Jesús es un hombre sensible y le duele la muerte de sus amigos, la de Lázaro, la de Juan Bautista.
Cuando el poder asume atributos totalitarios como los de Herodes, la arbitrariedad no ocasiona resquemores de conciencia, y se mata caprichosamente sin ton ni son. Han pasado siglos y nos horroriza pensar que esto pudiera ocurrir en nuestras narices, pero no hay que escandalizarse, porque en el tercer mundo, tan ajetreado por las materias primas que ambicionan los países ricos, se están cometiendo crímenes horrorosos y atropellos que avergüenzan al mismo sentido común.
El precepto de Jesús de amarse los unos a los otros, está muy lejos de entrar en el corazón humano de muchos. El uso de poder, los intereses comerciales y el dinero corrompen el corazón del hombre que no ama. Que Dios nos dé fuerza en la oración, al pedirle que el hombre empiece a reconocerse hermano de todos.
Reflexión
Los perniciosos constipados
El invierno es el asilo incómodo de los constipados. Esos vientecillos frescos de inocente apariencia, que fluyen fáciles, ocultan su viciosa malicia Dios sabe dónde, pero la inoculan con encono en nuestro sistema respiratorio, dejándonos, como se dice vulgarmente, baldados. Desde antiguo se les ha perseguido, sin dar con la fórmula feliz que los desterrase del reino de la salud. ¿Quién no conoce los vahos de la abuela aspirados sobre una palancana de agua ardiente, donde habían hervido hojas de romero o eucalipto? ¿Quién ha olvidado los fomentos confeccionados a base de simiente de ácida mostaza para aliviar el pecho?
Remedios caseros, pero tampoco la medicina moderna se luce demasiado con los suyos. El constipado, amigo de la gripe, es perseverante en su pernicioso incordio y cuando se instala en nuestro organismo, campa por sus respetos.
Rincón poético
NO LE TOQUÉIS YA MÁS
No le toquéis ya más, que así es la rosa. J. Ramón J.
En un poema, las palabras,
como teselas de un mosaico,
crean retazos que rescatan
otra verdad, otra manera
de habitar nuestro tiempo.
No es evasión
ni búsqueda de asilo en otra parte.
Es vivir de otro modo
lo que de esta manera cotidiana
no se vive del todo.
Este mismo poema que terquea
por emerger de su crisálida,
me descubre facetas escondidas
en el diamante sin pulir, en bruto,
del transcurso corriente de los días.
El poema es entonces escalpelo
de tallar y extraer
reflejos imprevistos de la piedra.
Recitar las palabras de un poema,
exige pronunciarlo llanamente,
sin herirle siquiera
en su espontaneidad.
No alambiquéis el modo de expresarlo.
No lo toquéis ya más, que así es la rosa.
(De La verdad no tiene sombra)
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