viernes, 19 de noviembre de 2010

Una raya en el cielo

      
Silencioso e invisible, a gran altura, un avión comercial ha trazado sobre el cielo limpio e intensamente azul de Teruel un trazo blanco e interminable de vapor. La frialdad del aire a esas alturas facilita este sutil fenómeno tan corriente en todos los cielos del mundo.
Es como si un frío bisturí hubiera sajado los cielos y dejara sus blancas entrañas al descubierto. Pero no hay tal; la fina línea blanca va difuminándose por momentos hasta convertirse en una larga nube horizontal y borrarse del todo, como barrida por los borradores del olvido.
El olvido y la muerte guardan entre sí un gran parecido. Son los barrenderos de la historia, esta historia que ahora algunos presuntos desmemoriados se empeñan en manipular. Puede modificarse el presente y prevenir el futuro de un modo o de otro, pero el pasado es inamovible, y como dice Jesús, lo oculto acaba siempre por emerger en las manos de la verdad, que no se borra ni esfuma tan fácilmente.

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