El órgano que figura instalado en la iglesia del convento franciscano de la localidad, pertenece a la estirpe de los que llaman románticos, de pupitre separado del cuerpo del órgano y vuelto hacia el coro. Es probablemente el más logrado de cuantos confeccionó Pedro Palop, acreditado organero valenciano, y fue adquirido en 1912, a instancias de la ilustre bienhechora Dª. Ricardo Gonzalo de Liria, solícita mujer muy devota de san Francisco. Fue ella quien costeó igualmente las escuelas, hoy Archivo municipal, edificadas para su permuta con la iglesia y convento, pertenecientes entonces al ayuntamiento local, desde la exclaustración, y situadas en la ronda de Ambeles.
Su teclado lo han pulsado dedos meticulosos de músicos eminentes, como Antonio Mingote, fray Buenaventura Meseguer, fray Joaquín Abad y su discípulo fray Vicente Pérez Jorge, compositor como su maestro. Es característico de su sonoridad la variedad y riqueza de sus registros, que permiten programar combinaciones de timbres armónicos sin cuento, y la dulzura y solemne gravedad de sus sonidos.
El mueble que lo envuelve no desentona del estilo gótico de la iglesia, dentro de la austeridad que lo configura.
Dejemos constancia de que, entre los instrumentos musicales de uso sacro, el órgano, por su virtualidad, ocupa un lugar preeminente con notable diferencia.
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