Lucas refiere en exclusiva este hecho milagroso, en favor de una mujer impedida para andar derecha. Pobres, enfermos y pecadores ocupan un protagonismo preferente en el evangelio. Una mujer impedida, es un símbolo de la humanidad impedida.
Jesús ni espera, sino que se adelanta a liberarla de su enfermedad. Y la reacción que suscita este hecho es múltiple: como siempre, se indignan los fariseos por haber curado en sábado; esos mismos que se apresuran a socorrer a sus animales en riesgo; como siempre, Jesús muestra que cumple satisfactoriamente con el descanso sabático, quien practica el bien. Y como siempre, la gente no disimula su satisfacción por las buenas obras que realza Jesús, prorrumpiendo en alabanzas a Dios en lunes jueves o sábado.¿Hay día más indicado que el día del Señor?
Las leyes han de estar teñidas de humanidad, o no están pensadas para el servicio del hombre, objetivo último de toda ley. Y ocurre que el descanso decretado por la ley no perseguía sino un fin humanitario, ya que de ello se benefician todos, fariseos, criados, vendedores, además de las mismas bestias.
En Lucas, el sábado aparece como el día de la nueva dignidad de los hijos de Dios, el día de la alabanza, de la “eucaristía”, de la acción de gracias, por encima de los criterios malsanos e interesados de gente hostil, que no teme a Dios porque no le ama.
Reflexión: Persiana y celosía
Hay términos en el lenguaje que nos remontan a momentos precisos en que, al nombrar algo nuevo por primera vez, acuñamos esa palabra para siempre. Así, la palabra persiana, que alude a su origen exótico, objeto con que tamizamos la excesiva luz que anega una habitación. Está también la palabra celosía. Evidentemente no son lo mismo. Aquella, enrollable, y ésta fija, además de que el fin parece diferir también. La celosía procura dejar ver sin ser vist, y de ahí que todavía se pueda observar en las ventanas de los monasterios de monjas, tan celosas de celar su intimidad.
Está visto, que una ventana da para mucho.
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