternas a Dios y a los amigos, a quienes yo también quiero!
De amicitia o el don de la amistad
La visita inesperada de un amigo lejano, en momentos en que te rondan posibles síntomas confusos de una posible enfermedad o simple achaque cuya gravedad no sabes evaluar, es un alivio incapaz de cifrar en palabras, porque los sentimientos se sopesan, pero no se dejan definir. Y la satisfacción es tal que te olvidas de todo para disfrutar de la inapreciable amabilidad de los buenos. Es un don de Dios saber que en un rincón del mundo, no sólo Dios nos visita a su modo; también hay quienes te premian con el favor inmerecido de su afecto, ese valor humano que inspiró hermosos libros clásicos, que nunca mueren, porque no muere la amistad. Que lo diga Cicerón. ¡Gracias eternas a Dios y a los amigos, a quienes yo también quiero!
lunes, 3 de octubre de 2011
El buen samaritasno
Quien no ama, no tiene razones para hacer nada por nadie. La parábola del samaritano no se aparta de este axioma. Todos los que pasan ante el hombre desvalido, cumplen la ley a su manera, no a la manera de Dios. El sacerdote y el levita, hombres dedicados a él, cumplen de manera insensible la ley del sábado, adulterada y llevada al extremo de la deshumanización, por más que crean estar a bien con Dios, no con el hombre. Quien carece de capacidad crítica para enjuiciar lo que ocurre en su entorno, carece de criterio propio y no puede ser un buen samaritano. Sólo el hombre liberado de estrecheces e imposiciones inhumanas puede percibir gozosamente la mano del Creador en todo lo que le rodea El samaritano es un hombre libre de los convencionalismos vacíos de la cultura judía, porque él tiene sentido crítico de la realidad y rechaza los formalismos malsanos. Y así es cómo antepone el servicio compasivo en favor del hombre, y hace caso omiso del rechazo odioso entre judíos y samaritanos. El samaritano viaja por el mundo con tal libertad de Espíritu, que todo lo que tenga algún interés humano, atrae sus atención y provoca una reacción cordial en él. El buen samaritano no puede pasar de largo ante la calamidad. Cada vez que nos alejamos del amor y de los compromisos de la solidaridad, nos alejamos del evangelio de Cristo, cuya ley es justamente el amor que nos hace tolerantes, comprensivos y compasivos. Cuando descubrimos el corazón herido del hermano y cargamos con los sinsabores de su vida, Jesús se hace cargo de la nuestra.
Una aclaración
Natanael aparece en los evangelios con doble designación. Unas veces como Natanael y otras como Bartolomé. Bartolomé, hijo de Tomé, sería un sobrenombre distintivo partiendo de su origen familiar. Simón Pedro aparece en labios de Jesús como Barjona, hijo de Juan. Si la ascendencia de una persona acuñó multitud de apellidos entre nosotros, como Pérez, descendiente Pero, Martínez, descendiente de Martín, Sánchez, descendiente de Sancho, en Israel, donde las genealogías probaban la pertenencia a una determinada familia inserta en una tribu concreta -de las doce que lo conformaban-, el sobrenombre cumple una función histórica muy importante. El el pueblo ha sancionado el uso del término San Bartolomé sobre el de Natanael.
domingo, 2 de octubre de 2011
Los criados que el Señor envía periódicamente a la viña, símbolo de Israel, son los profetas que trasladan al pueblo su verdad divina. Jesús lamenta que fueran víctimas de las iras del populacho.
El corazón arisco de ese pueblo se vuelve a alzar contra Dios. Pueblo rebelde le llamará Ezequiel una y otra vez. No tolera que nadie fustigue sus vicios o les avisen de venideros castigos si no se da prisa por enmendar su conducta y volver a Dios. Y la voz ardiente de Isaías vaticinó que el Siervo paciente cargaría con el castigo de muchos
Nadie es profeta en su tierra, se había lamentado Jesús entre sus paisanos que acaban atropellándolo, un anticipo de lo que harían luego con él, en Jerusalén las autoridades civil y religiosa.
La parábola no puede ser más explícita. Queda claro que, rechazados todos los mediadores, Dios no duda en probar con su propio Hijo, como último recurso, también en vano: le dan muerte.
Es considerable la paciencia con que el Señor, dueño de la historia, da tiempo al tiempo, y vuelve esperanzado una y otra vez sobre sus empecatados deudores, hasta enviarles a su propio Hijo, jugándoselo todo por el todo, en un último intento por mostrarles el camino de la justicia. Un aviso para que no nos resistamos a la gracia de Dios y enfilemos el camino que va al Padre con fe, resueltos a hacer de su palabra nuestro compromiso.
Considetración
San Francisco no admitía en la fraternidad del convento de Los Ángeles a religiosos propensos a hablar sin tino sobre cosas superfluas. La santidad del lugar no lo hacía recomendable. Y uno piensa en las mil maneras de perder el tiempo, como los recursos vacíos que sirven de tema para animar la conversación.
Existía el gesto social de compartir amigablemente el tabaco para pasar el rato, sólo que ya no se fuma tanto ni allí a donde a uno le apetezca. Quedan todavía el tema siempre enervante del footbal, el del momento desalentador de la venta de la naranja y el del tiempo que hace, con variaciones sobre si llueve o no llueve , que si antes llovía más y mejor y que la culpa de todo la tiene el calentamiento global y no sé qué distraído partido político.
Yo sigo pensando que el silencio se nos convierte en un bien escaso y que sigue siendo una de las mejores maneras de emplear el tiempo. El silencio favorece el descanso, además de dejarnos pensar y tomar decisiones que hasta pueden ser importantes.
El corazón arisco de ese pueblo se vuelve a alzar contra Dios. Pueblo rebelde le llamará Ezequiel una y otra vez. No tolera que nadie fustigue sus vicios o les avisen de venideros castigos si no se da prisa por enmendar su conducta y volver a Dios. Y la voz ardiente de Isaías vaticinó que el Siervo paciente cargaría con el castigo de muchos
Nadie es profeta en su tierra, se había lamentado Jesús entre sus paisanos que acaban atropellándolo, un anticipo de lo que harían luego con él, en Jerusalén las autoridades civil y religiosa.
La parábola no puede ser más explícita. Queda claro que, rechazados todos los mediadores, Dios no duda en probar con su propio Hijo, como último recurso, también en vano: le dan muerte.
Es considerable la paciencia con que el Señor, dueño de la historia, da tiempo al tiempo, y vuelve esperanzado una y otra vez sobre sus empecatados deudores, hasta enviarles a su propio Hijo, jugándoselo todo por el todo, en un último intento por mostrarles el camino de la justicia. Un aviso para que no nos resistamos a la gracia de Dios y enfilemos el camino que va al Padre con fe, resueltos a hacer de su palabra nuestro compromiso.
Considetración
San Francisco no admitía en la fraternidad del convento de Los Ángeles a religiosos propensos a hablar sin tino sobre cosas superfluas. La santidad del lugar no lo hacía recomendable. Y uno piensa en las mil maneras de perder el tiempo, como los recursos vacíos que sirven de tema para animar la conversación.
Existía el gesto social de compartir amigablemente el tabaco para pasar el rato, sólo que ya no se fuma tanto ni allí a donde a uno le apetezca. Quedan todavía el tema siempre enervante del footbal, el del momento desalentador de la venta de la naranja y el del tiempo que hace, con variaciones sobre si llueve o no llueve , que si antes llovía más y mejor y que la culpa de todo la tiene el calentamiento global y no sé qué distraído partido político.
Yo sigo pensando que el silencio se nos convierte en un bien escaso y que sigue siendo una de las mejores maneras de emplear el tiempo. El silencio favorece el descanso, además de dejarnos pensar y tomar decisiones que hasta pueden ser importantes.
sábado, 1 de octubre de 2011
El envío de 72
El número de enviados esta vez, hace referencia a los 72 ancianos con que Moisés jerarquiza el pueblo de Dios, como el 12 representaba a las doce tribus. Y hay un personaje oculto que inspira a Jesús y mueve los hilos de tan feliz acontecimiento, el Espíritu divino, ese soplo desbordado de alegría que aparta a los sabios hueros en cosas fútiles y elogia a los sencillos de corazón que se saben a Dios, la sabiduría de los ángeles. Pero saberse a Dios constituye una asignatura que hay que impartir a los demás; no se puede ocultar como un don exclusivo e individual de unos pocos. Saberse a Dios comporta llevar a cabo su mandato de llevar a los otros el mensaje del reino, que es el mensaje de la Salvación. La salvación no es rescate de unos privilegiados, con la exclusión de los otros, sino purificación de todos los que se vuelvan a Dios y colaboren con él con ánimo de acercar Cristo a sus congéneres.
Considertación: Los mendigos
La experiencia enseña a ser un buen mendigo. Los mendigos saben donde situarse para pedir. No se colocan a la salida del bar, donde nadie da nada, ni corrientemente a la del supermercado, sino a la puerta de las iglesias, donde la caridad cristiana favorece la limosna.
Los mendigos saben cómo pedir. Antes demandaban por amor de Dios. ¿Quién se niega a dar algo por Dios? Hoy el pordiosero no tiene mucha razón de ser, lo que hace pensar. A veces, ellas, llevan un niño en brazos o muestran mutilaciones que inspiran a compasión. Dicen que la gente hoy día da poco o nada, que se nota la crisis. Cada día hay menos dinero, menos limosnas que repartir, y más pobres que se resignan a pedir, porque hay que vivir y no queda más remedio, faltos de trabajo los que desean recuperarlo. Los hay también que prefieren vivir en libertad frente a las limitaciones que impone depender de otro, vivir sujetos a alguien que exige rendimiento y rentabilidad, atados con la brida del horario laboral. Son pobres integrales, conscientes de serlo libremente. En definitiva, es pobre todo aquel que carece de algo y hay quienes carecen de muchas cosas; cariño, bienestar, un techo confortable, una familia, trabajo estable, fe y amor de Dios. Unos y otros merecen siempre nuestra compasión y respeto. Son pobres y Jesús se hace mirar en ellos.
Considertación: Los mendigos
La experiencia enseña a ser un buen mendigo. Los mendigos saben donde situarse para pedir. No se colocan a la salida del bar, donde nadie da nada, ni corrientemente a la del supermercado, sino a la puerta de las iglesias, donde la caridad cristiana favorece la limosna.
Los mendigos saben cómo pedir. Antes demandaban por amor de Dios. ¿Quién se niega a dar algo por Dios? Hoy el pordiosero no tiene mucha razón de ser, lo que hace pensar. A veces, ellas, llevan un niño en brazos o muestran mutilaciones que inspiran a compasión. Dicen que la gente hoy día da poco o nada, que se nota la crisis. Cada día hay menos dinero, menos limosnas que repartir, y más pobres que se resignan a pedir, porque hay que vivir y no queda más remedio, faltos de trabajo los que desean recuperarlo. Los hay también que prefieren vivir en libertad frente a las limitaciones que impone depender de otro, vivir sujetos a alguien que exige rendimiento y rentabilidad, atados con la brida del horario laboral. Son pobres integrales, conscientes de serlo libremente. En definitiva, es pobre todo aquel que carece de algo y hay quienes carecen de muchas cosas; cariño, bienestar, un techo confortable, una familia, trabajo estable, fe y amor de Dios. Unos y otros merecen siempre nuestra compasión y respeto. Son pobres y Jesús se hace mirar en ellos.
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