miércoles, 24 de octubre de 2012

Sed precavidos

    A la manera como uno evita ser sorprendido por el ladrón que se allega de noche a la casa furtivamente, Jesús nos invita a ser precavidos, para no ser sorprendidos por la llegada súbita de Dios.
    Sabemos únicamente que Dios se nos hará presente, pero él se reserva para sí que sepamos o no el momento. Lo prudente no es tratar de adivinar el momento exacto para evitar sorpresas, sino vivir de modo que Dios pueda venir con su libro de cuentas cuando mejor quiera. Es la diligencia la que nos enseña el modo de estar preparados en todo instante, viviendo siempre según los deseos evangélicos de Jesús.

Reflexión: Las tardes de sol

    La curva de los días y las noches empieza a destemplarse y no es necesario consultar  el termómetro para percatarse de que el tiempo va empeorando por momentos. Las tranquilas tardes de sol, invitan a los más viejos a disfrutar de la dulzura de un paseo con medidos pasos a que es propicio este feliz entretiempo. A los viejos les sella su pausada resignación. Han vivido, más o menos sabia e intensamente, su vida y saben que ya no les queda tiempo. Hay que apurar sin prisas lo poco que les queda, que a veces es más de lo esperado, a Dios gracias.
    Un día se les apagará el sol de que gozan todavía y les cegará los ojos el que emiten los divinos del que les dio la vida.

Rincón poético

        DIOS ES LA LUZ

De día eres la luz; de noche,  oculto
enigma. Las estrellas
dicen algo de ti. Saben tu nombre.
Y el mar, donde la luna
boga con paso minucioso,
 es un icono inabarcable
de tu profunda intensidad.
¿Por qué los hombres no desvelan
tu lenguaje callado, el que tu hiciste
para hablar con los árboles, la piedra,
las ardillas y el monte? 
¿ Por qué no si te hiciste
palabra entre nosotros
para hablar con el hombre?
Tiene ojos y no ve,
tiene pronto el oído, mas no oye.
El denso velo de la noche vela
la claridad que al hombre otorga
su discurso interior.
Es como un agua soterrada
que fluye y no conoce
la fuente clara que la alumbre.
Pero no es tarde todavía.
Sé que tienes a punto
las luces nuevas de un amanecer,
para quien se te acerca presuroso
a preguntarte
por dónde se va a ti más rectamente.

(De Paseando mis sueños)I

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